Roseta ante la calle del Águila, unión y a la vez bifurcación de Caminos |
En esta calle del Águila una placa de bronce en el suelo nos informa que aquí empezaron las peregrinaciones a Santiago con la del rey Alfonso II El Casto, primer peregrino conocido, así como esta importante bifurcación
De frente Camino del Norte, a la derecha el Camino Primitivo, el que más o menos seguiría aquel monarca sobre más antiguas vías y pasos ancestrales que empedraron los romanos y en la Edad Media fueron caminos reales, las principales vías de comunicación hasta que empezaron a trazarse las primeras carreteras en el sentido actual del término en tiempos de la Ilustración
Atrás queda la catedral de una ciudad donde se guardaron las reliquias de la cristiandad, los tesoros de una Jerusalén perdida, escapando de los mismos invasores que dos veces la tomaron por asalto cuando apenas había nacido como capital de un pequeño reino. Reliquias custodiadas, primero de la fundación de su basílica, por misteriosos monjes-guerreros en un monte, el Monsacro, donde antes de venerarse a Santiago y a La Magdalena se vislumbran cultos a Taranis y a divinidades solares, todo ello bajo las alturas de una cordillera aún más impresionante, en la que los altos picos ocultan sus cimas entre las nubes: el Aramo, topónimo también relacionado con milenarias divinidades célticas en estos confines cercanos al fin del mundo, pues a los pies de estos cordales pasan las rutas que se dirigen a Fisterra, el final de la tierra. Este es el lugar en el que comienza nuestro Camino, El Camino Primitivo, el primer Camino de Santiago de la historia. Al pie de su catedral, entonces prerrománica y aún sin sus torres ni partes románicas ni góticas ,dió comienzo, allá por el siglo IX, la epopeya del Camino de Santiago. Aquí, en el ahora denominado propiamente Camino Primitivo, cuentan la historia y la tradición que salió el primer peregrino de Santiago, el rey Alfonso II El Casto, a verificar el hallazgo de la tumba del Apóstol al otro extremo de sus dominios, en la actual Compostela.
Alfonso II El Casto |
Calle del Águila, en el siglo XII estaba aquí el barrio de Las Posadas o de Alberguería, llamado así por ser abundante en alojamiento para peregrinos. Realmente lo que es la calle era llamada Gascona por ser donde se asentaron numerosos gascones, de Gascuña, Francia, parte de los muchos francos que se asentaron en la ciudad atraídos por las peregrinaciones, principalmente a partir del siglo XIII, y especializándose sobre todo en artesanía y comercio, abriendo aquí sus tiendas y talleres todo hasta el fondo, donde estaban las murallas y la puerta llamada precisamente Gascona. La calle creció más allá de ella y ahora solo se llama Gascona al tramo que hay más allá de la calle Jovellanos, la que sigue el trazado de aquella antigua muralla ovetense. Por ello muchos documentos antiguos que hacen referencia a Gascona pueden referirse a esta calle del Águila, que estaba intramuros. Durante un tiempo esta calle y barrio pasó a ser llamada por ello de San Pelayo si bien, a partir del siglo XVI comenzó a conocérsela como del Águila a causa de un escudo con un águila bicéfala que se puso entonces en la pared del monasterio de San Pelayo (en la foto, oculto tras el árbol), reedificado por aquel entonces sobre el viejo cenobio medieval
Aquí es donde se bifurcan los caminos: los peregrinos que caminan por el Camino Norte van a la derecha, siguiendo por la calle del Águila. Quienes hacemos el Camino Primitivo nos dirigimos a la izquierda, por la calle Schultz
Pasando junto a esta casa con dos puertas de arcos de medio punto, tomamos pues esta calle, también peatonal, del casco antiguo ovetense
Justo después está el Ilustre Colegio de Abogados de Oviedo donde, en su planta baja, han sido localizados importantes restos arqueológicos que podemos ver en sus soportales
