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domingo, 19 de abril de 2015

EL PASO DEL NALÓN Y EL CAMINO AL PUENTE LA PORTILLA POR EL PARADOR Y EL PALACIO DE LA MAGDALENA (SOTO DEL BARCO/SOTU'L BARCU, ASTURIAS)

A la derecha La Barquería del Castillo, antiguo paso del Nalón, a la izquierda el Puente la Portilla

Llegados a la Ría del Nalón procedentes de Avilés, los peregrinos del Camín Real de la Costa cruzaban el estuario en La Barquería del Castillo, al pie del Castillo de San Martín, para pasar al otro lado en lancha y, desembarcando en la otra orilla en La Barquería del Forno, subir a Muros y poner rumbo al occidente. Pero dado que la singladura era insegura y había problemas con el "precio y tiranía que practicaban los barqueros", ya en 1747 se planteó sustituir las barquerías y hacer un puente de piedra un poco más al sur, en La Portilla, entre las orillas de El Sablón y El Cañón, que fracasó tras diversas vicisitudes, no retomándose hasta el año, extraordinariamente tardío de 1883


Con el nuevo Puente la Portilla se hizo la nueva Carretera de la Costa (Ribadesella-Canero, actual N-632), por lo que las barquerías desaparecieron y todo el tráfico pasó por allí, sustituyendo al viejo Camín Real. Dado que su emplazamiento es al otro lado del gran meandro que hace aquí la ría, los peregrinos de hoy en día han de hacer un cierto rodeo desde El Castillo para llegar a él


El camino a La Portilla ha de hacerse saliendo de El Castillo hacia el sur por La Quintana y Los Carbayinos, en dirección a El Parador. la parte alta de la villa de Soto del Barco o Sotu'l Barcu, la capital de este concejo desde su escisión de Pravia el 29 de diciembre de 1836


Por allí viene la N-632, la Carretera de Avilés, y un pequeño montículo sobre ella, Las Eras, es el solar del núcleo rural y residencial de Rubines, a la izquierda de los edificios de Soto. 


Bajo Rubines, la Carretera L'Arena (SB-3). A lo lejos y más al sur asoma el Monte del Molar (405 m), uno de los que dominan desde sus alturas la gran Ría del Nalón


A la nuestra izquierda seguimos viendo, abajo, la SB-3 o Carretera L'Arena. mientras admiramos el valle de Caseras, con el pueblo de este nombre, bajo L'Alto'l Praviano


 Más arriba de Caseras, el Monte la Granda, por donde viene el camín real desde Castrillón  tras subir  El Cueplu, la ruta xacobea oficial, que estuvo años cortada y desviaba a causa de las obras de la Autovía del Cantábrico y su enlace con el aeropuerto


También bajo La Granda, en las laderas que caen a Caseras, otro pueblo: Foncubierta, en cuyo entorno existen, como en los núcleos anteriormente citados, trincheras de la guerra civil, dado que en estuario, gran defensa natural, el  Frente Norte se mantuvo estático todo un año


A la izquierda de Foncubierta La Cantera, en El Rivadal, más abajo del Monte la Granda, donde existe gran actividad extractiva de áridos, arenas, y arcillas. Más abajo La Florida, en la Carretera L'Arena


Allí estuvo antiguamente El Molín de La Florida, cuya molienda funcionaba con el agua del Regueru La Florida, también llamado La Canal o río de Caseras


En Los Carbayinos, el camino, llano y recto, va hacia los edificios de El Parador. Desde la construcción de la carretera general, cruce de la N.632 con las carreteras a Pravia y L'Arena, entre otras, El Parador viene a ser el centro urbano real de la villa de Sotu'l Barcu, pese a que la plaza, al Ayuntamiento, la iglesia, el antiguo cine y el colegio están más abajo. El propio nombre de El Parador hace referencia a haber sido parada obligada de estas vías de comunicación, con varios comercios en el lugar de La Puerta del Sol


En la serie Viejas y nuevas polas de La Nueva España, Mariola Riela dedica a El Parador y su transitada glorieta,. donde estuvo El Semáforo del Cantábrico, que era como se denominaba a este cruce que fue célebre por sus inmensos atascos, el artículo Encrucijada de futuro, donde expone esta centralidad:
"El Parador siempre ha sido y es una especie de centro urbano oficioso del pueblo, en torno al que se han instalado los bares (el núcleo comercial es la cercana avenida del Campo, la conocida popularmente como calle de La Yenka) y los vecinos a ver las horas pasar. El centro oficial está en El Campo, en el parque. Allí se levantan el Ayuntamiento, el Teatro Clarín –todo un símbolo y hoy convertido en activo centro cultural–, la iglesia de San Pedro, el colegio público. Pero una tarde de verano, a eso de las cinco, imposible encontrar un alma. No va mejor en invierno, cuando el bullicio se reduce al puñado de minutos que tardan en entrar o salir del colegio los niños, o a los vecinos y funcionarios que acuden al Ayuntamiento por la mañana. Y en busca de una explicación a esta peculiar organización del pueblo, otra vez sale a colación la glorieta"

En cuanto al porqué del Semáforo del Cantábrico, Mariola dice esto:
"Miles de conductores se han visto atrapados por interminables caravanas, sobre todo en verano y los fines de semana, en Soto. Atravesado por la carretera nacional 632, a principios de los 90 un semáforo trató de regular el cruce de caminos de El Parador: el de Galicia, el de Pravia, el de Avilés, el de San Juan de la Arena...

Tristemente, Soto se hizo famoso como punto negro de las carreteras asturianas. Se quiso mejorar la situación con una glorieta, la misma que hay ahora. No sirvió de mucho. La solución definitiva llegó con la apertura de la Autovía del Cantábrico, en 2007, que ha sacado el tráfico fuera del pueblo"

Ya mucho antes de la autovía, todo el gran Cruce de Sotu fue remodelado urbanísticamente para ensanchar las vías de comunicación que allí confluyen. Antes en El Parador había edificios como o La Ola Marina, El Royal, Casa Pacita, La Rubia de Ovidio, la tienda de Casa Josefina, o el de  La Puerta del Sol, cuyo emblemático nombre ahora lleva una urbanización. El lugar, en cuya explanada antaño de celebraban las fiestas de San Pedro, sigue conociéndose como El Parador

Estos valles y pasos adyacentes al del Bajo Nalón fueron rutas naturales desde la Prehistoria. En Caseras fue hallado un bifaz paleolítico que demuestra un antiquísimo poblamiento de este valle, que para los investigadores Andrea Miranda Duque y Juan Ignacio Santos Rodríguez (Análisis del territorio de Ranón de la Arena.Génesis y desarrollo medieval), atribuyen a que ya era hace milenios un muy importante paso natural: 
"El inicio conocido del poblamiento en este punto se remonta a huellas de la presencia de hábitat del paleolítico, cuya existencia en las rasas costeras asturianas empieza a ser una constante. La segura causa de este hecho se deriva por una parte, de su condición de paso natural para los hombres prehistóricos en virtud a sus características de auténtico pasillo litoral. De otra, debido a que la bonanza climática durante la fase interglaciar Riss-Würm, que actuaría como un microclima frente al resto del territorio, hacía de estos un lugar muy atractivo para el establecimiento. En los últimos años se ha puesto de manifiesto gracias al estudio de algunos yacimientos de este tipo"

Desde el viejo depósito de agua de Los Carbayinos tenemos una soberbia vista del valle, que al mismo tiempo que el monte que los circunda, forma sendos pasillos naturales hacia el cruce del Nalón, unos aprovechados por los viejos caminos reales, otros por las carreteras

Cada uno de estos pasos tendría, desde tiempo inmemorial, sus barquerías, más o menos documentadas desde la Edad Media. Si bien la más importante sería la El Castillo, siguiendo el camín real, en la de Sotu, la de La Portilla, se decidiría hacer el puente, lo que transformó, como hemos dicho, toda la red viaria en torno a la ría, pasando lo que fueron caminos principales a ser una vía pecuaria más, prácticamente de un día para otro al inaugurarse el puente

Pasado el tiempo, muchas vía pecuarias y caminos vecinales fueron también allanados, ensanchados, asfaltados... lo que favoreció la mecanización del campo si bien no el éxodo rural a las ciudades, máxime teniendo en cuenta la proximidad al área metropolitana asturiana y en concreto al gran núcleo industrial de Avilés y su comarca. Los pocos campesinos que quedaron llevando adelante su oficio se especializaron en ganaderías de leche para la creciente demanda de esos grandes núcleos urbanos


En Los Carbayinos, al lado mismo del centro urbano, siguen patentes algunos de esos usos rurales del campo asturiano, si bien el entorno de las villas tiende a hacerse cada vez más turístico y residencial


Los territorios de los concejos situados en los márgenes del gran estuario naloniano aparecen muy vinculados unos a otros. Sobre un recinto castreño, un fuerte romano fue el germen del Castillo de Soto y su barquería, que ya hemos dejado atrás, refundado por Alfonso III como el de Gauzón para hacer frente a los ataques vikingos y que inmediatamente pasó a ser el centro político de la comarca, luego en la baja Edad Media desplazado a la pola de Pravia, aunque muchos territorios fueron cotos en manos de la nobleza y los monasterios, los cuales fueron integrándose, a veces tardíamente, en el alfoz praviano


El actual concejo de Soto del Barco o Sotu'l Barcu era en líneas generales parte de la denominada Pravia de Aquende, en concreto el llamado Cuarto de Las Merucas, que se independizó, insistimos, con las reformas liberales decimonónicas, el 29 de diciembre de 1836



Abajo, las orillas del río Caseras presentan un tupido y frondoso arbolado. El paisaje del Bajo Nalón acaparó la atención de no pocos artistas a finales de esa centuria del XIX, llegando a crearse una colonia en La Pumariega, al pie de Muros, con el pintor Casto Plasencia y su discípulo y anfitrión el también pintor Tomás García Sampedro. Así lo explica la Wikipedia:
"Hacia el verano de 1884, Tomás García Sampedro le invitó a visitar la localidad asturiana de Muros del Nalón. En sucesivos viajes estivales, ambos pintores en compañía de otros alumnos y amigos, se dedicaron a la pintura al natural por los alrededores del municipio, dando cuerpo a la "colonia de Muros", colectivo plenairista, entre cuyos participantes, además de García Sampedro, estaban Heliodoro Guillén PedemontiCampuzanoPereaLhardyFrancisco AlcántaraMaximino Peña MuñozVicente BasTomás Muñoz LucenaLuis RomeaLuis BertodanoAntonio CorderoÁngel AndradeMarcelina PoncelaRafael de la TorreAdolfo Marín, además de otros pintores más veteranos como Manuel Domínguez y José Robles"

La carretera es estrecha en Los Carbaynos, hay poco tráfico pero vemos se han puesto badenes por seguridad


Hay un poco de acera a la izquierda: mejor ir por allí



En Los Carbayinos hay varias casas, como Casa Pepe y Casa Juanita


También Casa Pepe la Sierra y otras más en este grupo


Casa Ramón de la Ola y Casa Dacio


Y así vamos aproximándonos a El Parador, cuyo cruce y glorieta dividieron la localidad en varias porciones, según dice también Mariola en Encrucijada de futuro:
Un cruce de carreteras que comunica a Soto con el mundo, pero que incomunicó a vecinos de toda la vida cuyas casas distan apenas 20 metros.  Una glorieta que dejó en herencia a los sotobarquenses el antiguo Ministerio de Obras Públicas (MOPU) y que ahora hay que saber integrar en el pueblo, una vez finiquitada su tarea en la red viaria nacional. «Habría que embellecer la entrada a Soto, hacerla más atractiva al visitante que llega», plantea Juan Carlos González Estrada, presidente del Club Deportivo. En esa línea se trabaja desde hace tiempo, para convertir la rotonda y sus ramales principales en una especie de plaza y un gran bulevar"

