Vega de Rey o Veiga Rei desde el Camino. |
Cruce que baja de Piedratecha para ir a Oubona y a Villaluz |
Tras visitar el histórico conjunto monacal que fue el monasterio de Santa María la Real de Oubona, los peregrinos del Camino Primitivo retornan al cruce de sendas que, bajando desde Piedratecha, nos llevó al monasterio y, regresando a este mismo punto, continuamos rumbo a Villaluz. Aquí en el cruce tomamos la pista de la derecha.
La senda es encantadora, toda ella de tierra, discurriendo llana por los bosques de La Sierra Villaluz, encima de los valles de Oubona
Este recorrido es bastante llano en este primer trecho de trayecto
Suelo bien trillado de tierra y piedra
Curva a la derecha
Un arroyo, que baja de Piedratecha, vierte sus aguas valle abajo...
Tras la curva subimos un poco
En la umbría del bosque...
Aunque es zona boscosa desde varios lugares tendremos aun una buena panorámica del pueblo de Oubona
También de su monasterio según va quedando detrás nuestro...
En la espesura...
Seguimos por los bosques
Curva a la derecha
Cruce y seguimos de frente, cuesta arriba
Atravesando el castañéu
Pista de barro...
Zona de charcos con lluvia
Seguimos por la belleza del bosque
Tramo recto
Y curva a la derecha subiendo un poco
En Camino
Las brillantes hojas del acebo relumbran en la foresta
La Sierra Villaluz
Un camino enlaza con este...
Continuamos todo adelante
Altos setos y boscaje
Fila de carbayos...
Guardianes naturales de la senda histórica
Praderías, ya queda poco para llegar al pueblo
Estamos acercándonos a Villaluz
Ya reconocemos al fondo algunas casas
Continuamos hacia ellas
Huertas. bosquetes, fincas...
Pasamos bajo este gran árbol
Y entre viejas murias
Si nos fijamos un poco, descubriremos a nuestra derecha la ermita antigua del Cristo, en medio de un prado, pequeña y de piedra
A nuestra izquierda se yerguen los altos muros de un quinta
Más acebo
El boscaje da paso a un entorno de casas y quintanas con hórreos, silos y cuadras, esparcidas a los lados de las pistas que aquí se juntan, en esta aldea ganadera que pertenece también a la parroquia de Oubona
Las conchas nos indican ir a la izquierda en dirección a una hermosa arboleda en medio de Villaluz
Llegando al cruce frente a esta casa iremos a la izquierda
Seguimos unos metros por esta calle
Y luego tomamos este sendero a la izquierda
Hasta hace años aún se jugaban aquí partidas de bolo celta, pues había una l.lábana o losa de piedra en medio, donde se armaban los bolos. Ahora se ve alguna mesa con bancos donde pueden descansar los peregrinos
La ruta está bien marcada y pisada
Por aquí caminamos nosotros
Área de descanso muy concurrida
Ahora seguimos por senda asfaltada, con el lavadero de techo de pizarra a la izquierda de La Fonte y la ermita nueva del Cristo del Socorro a la derecha, próxima a los prados de pasto y a más bosques
Al oeste, El Picu Mul.leirosu, de 1.254 metros, el más alto del Concechón. Que se alza altivo sobre estos prados y bosques ribereños de alisos, en las orillas de los arroyos que riegan estos campos llanos
Señales en el lavadero de La Fonte, conchas peregrinas nos indican la dirección a seguir en todo momento
Subimos unos metros, pista arriba
También por un camino asfaltado
En esta cuesta podemos hacer un alto
Y contemplar el paisaje tras de nosotros. Al norte divisamos las montañas del Cuarto de los Valles, la comarca noroccidental del concejo tinetense, ya en la frontera con el concejo de Villayón
Subimos hacia aquellas naves ganaderas
Y llegamos a un cruce
Concha indicadora
Seguimos en Villaluz
Prados de pasto y maizales
Campos de Reburdiayos y, más al fondo, Salgueiros
Curva a la derecha
Rebaño de frisonas
Un bosquete
Apenas hay arcén, arrimémonos bien a la izquierda
Y esta es Casa Morán, una antigua venta de arrieros datada al menos desde 1929
A su lado la panera
Panojas o mazorcas de maíz enriestradas. Aquí panoyas o panochas...