Durante las obras de esta nueva sede se hallaron entre los años 2001 y 2001 vestigios de lo que fue la iglesia de San Juan Bautista, del siglo XII, derribada por ruina a finales del XIX, en 1882, así como del palacio de Alfonso III el Magno, de finales del siglo IX
Hoy solo podemos ver una mínima parte de lo que sería todo el complejo, que está extendido por el subsuelo de toda esta parte de la ciudad
Fijémonos en aquella piedra en forma de pila de agua y detrás la que tiene un poco de ajedrezado románico, sin duda de la antigua iglesia de San Juan, llamada de San Juan El Real por estar en el terreno del antiguo palacio real del monarca. Al ser derribada y en sustitución se construyó una nueva, pero no aquí, sino en la calle Melquíades Álvarez, zona de expansión urbana de la ciudad, que veremos pues por allí pasa el Camino
Y así llegamos al Palacio de Valdecarzana, viendo su fachada este, monumental, y la norte, mucho más sobria, junto a la que sigue el Camino. Este palacio, del que veíamos su fachada principal, la sur, en nuestra visita a la Plaza de Alfonso II El Casto, fue edificado entre 1627 y 1629 para don Diego de Miranda, Marqués de Valdecarzana, linajuda estirpe asturiana que, afincándose en la capital, necesitaba afirmar su estatus social y económico construyendo un gran palacio en el que trabajaron los grandes maestros Juan de Naveda y Gonzalo Güemes Bracamonte. En 1768 la casa llevaba tiempo abandonada pues los marqueses se habían ido, es entonces cuando José Froilán de Heredia, canónigo de la catedral, la adquirió para sus sobrinos huérfanos encargando su rehabilitación a Manuel Reguera, quien derribó una antigua torre e ideó un patio central dándole a esta fachada, la sur, una mayor relevancia, conservando eso sí las tres alturas originales. Este arquitecto no obstante no fue quien acabó la obra pues tuvo un serio enfado con el marqués. Fue durante tiempo residencia de la familia y quí vivió el alcalde Antonio Heredia Velarde. Luego perdió ese carácter palacial y pasó a ser casino entre el siglo XIX y 1931 y ahora es sede de la Audiencia Territorial de Asturias
Aquí vemos el escudo de los Miranda y Ponce de León
Esta fachada, que da a la calle Sanz y Forés es de cantería y, aunque no tan ostentosa como la principal presenta todo su original uso residencial, nada menos que con 15 huecos entre ventanas, en el piso bajo, y pequeños balcones de las habitaciones, en las de arriba. El muro norte, el más cerrado y sombrío como corresponde a su situación, es de mampostería y también presenta bastantes huecos, nada menos que doce, si bien más pequeños y concentrados en la parte central. La fachada occidental es similar a esta
A la derecha un edificio de pisos. Todos los monumentos, casas y calles del casco antiguo han sido objeto de restauración y rehabilitación urbanística
Llegamos a la la calle de San Juan, donde iremos a la derecha pero antes, tal y como hicimos con el Palacio de Valdecarzana. veremos estas fachadas este y norte del Palacio de Camposagrado
Palacio de Camposagrado que fue de la familia de los Bernaldo de Quirós, quienes empezando el siglo XVII emprendieron la reforma general de sus casonas, entre ellas las de Oviedo/Uviéu, siendo entonces cuando José Manuel Bernaldo de Quirós inicia su reforma en 1698, encargando las obras a los arquitectos Pedro Fernández Lorenzana y Domingo Suárez Solar, desestimándose no obstante el proyecto. Es entonces en 1719 cuando se escoge la idea de Francisco de la Riva Ladrón de Guevara, quien solo consigue hacer los cimientos, encargándose en 1744 Pedro Antonio Menéndez de Ambás de acabar las obras en el segundo piso respetando el proyecto del anterior salvo algunos cambios en el piso bajo y en el patio, dándose por terminado en 1752 si bien las rejas, balcones y obras de hierro se prolongaron unos cinco años más. Incendiado en 1934 fue restaurado en la posguerra por Enrique Rodríguez Bustelo. Es actualmente sede del Tribunal de Justicia y su fachada principal mira a la Plaza Porlier, siendo muy similar a la oriental, esta que vemos a la izquierda, con sus grandes balconadas, artística portada, rejería y abajo pequeños ventanucos picudos