Y a la vez, El Gran Atasco, las retenciones kilométricas del Semáforo del Cantábrico que fueron noticia constante y marcaron toda una época:
"... tiene gracia que lo único que les sacó a la calle para protestar, en varias ocasiones, fueron los atascos de la glorieta. Se volcó todo el pueblo en las manifestaciones que hoy nadie olvida"

Efectivamente, el final de los atascos del Semáforo del Cantábrico llegó con la Autovía del Cantábrico en "uno de los tres tramos más caros de España" según leemos en El Comercio del 25 de mayo de 2007:

"Cada kilómetro de este tramo ha costado 16 millones de euros, lo que lo convierte en el más costoso que se ha construido en Asturias y uno de los tres más caros España. Cuenta con un viaducto de 1.100 metros que salva dos vías férreas, la carretera de Soto a Pravia, el río Nalón y la vega de Los Cabos"


Y esta es parte la crónica, publicada en el mismo medio, de aquella histórica jornada inaugural que desatascó el Gran Atasco:
"El tramo Soto del Barco-Muros de Nalón de la Autovía del Cantábrico en la zona occidental de Asturias, que tiene un coste de 16 millones de euros el kilómetro, uno de los tres tramos más caros de España, ha sido puesto en funcionamiento al tráfico esta tarde. 
Esta apertura de la circulación para todo tipo de turismos contó con la asistencia del presidente del Principado de Asturias, Vicente Álvarez Areces, y del delegado del Gobierno en la región, Antonio Trevín, que desde un montículo cercano vieron pasar los primeros vehículos por la autovía 
Este tramo, de 6,4 kilómetros, acabará con uno de los puntos negros de la circulación en el norte de España debido a los atascos que se originaban en la glorieta de Soto del Barco, conocida popularmente como el "Semáforo del Cantábrico", pues antes de su construcción el semáforo allí instalado ocasionaba retenciones kilométricos en esta zona del occidente asturiano.

El tramo, que es el más caro que se ha construido en Asturias, cuenta con un viaducto de 1.100 metros que salva dos vías férreas, la carretera de Soto a Pravia, el río Nalón y la vega de Los Cabos"

Pero aún inaugurada la autovía, el núcleo de carreteras, que sigue teniendo intenso tráfico, aunque ya sin atascos divide la población en partes, y a ello se suma la vía del tren Pravia-Gijón, que atraviesa la capital de lado a lado: aquí está el apeadero de El Parador, justo bajo los edificios de pisos, parte de aquella línea ferroviaria Ferrol-Gijón que se aprobó en 1886 pero no se inauguró en todos sus tramos hasta 1972, siendo este el primero, entre Avilés y Pravia, abierto al tráfico el 11 de septiembre de 1956

Allí estaba La Puerta del Sol, histórico establecimiento y baile que, cambiando de dueños y pasandopor varias reformas, existió hasta el año 2007. También Mariola Riera escribió de él en La Nueva España el 21-3-2007, titulando su artículo Adiós a la Puerta del Sol:

"La popular cafetería Puerta del Sol, también conocida entre los más jóvenes como La Larga -en alusión a su peculiar estructura alargada-, ha pasado a la historia. En cuestión de unos días, uno de los establecimientos de referencia del concejo, por su privilegiada ubicación al pie de la carretera de Galicia, ha quedado reducido a escombros: en su solar está previsto construir viviendas.

Difícil será olvidar La Larga para las numerosas personas que han pasado a lo largo de los años por sus instalaciones. Varias generaciones de sotobarquenses disfrutaron de su primera copa o su primer baile en la cafetería, que también ha servido de rincón para cortejar a numerosas parejas, como sede de concentraciones moteras o de sonados conciertos años atrás. La Puerta del Sol de Soto del Barco era, al igual que su homónima madrileña, el punto de encuentro de pandillas de jóvenes de la redonda.

Fue hacia 1975 cuando Germán González, dueño entonces de la sala de fiestas Ideal, decidió adquirir la finca en la que, posteriormente, construyó el establecimiento. El Parador de Soto del Barco tenía entonces una imagen difícil hoy de recuperar. La Puerta del Sol ha sido testigo privilegiado de los numerosos cambios experimentados en el Parador, todos tendentes a mejorar las comunicaciones con la carretera de Galicia: los primeros derribos de edificios, la reforma del cruce con la instalación del denostado «semáforo del Cantábrico» y, finalmente, la construcción de la glorieta actual. Hoy en día, queda en pie un par de edificios de antaño.

La cafetería abrió sus puertas con el complemento de una pista de baile de verano. Tomó el nombre del anterior edificio que había en el lugar, recuerdan los hijos de Germán González -Julia, Alicia, Bernardo, Tiano y José-, quienes cuando su padre falleció recogieron el testigo y siguieron adelante con el negocio hostelero junto a su madre, Julia Menéndez. Y es que La Larga siempre fue un negocio familiar hasta el último de sus días.

Son muchas las anécdotas que vienen a la cabeza de la familia cuando hacen balance de los más de 30 años de la cafetería. Por delante de sus ventanas desfilaron los monumentales atascos del «semáforo del Cantábrico» y se produjo la mayor manifestación de la historia del concejo en contra del polémico cruce. «Esto se llenaba de gente cuando la sala de fiestas Ideal, al otro lado de la carretera, tenía descanso del baile», recuerda Alicia González. Ya en los ochenta, el grupo punk «Kortatu» actuó en el local, en uno de los conciertos más multitudinarios que se recuerdan en Soto. En sus inicios, el Festival de la angula trasladó sus presentaciones a esta cafetería. Y no se puede olvidar la celebración de los 25 años del establecimiento, de lo que guarda un amplio testimonio fotográfico Julia González.

Una de las señas de identidad de la Puerta del Sol era su decoración interior, que se mantuvo intacta y fiel al diseño original, típico de los ochenta. De hecho, el pasado verano fue sede para las fotografías de un reportaje de moda en la revista «Glamour», cuyos responsables eligieron la cafetería para el posado.

Los herederos de Germán González no ocultan cierta tristeza al ver el edificio reducido a escombros. Ahora, la tradición hostelera familiar continúa en el concejo, a poca distancia del negocio que montó su padre, con el restaurante El Rancho"

En torno a la glorieta y cruce se han construido nuevos edificios, es lo que se ha dado en llamar el Nuevo Soto. En Encrucijada de futuro Mariola Riera, hablando con vecinos del lugar, nos informa también de su idiosincrasia:

"Resulta difícil encontrar una explicación a esa visión extendida de que falta participación ciudadana. Quizás un motivo esté en el alto número de residentes nuevos que trabajan y tienen sus familias fuera, pero que se han instalado en las decenas de viviendas que se han construido en los últimos años en torno –cómo no– a la glorieta y al barrio de Rubines. Es el llamado Nuevo Soto. Porque vivir en Soto es estar a media hora de Oviedo, de Gijón, a 15 minutos de Avilés y a 5 del aeropuerto, con todo lo que eso supone en cuanto a compras, servicios, gestiones administrativas... Pero la atracción de población de este tipo tiene un coste, como apunta Javier González: «Somos una especie de pueblo dormitorio, gente que vive aquí pero que trabaja fuera y hace su vida fuera». Marco Antonio López Valdés constata el crecimiento de gente foránea. A sus clientes de toda la vida se han sumado un gran número de nuevos. «Se nota que se han instalado muchas personas a vivir aquí. Cuando llegan las vacaciones dejan de comprar, porque se van fuera, a sus lugares de origen». De fuera ha llegado hace cuatro meses y medio el director del hotel Palacio de La MagdalenaBorja Pinna, extremeño de Badajoz, se ha asentado con su mujer y su hijo en Soto. Asegura estar encantado: «Es un lugar muy bueno para vivir: bien comunicado, playa, con todo muy cerca... Quizá falta alguna infraestructura en las calles, pero en general se está muy bien»

Nuevos vecinos, El Parador tiene sin duda más habitantes que nunca, otra cosa es que se vean, sigue relatando Riera:

"Por esas calles se ve muy poca gente. «Siempre digo que nunca hubo tanta gente viviendo aquí, pero nunca se vio tan poca paseando por fuera». Así lo sentencia la cántabra Julia, casada con Alfredo, gallego. El matrimonio está a medio camino entre los de Soto de toda la vida y los nuevos vecinos. Son de fuera, pero ambos llevan más de medio siglo instalados en Soto, del que se sienten ya parte y al que han atraído a sus familiares. «Tranquilo, esto es muy tranquilo, antes había más barullo...», apostilla Alfredo, guardia civil jubilado. Si es o no tranquilo, que se lo pregunten a Manuel Luis Ruiz Pulido, el cuponero de Soto, a punto de cumplir un cuarto de siglo como vendedor en el pueblo. Constata que se ve mucha menos gente por la calle y, además, que se compra menos. Porque aunque a los de Soto les gusta jugar y tentar a la suerte, dice, no corren buenos tiempos. «No es cierto que con la crisis la gente juegue más. Todo lo contrario, hay que ahorrar». Ruiz Pulido recorre a diario cada casa, cada comercio, cada bar y tiene clara la radiografía del pueblo en su cabeza: «Soto está mayor. Y la gente se va muriendo…». Quizá porque el pueblo tiene su edad, Juan Antonio Menéndez García es el único que responde rápido y sin miramientos a la pregunta de qué vive la gente en Soto: «Pues de las pensiones de Ensidesa, de Cristalería...».

El lío de cruces empieza ahora, también para nosotros los caminantes, así como la ardua tarea de esquivar el tráfico, con apenas arcenes ni sendas o veredas peatonales: primeramente salimos a la  Carretera L'Arena (SB-3)

Iremos bien arrimados por esta estrecha franja-cuneta que se nos ofrece a la derecha, empezando a subir un poco a partir de la señal de stop

El tráfico en esta vía puede ser especialmente intenso, L'Arena es una población importante que atrae mucha gente, puerto pesquero, playas, hostelería, y con notable actividad

Y en la carretera hay una bifurcación. Aquí hay un poco de "lío" con la señalización. Realmente para los peregrinos ninguna es en este momento satisfactoria dado que apenas hay arcenes, ni mucho menos veredas peatonales, pasos de cebra, etc. Un desafío en el Camino pues fue llamado en su momento "El Semáforo de Europa" para los coches y ahora lo es para los peregrinos

Aquí por ejemplo dejaríamos la Carretera L'Arena para ir a la derecha por este ramal

Dos elementos señalizadores pueden darnos ideas contradictorias por dónde ir: prestemos atención. 