Un letrero en el corredor de la panera nos informa del pasado de la casa
Hermosa estampa rural... el maíz fue, tras su llegada de América, intensamente plantado como cereal para hacer pan, borona o boroña, y otras comidas como pulientas o farrapas, así como alimento para los animales, todo ello a partir del siglo XVII. La mejora alimenticia, dentro de lo que cabía en aquel contexto, provocó un aumento de población notorio a partir del siglo XVIII, si bien al final también fue motivo de emigración. En esa época nacieron la panera como evolución en tamaño del hórreo para guardar las grandes cosechas de maíz y el esfoyón o esfoyaza, trabajo comunitario en el que la vecindad se ayudaba de casa en casa para deshojar y enrristrar las panoyas o panochas (mazorcas o panojas) y subirlas a la panera, colgando de las colondras o tablas de la pared y de los corredores, cuyo uso se generaliza, también en las casas, por este motivo. En este trabajo coincidía toda la comunidad y era un motivo de intensa relación social, por lo que siempre había algo de fiesta, alguna comida de la temporada, la garulla, consistente en castañas, boroña, nueces o con suerte incluso algo carne de la matanza, regado con sidra o vino según la zona, y algo de música y cante con cualquier cosa que pudiese servir como instrumento musical, siendo todo un acontecimiento la presencia de algún gaitero, violinista (normalmente oficio de ciegos, que cantaban los romances para ganarse la vida así antes de la creación de la ONCE) o acordeonista
Existían entre mozos y mozas picardías y amoríos y la coincidencia de hombres y mujeres, unos deshojando o esfoyando, otros acercando o apurriendo, y otros enrriestrando, hizo que fuese severamente criticada por las autoridades eclesiásticas, por lo que se dictaron incluso drásticas disposiciones que, no obstante, nunca parece que se les hiciese mucho caso, si bien, el acudir a esfoyazas fue con el tiempo motivo en no pocos casos, de crítica social. El éxodo rural y el abandono del campo hicieron lo que no pudieron los poderes del momento, desapareciendo casi esta costumbre a no ser en determinados lugares y, principalmente, en algún trabajo de recuperación o rehabilitación de la fiesta. En este caso no lejos de aquí, en Navelgas se celebra todos los años el Festival del Esfoyón y del Amagosto, a principios de novimebre. Aunque se sigue plantado mucho maíz este se reserva ya básicamente al forraje y es molido por máquinas tractoras con toda su planta según lo recoge automáticamente. No obstante en algunas casas se enrriestran algunas panoyas para hacer alguna boroña de vez en cuando y para alegrar y decorar un poco el corredor de la panera, antiguamente toda llena, tapada por ellas
Así explica Francisco José Rozada Martínez estas situaciones
"Esfoyazas y filandones congregaban en las casas a las gentes que -dispersas por barrios y quintanas de las parroquias- estrechaban lazos vecinales, hoy en una casa y mañana en otra. Las labores solían alargarse y, a veces, se daban pequeños incidentes entre mozas y mozos que la Iglesia -siempre vigilante para que se cumpliesen sus principios de rígida moral- pretendió atajar. De modo que, en 1782, las autoridades eclesiásticas y civiles se pusieron de acuerdo para frenar aquellas posibles situaciones que no encajaban en sus normas y costumbres. Así, se prohibió salir por las noches a esfoyazas y filandones, castigando a los que infringían la norma a cuatro días de trabajo en las obras públicas o al servicio de los pobres y, además, los padres de los mozos y mozas que contravenían estos principios debían pagar cuatro reales, cuyas penas se duplicaban si se reincidía. El obispo Pisador -en 1789- prohibió dichas juntas, ordenando a los curas de las parroquias que no las permitiesen. Y todo ello a pesar de que una cierta religiosidad estaba presente en la mayoría de las actividades, reuniones y actos de los vecinos de las parroquias pues, por ejemplo, en este caso concreto que nos ocupa, la “esfoyaza” solía concluir con el reparto de la que llamaban “garulla”, una colación de castañas cocidas, manzanas, boroña y nueces, junto con un vaso de sidra o de vino y, en la despedida, el dueño o dueña de la casa daba inicio al rezo de un padrenuestro que era secundado por los presentes"
La rueda de carro del país, con su estructura de "H", en la pared exterior de la bodega de la panera
Los patos, en medio de la carretera...
