viernes, 23 de mayo de 2014

LA VENTA L'ESCAMPLERU Y CASA CONCHA (ASTURIAS) LOS ESCUDEROS DE LES REGUERES EN EL HOSPITAL DE PEREGRINOS: LA CUESTA DE LOS ARROXOS, LA ROMERÍA DEL CARME, LOS VAQUEROS Y LOS ESCOBEROS

L'Alto L'Escampleru y La Venta (casa blanca en medio de la foto). A sus pies sube el Camino

A once kilómetros al oeste de la Sancta Ovetensis los peregrinos llegan a L'Escampleru, concejo de Les Regueres, por La Venta o La Venta L'Escampleru, en el alto de igual nombre, subiendo por La Carrilona desde El Castañéu del Soldáu, Gallegos y La Ponte Gallegos, donde han cruzado el Nora por su viejo puente de piedra, dejando tierras ovetenses y entrando en términos regueranos

Gallegos (abajo) y La Venta (arriba) con El Castañéu del Soldáu y La Carrilona (a la derecha)

La Venta L'Escampleru constituía pues una perfecta parada para los viajeros de antaño, y más para los que se dirigían al occidente por el antiguo Camín Real de Galicia o Camín de Grao, entre ellos muchos peregrinos, que también tuvieron su hospital de acogida en ese alto, tras remontar la primera cuesta larga e importante del Camino Primitivo


Aquí además este camino se cruzaba con otra importante ruta de arriería y trashumancia como era el camino que se dirigía a la costa desde el paso de Ventana, comunicando Asturias con la meseta por ese puerto, muy empleado por los vaqueros de Les Regueres, que tenían sus ganados en los pastos babianos de la Cordillera en verano y los bajaban a estos valles interiores, de clima más suave, al llegar el invierno

Casa Concha

De La Venta o La Venta L'Escampleru hay noticias desde el siglo XVIII al menos, cuando la menciona, si bien escuetamente, el ilustrado Jovellanos en uno de sus viajes, pero su origen debió ser muy anterior seguramente, aunque la historia más reciente y conocida fue la de Casa Concha, nombre de la mujer que se casó con Cipriano, el propietario de la casa de comidas que existió previamente en el lugar. Cerró en 2010, llegando a ser conocida por tanto por muchos peregrinos


El antiguo hospital de peregrinos estaba unos metros más al sur, no pasaremos por él sino que, caminando frente a Casa Concha, lo veremos de espaldas. Se trata de Ca'l Juez, Casa l'Aldaba, Casa los Alfonsos o Casa los Escuderos, antiguo hospital de peregrinos de San Martín, escenario de un episodio histórico: en el año 1.350 Enrique de Trastámara llegó con su séquito a L'Escampleru, buscando posada y refugio huyendo de las represalias de su hermano el monarca Pedro I de Castilla, El Justiciero para unos o El Cruel para otros, con quien mantenía una endémica disputa por el trono. Más tarde, en el siglo XVIII, esta fundación aparecería como Hospital de San Miguel, es decir, con otra advocación

Los Arroxos, llegando a La Venta L'Escampleru (arriba)

Tras un hermoso paseo fluvial por los bosques de El Castañéu del Soldáu y El Molín de Quintos, en las riberas del Nora, el Camino acomete la dura cuesta de La Carrilona y llega a Los Arroxos donde acaba la subida y se hace calle asfaltada entre viviendas unifamiliares y chalets con terreno al pie de La Venta, que vemos a lo lejos en medio de la foto a la izquierda de la ocalital o plantación de ocalitos junto al Campu la Venta, en La Cerra (263 m), histórico campo de ferias y romerías



Existió en L'Escampleru además un monasterio, bajo la advocación de San Martín, que habría existido entre el año 978, su primera mención, y el siglo XI y que acaso fuese el germen del hospital de peregrinos, este fundado en el siglo XV, que a la vez lo sería de La Venta


Aquí vemos el Camino subiendo por Los Arroxos arriba hacia La Venta o Alto L'Escampleru. No olvidemos de todas maneras que un monasterio no era necesariamente en la Edad Media un gran edificio monacal sino se menciona como tal incluso a muy pequeña comunidades de monjes y, mismamente, a alguna familia acogida a alguna regla religiosa


El edificio de arriba a la izquierda es el de Casa Concha, el último negocio que existió en La Venta L'Escampleru, donde acaba la cuesta de Los Arroxos, que es la última de la gran subida que comienza abajo tras cruzar La Ponte Gallegos, en el paso del Nora y que, tras cruzar el pueblo de Gallegos, ofrece una 'tregua' llaneando por la ribera hasta El Molín de Quintos, donde comienzan dos buenas cuestas hasta llegar aquí a Los Arroxos


Limoneros en los prados al pie de Casa Concha, de la que vemos su fachada este. El Camino sube poco más abajo, a su izquierda, el cual sigue un paso natural que fue vía romana estudiada por la historiadora M. Álvarez Marrero, la cual sería un ramal del famoso Camín Real de la Mesa que, desde el puerto de La Mesa, entraba en Asturias por este que fue paso principal durante siglos, avanzando por aquí hacia la antigua ciudad, posiblemente fundada por los romanos tras la conquista, de Lucus Asturum, en Llanera, y que podría haber sido una especie de 'capital' o centro administrativo, en territorio de los astures luggones, que poblaban el centro de la actual Asturias y norte de León


Ese camino habría sido además la vía o calzada de Lucus Asturum a Lucus Augusti (actual Lugo, capital que fue de la Galicia lucense y acaso de toda Galicia posteriormente en la alta Edad Media), el cual y a partir de la proclamación de la antigua Ouetao como capital de Asturias en tiempos de Alfonso II El Casto, sería la base del Camín Real (del reino) hacia Galicia, vía principal de los primeros peregrinos, tal y como quiso ver la tradición transmitida, empezado por dicho rey, a quien se le considera el primer peregrino conocido, pues en su extenso reinado se descubrió la que se tiene por tumba de Santiago y sus discípulos Teodoro y Atanasio, yendo el mismo monarca con su séquito a verificar el hallazgo



Si bien la historia de la denominada inventio y, en concreto, del viaje de Alfonso II El Casto, es incierta y en su mayoría recopilada siglos después de los hechos, nada quita mérito a este Camino que, a todas luces, era sin duda prehistórico y parte de una red, de la que llegó a ser principal, de rutas este-oeste a través del eje de los valles del Güeña, Sella y Piloña, llegaban aquí por el del Nora y continuaban por el del Nalón hacia occidente, pasándose a la cuenca del Narcea, y su afluente el Nonaya, tras la ascensión al monte de El Freisnu, al oeste de Grado/Grau, donde se cruza con  otro ramal del Camín Real de la Mesa que iba hacia Pravia, la Flavionavia romana, posible capital de los astures pésicos y capital con Silo y Adosinda y tal vez con Mauregato y Bermudo I, los antecesores de Alfonso II El Casto, quien trasladó su capital a Ouetus, tal vez una refundación en tiempos de su padre Fruela I (según otra discutida tradición por los monjes Máximo y Fromestano) de una población anterior sita en otra encrucijada, la del camino que de otro paso de la Cordillera, el de Payares, comunicaba Legio (León) con Lucus Asturum y Noega, castro marítimo y comercial, metalúrgico y ganadero en la costa gijonesa



Si bien no se sabe exactamente cual habría sido exactamente la ruta escogida por Alfonso II para ir a Santiago en caso de que realmente hubiese ido (hay más, entre ellas por la costa), sí sabemos que el camino de la Sancta Ovetensis a Lugo y de allí a Santiago llegó a ser el más consolidado por el interior de Asturias hacia Galicia y, como tal y con sus ramales, siguió siéndolo hasta la paulatina construcción de las primeras carreteras a partir del siglo XVIII y, sobre todo, del XIX. Pasando luego sus tramos a ser caminos locales, vías pecuarias, o incluso desaparecer