El mojón da pie a error, aunque la concha no es, en contra de lo que se cree comúnmente, un símbolo direccional, mucha gente puede interpretar como que se ha de ir a la izquierda

Y aquí otra señal confirma que hemos de ir a la derecha, hacia la N-632, a la que vamos a salir ahora

Aquí da la sensación que habríamos de seguir la N-632 a la derecha... pero NO, NO HAY ARCENES Y ES PELIGROSÍSIMO: HAY QUE IR A LA IZQUIERDA

Sobre nosotros, algunas dependencias del Hotel Palacio de la Magdalena. Insistimos: al llegar a la N-632 HAY QUE IR A LA IZQUIERDA, fijémonos en las señales

Flechas amarillas y placas como esta advierten de la dirección a seguir

Y así, por este arcén, subiríamos todo recto hacia la glorieta de El Parador 

No es un opción para entusiasmar a ningún peatón, pero al menos ofrece cierta seguridad en este trecho de arcén



Pasamos así al lado de la nave de Talleres Bango. Hemos de estar muy atentos al caminar por estas carreteras: aunque el flujo de vehículos ha disminuido bastante desde que se inauguró el viaducto de la Autovía del Cantábrico, y ya no se forman los atascos que hicieron de este el llamado Semáforo de Europa al que nos estamos refiriendo


Una señal a la derecha nos indica que, justo al llegar arriba a la glorieta, hemos de ir a la derecha. Iremos pues cruzando con muchísima precaución, apenas hay señales, ni siquiera pasos de cebra, que indiquen a los automovilistas el tránsito frecuente de peregrinos, algo necesario para hacer realidad aquello que decía un vecino: "hay que vender el pueblo, que la gente sepa que no somos sólo una glorieta"


Antes aún de la rotonda había notables edificios, de alguno de ellos ya hemos hablado, como los de La Puerta del Sol y La Ola Marina, frente a los que tocaba la orquesta y había baile en días de fiesta


Era El Parador paso de notable animación en las vueltas ciclistas y parada de viajeros y mercancías ya en tiempo de los carruajes de caballos o xarrés, los carros camineros de bueyes o la llegada de los primeros autocares


Durante la Revolución de Octubre de 1934 hubo en El Parador intensos combates entre las columnas del general López Ochoa y las fuerzas revolucionarias de las Juventudes Socialistas, quienes habían protagonizado la conocida aquí como pequeña revolución, tras la toma del cuartel de la Guardia Civil y la ocupación de la villa



De una calzada pasamos a la otra, siempre hacia la derecha, dejando la glorieta a la izquierda y viendo al fondo los edificios del arranque de la carretera de Pravia



Uno de ellos es a antigua Casa de los Fierro, a la derecha, que luego fue el Hotel Camino Norte, cerrado hace ya tiempo. A la izquierda es El Refugio, el bar del cruce, el más antiguo de El Parador



Allí es la Casa la Nenita, María Ángeles Suárez, que tuvo carnicería hasta 1997, casona encarnada de tres plantas construida en 1924 por sus padres, Joaquín y Ángeles que, como dice Mariola Riera, " se ha visto obligada a compartir espacio con modernos edificios fruto del reciente desarrollo urbanístico que ha experimentado la capital del concejo" 



Otra es la Casa de los Hermanos Fierro, Higinio y Toribio, casados a su vez con dos hermanas, origen de una de las familias que más contribuyeron al desarrollo del concejo en el siglo XX



Cruzando la calzada llegaremos a la explanada de la calle La Magdalena, que sube hacia el palacio-hotel de este nombre


Al cruzar podemos ver toda la célebre glorieta de El Parador, El solar del antiguo Semáforo del Cantábrico. "Mucha gente solo nos conoce de esto, la glorieta" dice algún vecino. Mariol Riera también habla con los vecinos del paso de turistas y peregrinos por este lugar en Encrucijada de futuro:
"El turista que viaja a Soto, dice el director del hotel, Borja Pinna, busca un sitio especial: bien comunicado, con las ventajas de la ciudad pero sin lo negativo de la misma, playa cercana... Todo eso lo tiene la capital sotobarquense. «Hay ganas de crecer y se trabaja a nivel comarcal. Y eso es muy importante». No cabe dudas de que el Palacio es el buque insignia del sector en el pueblo. A partir de ahí la infraestructura turística es la de toda la vida. «Falta promoción y saber vender lo que tenemos», opina Javier González Huerta, activo catequista de la parroquia. «Pasan muchos peregrinos estos días y no saben, por ejemplo, dónde ir a comer. Y sitios los hay», lamenta. «Hay que vender el pueblo, que la gente sepa que no somos sólo una glorieta». 
Pero esa idea es la que se llevan Rafael VidalJosep María Ortiz y Ferrán Gonel, peregrinos de Castellón y que precisamente han hecho un alto en la glorieta, en uno de sus bares, para reponer fuerzas. No han visto el pueblo y ni lo verán, pues la ruta a Santiago no cruza por el centro, sino a través de la rotonda hasta sacar al peregrino por la carretera nacional 632 rumbo al vecino concejo de Muros de Nalón. No lo saben, pero los tres caminantes están en el escenario de la polémica que marcó los últimos 20 años de la historia de Soto. «¿El semáforo del Cantábrico? Pues ya nos podemos imaginar, sí... Porque en Valencia teníamos el semáforo de Europa», añaden con humor"

La antigua carretera, hoy una calle, nos dirige por estas anchas aceras, subiendo poco a poco, al Palacio la Magdalena, viendo las dependencias del hotel allí habilitado


Aquí tenemos uno de los paneles dedicados al Camino, que jalonan el itinerario


Flechas amarillas en las farolas confirman el itinerario a seguir...


Lo que es propiamente el palacio, a la izquierda de la foto, se alza en lo alto de un promontorio sobre la Ría del Nalón, por lo que merece la pena, ya que el camino pasa al lado, visitar su quinta y jardín. Esta es la parte posterior del palacio, en la delantera veremos también la capilla, dedicada a la Magdalena, que le da nombre


La capilla dio nombre a la calle y todo el barrio alto. En el entorno del palacio los indianos construyeron algunas quintas, haciendo una pequeña colonia a lo largo de la carretera, disfrutando de la cercanía al estuario y a sus vistas.


Esta es Villa Carmen construida para Ramón Viña, quien hizo fortuna en Cuba, fundando importante sastrería en La Habana, famosa por sus vestidos de lino y guayaberas, entre otras especialidades


La palmera es uno de los símbolos que no faltaban en los jardines de sus casas, delatando su origen americano. En realidad no había en absoluto ningún criterio único de arquitectura indiana exceptuando su procedencia de emigrantes retornados. Una veces hacían casas nuevas o quintas de recreo para sus estancias y veraneo, y otra reformaban la antigua vivienda familiar.


La arquitectura y detalles de las quintas indianas pues variaba según los gustos de sus propietarios de acuerdo también con el arquitecto que las proyectase. no siendo el indiano un estilo en sí mismo único y diferenciado sino una arquitectura diferentes según cada casa, con inspiraciones como el arte regionalista, el ecleticismo, historicismo, Art-Decó, funcionalismo... junto con los gustos autóctonos evolucionados de galerías, corredores, zaguanes, etc,


Por su pare, el Palacio de la Magdalena, ante el que se construyeron las quintas indianas sotobarquenses, fue edificado sobre una construcción anterior por los Llano-Ponte a finales del siglo XVIII, cuando Juan de Llano Ponte era Obispo de Oviedo/Uviéu. Por  ello era llamado primeramente palacio de los Llano-Ponte, luego también del Marqués de Ferrera. Para erigirlo se derribó el caserón anterior, el Palacio de Ponte, que estaba a unos 40 metros al norte


En 1810 sería ocupado como cuartel las tropas napoleónicas del mariscal Ney, y al llegar el siglo XX se vendió a los Castro, quienes lo dejaron tras la guerra civil, siendo reformado entre 1950-60 para la Escuela Profesional Santa Bárbara, dependiente de la Caja de Jubilaciones de la Minería Asturiana


Luego pasó a sede educativa de Formación Profesional hasta su cierre a principios de los años 90. Tras unos años cerrado,  pasó a ser empleado por el Ayuntamiento hasta ser rehabilitado como hotel, inaugurándose en en el año 2007. Especialmente recordadas son las monjas de la Orden Javierana responsables de los estudios que aquí se impartían y así se les rinde homenaje en un pequeño monumento mariano sito en el jardín, por parte de sus antiguas alumnas, que también iremos a ver


Otra de las antiguas casas de la calle y antigua carretera, restaurada, en el camino al palacio. Más allá, nuevas urbanizaciones ofrecen un contraste evidente a la vista en la fisionomía de la población


La secular cercanía a la metrópolis urbana de Avilés y los concejos de su comarca, así como a su área industrial y comercial, se ha acortado notablemente con la construcción y apertura de la Autovía del Cantábrico, que ha favorecido la edificación de viviendas para nuevos vecinos, al estilo de barrios-dormitorio


La cuesta se acaba: el camino sigue de frente calle adelante, a la derecha podemos entrar a visitar el palacio, al menos sus jardines, pero antes vamos a asomarnos a la izquierda


En en cruce con la calle Los Robles, mirando al sur, vemos los barrios de El Campo, Las Carcabadas, Entrecarriles, Quintanal y Llago, en la vega del Nalón


El Campo es el centro urbano oficial de la villa de Sotu'l Barcu/Soto del Barco, la "Tranquila y veraniega capital del concejo del mismo nombre" le dice  el historiador Luis Antonio Alías en El Camino de Santiago en Asturias. Itinerarioscapital concejil que se extendió un tanto apartada de la orilla del Nalón para evitar sus furiosas crecidas


En medio se sitúa la Plaza Herminio de La Noval, donde están la iglesia, el Ayuntamiento y el viejo Cine Clarín, actual centro cultural. Sería en principio la playa mayor particular de la población, pero la construcción de la carretera, paso directo al Puente de la Portilla, construido en 1883, desplazó el centro neurálgico a esta vía de comunicación


Ya en el año 1039 se funda el monasterio de San Pedro, San Pablo y San Salvador de Soto por el presbítero Govoldo que en 1045 entrega al monasterio de San Vicente de Oviedo/Uviéu la iglesia de San Pedro, advocación también de la actual parroquial, edificio reconstruido o rehecho totalmente en el año 1942 con cargo al benefactor Ildefonso Fierro Ordóñez e inaugurado el día 20 de junio, fiesta del patrón.