Cruzando como si nada...
Desde la panera continuamos nuestra ruta
Y entramos en Vega de Rey o Veiga Rei
La carretera hace una curva a la derecha
Más casas y naves
Hortensias en la cuneta
La tradición legendaria afirma que por aquí pasó un rey a hacerles probar con un sufterfugio a sus pobladores que estas tierras eran de su propiedad y patrimonio. La historia popular evoca esos aconteceres narrando que el monarca se presentó a caballo ante los vecinos, se posó de su montura, cogió un puñado de tierra y preguntó: "¿de quien es esta tierra?"... una estratagema para que los interpelados dijesen que era de él, tomando una parte por el todo
Tal vez se trate de una "contraleyenda" relacionada con la de los litigios entre la Puebla de Tineo y los frailes de Oubona, sobre qué tierras eran de ellos y cuales de la población, amparada por fuero real. Se dice que los monjes, que no podían jurar en falso, juraron en una ocasión en un pleito celebrando en una zona que reclamaban, que las tierras que pisaban eran del monasterio. Dado que era inconcebible que personas pías mintiesen los vecinos cedieron pero, una vez hecho juramento y escritura, los monjes se descalzaron las madreñas dejando caer fuera la tierra que habían traído del propio monasterio, la cual estaban realmente pisando, no la del suelo
No tienen ambas tradiciones visos en absoluto de realidad aunque ya se sabe que toda leyenda posee un fondo de veracidad, en este caso los mencionados pleitos para discernir quien era el dueño de tal o cual lugar
Y así continuamos bajando
Curva a la derecha
Pese a caminarse por asfalto es un itinerario este cómodo de caminar...
Si bien hay que estar muy pendientes del tráfico
Más hortensias
El perro viene a saludarnos. Al fondo, a la derecha vemos, con sus alturas aún parcialmente nevadas, La Sierra de Fonfaraón, por donde va la famosa ruta de los hospitales. Un poco a la izquierda es El Panchón. En medio, oculto por la montaña, está El Palo
Un próximo reto será pasar esas montañas, bien por Fonfaraón, bien por los pueblos de abajo, la ruta que baja al valle del río Nisón, en Allande.
Por aquí iremos saliendo de esta aldea de tan regias leyendas, campos de Las Veigas y Las Pedrosas
Junto a esta casa salimos de Vega de Rey/Veiga Rei
Bonito hórreo en miniatura en medio del jardín
Se acaba la bajada
Y comenzamos seguidamente un corto ascenso a Berrugosu
Otra aldea de la parroquia tinetense de Oubona
Junto a la primera casa seguimos subiendo la cuesta
Y pasamos entre las demás
Un gato nos atisba en las huertas.
Y pronto salimos de Berrugosu, dejando atrás esta quinta con sus llamativas construcciones anexas
Llegamos al alto...