Una red de ventas, posadas, hospitales de peregrinos, pobres, malatos, monasterios y otras fundaciones jalonan el recorrido del llamado, a partir de la década de 1990, Camino Primitivo (antes se empleaba el termino Camino de Santiago Astur-Galaico del Interior) desde su mismo comienzo en la capital asturiana y en numerosas poblaciones, enclaves o encrucijadas, tal que esta de L'Escampleru, donde el camino hacia la costa fue empleado también por peregrinos que iban hacia Avilés (puerto marítimo principal de Asturias junto con Llanes durante siglos) a embarcarse para salvar la dureza orográfica del occidente astur o, al revés, peregrinos que arribaban desde puertos europeos como el de La Rochelle entre otros muchos



Actualmente se han proclamado como Camino de Santiago oficiales en Asturias este Camino Primitivo, el Camino Norte o de la Costa, y el del Salvador que viene por Payares, el de aquellos peregrinos que, una vez consolidado el actualmente denominado Camino Francés (realmente todos los caminos que venían de Europa, incluido el Primitivo y el de la Costa eran llamados así), se desplazaban desde León acometiendo este y otros puertos de la Cordillera Cantábrica (los alleranos de Puertu Braña o San Isidro, Piedrafita y Vegará principalmente, junto con La Cubilla, Ventana y La Mesa más al occidente) para hacer caso a la máxima medieval que decía que "quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al señor"


Y así, tras venerar las reliquias de Cristo El Salvador en la Cámara Santa catedralicia ovetense, aquellos peregrinos continuaban ruta por aquellos primeros caminos del norte que habían quedado relegados al desplazarse la frontera cristiana al sur, uno el costero y otro este, el interior, existiendo entre ellos numerosos enlaces y, a la vez, con los puertos de la meseta, constituyendo toda una tupida red caminera con sendas alternativas y sus centros de acogida, que eran rutas de peregrinación, trashumancia y arriería, de emigraciones estacionales (artesanos ambulantes y segadores a la siega a Castilla por ejemplo), funcionarios censales y otros, así como todo tipo de viajeros, que pululaba, tal vez más de los que se piensa, por estas sendas, incluyendo vagabundos, pobres y pícaros, a veces entremezclados sobre todo con los peregrinos, todos ellos transeúntes del Camino, donde acechaban mismamente peligros, como los bandoleros y los ataque de fieras, mucho más numerosas en siglos pasados


Estamos realmente ante una gran red de caminos de origen prehistórico que seguían los pasos naturales existentes al configurarse la orografía actual tal y como la conocemos. Hubieron de ser rutas seguidas por rebaños de herbívoros buscando pastos y seguidos siempre por los carnívoros. Luego, los primeros humanos las seguirían también, detrás de ambos, cuando eran cazadores-recolectores que se suministraban sobre el terreno. Luego, al ir haciéndose sedentarios, irían buscando los mejores lugares para establecerse, naciendo las primeras aldeas en estos mismos caminos



Con la mecanización del campo algunas rutas antiguas que habían pasado a ser vías pecuarias y locales fueron ensanchadas, aplanadas y, seguidamente asfaltadas para permitir el paso de maquinaria a las fincas, lo que, a pesar del éxodo rural y el abandono del campo, permitió y facilitó la urbanización de no pocas aldeas y lugares, como este de Los Arroxos, tan cercano a la capital, que se convirtieron en pequeñas áreas residenciales de baja densidad de chalets y viviendas unifamiliares con terreno



Pero los usos agropecuarios siguen estando presentes, adaptados a los nuevos tiempos y, de la misma manera que, aunque las antiguas caserías tradicionales de autoconsumo familiar hayan desaparecido, siguen los rebaños de vacas pastando en los prados y aparecen buenas huertas e invernaderos por doquier, tal que aquí, en la empresa de horticultura de Bernardo Casero, en la zona más llana de Los Arroxos y ocupando una buena finca



Los Arroxos, sinónimo de argayos o corrimientos de tierra que debieron producirse antaño en estas laderas que caen al oeste, hacia el valle del Nora, que ya ha quedado detrás nuestro


Es un espectáculo ver, desde el Camino, la huerta y sus productos crecer en estos invernaderos, con sus sistemas de riego y demás técnicas y dispositivos de cultivo y laboreo, adaptadas a los nuevos tiempos

Todo en perfectas líneas y guardando escrupulosamente la ciencia agrícola con nuevas técnicas, aunque basadas en lo tradicional


Seguidamente huertas al aire libre, prado arriba, a la izquierda vemos la boscosa ladera septentrional del monte La Berruga, al sur de Los Arroxos


Lechugas y, al fondo, maizales. Por las casas de más atrás va, entre los árboles, la carretera AS-371, que une L'Escampleru con la ciudad de Oviedo/Uviéu y con la que hemos coincidido en algunos tramos por La Bolguina, Fabarín y Gallegos


El Camino ha dejado de llanear y empieza a subir, al principio moderadamente, al pasar junto a las huertas, contemplando esta verdadera colonia de chalets que se extiende por la cuesta de Los Arroxos



La distancia y la subida no son muy importantes desde aquí, pero recordemos que los peregrinos acaban de acometer las cuestas de La Carrilona y Gallegos, así como antes, viniendo de la capital asturiana, otras menores pero a tener en cuenta, como la de La Florida a Paniceres, las de El CaleyuLlampaxuga y los subeybaja de La Pipera a Lloriana



El Camino no tiene pérdida, hay que subir y, en los cruces, siempre ha de haber un mojón que nos confirme la dirección a seguir, estemos pendientes de su ubicación, como aquel que tenemos unos metros más adelante, en la intersección de calles



A partir de esta encrucijada la cuesta empieza a hacerse más pendiente rampa arriba y, en días despejados, a pleno sol 



Por ello, tal vez nos apetezca sentarnos unos instantes en este lugar, donde en un triángulo del cruce se ha habilitado un rellano, guardado por muros de piedra, donde podemos descansar


Hay dos bancos de madera y, en medio y detrás, se han plantado algunos árboles. Luego acometeremos el resto de cuesta hasta La Venta


Estamos en una hermosa atalaya-mirador desde la que vemos, en primer término, la finca de los invernaderos, con El Monte Naranco en lontananza, al este. Un bucólico lugar que nada hace pensar en las terribles batallas que aquí se disputaron en la Guerra Civil, cuando los nacionales abrieron un corredor para socorrer a las asediadas tropas de Aranda, que a duras penas resistían en el casco urbano ovetense


"Los dos bandos distaban entre sí unos cientos de metros, separados por una vaguada en el pueblo de los Arroxos en la que aún se conservan cráteres abiertos por la brutal artillería empleada, así como nidos de ametralladora.", leemos en Wikipedia referido a este mismo lugar...