La leyenda popular dice que Ildefonso se fue totalmente desolado y no se quedó al acto pues él deseaba el santuario se pareciese a la Iglesia Nueva de Sabugo, casi una catedral, en este barrio de Avilés por que que también pasamos en el Camino Norte... pero el resultado no se le parecía en nada. Así lo leemos en Soto del Barco. El libro del concejo, de Mario García Bango, Alfonso Gutiérrez y García de Castro, y Fernando Díaz Tamargo:
"Cuando el 29 de junio de 1942 Ildefonso Fierro (antes González y González Fierro) Ordóñez regresó a Soto del Barco para reinaugurar la iglesia parroquial que había costeado personalmente, o que fue construida a sus expensas como se decía entonces, a punto estuvo de dar la vuelta y no asistir al solemne acto presidido por el arzobispo Manuel Arce Ochotorena. Todavía quedan testigos presenciales de su indignación. Quería un templo al estilo esbelto e impactante de la nueva iglesia de Sabugo de Avilés, sede de la parroquia de Santo Tomás de Cantorbery, obra del arquitecto Luis Bellido, inaugurada en 1903. Ciertamente la iglesia parroquial de Soto no guarda demasiada relación con su pretendido modelo, casi una catedral"

Con motivo de su 70 aniversario, celebrado en 2012, Ignacio Pulido publica en La Nueva España un artículo en el que relata parte de la historia de su reconstrucción:
"La iglesia parroquial de Soto del Barco fue inaugurada el día de San Pedro de 1942. El actual edificio fue construido sobre el solar del antiguo templo, reedificado en 1880. Tal y como recoge «La Ilustración Gallega y Asturiana» del 8 de enero de 1880, sus obras fueron subastadas en la Junta Diocesana por un valor de 22.406 pesetas. El 28 de julio de 1936, en plena guerra civil, la iglesia fue incendiada quedando tan sólo en pie los muros laterales. Según se recoge en los documentos conservados en el Archivo Histórico Nacional, durante el incendio se quemaron varios retablos y desapareció la práctica totalidad de los objetos de culto.
El párroco local señala que, a pesar de todo, el culto se siguió celebrando, una vez caído el frente Norte, en la sala del cine Clarín, actual casa de cultura. «A finales de diciembre de 1938, el párroco Maximino Monjardín López constituyó una comisión con el objeto de recaudar fondos para construir una nueva iglesia», precisa. El propio sacerdote presidió el comité, que también contaba con la presencia del entonces Alcalde, Federico Vallés Fuentes, y de once personas más. «Eran tiempos difíciles y recaudaron poco dinero. Los donativos llegaron, en su mayoría, de Hispanoamérica y de Madrid», relata el actual cura 
El empresario leonés Ildefonso Fierro, casado con la sotobarquense Florentina Viña Campa, se puso al corriente de la situación y propuso a Maximino Monjardín costear las obras del nuevo templo. Los trabajos dieron comienzo en agosto de 1940 y concluyeron en mayo de 1942. Cuqui Fierro, la única hija del empresario que aún vive, señaló el pasado verano en una entrevista concedida a LA NUEVA ESPAÑA que su padre quedó decepcionado con el proyecto. «Los arquitectos hicieron un proyecto muy pobre. Él había pagado para hacer una cosa más representativa. En su mente estaba que la iglesia fuera mejor que la de El Pito, erigida por los hermanos Selgas», afirmó Fierro. 
El 29 de junio de 1942, la iglesia fue inaugurada y bendecida. La ceremonia fue presidida por monseñor Manuel Arce Ochotorena, obispo de Oviedo en aquellas fechas. Asimismo, estuvieron presentes el párroco Maximino Monjardín; su coadjutor, Manuel Viña Arias; el Alcalde, Federico Vallés; el juez de paz, Enrique Arias González; los concejales, la junta parroquial y el sargento del cuartel de la Guardia Civil. Ildefonso Fierro, benefactor de la obras, también asistió. «Se congregó numeroso público. Se cuenta que la iglesia se quedó pequeña y que el inicio de la misa se retrasó dada la ingente cantidad de personas que se acercaba a Ildefonso Fierro para agradecerle su labor», subraya el cura.

Detrás de ella y a su derecha, el Colegio Público Gloria Rodríguez


Más allá Quintanal, Llago y el viaducto de la Autovía del Cantábrico sobre el río Nalón


Si bien no lo reconocemos bien desde aquí, en el Nalón está la isla fluvial de Arcubín o El Pedregalón, formado por sedimentaciones. Las excelentes cualidades del limo han hecho de él una gran plantación de kiwis desde 1983 con la fundación de la empresa Manuel Olivo González García, ahora La Isla


Al suroeste al otro lado del Nalón el pueblo de Los Cabos, en Pravia y más allá las sierras de Fontebona y San Damías. En Los Cabos se localizó en 1958 una estela que representa un personaje togado, lo que indica que habría de ser personal principal en la época romana


En ella sólo se lee parcialmente el nombre, tal vez Cario, y estaría en posible relación con Flavionavia, la capital de los astures pésicos que también lo sería de Asturias con Silo y Adosinda, pues se identifica con Pravia (o Santianes de Pravia), que a la vez sería la capital del gran alfoz y concejo praviano que se extendía desde aquí, el antiguo Cuarto de las Merucas, hasta Las Ballotas, limitando con Valdés, y que perduró hasta casi mediados del siglo XIX


Ahora, el Camino sigue de frente pero, como hemos dicho, vamos a subir primeramente a conocer el Palacio de La Magdalena


Viejos carbayos y otros árboles notables conforman la calle de acceso y el jardín


El camino al palacio realiza una curva cerrada. Estemos atentos pues es frecuente el paso de coches entrando y saliendo


La finca abarca aproximadamente unos 160.000 metros cuadorado. Allí de frente tenemos ya el gran mirador sobre la Ría del Nalón


Pero vamos primero a conocer el palacio y sus jardines


Esta es su fachada principal, con la capilla de la Magdalena a su izquierda. Se construyó, recordamos, cuando Juan de Llano Ponte (1727-1805) era prelado ovetense, cargo al que accedió el 16 de septiembre de 1791. Era de familia noble, con solar en Ponte, pueblo sotobarquense que por entonces, como todo el actual concejo, era de Pravia. Había estudiado en la Universidad de Oviedo, doctorándose en Teología, siendo sus primeros cargos los de arcediano y prior de Gordón, pasando luego a la catedral ovetense como canónigo, obispo auxiliar, y al final obispo


El palacio mira al oeste, como suelen hacerlo los de línea sencilla y desornamentada. Su planta tiende al cuadrado, con 30 metros de lado y 900 de superficie, existiendo en su interior un patio central del siglo XVII perteneciente al edificio anterior


Del paso del mariscal Ney, donde pernoctó una noche en su avance hacia A Coruña (otros ducen que a su regreso), se conservaban varias inscripciones realizadas por sus solados en la paredes con carbón y humo de velas y con alusiones a la guerra, las cuales desaparecieron con motivo de unas obras de restauración en 1946. Actualmente una sala del hotel lleva su nombre. En el Blog de Acebedo, rescatando un artículo de La Nueva España (desconocemos firma), se realiza una semblanza de la operaciones de Ney en Asturias:
"El 14 de mayo de 1809 las tropas invasoras francesas entran en Asturias por la zona de Leitariegos. En apenas cinco días el ejército napoleónico llega a Oviedo. Al mando, un mariscal de apenas 40 años, Michel Ney, militar de carrera meteórica. Había nacido en 1769, el mismo año que Napoleón. Ney, duque de Elchingen, llevaba en España y Portugal desde agosto de 1808. Permanecería hasta 1810, año en que es enviado a París y de ahí al frente ruso.
La vida militar de Napoleón está unida a la de Ney. Ambos se profesaban admiración. Para Ney, Asturias era periferia desconocida. A principios del mes de mayo de 1809 Ney se reúne en Lugo con el general Francois Kellermann para diseñar la campaña del norte, en la que se incluía Asturias. Ney entra por el suroccidente y Kellerman lo hará por Pajares pocos días después. Ney y Kellerman volverían a encontrarse por última vez en la batalla de Waterloo, en el corazón de Europa. Fue en 1815, hace ahora doscientos años. Michel Ney entró y salió de Asturias a lo largo de varios meses, según las obligaciones y estrategias bélicas. La tradición lo sitúa en 1810 pernoctando en el palacio de Llano-Ponte, en Soto del Barco, conocido popularmente como el palacio de La Magdalena, sobre el río Nalón. Es el mariscal Ney el que se enfrenta por vez primera a tropas asturianas en la refriega del puente de Peñaflor, en Grado. Fue el 19 de mayo de 1809 cuando un contingente de apenas 500 soldados mal instruidos se enfrentan parapetados en la montaña a unos 3.300 soldados franceses de infantería y caballería. Entre los defensores, un personaje fascinante con protagonismo en las labores de resistencia, el capitán inglés William Parker Carroll, uno de los pocos defensores que lograron salir vivos de aquella encrucijada. 
Personajes y sucesos fueron estudiados por la profesora de la Universidad de Oviedo Alicia Laspra, una de las grandes expertas nacionales en la Guerra de la Independencia y autora, entre otros libros, de la edición de "La Gazeta de Oviedo. El primer periódico de Asturias", la voz en papel de los asturianos frente a la invasión francesa. El periplo de Michel Ney al mando de sus tropas en Asturias fue todo menos cómodo. Aquella máquina bélica con vocación de dominar el mundo no estaba acostumbrada a las escaramuzas de guerrillas, sin contar las peculiares características orográficas asturianas"

Unos años antes, el ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos, visitó esta casa, día 13 de julio de 1797, y como fiel observador publicó en sus diarios sus medidas, de frente 105 pies (29,40 m), costado 102 pies (28,56 m), y se sabe estaba valorado en 44.000 ducados


La capilla, actualmente integrada en los salones del hotel, se sabe tuvo un retablo dedicado a la Magdalena, la patrona, hecho en madera y que representaba la apoteosis de la santa, siendo obra napolitana


Como hemos dicho, a principios del siglo XX la casona-palacio fue vendida a los Castro, familia de indianos, pero tras las tragedias de la guerra civil se deshacen de él, saliendo a subasta en 1949, haciéndose con ella la Caja de Jubilaciones de Oviedo tras rechazarla la Cooperativa de Trabajadores de Soto del Barco, que se dedicaban a la "pesca del carbón", los célebres "mineros del agua" que recogían del fondo del río el carbón procedente de los lavaderos de las minas


Durante más de 40 años el palacio fue Colegio de Formación Profesional Sata Bárbara, al cargo de monjas javieranas que acogían huérfanas de mineros. A ellas se les dedica un pequeño altar que vemos en un carbayu del jardín. Todos los años se las recuerda el 4 de diciembre, festividad de Santa Bárbara, patrona de los mineros y de la escuela, siendo esta parte de la crónica del año 2008, de Ignacio Pulido para La Nueva España:
"En Soto del Barco no sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena, como dice el refrán. Desde hace dieciséis años, el día 4 de diciembre -festividad de la patrona de los mineros- se vive con una especial devoción. Como si de una peregrinación se tratase, decenas de ex alumnas del Colegio de Formación Profesional Santa Bárbara, situado durante décadas en el palacio de la Magdalena, acuden a esta localidad para festejar por todo lo alto tan señalada fecha. La velada se convierte en un recital de buenos recuerdos, agradecimiento y, cómo no, una muestra de la gran familia que constituyen todas estas mujeres.
Para conocer los orígenes de este centro de enseñanza hay que remontarse en el tiempo hasta finales de la década de los años cuarenta del siglo XX. En aquella época, la vida en las cuencas mineras era especialmente dura. Las condiciones laborales en los pozos eran de total precariedad y los accidentes mortales estaban a la orden del día. En medio de ese clima, el colegio abrió sus puertas para dar formación y cobijo a las huérfanas de estos trabajadores de las profundidades (...)
En los años cincuenta, el subsidio de la minería asturiana se encargó del colegio, y con él llegaron las javerianas, unas monjas seglares. Su llegada supuso un antes y un después para todas las alumnas. Mercedes Gou e Isabel González son dos javerianas que afirman haber pasado los mejores años de su vida en este privilegiado rincón del bajo Nalón. Gou, natural de Cataluña, fue directora del colegio y guarda muy gratos recuerdos de Soto. Actualmente trabaja en una residencia de estudiantes en San Cugat del Vallés. «Siempre nos trataron muy bien. En el pueblo éramos conocidas como "las mineras". Fue tal la felicidad de aquellos días, que nos resulta difícil quedarnos con momentos específicos. Queremos mucho a Soto y a sus gentes. Estamos muy orgullosas de volver todos los años por aquí», comentan Gou y González"