Y se nos ofrece un nuevo panorama con un nuevo paisaje
Empezamos abajar un poco
Hemos llegado a Las Tiendas, un topónimo que tal vez haga referencia a algún antiquísimo poblamiento trashumante mas que antiguos comercios. No olvidemos que estamos cerca de las brañas vaqueiras
Pintoresca línea de chantas o lajas hincadas entre los campos y la carretera. Campos de Los Cuetos. Parecen un monumento o construcción megalítica, como los túmulos que encontraremos en aquella collada. Por allí en medio baja El Regueiru Chamazar
Pasamos al lado de la única casa de Las Tiendas
Y subimos cuando estamos a la altura del Km 5 de la TI-3
Curva a la izquierda
Subimos todo recto
Pasmos junto al cruce de Sabadel, pueblo que a veces se empeñaban en poner en carteles y letreros "Sabadell" por su similitud fonética con la ciudad catalana
Luego hay otra bifurcación, pero nosotros seguimos por la carretera, a la derecha
Allí está el Alto de Campiello
Atrás quedaron La Tiendas y sus maizales, atrás queda un paisaje y adelante llega otro
Llegamos en este momento a una antigua necrópolis megalítica de 4000 ó 5000 años de antigüedad, testimonio de que alguien andaba ya por estos mismos caminos desde hace milenios...
Es el campo de túmulos de Campiello, donde hay albergues de peregrinos, bares con servicio de comidas, tiendas y alojamientos: Casa Ricardo y Casa Casa Herminia
Quizás el más visible y evidente sea este situado justo en el mismo alto, al coronar la cuesta, a la derecha de la calzada.
El aprovechamiento agropecuario del territorio desde hace milenios ha hecho que su forma apenas sea visible a no ser que nos fijemos o vayamos sobre aviso, siendo una suerte que aún se conserven estos, pues sin duda en estos parajes hubo muchísimos más que desaparecieron. Básicamente se trataba de grandes estructuras de tierra y piedras que albergaban en su interior una cámara funeraria o dolmen, donde se realizaban las inhumaciones.
Estuvieron siempre a expensas de buscadores de tesoros, pues aparte de historias y leyendas sobre las supuestas riquezas en ellos custodiadas por seres mitológicos, lo cierto es que se hacían ofrendas a los difuntos, encontrándose numerosos objetos votivos, hachas de piedra, puntas de flechas, utensilios diversos y adornos, figurando entre ellos objetos de bronce y oro, pues aquellos pueblos ya dominaban el arte de la metalurgia.
El "oficio" de buscador de tesoros, ayalguero o chalgueiro, pervivió hasta nuestros días, para ello empleaban no pocas veces unos escritos anónimos, llamados normalmente gacetillas, grimorios o ciprianillos (Libro de San Cipriano), redactados vayamos a saber cuándo y por quién que, cual mapas del tesoro, señalaban los lugares donde encontrar valiosos ajuares. Sin duda se trataba de alguien que plasmaba por escrito leyendas populares que guardan la memoria de antiquísimos asentamientos o construcciones ancestrales
Ahora son los arqueólogos quienes investigan estas necrópolis de la que hay aún tantísimas que apenas han sido siquiera catalogadas en su totalidad, mucho menos las excavadas científicamente
El tema de los enterramientos en túmulos es sumamente interesante, puede decirse que prácticamente todas las culturas del mundo tuvieron en alguna fase de su historia este ritual, incluyendo las mismas pirámides y mismamente hasta los panteones de nuestros días. Es pues este uno de los muchos ejemplos que demuestran que estas sendas xacobeas fueron pasos naturales desde la noche de los tiempos, y vieron el transcurrir de culturas y civilizaciones mucho antes que se descubriese el sepulcro del Apóstol Santiago en Compostela
Este túmulo es un abombamiento del terreno que suele pasar desapercibido a la mayoría de los caminantes, pero desde él observamos una panorámica soberbia de una parte del occidente asturiano muy importante, el paso de las tierras de Tineo/Tinéu a las de Allande, con el mítico Puerto'l Palo en el horizonte y La Sierra de Fonfaraón, labrada hace milenios, durante la dominación de Roma, para sacar el oro de los astures como tributo a la gloria de los césares y augustos.
El enclave, por lo tanto, no es casual, domina visualmente gran parte del territorio, desde la Sierra de Tineo al este a la de Fonfaraón al oeste, desde las montañas costeras o prelitorales al norte, a los picachos más altos de la Cordillera Cantábrica al sur, también con sus propios campos de túmulos no alejados de los pasos naturales de aquellas civilizaciones eminentemente pastoriles
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