A Los Arroxos hemos llegado por la carbayera que hay a la derecha del hórreo, una formidable rampa en recto desde El Castañéu del Soldáu y El Molín de Quintos, si bien sin coches ni asfalto una pista de tierra que nos deleitó con sus vistas



El Camino llega a las primeras casas detrás del hórreo y del chalet a su izquierda, donde un seto separa su finca de él


El cruce de El Cuétare, unas casas que vemos al fondo. Luego de pasado el cruce y al llegar a la altura de los invernaderos hemos empezado a subir. A lo lejos es La Cuesta Brañes, en la falda suroccidental del Naranco


Estas estribaciones más occidentales del Monte Naranco son conocidas como La Sierra Llubrió, uno de los pueblos de la ovetense parroquia de Lloriana


Reconocemos las casas de Llubrió a media ladera. El río Nora bordea el Naranco desde el este al norte y al oeste, por lo que en documentos medievales se describía que su territorio que se extendía "de Nora a Nora"


Más arriba discurre la carretera que comunica las parroquias meridionales del Naranco, y con ellas la ciudad, con la de Brañes, situada al otro lado, al norte. Sobre ella se yergue El Cantu l'Árbol (497 m), considerada la cima más alta de la Sierra Llubrió


Pero más allá de Llubrió el Naranco tiene otras cimas mayores, como La Peña Llampaya (561 m) que fue, y sigue siendo, una de nuestras referencias geográficas que tenemos en los primerísimos kilómetros de Camino Primitivo


Por ahí sube la carretera de Brañes, que pasa al pie de una nave de ganado y del Cerro del Capellán o La Texera, una loma que, también llamada La Cabaña, se extiende al este de La Peña Llampaya y la comunica con La Sierra Llubrió. Vemos asimismo la pista que recorre el monte por su parte alta y la senda que asciende desde ella a lo alto de la peña


La carretera Brañes viene de la zona de Los Monumentos (Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo o Lliño), pasa por el Centro Asturiano de Oviedo y Ules y llega a Llampaya, aldea que da nombre a la peña y vemos allí a la derecha, a sus pies


Llampaya, parroquia de Naranco, se extiende linealmente a lo largo de dicha carretera, que ahí empieza a subir hacia Brañes. Más abajo es L'Otero, que se considera parte de Llubrió


El Camino de Santiago, por Llampaxuga y Lloriana, en las estribaciones inferiores de la ladera meridional de La Cuesta Naranco


Para reconocer bien dónde están Llampaxuga Lloriana hemos de fijarnos en los edificios de la urbe ovetense, que reconocemos perfectamente más a la derecha, en la colina de El Cristo por la zona de Buenavista, hacia donde se extendió el casco urbano pasada la posguerra



Un poco más abajo del 'rascacielos' de la Plaza de Occidente (en medio de la foto), veremos una plantación de eucaliptos: ahí está la colina en la que se asienta el pueblo de Llampaxuga, el primero de la parroquia de Lloriana en el Camino de Santiago



Al pie de los ocalitos baja a La Pipera el Camino, procedente de la capilla del Carmen de Llampaxuga, hermosa parada caminera. Y luego sube a Lloriana, la cabeza de la parroquia homónima, pasando al pie de la iglesia parroquial de San Bartolomé que asoma sobre la finca de Villa Rosa. Seguidamente llega a la casa roja de la derecha y empieza a bajar al valle del Nora 


Las arboledas y la ladera de La Berruga y El Monte'l Rei nos ocultan las aldeas o lugares de La Bolguina y Fabarín, abajo en el valle, por donde hemos dejado el concejo ovetense en La Ponte Gallegos para entrar en el reguerano


Lloriana y Llampaxuga caen hacia el valle del Ríu la Maxuca o Llápices, que forma el valle de San Claudio o San Cloyo, del que vemos su aldea de Villamar, en la denominada geográficamente como 'depresión de Oviedo', parte del gran pasillo natural que, desde el valle del Güeña, al pie de los Picos de Europa, sigue por los del Sella, Piloña y Nalón antes mencionados, que constituyó el eje de comunicaciones por el interior de Asturias, del este al centro y a la puerta del occidente por el valle del Narcea (otro afluente del Nalón)


En días muy claros tal vez puedan reconocerse Los Picos de Europa, pero mejor, y más cerca, otros picos de la Cordillera hacia el Alto Nalón como Peña Mea (1.558 m) y otras, donde la caliza resalta por su color claro, así como diversos picachos del Alto Aller y sus puertos, donde los neveros se divisan también muy bien en la lejanía. Aquí mas cerca, en El Cristo, se reconocen bien los edificios del campus universitario y las colonias de chalets que caen hacia el barrio de Olivares, otra antigua zona rural que se transformó en residencial



Por ahí discurre la carretera general, que sustituyó al Camín Real como comunicación principal con Galicia en el siglo XIX y pasó a denominarse N-634 en 1939. Esa es la zona de L'Aspra, paso a la parroquia de Santa Mariña de Piedramuelle. Por esa colina, que se extiende de este a oeste, estaban las numerosas canteras con cuya piedra se construyó la ciudad, empezando por su muralla y catedral



Más allá reconocemos, sobre las casas de Santu Medero y El Campón, El Picu Gúa (658 m), al sur, en la frontera con Mieres (izquierda de la foto), bajo el que sube por La Rebollá el Camino del Salvador en dirección a El Padrún. Seguidamente y más alto (también a a izquierda de la foto) reconocemos el mierense Picu Polio (1.951 m), con la larga loma de La Collada les Muries y Lo Mecío a su izquierda. En la lejanía, las cumbres nevadas del Picu Las Llanonas (1.903 m), El Picu Barreru (1.941 m), La Fitona (2.041 m), El Picu Llastres (2.018 m) y otras que forman la frontera con León por el Alto Aller hacia Vegará y Puertu Braña


Tras esta 'composición de situación' y de haber descansado unos instantes volveremos al Camino, emprendiendo como hemos dicho, la cuesta final hasta La Venta L'Escampleru


Vemos bien la collada verde del Alto L'Escampleru, a la izquierda de La Venta, donde empezaremos a llanear. En principio ya no tendremos más cuestas arriba hasta la de Premoñu... aunque sí cuestas abajo, desde Taraniellu, pasado L'Escampleru, hacia Valsera y de allí, al río Andayón



No suele haber por aquí más tráfico que el de los propios residentes pero no dejemos de estar atentos al ocasional paso de vehículos en estas sinuosas curvas pues no hay acera, vereda peatonal ni arcén salvo estas cunetas-acequias de aguas sobrantes en la que es mejor no poner el pie


El Camino-calle hace una curva bastante cerrada aquí para ganar altura rápidamente. Sin duda ha valido bien hacer un alto y descansar en esta subida


Dos muros pétreos separan el Camino de las fincas colindantes, donde crecen árboles ornamentales en los jardines, y algunos frutales



No deja de ser, en buena medida, un recorrido por un jardín botánico caminero. Arriba del todo destacan los árboles del Campu la Venta, una buena carbayera que podremos visitar



Ahora el Camino sube recto y en rampa antes de la última curva antes de salir a la carretera, la cual vemos al fondo, que llega hasta la casa blanca de la izquierda, a cuya altura llegamos a la AS-371




Al pasar, nos fijamos en esta bella composición de piedras al estilo jardín japonés


No está de más observar los detalles que se nos ofrecen al pasar, como los de este jardín de limoneros y otros árboles



Unos llamativos girasoles, cuyo color amarillo intenso resalta en el camino como verdaderos soles



Cierto es que el peregrino 'moderno', casi siempre preso del reloj, bien por necesidad o bien ya por rutina de la que no es fácil conectar, no tiene siempre tiempo de estar atento a todo y pasa raudo y veloz, pero muchas cosas pueden admirarse sin ni siquiera detenerse, tal que esta maravilla



Un muro de hormigón, además de separar las parcelas del Camino, sirve como poderosa contención para que la tierra no haga corrimientos y afecte a la calzada, esto son, los argayos o arroxos que dieron nombre al lugar



Tras la curva, tenemos también aquí una buena rampa, corta pero muy pendiente, hasta la carretera

Desde ella, y mirando a la izquierda y más abajo, podremos deleitarnos con más paisajes hacia el Naranco y La Sierra Llubrió


Más allá del chalet y al otro lado del valle del Nora está La Peña'l Santín (253 m), encima de Rodiella, parroquia de Lloriana, sobre la vega del río. La leyenda dice que el Naranco es la tumba, hecha de piedra, de un gigante, llamado Noraco "que reinaba en Asturias y que fue enterrado allí. Al morir, los habitantes habrían echado tantas piedras sobre su tumba que habrían formado un monte", leemos en la Enciclopedia de Oviedo, que nos aclara se trata en realidad de un hidrónimo de la raíz nora, palabra prerromana relativa a corrientes de agua "hidrónimo nora que hace alusión a los manantiales y arroyos de la zona y que, en el siglo XVI, llevaron a la construcción del acueducto de los Pilares para abastecer la ciudad ovetense".