Tras la Huelgona de 1962 y la creación de Hunosa, las condiciones del trabajo en las minas mejoraron y empezó a haber menos siniestros, por lo que disminuyó el número de huérfanas en el colegio, aunque seguían siendo mayoría, sigue escribiendo Ignacio Pulido:
"Con los setenta, el colegio comenzó a acoger en sus aulas también a muchachas naturales de Soto y aledaños. «Los domingos teníamos cine, al que acudía la gente del pueblo. En los cincuenta, había censura, y los chicos del pueblo no podían ni asomarse al cierre del palacio. El tiempo fue pasando y con las javerianas se llegó a permitir que nuestros novios nos visitaran, e incluso celebramos guateques en el interior del edificio», recuerdan con alegría. Sin ir más lejos, varias alumnas se casaron en los alrededores y siguen viviendo en la zona, como es el caso de Rosa Álvarez, vecina de Muros de Nalón.
Además de las proyecciones fílmicas, la Magdalena acogió muchas otras actividades lúdicas, deportivas y culturales. De su cancha deportiva salió un equipo de baloncesto que llegó a confirmarse como campeón del Principado. «Con nuestro equipo, cuyo entrenador era Tito Fernández, el de la cantina de Avilés, vencimos la Liga provincial». Pero su palmarés no sólo se restringe al ejercicio físico: la música estuvo representada por el grupo coral del colegio, que llegó a quedar segundo en el Festival de Turón. El teatro era otra de las actividades promovidas por las javerianas. Durante las actuaciones, en el salón de actos, se invitaba a los vecinos para que también fuesen partícipes. 
La experiencia fue muy edificante para todas. «Nos formamos sobre todo en administración, y la mayoría ocupamos después cargos como funcionarias», comenta Estrella Pérez (...) 
En 1993, el colegio cerró definitivamente. La imagen de Santa Bárbara fue acogida en la iglesia parroquial siendo cura Jesús García, y en 2007 el palacio abrió sus puertas como complejo hostelero. Ni siquiera el Nalón baja ya teñido por el carbón procedente de las Cuencas. No obstante, las ex alumnas están seguras de algo: de que su «familia minera» siempre permanecerá en sus corazones"

Y así se lee en este pequeño oratorio...
"JAVIERANAS" 
Merecéis tener aquí este recuerdo, porque
aquí dejasteis nuestro corazón.
Las miles de alumnas a las que lo entregasteis
no lo olvidarán nunca

Y así siguió su historia el palacio, contada por el investigador Roberto Trelles Camino:
"A lo largo de más de 40 años la casa-palacio estuvo destinada a una escuela de formación femenina dirigida por religiosas javerianas, que acogían a huérfanas de la cuenca minera asturiana. El 17 de septiembre de 1998 la Tesorería General procede a la subasta de la casa-palacio por un importe de 361.954.100 pesetas, quedando dicha subasta desierta. El 29 de junio se procedió por segunda vez a una nueva subasta por un importe de 307.660.985 pesetas, quedando desierta. En agosto de 2007 se anuncia que la casa-palacio tiene nuevos propietarios y que llevan a cabo la reconstrucción de la misma a fin de que se adapte como un hotel, dándosele el nombre La Magdalena"

Conociendo un poco más el palacio vamos a acercarnos al mirador almenado del palacio, pues contemplaremos de un soberbio paisaje del gran meandro que forma aquí el estuario del Nalón antes de su desembocadura en el Mar Cantábrico, así como algunos lugares muy importantes: El Castillo, San Esteban, el Puente de la Portilla, por donde cruzaremos la ría, y Muros, por donde sigue el camino


A la derecha El Castillo, solar del antiguo Castillo de San Martín de Soto, del que queda en pie únicamente la torre del homenaje. A sus pies está la Barquería del Castillo, por la que se pasaba la ría en barca antes de la construcción del Puente de La Portilla en 1883


El Medio, las marismas de El Cañón y la Xunquera, espacio natural protegido, donde el Nalón hace esta gran curva. Antaño estaba allí la barquería de El Forno, a donde llegaban las lanchas desde El Castillo



San Esteban, comúnmente llamada de Pravia, recuerdo de su antigua pertenencia al antaño extenso alfoz praviano, y tradicionalmente de bocamar, por estar en la boca o desembocadura de la ría, nombre que se le ha querido restituir alguna vez, Hasta aún no hace mucho era un importante puerto comercial y carbonero, cuyas antiguas instalaciones portuarias han sido convenientemente rehabilitadas, así como buena parte de sus edificios, componiendo un precioso paseo marítimo-fluvial y ribereño


Una larga barra-dique, aprobada en el año 1900 por el Ministerio de Fomento en base a l proyecto del ingeniero de caminos Pedro Pérez de la Sala realizado en 1868. Antes, se había intentado traer el carbón en barcazas río abajo desde la cuenca minera, pero el coste de la obra y el arduo esfuerzo y tiempo que se requerían para devolverlas a los cargaderos de mineral lo hicieron inasumible


La llegada en 1904 del Vasco, el tren minero de la Sociedad General de Ferrocarriles Vasco Asturiana, fue un gran impulso para este puerto, que ya en la Edad Media, cuando se disputaban su posesión nobles y monasterios, registraba importantes transacciones comerciales, siendo no obstante castigado por las crecidas del río y los ataques corsarios


Desde la distancia, podremos ver, mejor con prismáticos ver el gran edificio rojo de la estación ferroviaria, inconfundible por su soportal (hubo antaño también oficina de correos), Al comienzo del dique exterior hay zona industrial y un pequeño astillero


Es toda la zona de La Xunquera, la gran marisma que se extiende por la ribera izquierda, hasta la misma entrada de San Esteban, uno de los lugares visitados por el poeta nicaragüense Rubén Darío cuando veraneaba en las localidades del Bajo Nalón


Y este es el precioso Paseo del Muelle. No será hasta la década de 1950 cuando San Esteban pierda, en favor de Avilés y El Musel, favorecidos por el tráfico de la industria pesada siderúrgica (Ensidesa y Uninsa), su interés como puerto comercial, que también tenía otros tráficos, pues se embarcaba madera para Cataluña, arena para la Cristalera de Sevilla, caolín para la Fábrica de Loza de Valencia, y se descargaba hierro para la Fábrica de Mieres, de la que se exportaban a la vez sus productos, así como de la Fábrica de Armas de Trubia, junto con madera con destino a Ferrol, para su arsenal


Ahora, con las instalaciones del histórico puerto restauradas, el turismo y la hostelería son nuevas fuentes de ingresos alternativas. Hay alojamientos y albergue privado, el Carving Surf School (antes Bocamar), orientado a los deportes náuticos pero abierto también a los peregrinos. A la derecha, el llamativo edificio de dos torres de la Junta de Obras del Puerto, de la década de 1920. . Las grúas y antiguo drops del puerto, construidas en 1929 y también restauradas, son testigos de aquel antiguo esplendor. La vía del antiguo tren carbonero es ahora la Senda del Carbón, vía verde peatonal, la Casa de la Administración pasó a ser hotel


El antiguo cargadero de carbón. Llegó San Esteban a ser puerto de primera categoría nacional cuando solo había media docena en toda España, pero los problemas de dragado de la ría fueron determinantes, entre otras cuestiones, frente a los muelles avilesinos y gijoneses y en 1982, con el gobierno de Adolfo Suárez, se anunciaba el cierre del puerto comercial. Sólo unas décadas antes arribaban barcos de 6.000 toneladas, llegando a embarcarse en 1949 un millón cuatrocientas mil toneladas de carbón, entrando barcos ingleses e italianos, que recogían conservas de pescado de Cudillero/Cuideiru y de L'Arena (San Juan de la Arena), sobre todo anchoa


Vamos a mirar ahora a la izquierda, hacia Muros, capital del concejo del mismo nombre, al que se le añadió de Nalón como manera de desligarse definitivamente de Pravia, concejo del que se había independizado en 1847, ante una ordenanza de 1868 que implicaba su reintegración en él, cosa que no llegó a suceder


Y aquí abajo está el Puente de la Portilla, reconstruido en 1938 tras su voladura para cortar el avance de las columnas gallegas en la guerra civil. Había sido hecho en 1883 ante la inseguridad del paso en barca y los abusos de los barqueros, lo que hizo desaparecer las barquerías existentes tanto ahí como en El Castillo y Riberas, 


En Muros, donde confluyen esta y otra ruta de peregrinación procedente del interior, tuvo su propio hospital de peregrinos en La Plaza, el centro de la villa, donde se encontraron en su momento cimientos de edificios muy antiguos, atribuidos a la época romana, sobre los que se alza la misma iglesia


Un precedente poblacional, más antiguo que la más que posible existencia de una villae romana o altomedieval, son los recintos castreños, si bien el localizado hasta ahora en las cercanías se encuentra un poco más la norte, El Castiellu, sobre la Playa d'Aguilar, que podremos visitar si nos alojamos en Muros, donde hay varios albergues de peregrinos, tanto en la misma población como en camino que a ella sube, en Era y en La Pumariega, donde estuvo la colonia de artistas


En Muros confluían dos antiguos caminos reales por los que acudían también los romeros de las peregrinaciones históricas: una es esta, el Camín Real de la Costa, procedente de Avilés, y otra era la procedente del interior vía Pravia. En el actual número 9 de La Plaza de Muros se sabe estaba el hospital de peregrinos, del que se conservan fotos, pues el edificio, ya sin ese uso, estuvo en pie hasta 1929


Del hospital de Muros se conocen datos, y muy parciales, desde 1631, cuando figura como parte de las posesiones de D. Diego de Muros (desde la época trastamarista buena parte del territorio había caído en la órbita señorial de la poderosa estirpe de los Miranda, luego Valdecarzana), junto con "la carnicería de La Plaza, la capilla del Espíritu Santo (encima de San Esteban, sobre la boca de la ría, entonces arruinada), así como de la desaparecida capilla de San Juan, en La Pumariega


En el siglo XVIII vuelve a aparecer el hospital en el Catastro de Ensenada, si bien extrañamente lo hace figurar cerca de la Playa d'Aguilar. De él aportan esta información los autores de El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa:
"La relación de este concejo con la ruta jacobea está verificada por la existencia en Muros de un hospital de acogida y asistencia de peregrinos y pobres transeúntes. Este establecimiento figura ya en 1631 en un apeo de las prerrogativas, bienes y derechos que le correspondían a Don Diego Fernández de Muros por ser propietario del citado coto. Se volverá a mencionar en las Respuestas Generales al Catastro del marqués de La Ensenada de 1751 en donde se dice que estaba en las inmediaciones de la playa, fuera pues de nuestro Camino. Para su instalación el marqués de Valdecarzana cedió una casa de su propiedad y unas tierras de medio día de bueyes cada una, siendo por entonces hospitalero Fernando Bermejo. A Pesar de su modestia este hospital, que se mantenía dela caridad y de las dádivas del señor marqués, aparece reflejado en el Mapa de Asturias que el erudito cartógrafo Tomás López publicó en 1772"

Desde aquí vemos la subida del Camino por la calle Arango, entre las casas hacia el antiguo Mesón de Muros y la iglesia, bien reconocible por su torre-campanario. Muros será saqueado a instancias del mariscal Ney en castigo a la resistencia ofrecida a su avance. Bien pasada la francesada, las primeras reformas liberales suprimirán el coto señorial en 1827, integrándolo en Pravia, justo dos décadas antes de su independencia concejil


A la izquierda de Muros una larga línea de casas es el pueblo de Somao, dentro de la parroquia murense pero enclavado ya en el vecino concejo praviano. El Camino no pasa por él. pero sí a sus mismos pies, siendo otro posible lugar a visitar si pernoctamos en Muros y, teniendo un tarde o media libre, nos apetece, dado que se trata de uno de esos pueblos indianos por antonomasia, con muchas casas de los antiguos emigrantes que retornaron con más o menos fortuna