Pero, como toda leyenda, esta tiene su trasfondo real, y es la existencia también de buena piedra en abundancia, la cual fue también explotada desde tiempo inmemorial, y lo sigue estando en nuestros días. También hubo minería, actividades que se extendieron por los montes cercanos, como aquí mismo en Los Arroxos, en el monte La Cerra, de las que se extraía hierro, "muy desconocidas y ocultas. Ya son citadas en 1880 en la obra "Mineralogía asturiana", de Fuertes Acevedo. A falta de investigar y rastrear si existe documentación, es posible que fuesen explotadas por Fábrica de Mieres, quien contaba con minas en el cercano Naranco; incluso que su beneficio fuese anterior por parte de la Asturiana Mining Company o la Fábrica de Armas de Trubia", leemos en la página de gestión territorial Gecuna


Desde aquí vemos, al otro lado del Naranco, las tierras del vecino concejo de Llanera por su parroquia de San Cucao, con sus barrios y caseríos extendidos por la llanura que le da nombre, al pie del Picu Cogolla (355 m), cubierto de ocalitos, como a su derecha El Picu Santufirme (439 m)

Por esta ladera del Santufirme, donde también hubo minas, va hacia Avilés el Camino Norte de Santiago, del que nos separamos en la Plaza de Alfonso II El Casto, al pie de la catedral de San Salvador. Más abajo y a la izquierda reconocemos el campanario de la iglesia de San Cucao, identificable por su torre-campanario rematada en pináculo

El Picu Cogolla es hábitat castreño, muy deteriorado por las plantaciones de eucaliptos. En primer término reconocemos El Calero, en Agüera, también en San Cucao, con las instalaciones de la cantera allí existente



Buena rampa la que tenemos por esta ladera norte del monte La Berruga antes de llegar a la carretera en las inmediaciones de La Fuente'l Güeyu



Pero pronto llegamos arriba, a la actual carretera comarcal AS-371, que sí suele tener cierto trasiego de vehículos, por lo que habremos de estar bien atentos



Azulejo de la Santina a la entrada de la casa y antes de llegar a la carretera



En la carretera seguiremos subiendo, a la izquierda, tal y como señala el mojón


Y, a su derecha, un gran panel señalético informa de las carreteras que se unen arriba, en el cruce del Alto L'Escampleru



Cuando la carretera fue acondicionada para hacer una rotonda en dicho cruce, se olvidaron de acondicionar una vereda peatonal en esta subida, como sí se hizo, lo veremos enseguida, al pasar La Venta


Arriba vemos la señalización de la rotonda, donde la AS-371 sale a la AS-233. de Trubia a Avilés, y se cruza con la AS-372 que va a Santuyanu, capital de Les Regueres



Y es que esta será por fin la cuesta última antes de llegar a La Venta L'Escampleru, Casa Concha, que vemos arriba a la derecha, donde empezaremos a llanear, cruzando la AS-233


Ahí en el alto, al lado de la marquesina del autobús, tenemos el mojón jacobita que nos indica el Camino



Nosotros podemos aquí tomar a la derecha este tramo de carretera antigua para atajar hacia Casa Concha, la antigua venta caminera, que menciona, prácticamente de pasada, Gaspar Melchor de Jovellanos, en sus Diarios, cuando pasa por aquí el 20 de marzo de 1795, citando además a la Venta de la Roza, en Gallegos, aunque extrañamente no menciona al Hospital de San Miguel, de acogida de peregrinos, cuya actividad cesó con la invasión napoleónica:
"…Puente de Gallegos; el Nora, con grandes aguas, que trae de los concejos de Siero, Oviedo y Llanera, y a morir en el Nalón. Grandes trozos de camino nuevo o no acabado, o ya perdido. Venta de la Roza; de las alturas se ve la garganta por donde corre el Nora. Escamprero. Venta. Premoño;…"


L'Escampleru, antaño Escampreru, claro del bosque, de "escamplar" "escampar", salir a campo abierto, al que aquí habría y se encontrarían los peregrinos tras subir desde las boscosas vegas del Nora


El topónimo L'Escampleru también puede hacer referencia a que en estos altos es donde primero se disipan, o ni siquiera llegan, las frecuentes nieblas matutinas del valle del Nora, que ya vamos dejando atrás. Vemos desde aquí los invernaderos de Los Arroxos y detrás la carbayera y ocalital donde acabó la cuesta de La Carrilona. Más allá tenemos La Peña'l Santín y una hermosa vista del Monte Naranco desde La Peña Llampaya a La Sierra Llubrió con La Cuesta Brañes


Como en un mapa, vemos estos que fueron nuestros primerísimos kilómetros del Camino Primitivo bajo la falda sur de La Cuesta Naranco


Aquí abajo, casas de Los Arroxos al lado de la carretera y junto al Monte'l Rei, donde asoman a la derecha algunas casas de Fabarín. Poco más arriba vemos de nuevo Lloriana, fácil de identificar por su iglesia, con las praderías de El Campón a su izquierda. Después Llampaxuga, el boscoso monte de El Pando, junto al que vinimos desde Paniceres, Olivares y Buenavista. La vista llega a otras poblaciones del valle del Nora, ya en el vecino concejo de Siero


Proseguimos la marcha hacia Casa Concha, que fue toda una institución en Les Regueres y cuyos carteles aún pueden verse en las fachadas. Su historia era resumida así por A. Fidalgo para La Nueva España del 28-2010 anunciando su cierre:
"Casa Concha, situada en el alto de El Escamplero, histórico establecimiento hostelero y merendero familiar para miles de ovetenses que lo frecuentaban en días soleados, apagará hoy definitivamente sus fogones. 
Esta casa que naciera como venta y parada de postas en el antiguo Camino Real que de Oviedo salía para Galicia y primigenio Camino de Santiago entre los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XX, cierra sus puertas por el imperativo de la edad de sus dos pilares: María Angelina Suárez y Olvido Marinas. Cocineras y propietarias que se habían casado con dos hijos de Concha: Pepe y Cipriano Pérez Álvarez -ya fallecidos-. Su suegra había dado su nombre a este afamado establecimiento que ahora cierra sus puertas. 
Hoy pasarán por sus dos comedores y por la barra del bar los últimos clientes que serán los encargados de sellar uno de los merenderos más populares de las inmediaciones de Oviedo, al tiempo que reputada casa de comidas."

Al día siguiente se abunda en esta historia y en las circunstancias del cierre con Casa Concha apaga los fogones, del mismo periodista y en el mismo diario:
"Casa Concha, uno de los históricos establecimientos hosteleros y merendero de referencia para miles de familias asturianas durante décadas, y que gustaban de frecuentarlo en días soleados, cerró ayer definitivamente sus puertas en el alto del Escamplero.
Las cuñadas Olvido Marinas y María Angelina Suárez, cocineras y propietarias, vivieron ayer un día plagado de emociones. Aseguran que no lo olvidarán mientras vivan. Las retira la edad, no las ganas de seguir trabajando. 
Ayer, Casa Concha estuvo a rebosar. Los clientes de toda la vida quisieron estar presentes en la despedida. «Fue todo muy emotivo y los clientes estuvieron muy cariñosos con nosotras. Por una parte estaban tristes porque cerrábamos el establecimiento, pero por otra se alegraron de que por fin pudiéramos descansar y disfrutar de nuestros nietos», explicaba Olvido Marinas. 
Una copa de champán sirvió para formalizar la despedida. «Quisimos tener un pequeño detalle con nuestros clientes, que en muchos casos son amigos», declaró Olvido Marinas. Los de toda la vida llegaron desde Gijón, Avilés, Grado y naturalmente desde Oviedo. «Incluso unos señores de Trubia que viven en Barcelona y que se enteraron por LA NUEVA ESPAÑA que cerrábamos nos llamaron emocionados por teléfono», explicó también emocionada la guisandera. 
«Sentimos más pena que alegría. Fue un día de muchas emociones porque la gente se despedía de nosotras demostrándonos mucho cariño; a parte del muchísimo trabajo que tuvimos, pero eso al final fue lo de menos», añadió. 
Como anécdota fueron muchos los clientes que se quisieron llevar de recuerdo la nota de la cuenta. Los dos camareros estaban asombrados. Las comidas se empezaron a servir poco después de la una y no pararon hasta las cinco de la tarde. Hubo muchos clientes que tuvieron que marchar sin poder comer. 
Esta casa, que naciera como venta y parada de postas en el antiguo Camino Real a Galicia y primigenio Camino de Santiago entre los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XX, cerró sus puertas y sus dos pilares, María Angelina Suárez y Olvido Marinas, estaban tristes. 
Cocineras y propietarias, se habían casado con dos hijos de Concha, Pepe y Cipriano Pérez Álvarez. Su suegra había dado su nombre a este afamado establecimiento. 
«Nos retira la edad», insistió María Angelina Álvarez, mientras comenzaba a hacer balance de los algo más de cuarenta años que pasó en Casa Concha, que antes se llamó Casa Cipriano. Éste era hijo de la antigua dueña. 
¿La historia? Concha, que ya de joven era cocinera de mucho prestigio, se había casado con Cipriano, el propietario de la casa de comidas a la que daba nombre. Entonces ya era una de las ventas más famosas de Asturias, a la que la joven cocinera aportaría aún más prestigio."


Quince años después, con el fallecimiento de María Ángelina, Gelinos, era Esther Martínez para La Voz del Trubia del 10-4-2025 quien publicaba la historia de La Venta en su obituario
"Gelinos Suárez, uno de los pilares del restaurante Casa Concha del Escamplero, falleció ayer en Oviedo. Junto a su cuñada Olvido Marinas llevó Casa Concha, establecimiento de referencia no solo en Las Regueras sino en toda Asturias, en los últimos años, hasta su cierre, en febrero de 2010. Gelinos, natural de Valduno, se casó con José Antonio Pérez ( Pepe La Venta), que fue alcalde de Las Regueras en los años 80. 
Los orígenes del restaurante Casa Concha se remontan al siglo XVIII, en el que el lugar fue parada de postas y venta de hecho. Al entorno se le conoce como La Venta del Escamplero. La suegra de Gelinos, Concha, fue guisandera de prestigio y de ahí el nombre. Esta tuvo dos hijos Pepe y Cipriano que desde sus matrimonios con Gelinos y Olvido llevaron al restaurante a la cumbre de la gastronomía en Asturias. María Ángeles Suárez, Gelinos, tenía dos hijos; José Antonio y Nuria y será despedida hoy en la iglesia de Escamplero."


Lucas Blanco también publicaba la noticia del fallecimiento de Gelinos en La Nueva España con Adiós a María Angelina Suárez, histórica guisandera escobera, haciendo referencia al apodo de los regueranos, famosos antaño la fabricación artesanal de escobas, que vendían en los mercados:
"Las Regueras llora la pérdida de una de las patas del tándem más conocido de su hostelería. María Angelina Suárez, quien fuera cocinera del restaurante Casa Concha, en El Escamplero, falleció ayer en Oviedo, dejando como legado los sabores de las menestras, arbeyos con jamón o callos que hicieron las delicias de incontables asturianos y visitantes de fuera del Principado durante 42 años. 
Suárez y su cuñada Olvido Marinas fueron, codo con codo, las caras visibles de un negocio en el que cultivaron una prestigiosa carrera entre los fogones hasta que en 2010 alcanzaron la edad de jubilación, echaron el cierre y dejaron huérfanos de sus especialidades a cientos y cientos de paladares que en muchos casos acudieron regularmente durante décadas a un negocio especialmente preciado por su terraza y los columpios para los más pequeños. 
Tanto la fallecida como Olvido Marinas eran nueras de Concha, la mujer que dio nombre al restaurante, que anteriormente había llevado el nombre de su esposo Cipriano. María Angelina, Gelinos para los suyos, estuvo casada con el ya fallecido José Antonio Pérez, con el que tuvo dos hijos, Nuria y José Antonio. Este último le dio a su vez dos nietas: Lucía y Jimena. 
Aunque el negocio ya cerró, el 28 de marzo de hace quince años, su impronta todavía está muy presente en la memoria colectiva escobera. Casa Concha fue un negocio de ambiente muy familiar en el que convivían clientes fieles con numerosos excursionistas llegados de toda Asturias en busca de "ese restaurante en el que cocinan mejor que en ninguna casa". 
LA NUEVA ESPAÑA tuvo la oportunidad de vivir junto a la fallecida y su cuñada sus últimas horas en activo. Aquel último día de febrero el bar estuvo a rebosar, las hosteleras ofrecieron un brindis con champán a sus clientes, sirvieron comidas sin parar entre la una y las cinco de la tarde, algunos tuvieron que irse sin comer y los más nostálgicos guardaron como oro en paño la última cuenta de su bar de cabecera. "Nos retira la edad", suspiró aquel día con cierta nostalgia María Angelina Suárez, pero satisfecha por tantos años de exitosa trayectoria profesional. 
Los recuerdos sobre el bar en el que igual se comía el plato del día, como se celebraban banquetes de boda o comuniones, afloraron ayer de nuevo al conocer la marcha de Gelinos, a la que muchos, especialmente los que ya peinan canas en Las Regueras no olvidan. 
La capilla ardiente está instalada en la sala número 3 del tanatorio ovetense de El Salvador. El funeral por su eterno descanso se celebrará esta tarde, a partir de las 17.00 horas en la iglesia de Santa María de Valsera de El Escamplero. Posteriormente, los restos de María Angelina serán incinerados. Aunque ya nunca más se pondrá al frente de los fogones, sus clientes nunca olvidarán la satisfacción vivida frente a sus platos."

Rosa Mª Rodríguez Fernández, cronista oficial de Les Regueres, dice que en 1752 el lugar figuraba como taberna y en 1795 como venta, citando al folklorista Constantino Cabal, quien escribe que en su fachada lucía una inscripción que decía: "Se da posada a arrieros, estudiantes, militares, curas y demás gente menuda". Fue además parada de diligencias


"A la salida de Escamplero por el viejo Camín Real y antiguo Camino de Santiago, se encuentra otra venta o taberna, conocida todavía hoy por La Tabierna, ya documentada en 1752", explica asimismo la cronista oficial en su artículo para La Nueva España del 29-6-2020 titulado Tierra de ventas, posadas, paradores y mesones, lo que da pie a imaginarse la importancia de esta encrucijada y sus caminos


Menos conocida es la historia es la historia de la existencia aquí de un antiguo polvorín de la Guerra Civil, situado enfrente de la casa, en el mismo aparcamiento, el cual fue transformado, como el edificio del restaurante, siendo destinado a almacén. No obstante es un elemento protegido. Se trata de un polvorín del ejército republicano que defendía las posiciones de los montes de La Berruga y La Trecha


En esta estampa publicitaria podemos ver cómo era Casa Concha antes de su última reforma


Más allá y a unos metros del Camino, al otro lado de la rotonda, reconocemos la parte posterior del antiguo Hospital de San Martín, sucesor del monasterio de esta advocación que habría existido en el lugar anteriormente, "citado por primera vez en 978 y por última el 1097, cuando Pedro Ectaz y sus hijos lo donan a San Salvador", dice el historiador Luis Antonio Alías en su libro El Camino de Santiago en Asturias. Itinerarios 