Debajo de Somao pasa la Autovía del Cantábrico, con su túnel y viaducto, que efectivamente salva por fin de manera bastante satisfactoria la comunicación del centro con el occidente asturiano y con Galicia, si bien puede decirse tiene aún un gran fallo, ya adentrada en Galicia, las espesas nieblas del Alto da Xesta que hacen que el tráfico halla de volver a la N-634, pero de ello ya hablaremos cuando lleguemos a Mondoñedo


La historia de los indianos, los emigrantes a las américas, pese a ser conocida y comentada, sigue teniendo muchos tópicos y leyendas. Los cierto es que solo un 10% de los asturianos que fueron a ultramar en busca de fortuna o al menos de mejorar su vida y la de sus familias regresaron a su tierra. Su origen nació de la necesidad, aumentos de población, hambres y guerras obligaron a salir a buscarse la vida a generaciones enteras. Los que pudieron volver lo hicieron, en su casi totalidad, luego de pasar al menos media vida trabajando en todas las condiciones imaginables


La inmensa mayoría de los que volvieron lo hicieron con lo puesto o, como hemos dicho, ni siquiera pudieron retornar, unas veces por incapacidad económica y otras por, si no demostraban éxito, evitar las burlas, el ser llamados americanos del pote, tan cantados en las coplas populares: 
Americanu del Pote 
¿cuando vinisti 
cuando llegasti?, 
¿la cadena y el reló 
qué lo fixisti 
yá lo empeñasti?
La cadena y el reloj, junto con buenas y tropicales ropas y otros abalorios, eran símbolos de la fortuna del emigrante retornado


La época dorada de los indianos fue entre 1870 y 1930, las guerras carlistas y de Marruecos fueron otro acicate para que los jóvenes que no querían entrar en la milicia emigrasen. Por otro lado el crac de la Bolsa de Nueva York en 1929 supuso que América fuese dejando de ser la ansiada Tierra de Promisión y de oportunidades. En la posguerra española hubo otra emigración, no tan numerosa pero importante, de asturianos a ciertos países americanos, pero ya no están englobados en el fenómeno de los indianos, pues su historia y características son diferentes


De los indianos de Somao destaca sobre todo el edificio de La Torre, construida en 1912 por Manuel del Busto para el indiano Fermín Martínez, quien quería imitar la del Marqués de Muros. A la izquierda está La Casona, en estilo Sezesión para Gabino Álvarez por el arquitecto García Nava y que cuenta con capilla panteón. También asoma más a la izquierda la iglesia que, como la escuela, fue iniciativa de los indianos, cuyo conjunto constructivo en Somao abarca muchas más casas, quintas y mansiones: la Casa Tomás de Pachín, la Casa de las Columnas (antigua parada de arrieros del viejo camín real procedente de Pravia), Casa Marcelo Cantera, Villa Radis, Casa Don Amando, La Marroquina, El Noceo, La Cochera, Casa de Doña Basilisa, El Marcel o Chalet de Solís, la Casa de la Capilla... de todas ellas encontraremos buena información en el blog Casonas de Indianos, que queremos recomendar:


Colonia de indianos que también tenemos, insistimos, en este barrio de La Magdalena o La Madalena, al que regresaremos ahora tras visitar el palacio


La mayor parte se concentran a lo largo de la antigua carretera, que es aquí el Camino, bajando ya al Puente de la Portilla


Volvemos entonces al Camino, aquí calle La Magdalena, antigua carretera, que desde el palacio empieza a bajar hacia el puente


Este grupo de casas viene a ser considerado el centro del barrio, desde donde seguimos teniendo muy buenas vistas de Muros y la Ría del Nalón


Esta era, insistimos, la carretera antigua, que bajaba al Puente de la Portilla, no es el camín real pero sí su sustituto tras la desaparición de las barquerías. Este tramo también fue sustituido en su tiempo por el actual que hemos dejado atrás al llegar al Parador, el cual fue labrado en la ladera para tener un acceso más recto al puente, dado que este realiza un cierto rodeo para bajar a la orilla



Por aquel entonces, cuando se hicieron estas quintas, el tráfico era ocasional, solamente de algunos carruajes particulares, carros madereros, carros de labranza, mulas y caballerías, además de la célebre carrilana de línea, con cinco caballos. Luego ya llegaron los ruidosos vehículos a motor, incluyendo sus humos. Luego, con la carretera nueva volvió a serlo, solamente pasan los coches de algún vecino y de servicio de la depuradora, situada en la ribera, así como de la barquería existente al lado del puente, donde esta vía está cerrada por guardarraíles, como enseguida vamos a ver 


En el barrio, encontramos primeramente este gran caserón, con numerosos balcones. Atrás, mirando a la ría, dispone de un alargado balcón-corredor, a manera de mirador


Esplendorosa quinta: ha sido dejada la mansión con la piedra vista, de mampostería, siendo de cantería en los vanos


En esta impresionante fachada que mira al Camino se distribuyen la mayor parte de los balcones. En el del medio, arriba, un detalle...


Un pequeño frontón triangular con elementos geométrico y vegetales y el año de 1871, que sería el de su construcción


Al lado, adosado a él, un edificio de varias plantas, también de muros de mampostería a la vista


En suave descenso, llegamos al cruce con la calle Río Pedroso, donde tenemos otro conjunto muy interesante, como lo es toda esta calle


A la derecha una fila de viviendas de diferentes épocas y estilos, entre lo urbano, lo rural, indiano y residencial, algunas bastante reformadas


Es sin duda la de la izquierda la más llamativa del cruce, con gran galería mirando al este en el piso bajo, sobre ella buen balcón abuhardillado y arriba una torre-mirador


Desde allí arriba, cuando había menos edificios, se vería en dirección a todos los puntos cardinales ampliamente, divisando casi todo el estuario y las montañas circundantes


Tiene alrededor un amplio jardín cerrado por verja, con plantas, flores y árboles ornamentales


Todas las fachadas de la casa muestran numerosas filigranas y detalles decorativos. Llaman la atención especialmente por lo inusuales las ventanas del piso alto del muro norte, las dos laterales, con forma de punta de navaja



Más abajo otra quinta indiana. Esta con una gran galería mirando al norte, a la calle y al cruce, aunque sus mejores vistas han de ser al sur, a la población y su gran vega. Fijémonos también en su preciosa verja pintada de blanco que cierra el jardín


En la calle, en medio de esta conjunto indiano, hay un pequeño grupo de casas más pequeñas y populares, formando un bloque


Tienen un espacio delantero cerrado y se ve han sido notablemente reformadas. Parece ser que en algunas vivía personal de servicio, caseros, etc. de las quintas indianas


Luego otra formidable mansión, Casa los Cedros, también llamada de La Gonzala, asimismo con numerosos balcones mirando a la calle


Y una torre a manera de mirador que domina gran valle del Bajo Nalón


A la izquierda está la Casa Pintado, que fue residencia del párroco Don Jesús García


La Casa Pintado está en el cruce de La Bellosa, donde hay una bifurcación



El elemento que más destaca es sin duda su gran balcón galería acristalado, mirando al norte, a la desembocadura del Nalón. A su derecha hay una casa tradicional, de corredor



Las galerías acristaladas se extendieron a partir del auge de la industria del vidrio desde la década de 1880. En unos casos permitió cerrar los antiguos corredores e integrarlos dentro del espacio térmico del interior de la casa, en otros se construyeron nuevos, bien sobre edificio preexistentes, bien sobre nuevas viviendas. Aunque no exactamente exclusivo de ellos es un motivo muy vinculado a los indianos


Bajo el balcón-galería-mirador hay un buen espacio porticado en la planta baja, con artísticas columnas de hierro y cerrado con verja, el cual proporciona buena sombra en días de calor y excelente refugio con lluvia y orbayu al entrar en la casa


En La Bellosa vamos a salir de esta colonia indiana de La Madalena y del entramado propiamente urbano de la calle, siguiendo a la derecha en la bifurcación para continuar la bajada al Puente de La Portilla


Y es ahora cuando pasamos junto a Casa Carmen. El abandono del campo, y con él de prados, pastos y montes comunales, ha traído las grandes plantaciones con monocultivo de ocalitos o eucaliptos, que entre otros resultados, tapan considerablemente las vistas del estuario que tanto encandiló a los artistas de antaño, los de la colonia de La Pumariega, pero también, tras ellos, al poeta nicaragüense Rubén Darío, que aconsejado por el escritor asturiano Ramón Pérez de Ayala veraneó en 1905 en la fonda El Brillante de San Esteban y en una casa arenesca cercana a la playa de Los Quebrantos. En 1908 y 1909 lo hizo algo más al sur, en Riberas, concejo de Pravia


Abajo el gran Puente de la Portilla, con las marismas de El Cañón y La Xunquera, a la derecha. Ahora sí vemos, parcialmente, la desembocadura del Nalón en el mar, bajo el promontorio del Espíritu Santo (derecha a la foto), advocación de la capilla allí existente, en el solar de un antiguo faro de hogueras


Se ven los viejos cargaderos y gran almacén de carbón, el hogar del jubilado, Casas de los Prácticos, La Barra de San Esteban y El Espigón. En la margen derecha El Pico, zona también de marismas, donde hubo un desguace de barcos. Asoma un poco parte del histórico pueblo pesquero de L'Arena/San Juan de La Arena. Recordamos las estrofas de aquella canción popular de cuando entraban los barcos mercantes a puerto...
Lo van a poner más alto
el Faro de Cudillero
lo van a poner más alto
pa que alumbre a San Esteban
y no se pierdan los barcos

Aún hasta los años de la década de 1950 hubo una lancha que comunicaba directamente las dos poblaciones de la desembocadura, que por tierra han de dar un gran rodeo para llegar de una a otra. Desde hace años se reclama la instalación de una pasarela peatonal

Y abajo el Puente de la Portilla, cuya apertura en 1883 transformó las comunicaciones de la comarca y de todo el occidente asturiano. A partir de entonces las rutas costeras prevalecerían sobre las interiores en las comunicaciones con Galicia, si bien ya desde un siglo atrás, al adecuarse el Camín Real de la Costa para línea regular de diligencia, se estaba consiguiendo. Por ello ya en 1747, se solicitaba su construcción ante el "precio y tiranía que practicaban los barqueros" así como los continuos riesgos en "crecidas y avenidas"


Inocencio Cadiñanos Bardeci, Doctor en Historia, publica en Noticias de Algunos puentes asturianos en la Edad Moderna, que el lugar fue inspeccionado por Pedro Muñiz Somonte, que informó que el derecho del servicio de la barquería estaba a cargo del convento dominico de Nuestra Señora del Rosario, si bien antes (1518) era del obispo ovetensey que rendía anualmente 137,5 ducados

Este informe fue completado con el plano y 21 condiciones para hacer un puente de piedra, el cual habría de medir 300 pies de largo y estar hecho en mampostería. Se haría ligeramente alomado con cinco ojos de medio punto que serían simétricos y de tamaño decreciente


Tras ello, se hizo un nuevo reconocimiento, en el que participaron también un representante del convento, José Morán; y del pueblo, Domingo Fernández Ferrero, manteniéndose las 21 condiciones, si bien al año siguiente se propuso hacerlos de madera para abaratar costes, siendo presupuestado en 4.000 reales, y así fue concedido hacerlo en 1753, pero dado que se estipuló que no se podría cobrar peaje por cruzarlo, el convento insistió en sus derechos sobre el paso: otras trabas como el mantenimiento y reconstrucción, fueron muy contestadas por los vecinos, por lo que no se hizo y hubo de esperarse por un nuevo proyecto que al fin salió adelante muy avanzada ya la siguiente centuria