La alberguería u hospital de peregrinos "sin duda nacido bajo su sombra y en servicio en el siglo XV", dice Alías, habría sido fundado, según  el historiador Luis Alfonso de Carvallo en su libro Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, en algún momento de la segunda mitad del siglo XIV, sin que se sepa la fecha exacta, por un noble del lugar, Rodrigo Alfonso, muy posiblemente en el mismo lugar en el que estaba el monasterio de San Martín, al que agregó sus bienes



Es conocida como Ca'l Juez, Casa l'Aldaba, Casa los Alfonsos o Casa los Escuderos por el episodio que contábamos al principio de Enrique de Trastámara, el futuro Enrique II, que huía de su hermanastro Pedro I de Castilla en sus agrias disputas cortesanas y buscó aquí refugio. Era un largo viaje para buscar protección al amparo de los dominios heredados de su padre adoptivo Rodrigo Álvarez de las Asturias, dueño de gran parte del territorio asturiano en la Edad Media



Enrique entró en Asturias por los puertos de Somiedo pero no fue recibido por los amos de la tierra de Miranda, fieles  por lo que tuvo que que atravesar, con escaso séquito, ese territorio en una larga cabalgada nocturna que le trajo aquí a la mañana siguiente, donde el hidalgo Rodrigo Alfonso, con esta su casa-hospital siempre abierta a peregrinos y viajeros, sí le dio posada y además, la guardia y escolta de siete escuderos armados con lanza, que pasarían a ser los célebres Escuderos de Les Regueres, quienes le guiaron hasta la casa solariega de Noreña, en los dominios señoriales del Trastámara, esquivando el paso por la ciudad de Oviedo/Uviéu, también partidaria de Pedro I


Años después, pasadas guerras y rebeliones, Enrique llegaría al trono con el nombre de Enrique II de Trastámara, otorgando entonces en reconocimiento a aquella ayuda diversas rentas y privilegios al Hospital de L'Escampleru que tan bien le acogió, y a su anfitrión Rodrigo Alfonso, confirmado todo ello por otros sucesores del monarca. Las lanzas de aquellos escuderos pasarían a partir de entonces a formar parte del escudo de Les Regueres como símbolo de hospitalidad y fidelidad


Explica este episodio José Luis Álvarez Quintana en El Hospital de peregrinos de San Miguel de Escamplero a principios del siglo XIX, artículo para la revista La Piedriquina de marzo de 2012:
"En el año 1350 acogió una noche al infante D. Enrique de Trastámara y a su esposa D.ª Juana Manuela, que venían huyendo de su hermanastro el rey Pedro de Castilla. No solo le dio albergue sino que al día siguiente lo acompañó junto a Bastián Alonso de Tamargo, Marino Pérez, Pedro Marinas,
Diego de Andayón y los hermanos Juan y Rodrigo Rodríguez de Valsera como escuderos hasta el concejo de Llanera, donde había heredado extensos territorios de su padrino D. Rodrigo Álvarez de Noreña, conde de Trastámara.

En un documento fechado el 29 de septiembre de 1409, el rey Juan II de Castilla concede a Luis Alfonso y sus descendientes una renta anual de mil maravedíes para el mantenimiento del Hospital y su alberguería y exención de pagos de algunos impuestos, privilegios que fueron confirmados por varios
reyes posteriores.

Este Hospital seguía funcionando en 1785, según consta en el libro de fábrica de la parroquia de Valsera, donde se menciona una disposición que dejó D. Arias Valledor en su testamento a favor del Hospital que hay en esta parroquia. Cinco años más tarde se dice que D. Luis Alfonso, su dueño, compró libro para cuentas y compostales para la capilla del Hospital.

La casa del Hospital es la misma que habita Rodrigo Alfonso de Escamplero y sus descendientes. Así en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752) se describe la casa que habita D. Luis Alfonso Tamargo: cocina de terreno, cuarto de dormir, 2 corrales y un pajar. Mide 11 por 14 varas. Es una casa muy sencilla, que parece ser tuvo armas de los Escuderos de Las Regueras.

La capilla del Hospital era más bien un oratorio, según las conclusiones de González Calle. Se le atribuyó la advocación de San Martín debido a la creencia de que dicho Hospital se edificó sobre el antiguo monasterio de Escamplero."
Sancho PanzaXXI CC BY-SA 4.0


Y este es el escudo de Les Regueres, con la ovetense Cruz de los Ángeles por su antigua pertenencia al obispo de Oviedo y las lanzas, arma de los Escuderos de les Regueres que, por un error aparecen a veces llamados lanceros, cuando no es así


El 1 de octubre de 1770 se produce un hecho trascendental en la historia de la última fase de este hospital cuando hay un intento de rehabilitarlo en un momento en el que estas antiguas instituciones entraban en decadencia. Ese día se hace, ante el notario ovetense D. Jerónimo López de Porte, escritura pública del testamento del canónigo de la Catedral de Oviedo D. Arias Antonio Valledor y
Trelles, natural del cercano pueblo de Mariñes, aunque residente en Roma, y propietario de numerosos bienes en el concejo, quien, conocedor del ruinoso estado en que se encontraba el hospital de peregrinos y su capilla, dona parte de sus bienes para la rehabilitación del conjunto 


Es entonces cuando por primera vez se denomina al hospital con la advocación de San Miguel, manifestándose que también son patrones del mismo Santa Cristina y Santa Eufemia. El documento dice así:
"El patrono tiene la obligación de poner dos camas y yo agrego otras dos, una con más decencia en el cuarto alto y las otras con sábanas, mantas y almohada en el piso inferior. Para ello dejo como bienes de mi propiedad la casería de Figuera, las de Axugal de Arriba y de Abajo sitas en la parroquia de Biedes, la casería de Cimalavilla y la que está pegada a la de Antonio García Toíza en el lugar de Mariñes y la del lugar de Ania donde actualmente vive Antonio de Puerma, cuyas seis caserías son mías propias.

Antes de poner en uso el hospital se haga tabique a la casa para la nueva capilla,
que se consagrará bajo la advocación del Arcángel San Miguel mi protector, mando que se demuela la que tengo en Mariñes y se aproveche y conduzca a esta nueva fábrica todo lo que fuese necesario, el retablo y los santos que tengo en la vieja y se pongan los ornamentos necesarios para poder decir misa, que todos los años el día de San Miguel se celebre una misa cantada por mi alma y que las limosnas que se recauden ese día y los de Santa Cristina y Santa Eufemia, que también son titulares, se dediquen a la
manutención de dicho hospital.

Del resultado de la venta se hagan tres partes, una para la fábrica, manutención y ornamentos, otra para el hospedaje de peregrinos y una tercera para las personas encargadas de atender a los peregrinos dándoles cama limpia, alimento, luz y fuego. Quiero que las cuentas se expongan anualmente en las puertas del hospital y si hubiera beneficios se destinen a la mejora de la fundación."

Es entonces cuando por primera vez se denomina al hospital con la advocación de San Miguel, manifestándose que también son patrones del mismo Santa Cristina y Santa Eufemia:
El patrono tiene la obligación de poner dos camas y yo agrego otras dos, una con más decencia en el cuarto alto y las otras con sábanas, mantas y almohada en el piso inferior. Para ello dejo como bienes de mi propiedad la casería de Figuera, las de Axugal de Arriba y de Abajo sitas en la parroquia de Biedes, la casería de Cimalavilla y la que está pegada a la de Antonio García Toíza en el lugar de Mariñes y la del lugar de Ania donde actualmente vive Antonio de Puerma, cuyas seis caserías son mías propias.