Cuando hablábamos de San Esteban decíamos que, a finales del siglo XVIII, existió el proyecto de hacer el río navegable hasta la cuenca minera con barcazas de carbón, con el objeto de hacer en su desembocadura un gran puerto carbonero en San Esteban, proyecto del Ingeniero de la Armada Fernando Casado de Torres, que en 1791 había visitado Asturias comisionado por la Marina, pretendiendo aparte del Nalón hacer navegable al afluente de este, el Caudal y el Trubia hasta la Fábrica de Armas, el proyecto chocó con el del ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos, que planteaba la construcción de una carretera carbonera hasta Gijón/Xixón, llegando a calificar de quimérico el proyecto de Casado de Torres y absolutamente inviable


Pese a todo la Junta de Estado aprobó el plan de Casado en 1793, que se estimada aparentemente sencillo pues solo requería, aparentemente, canalizar el río en los lugares más problemáticos, para se cruzasen dos chalanas, estas al bajar lo harían con escasa dificultad, empujadas por la corriente, si bien al subir sí se haría más necesario río arriba, el tiro animal, considerándose que dos caballos tirarían de una chalana a la que podrían engancharse la demás


Pronto surgen algunos inconvenientes, las obras, entre Sama y San Esteban se retrasan al verano tras varios intentos fallidos a causa del nivel del agua y su extrema frialdad, pero luego imperó el optimismo al limpiar el cauce del río, colocar algunas estaqueras, y dominar varios rabiones o rápidos, llegando a poderse navegar hasta Caces, al sur de Oviedo/Uviéu, trabajando en la obra hasta 2.000 hombres en algún momento


Pero al llegar al invierno las crecidas echaron abajo buena parte de lo construido, viéndose que el camino de sirga, para los caballos que tiraban de las embarcaciones a la vuelta, era imposible de abrir en determinados lugares. Sin embargo algunas chalanas, barcas sin quilla, pudieron navegar en 1794 por el curso fluvial, que subieron a 50 en 1795, pero la cantidad de carbón transportada lo hacía económicamente poco rentable en comparación con los gastos que acarreaba. Así en si Informe sobre la navegación del Nalón en 1797 Jovellanos afirmaba que:
"... van ya consumidos nueve millones de reales porque no se podría decir mal gastados si el resultado fuese cual se propuso, pero éste dista mucho de lo ofrecido"

"La sirga, a la vuelta y de vacío, no se puede hacer sin el empleo de seis hombres en los sitios acanalados y, sobre todo en los rabiones requieren el de ocho, diez, veinte que desnudos y metidos en el río hasta la cintura las empujan y sacan a lomo, de forma que, aunque tardan o menos o más, según el estado del río, su tardanza ordinaria en ida y vuelta se puede regular en doce días; calculando pues, el empleo de seis hombres a razón de ocho reales de vellón, el día en cada chalana, es claro el costo, cuya carga nunca pasa, ni puede, de ciento noventa quintales

Todo ello, además de protestas de particulares por la destrucción de "apostales" o puestos de pesca, hicieron fracasar la llamada "Empresa del Nalón", cuyo remate lo dio una gran riada en el año 1800


Al final triunfaría la idea de una carretera carbonera, plan original de Jovellanos, para transportar el carbón en grandes carros de bueyes al entonces aún pequeño muelle local gijonés, pero ello no se haría realidad hasta mucho después de su muerte, cuando en 1842 se inauguró la patrocinada por Alejandro Aguado, marqués de las Marismas del Guadalquivir, pero también llegaría algo tarde, tan solo una década después triunfaba otro nuevo medio de transporte y locomoción el ferrocarril


El tren sí haría de San Esteban puerto comercial y carbonero cuando en 1904 se inauguró la línea de la Sociedad de Ferrocarriles Vasco-Asturiana para traer carbón hacia el puerto y transportarlo al País Vasco, llegando a ser un verdadero muelle de los Altos Hornos de Vizcaya. Mediados los años 60 la actividad empezó a decaer y el puerto carbonero dejó de serlo como tal empezando los 80


A La Bellosa, donde la antigua carretera comienza una larga recta, siempre cuesta abajo


A la izquierda, un grupo de casas, que vemos en sus fachadas norte


Bellas hortensias a la entrada de una de ellas...


Y también rosaledas...


Pasando ahora este caserón de planta cuadrada tendremos más buenas vistas del alto Nalón...


Ahora son hacia el sur, con la isla de Arcubín, las plantaciones de kiwis y las frondosas riberas, toda esta vega conformó el corazón geográfico de aquel viejo alfoz de Pravia que se extendía por la costa centro-occidental asturiana hasta los cordales costeros que separan el litoral de las tierras del interior, de vez en cuando aún hoy en día azotado por las grandes crecidas que, ocasionalmente, causa este río, minero por excelencia, pues sus afluentes principales, Caudal, Trubia y Narcea, también los fueron


Al sur, la Sierra de Fontebona, con su poco cimero el Casafría (445) domina la escena. A sus pies, en Peñaullán, está el Castro de Doña Palla, recinto defensivo y poblacional de origen prerromano que pudo haber sido uno de los antecedentes urbanos de las actuales poblaciones, principalmente de la misma Pravia. Doña Palla, Pelaya o Palla Ordóñez, era precisamente gobernadora de Pravia en el siglo XI, cuando ya había sido capital de Asturias con Silo y Adosinda y que volvería a serlo, con la Puebla de Pravia del siglo XIII, del gran alfoz y concejo que llevaría su nombre hasta su desmembramiento en el siglo XIX, siguiéndolo siendo del actual, mucho más menguado respecto a aquel


El castro debió de ser importante y principal, pues hasta épocas recientes fue hurgado por los chalgueiros o buscadores de tesoros, uno de ellos, el más célebre, el famoso y biografiado Emilio Fernández Cuervo, nacido en el mismo lugar de El Castro. De él y de aquellos buscadores habla un interesante artículo de Ecos de Pravia:
"Los chalgueiros se valían de las llamadas gacetas o gacepas, según Juan Menéndez Pidal (Colección de viejos romances que se cantan por los asturianos en la danza prima, esfoyazas y filandones recogidos directamente de boca del pueblo, Madrid, 1885) 
«Gacetas» o «Gacepas» llama el pueblo en Asturias a estas escrituras fingidas que contienen las noticias de tesoros ocultos. Ignoramos quién pueda ocuparse en hacer tales documentos apreciadísimos por la gente crédula; que dice proceden del Archivo de Simancas, y suelen traerlas consigo los segadores cuando vuelven de su penosa excursión
 (…) una de esas «Gacetas» (que, no sin grandes dificultades, hemos podido arrancar a su poseedor), porque en ella se revelan el gusto oriental que tan hondas raíces ha echado entre el vulgo, y una de las leyendas por él más admitidas, cual es la de los moros encantados.
 Seguramente muchos recordarán a Emilio Fernández Cuervo, nacido en El Castro en 1921, el ayalgueiro de Peñaullán. Su historia y mucho más sobre este tema está recogido en el libro Tesoros, ayalgas y chalgueiros: la fiebre del oro en Asturias, de Jesús Suárez López (2001) disponible en la Biblioteca para quien quiera saber más. Emilio era el afortunado poseedor de una de esas gacetas, que describe como "un libro así de gordo [unos veinte centímetros], con unos cartones de cuero. La mitá de las letras ya nun se conocían, de la antigüedá…, tenían muchos años. Y los cartones parecía que estaban apolillaos de la cantidá de cientos de años que tenían. (…) Yo cogí [apuntes] de lo que yo conocía, de lo que me parecía a mí que tal. Si cojo todos aquellos apuntes taba escribiendo hoy tovía" 
En una entrevista, cuya lectura os recomendamos, que recoge el citado libro, realizada en 1988, Emilio, recuerda sus comienzos como buscador de tesoros, atribuyéndolos al descubrimiento casual, durante una salida al monte para cazar con un vecino, Arturo González, de "una cuevina de ná en la que había una poza". El hallazgo hizo que Arturo recordara que su suegra Serafina decía que "en la antigüedá decían los antiguos que aquí que había un tesoro, que se corría que había aquí un tesoro", así que se decidieron a pedir permiso al dueño del terreno y buscar por la zona. Cuenta Emilio que encontró una lanza, "encontré ciertas cosas, utensilios de fierro de diferentes maneras, hebillones de mulos, ostras de mar (…) un muro , y no era un muro de veinte centímetros, había sitios que tien cuatro metros de grueso, (…) una pipa, (…) cinco mallas como si fuera la cadena de un reló (…)"

Existen varios topónimos isleños en base a esta isla fluvial y otras más pequeñas que conforman una al lado de otra, El Pedregalón, El Dosal, El Dosalín...


Contemplando este hermosísimo paisaje naloniano, continuamos la bajada todo en recto, perdiendo altura rápidamente










A lo lejos seguimos viendo Los Cabos, también en el vecino concejo de Pravia, pueblo de buenas quintanas, casonas y palacios en la parroquia de Santianes y cercano por ello al solar del antiguo palacio o sede regia de Silo y Adosinda, de la que es ejemplo la iglesia parroquial, la más antigua del estilo Asturiano o prerrománico que ha llegado a nuestros días


A lo lejos la Sierra de las Traviesas nos indica nuestra cercanía al Camino Primitivo por la zona de Cornellana, Villazón, Alto de Santa Eufemia...


Visto desde la distancia un edificio notable parece destacar por sus proporciones en la casa de la izquierda, es el Palacio de los Suárez-Miranda y Omaña, del siglo XVIII


El palacio fue sede del Colegio Nuestra Señora del Carmen, que fue originariamente de huérfanas de Guardia Civil (donación de Doña Ramona Valdés, La Señora de Omaña), funcionando como tal entre 1949 y 1985 al cargo de las monjas de la Congregación Amantes de Jesús e hijas de María Inmaculada, luego Hijas de la Madre de la Iglesia. Antes aún estuvieron los Maristas. 
Arcubín, en foto de ya más avanzado el varano, con los árboles ribereños aún más repletos de hojas...


El río Nalón u los islotes, la plantación de kiwis y los altos cipreses protegiéndola de los gélidos vientos del norte


En medio, las naves y almacenes de La Isla, Más allá el largo viaducto de la Autovía del Cantábrico, salvando todo el valle con su característica inclinación, del que escribe el Ingeniero de Caminos Julio Martínez Calzón en su informe:
"El Viaducto sobre el río Nalón es la principal estructura del tramo Soto del Barco–Muros de Nalón de la Autovía del Cantábrico (A-8). Este viaducto de más de 1100 m de longitud y con un tablero único de 27 m de ancho, tiene vanos tipo de luz 60 m y un vano principal, correspondiente al cruce del cauce del río Nalón de 124 m salvado mediante una solución tipo pórtico mixto con las pilas empotradas en el tablero y pretensadas.

La sección transversal es un cajón estricto mixto en el que se ha eliminado la chapa central del fondo del cajón metálico en la cercanía de las pilas, de forma que permite la visión del hormigón de fondo. La anchura total del tablero se consigue mediante un sistema híbrido de costilla y jabalcón. 

La construcción se ha realizado mediante la técnica de lanzamiento del cajón metálico desde los estribos y posterior ejecución de la losa de hormigón del tablero, siendo de particular interés el lanzamiento del tramo correspondiente al vano principal de canto variable"

Y por aquí vamos despidiéndonos, poco a poco, de esta gran ribera sotobarquense del estuario: la capital ya va quedando atrás a nuestra izquierda. Más a lo lejos los altos de La Marrona, Las Arenas (252 m), El Pedrisco (271 m) y El Picu las Pilas (385 m)


En medio de la población siguen destacando por sus proporciones el colegio y la iglesia. A su izquierda asoma parcialmente el Ayuntamiento


Vemos los árboles de la Plaza Herminio de la Noval, Por poco no llegamos a ver, está a la izquierda del Ayuntamiento, el antiguo Cine Clarín, inaugurado en 1920 con el dinero indiano de la familia Castro, de La Ferrería. Era además de cine, teatro y baile, fue restaurado como centro cultural


Colegio Gloria Díaz, allá por el año 1988 llegó a haber tantos escolinos que hubieron de habilitarse aulas fuera de él, incluso en la iglesia


Más allá, entre la carretera de Pravia y la orilla del Nalón, prados, aldeas y alguna nave industrial, por la zona de El Quintanal y Llagu


Un poco más a la derecha llegamos a reconocer el cementerio. A lo lejos y más al sur las sierras de Fontebona y El Valle dan paso al vecino concejo de Candamo


El Quintanal y el Nalón con los prados de la ribera, estos son los boscosos restos del arbolado ribereño o soto que dio nombre a la villa. Seguimos viendo el largo viaducto inclinado de la autovía


Seguimos caminando mientras contemplamos el paisaje del Bajo Nalón, con los altos de Las Funtinas enfrente, en la ladera de Monte Agudo


Hemos dejado atrás La Madalena y los barrios netamente urbanos sotobarquenses, a partir de aquí y hasta el puente solamente encontraremos alguna casa a lo largo de la carretera vieja


Algunas señales advierten al tráfico que la carretera no tiene salida, tal y como comentábamos antes, pues no tiene paso a la N-632


De frente, vemos bien la cima de Monte Agudo, que con sus 338 metros de altura es una de las atalayas naturales sobre la desembocadura del Nalón y este tramo de costa que sería el antiguo Alfoz de Pravia, de Las Merucas en Pravia de Aquende a Las Luiñas y Las Ballotas en Pravia de Allende


Pasamos una de las casas de la carretera, que en su tiempo sustituyó al antiguo camín real...


Un poco más abajo, la siguiente, en una precisa finca con jardín, prado y frutales


Alguien nos da la bienvenida al lugar; el guardián del Camino


Observando al peregrino...


Esta es además la última casa antes del puente, que no veremos ya hasta llegar a él


Justo al pasarla la carretera comienza a hacer la gran curva antes del cruce del río, una importante vuelta que fue el motivo de su sustitución por un ramal más directo desde El Parador


Una palmera solitaria en medio del prado llamará aquí también nuestra atención


Curva cerrada a la derecha. No suele haber demasiado tráfico, o más bien casi ninguno, pero puede pasar algún vehículo a las barquerías o de servicio de la depuradora. Estemos atentos


Las sierras costeras ante nosotros siguen siendo buenas referencias visuales


Volvemos a ver Somao, extendido linealmente por el canto o cresta de la colina, Más allá La Peñona (496 m), donde hay área recreativa, otro espectacular mirador sobre el litoral


En Somao sigue destacando La Torre o Casa Amarilla. Abajo el gran socavón de la autovía, que se adentra allí en un túnel


Continúa la curva cerrada


Y volvemos a ver Muros, Muros de Nalón, otra buena referencia, pues luego del puente subiremos hasta allí por Era y La Pumariega


El Camino subirá en medio de aquellas casas a la iglesia. Abajo ese grupo de casas es llamado también El Parador, pues constituía otra de las paradas de la antigua carretera costera


Más sotos, bosques de ribera, anuncian nuestra proximidad al río mientras continúa esta larga curva


Tal vez en algún momento, entre los árboles, podamos divisar ya el río en su estuario. Aquí abajo tenemos las marismas de El Sablón, que como su nombre indica, está en terreno arenoso (sable, arena), Al otro lado, bajo Somao, las casas de Las Benasas (izquierda), y a la derecha (bajo Muros) El Puntigu. Detrás, apenas visible, La Veiga


Camino del puente seguimos contemplando, si nos deja el arbolado, algunos tramos de estas riberas


Ahora, enfrente de El Sablón, El Cañón, ribera rocosa en la parte de Muros, con algo de acantilado fluvial  y densamente plantada de eucaliptos


Esta parte del boscaje de ribera es llamada El Castañéu. Seguimos viendo Muros en lontananza


Nuevas vistas de Muros, Somao, Las Benasas, El Puntigu y La Veiga desde El Castañéu


Cruce a la depuradora, nosotros seguimos de frente


Es el E.D.A.R. Bajo Nalón, tratamiento de aguas residuales de estos concejos


La carretera serpentea aún en estos últimos metros de la bajada desde La Madalena


Estamos sin duda en la zona más frondosa del bosque, donde abundan los helechos y los árboles y arbustos autóctonos


Casi en llano ya, curva a la izquierda en medio de la biesca...


Y llegamos a estas explanadas en la que fue La Cantera del Puente


Ya vemos (y oímos) la carretera, al fondo. A la derecha, un monolito conmemorativo


Y en él, placa en homenaje a los fusilados en la guerra civil que fueron aquí enterrados en una fosa común: la denominada Fosa de la Cantera del Puente



Aquí es donde se corta la carretera vieja a los vehículos, pero no a los peatones. A la izquierda de baja al embarcadero, a la derecha el camino señalizado se dirige a cruzar el Puente de la Portilla, que ya tenemos ante nosotros


Aquí están las señales que nos lo confirman. Atentos, pues como vemos pueden quedar fácilmente casi ocultas por la vegetación 


El paso es estrecho, sigamos de frente y no se nos ocurra cruzar bajo ningún concepto: es peligrosísimo además de innecesario


El tráfico pasa veloz y normalmente es intensísimo: abajo Las Casinas de los Barcos, en la antigua barquería


Es paso va estrechándose aún más, es inevitable caminar en fila india


A nuestra izquierda, otro de esos puertos de palos, donde atracan las lanchas de pesca de los pescadores lo cales, sucesores de las antiguas barquerías.  Así debían ser los viejos embarcaderos de las lanchas que cruzaban la ría, endebles y peligrosas, aparte de caras, por ello su cruce era continuamente lamentado por peregrinos, viajeros y cronistas que plasmaron sus sufridas impresiones surcando las aguas


Por ello no debe de extrañarnos que en ocasiones se prefiriese remontar río arriba la orilla, a veces varios kilómetros, hasta hallar un mejor paso, a veces bastante lejos. Otras veces se optaba, si las condiciones climáticas son buenas, enlazar con los caminos del interior


Según avanzamos por el puente adelante tendremos una gran panorámica de El Sablón con Monte Agudo en lo alto, viendo también  Somao a lo lejos y La Peñona en la distancia


Ahora la vieja barquería son estos modestos muelles de pescadores, su atractivo encanto de puerto artesanal permite hacernos una idea de cómo sería un puerto medieval, eso cuando no arribaban las barcas, y barcos, directamente en la arena o el fango, volviendo a reflotar con las mareas altas. Había unas cuantas pues los puentes, hasta muy avanzado el siglo XIX, eran muy escasos. Hasta bastante río arriba no había uno de piedra, el de Peñaflor (paso del Camino Primitivo), hecho en la baja Edad Media para sustituir a una más antigua pasarela de madera destruida por las crecidas


El desaparecido oficio de barquero no era precisamente bien visto por los peregrinos y por los usuarios en general. En muchas ocasiones la construcción de puentes tuvo que ver con eso más incluso que con otra cosa, del asunto hemos hablado y hablaremos. Este mismo Puente de la Portilla ya hemos visto que se hizo a causa de sus abusos y de la inseguridad del tránsito



El puente también se retrasó, recordemos, porque los derechos sobre estas barquerías estaban en manos de la nobleza y los monasterios, a los que se cedía su gestión. Este puente tendría la disposición de no cobrar peaje, por lo que no parecía muy atractivo para los beneficiados por las barquerías, de ahí que tardón casi siglo y medio en hacerse, desde un primer proyecto en 1747 a su apertura en 1883


Al ir desapareciendo los cotos y jurisdicciones señoriales y eclesiásticas a lo largo de la centuria del XIX, aquel inconveniente también fue solventándose. Las carreteras ya estaban en marcha y los grandes carros de los carreteros iban sustituyendo a las antiguas recuas de mulas y pequeños carros de los arrieros, había comenzado las líneas regulares de diligencias y ensanchado y adecuado los caminos: la construcción de puentes era tardía pero se hacía ya inevitable


Las últimas grandes infraestructuras pontoneras, los viaductos de la Autovía del Cantábrico han solventado las dificultades orográficas seculares, que ni siquiera el ferrocarril, aún más tardío que la carretera, pudo solventar satisfactoriamente, si bien cierto es que se han cobrado su tributo en el paisaje 


Flecha amarilla en el Puente de la Portilla: el paso para el peatón, si bien protegido por esta barra, es tan estrecho que hay que mirar al suelo a cada paso para no tropezar con el apoyo, pues dada su forma se mete hacia el delgado pasillo. Este tránsito da a muchos peregrinos y transeúntes una cierta sensación de vértigo pese a la barandilla emplazada a la izquierda, sensación que tendremos, incrementada, en la famosa Ponte dos Santos para pasar de Asturias a Galicia por Ribadeo


El puente antiguo fue volado la noche del 8 de septiembre de 1936 para impedir el paso a las tropas nacionales, por lo que el río fue frente de guerra más de un año, hasta la caída definitiva de Asturias y de todo el Frente Norte en octubre de 1937. Se reconstruyó un año después, en 1938


A la derecha vemos la isla fluvial de El Yaín


Y más allá el pueblo de El Castillo, por donde viene el camino, procedente de Avilés, tras atravesar Castrillón por la Sierra del Cordel y seguir por El Cueplu y La Granda


Y ahí está La Barquería del Castillo, el antiguo paso en lancha por el Camín Real de la Costa, qu esigue siendo un puerto de pescadores, muelle también de palos, donde está el edificio de la antigua fábrica de salazón de Maricuerno, pionera de la angula en estas riberas nalonianas. Atrás la muralla almenada de la quinta de La Torre, solar del antiguo Castillo de San Martín de Soto


Del histórico castillo, que marcó el devenir del Bajo Nalón durante siglos, apenas queda nada, la misma muralla almenada es una recreación histórica del siglo XIX cuando se construyó la actual quinta, reuniendo fincas de los arrendatarios del terreno. El castillo, tras larga decadencia, fue empleado como cantera pública hasta casi desaparecer


Solamente queda de él parte de la reconstruida torre del homenaje, tapada o casi por el arbolado ornamental de este promontorio, vigilancia de este paso natural ancestral, fuerte romano sobre castro astur, luego castillo del Reino de Asturias contra los vikingos, luego símbolo del poder señorial y disputas palaciegas, guardián de los caminos y de la historia


Cruzamos así la Ría del Nalón, otro de los grandes hitos fluviales del camino costero de Santiago, el Camino Norte, al otro lado, en las riberas acantiladas de El Cañón, pasamos a pisar tierras del concejo de Muros de Nalón, otra importante población caminera en el tránsito hacia la costa occidental astur, acercándonos paso a paso al gran desafío geográfico que fue durante siglos el tránsito por Las Ballotas



Entramos en el concejo de Muros, donde empezamos a subir

















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