Antes de poner en uso el hospital se haga tabique a la casa para la nueva capilla,
que se consagrará bajo la advocación del Arcángel San Miguel mi protector, mando que se demuela la que tengo en Mariñes y se aproveche y conduzca a esta nueva fábrica todo lo que fuese necesario, el retablo y los santos que tengo en la vieja y se pongan los ornamentos necesarios para poder decir misa, que todos los años el día de San Miguel se celebre una misa cantada por mi alma y que las limosnas que se recauden ese día y los de Santa Cristina y Santa Eufemia, que también son titulares, se dediquen a la
manutención de dicho hospital.

Del resultado de la venta se hagan tres partes, una para la fábrica, manutención y ornamentos, otra para el hospedaje de peregrinos y una tercera para las personas encargadas de atender a los peregrinos dándoles cama limpia, alimento, luz y fuego. Quiero que las cuentas se expongan anualmente en las puertas del hospital y si hubiera beneficios se destinen a la mejora de la fundación."

No sería hasta casi cuarenta años más tarde cuando se acometa la tarea de hacer realidad ese legado y se pongan en marcha los correspondientes trámites burocráticos, lo que nos explica así Martínez Quintana:
"Con fecha 3 de abril de 1807, el juez de Oviedo comisionado para la subasta de los bienes de obras pías, cofradías, hospitales y otros del concejo de Las Regueras, proveyó auto para que, en el plazo de siete días, el patrono administrador del hospital de Escamplero D. Luis Alfonso Tamargo diese relación específica de todos los bienes raíces del citado hospital, nombrara perito para que, junto con el que eligiera el intendente, procediesen al reconocimiento y tasación, tanto en venta como en renta, de cada una de las fincas.

El catorce de junio de 1807 el juez Arenas, ante la falta de respuesta del patrono administrador del hospital y para no retrasar la enajenación de los bienes, nombra perito de oficio por parte del administrador a D. Francisco Suárez Rivera, vecino de Las Regueras, para que junto con D. Juan León, elegido por el intendente, procedan al reconocimiento y tasación de los bienes. 

En la tasación se relacionan cuarenta y siete fincas por un valor total en venta de 49.950 reales de vellón. Estas fincas están radicadas en la parroquia de Biedes y en la de Andayón. El remate de la subasta se realiza el 17 de agosto de 1807 en el Ayuntamiento de Las Regueras.

Previamente a la subasta, se enumeran los abonos que ya habían realizado los colonos Juan Martínez,
Antonio Martínez y Basilio Martínez, de Biedes, y Manuel García del Campo de Mariñes y, una vez reconocidos y tasados los importes satisfechos por cada uno, se acuerda descontarlos del remate y que se les abone por el comprador, bajo cuya circunstancia se admitirán las posturas. Se remató en 56.000 reales por D. Domingo Antonio Tamargo.

Antes de finalizar el plazo acordado, se persona Gonzalo Fernández Pérez, vecino de Lugones, como
apoderado de D. Pedro Fernández de la Juncal, vecino de Oviedo, quien mejora la oferta hasta los 70.000 reales de vellón a pagar en vales reales de los cuales se debieran descontar los abonos que hubieran realizado los llevadores. En decreto del mismo día se manda fijar, en el Ayuntamiento de Las Regueras y en el de Oviedo, un edicto para que, con fecha del día 5 de septiembre, se haga el remate perentorio, citándose para el mismo al patrono administrador y al comisionado de consolidación.

Celebrada la reunión y en vista de no formalizarse nuevas posturas que mejoraran la cuenta, se declaró
cerrado el remate por los bienes del Hospital de Escamplero a favor de D. Pedro Fernández de la
Juncal, que asciende a un total de 70.000 reales de vellón a pagar en vales reales.

Se remite el expediente a las partes para su conformidad y una vez aceptado por éstas se le devuelve al
comisionado con fecha 16 de septiembre de 1807 para que lo lleve a efecto. En primer lugar, se ordena
a D. Pedro Fernández de la Juncal para que, con cargo al total del remate, se abone a los llevadores de las caserías y bienes que habían justificado pagos, así como las costas personales de los sucesivos recursos quedando el principal de la venta a favor del citado Hospital en 71.470 reales de vellón que D. Pedro pagó en vales reales el 10 de noviembre de 1807.

En la carta de pago incluida en el documento, se da cuenta de la adjudicación en subasta pública a favor
de D. Pedro Fernández de la Juncal por un total de 70.000 reales de vellón de los bienes donados por el canónigo de la catedral de Oviedo D. Arias Antonio Valledor y Trelles al hospital de San Miguel de Escamplero. Dichos bienes habían sido adquiridos por el canónigo mediante herencia escriturada el 4 de
julio de 1754.

En documento aparte se da cuenta de los pagos que D. Pedro Fernández de la Juncal por medio de su
apoderado entrega en la forma siguiente:

Del total de los 61.470 reales de vellón resultantes después de abonar las costas y pagos a los llevadores, se entregan: 

45.521 vales reales y 16 maravedís en 5 vales reales de 600 pesos cada uno, creación de primero de este año.

9104 y 10 maravedís en otros 2 de a 300 pesos de la misma creación.

6828 con 7 maravedís y medio en otros 3 de 150 pesos de igual creación. Y 16 vales reales y 1 maravedí en metálico completando con ello el total de la operación."

Pero no mucho después, parece que con los trabajos de rehabilitación aún sin empezar, la invasión napoleónica trunca el deseo testamentario de Arias Valledor:
"Parece ser que no dio tiempo a que se ejecutasen las obras, ya que en 1809 con la llegada de las tropas
francesas, la familia de D. Luis Alfonso sufre un duro revés, el 18 de mayo de 1809 fallece D. Luis Alfonso, de forma violenta ejecutado por los franceses... y su hermano D. Antonio Alfonso, muerto de igual forma. Probablemente esta circunstancia impidió llevar a cabo las obras de rehabilitación y mejora del hospital y la capilla.

Constatamos también que la capilla de D. Arias Valledor en Mariñes no se demolió, ya que en la primera década del siglo XX los renteros de la casa la
conocieron, aunque sin uso."

Al no ponerse en marcha el legado de restauración el edificio del hospital pasaría a particulares, se transformaría en casería con quintana y hórreo, desapareciendo su capilla. Podríamos imaginarnos qué hubiese sucedido de poderse haber llevado a cabo lo dispuesto por el canónigo benefactor, aún en un periodo ya de plena decadencia de las peregrinaciones, es posible que la institución se hubiese centrado en la beneficencia, en la sanidad, o en otros menesteres, incluso que también hubiera desaparecido, como les pasó a la mayoría de los antiguos hospitales de peregrinos


De la rotonda iremos a la derecha, tomando rumbo hacia el pueblo de L'Escampleru, situado en su mayor parte más allá del viejo camino a Avilés, hoy carretera AS-233 Los Campos-Trubia.



Vemos algunos de sus tejados, sus casas se alinean a lo largo del Camín Real, viendo al fondo la Sierra Bufarán, frontera de Les Regueres con Candamo
.

A nuestra ahora queda ahora la entrada a Casa Concha, el antiguo bar y restaurante surgido de la aún más antigua venta y tabierna, de la que dice Luis Antonio Alías "Tal vez sucesor de la alberguería, hasta hace pocas décadas proveía de plato y cama baratos una tradicional venta caminera".


Este tramo de antigua carretera acaba aquí pero nosotros continuamos para cruzar, unos metros más adelante, dicha carretera AS-233 y seguir camino hacia L'Escampleru, como nos indica el mojón. Pero antes podemos subir a la derecha para conocer El Campo la Venta, secular campo de ferias y romerías como hemos dicho


Dejamos a la derecha la explanada del viejo merendero y subimos por el prado hacia la carbayera o robledal existente en esta parte del monte La Cerra


Un esplendoroso carbayu nos recibe a media ladera, bajo él hay un corro redondo en el que se conservan mesas y bancos de piedra, un lugar ideal para hacer un alto y reposar de nuestra larga caminata


Un poco más a la derecha, hay también un grandioso texu o tejo desde el que se tienen magníficas vistas al este, hacia el Naranco y la ciudad, como las que hemos admirado subiendo por Los Arroxos pero un poco más arriba 


Aquí se celebra la fiesta del Carmen de La Venta, romería renombrada que vivió años de esplendor en la década de 1980, cuando "vio pasar por el escenario de La Cerra artistas de la talla de María Jiménez o Angela Carrasco. Siempre se mantuvo la novena de la Virgen del Carmen y la fiesta con procesión que debe ser el domingo posterior al 16 de julio", leemos en La Voz del Trubia del 22-7-2024



El magnífico porte de este árbol totémico llama la atención según subimos a La Cerra. Bello es el pasaje que le dedica a estos árboles Carmen Ruiz-Tilve, cronista oficial de Oviedo, en La Nueva España del 12-11-2012:
"El tejo es un árbol que crece lentamente, alimentado por las muchas leyendas que lo nutren. El tejo, muy frecuente en Asturias, suele tener larga vida, amante de la soledad, buen compañero de todo tipo de iglesias y capillas, hermano del paisaje. 
Uno de los encantos del tejo es su capacidad para animar el bosque con su color, especialmente cuando hace contraste con los árboles desnudos del otoño. Se le relaciona tradicionalmente con la muerte, y algunos clásicos, como Ovidio, describen el camino del infierno bordeado de tejos. En muchos cementerios se plantan tejos, que en este cometido de la relacionarse con la eternidad, comparten protagonismos con los cipreses. 
Hay una leyenda extendida por Bretaña que dice que las raíces de los tejos se meten por la boca de los muertos y si alguien lo procura puede oír lo que por tan siniestro medio cuentan desde el más allá. El tejo se ve como amigo de la noche, del invierno, de la muerte, y no por eso deja de ser un árbol amigo. 
Uno de los enemigos del tejo anciano es el viento, y algún tejo añoso encontró la muerte vencido por el viento. En la noche del 10 de diciembre de 1990 cayó el gran tejo de Selorio, en la misma noche ventosa en la que fue derribado por el viento el negrillo del Campo del Hospicio. 
El tejo, como todo árbol que se precie, tiene sus poderes benéficos y su parte negativa. Entre lo benéfico mantiene la fama de ser bueno como antídoto contra el veneno de la víbora, pero vale más no tener que comprobarlo. Tiene también el tejo fama de venenoso y se dice que los celtas empleaban su veneno para suicidarse masivamente cuando la batalla no pintaba bien. 
Sí que hay veneno, pero no en las bolitas rojas, tan vistosas, que sirven de alimento de los pájaros todo el otoño, arilos que comían con fruición los niños de las aldeas, con pocas ocasiones de fruta."
 
En cuanto al roble o carbayu el escritor y naturalista Ignació Abella dice, en La magia de los árboles, que, que es otro de los árboles sagrados por excelencia en numerosas culturas, el rey del bosque, "ser temporal por excelencia, subido en la cúspide del año y por tanto a punto de comenzar el declive (véase el calendario celta), emblema de la mortalidad, de la fama y de las riquezas pasajeras, símbolo del incesante ciclo día-noche, verano e invierno, expansión y retracción (una expresión perfecta de esta alternancia son sus zigzagueantes ramas..."


Estamos en La Carbayera la Venta, con sus recuerdos de la romería del Carmen, que va recuperándose de un tiempo acá, como informa La Voz del Trubia del 1-7-2023:
"La fiesta del Carmen fue una de las más importantes del concejo, pero hace años que se celebra únicamente misa y procesión. Es antigua la devoción de los regueranos a la Virgen del Carmen que se celebró durante años en la capilla del Palacio de Tamargo con novena y mucha gente que acudía de promesa. En los años 80 tuvo orquestas y artistas de fama internacional como María Jiménez y Ángela Carrasco. La subasta de rameras lleva más de medio siglo sin celebrarse, y el próximo día 16 se hará en el prado delante de El Tendejón de Fernando, después de la misa festiva. Es el primer paso para que la fiesta de «El Carmen de La Venta» como era conocida, vuelva a resurgir."

Se dice que es la fiesta más antigua de Les Regueres y que al principio no se celebraba aquí sino un poco más la norte, en el vecino pueblo de Tamargu, pues allí fue fundada en 1681 la capilla y posteriormente la cofradía de Nuestra Señora del Carmen por los señores del palacio allí existente, D. Blas de Miranda y Dña. Isabel de Miranda Ávila, viniendo luego aquí a La Venta, al también conocido como El Prau Casa Concha


El festejo acontecía el domingo siguiente al 16 de julio, festividad del Carmen, se celebraba la novena de la Virgen y acudían muchas gentes de promesa, familias enteras, haciéndose comida campestre. La novena y la misa de la fiesta, que se mantuvieron en la capilla, dejaron de celebrase a finales del siglo XX con el cambio de la propiedad del palacio


La fiesta era llamada popularmente El Carme de Tamargo aunque se festejasen aquí sus romerías, siendo especialmente señalada la del 18 de julio de 1936, que fue suspendida sobre la marcha al comenzar ese mismo día la Guerra Civil y pronto, este idílico lugar, pasó a ser escenario de combates al ser primera línea del frente hasta octubre del año siguiente



Aquí, cuando va acabando el verano, unas llamativas florecillas parecidas al azafrán crecen en la hierba


Científicamente conocida como Crocus serontinus, según qué sitio recibe diferentes nombres: azafrán falso o quitameriendas quizás sean los más extendidos en castellano, así como despachapastores. hacen referencia a ser un familiar del azafrán pero que no es azafrán y además no se debe comer pues es tóxico, y lo de quitameriendas es que anuncia la llegada de la estación fría, con lo que se acabaron las comidas campestres al aire libre. El otro término, el de despachapastores está relacionado con uno de sus nombres asturianos. En gran parte de Asturias se le denomina espantavaqueiros, pues su floración anuncia a los vaqueiros que han de bajar de las brañas de alzada, de los pastos comunales de los puertos de la Cordillera en Babia (Torrestío y Ventana) y Somiedo para venir aquí, a las brañas de los valles interiores cercanos a la marina, cuando se aproximan las primeras nieves
 

La memoria de los vaqueros de Les Regueres (en Asturias central no se diptonga ei-ou por lo que es vaqueros) ha sido recuperada por algunos vecinos entusiastas, así como por la activa asociación reguerana La Piedriquina, protagonista de otras muchas iniciativas en favor del patrimonio y promoción del concejo, incluyendo este antiguo Camín Real a Galicia, donde se cruzaban, en enclaves como este, los peregrinos, viajeros, pastores y arrieros que iban y venían e este a oeste con los que lo hacían de norte a sur



Bajaban por aquí además los famosos escoberos de Les Regueres, muchos de ellos mujeres a vender las escobas que fabricaban al mercado ovetense de El Fontán y a otros similares, llegando a ser su oficio quien dio nombre a los regueranos y a asociaciones y entidades de este concejo. Se dice que los últimos fueron Facunda Canor con marido e hijas, de la vecina parroquia reguerana de Biedes, quienes las hacían y llevaban a vender cargándolas en un burro


Acercándonos al Texu La Venta o de Casa Concha, nos despedimos aquí del valle del Nora y del Naranco, así como de la ciudad y concejo de Oviedo/Uviéu, en este campo de romerías, que fue también de combates, y ancestral cruce de caminos, paso de vaqueros, arrieros y peregrinos, entre todo tipo de viajeros, con estos paisajes que nos han acompañado durante estos primeros tramos del Camino de Santiago Primitivo en Asturias


Luego, retomaremos el Camino tal y donde lo hemos dejado, al pie de Casa Concha, dirigiéndonos al otro extremo de L'Escampleru, donde está el albergue de peregrinos...




































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