Tal y como hemos dicho en el cruce iremos a la derecha, por la calle de San Juan, que rememora en su nombre la antigua iglesia y hospital, del cual sabemos que en 1499 tenía su patio ocupado por los zapateros y curtidores, cuyo instrumental para elaborar el cuero era tan ruidoso y los olores de las pieles tan apestosos que se les ordena, por Real Provisión del Consejo de Castilla, trasladarse más allá de las murallas. No tardarían mucho en seguirles los panaderos y los herreros, tras el incendio, ocasionado fortuitamente por una chispa, que arrasó la ciudad en la Nochebuena de 1521
Una concha en el suelo nos confirma el Camino
A la derecha por la comercial calle de San Juan
La calle baja ligeramente, entre hostelería y comercios. Por allí saldrían de las antiguas y en este tramo desaparecidas murallas los peregrinos de antaño por la Puerta de Socastiello (bajo el castillo de Alfonso III), también llamada del Campo, donde estuvo la alberguería de Santiago de los Hortelanos, desde el siglo XVI Hospital de Santiago, fundación dedicada a la atención a los peregrinos
La cofradía de los hortelanos tenía aquí su cofradía de Santiago y San Bernabé que celebraba romería el 11 de junio, sacando a los santos hasta un lugar llamado El Fresnín (actual calle Nueve de Mayo, frente al Centro Comercial Salesas), dejando allí las imágenes hasta por la tarde, razón por la que empezaron a guardarlas en el cercano convento de Santa Clara, por donde vamos a pasar seguidamente, hasta que contaron allí con su capilla propia de San Bernabé, derribada tras largar ruina en 1896 a consecuencia del crecimiento urbano
Y salimos a la Plaza Juan XXIII, por donde discurrían antaño las murallas y estaba la citada Puerta de Socastiello
Una placa recuerda el sitio que fue emplazamiento de la fortaleza o castiello, de ahí el nombre del lugar, donde el rey Alfonso III El Magno tuvo su fortaleza, tal vez edificada sobre baluartes anteriores, romanos o castros prerromanos, antecedentes de la fundación conocida de la ciudad por los monjes Máximo y Fromista en el año 781 como solar del convento de San Vicente. Otra placa recuerda al barrio judio de Socastiello, que aquí existió en la Edad Media
Aquí estaba el barrio de juderías. La presencia de los judíos se registra en la ciudad desde el año 1046, cuando se cita en un documento a María conversa. Se trata de una judía convertida al cristianismo que sin duda pertenecería a una comunidad asentada en esta ciudad elegida más de 200 años atrás como nueva capital por Alfonso II El Casto. Las relaciones de judíos y cristianos frecuentemente estuvieron sujetas a problemas Poco después, en el Concilio de Coyanza celebrado en el año 1055, se disponen penas para los cristianos "que coman con judíos", al igual que otras penas, desde negarles la comunión durante un año, como castigo a los nobles, como a penas de cien azotes, castigo estipulado para el pueblo llano
A pesar de todo la comunidad judía crece y son frecuentes sus nombres en la diplomática de la época, así hasta llegar al siglo XIII cuando era común su presencia por toda la ciudad. Alguno, como Mari Xave llega a ocupar cargos importantes en el concejo pero, poco después empezarían a aplicarse las disposiciones restrictivas imperantes en Castilla para con ellos, su convivencia con los no judíos y sus oficios, reordenándolos en un barrio judío, este de Socastiello. Seguirían con sus funciones pero cada vez con más restricciones. No parece que las disposiciones antijudías se aplicasen mucho hasta que el enérgico obispo Gutierre de Toledo dicta tal serie de prohibiciones que dan a entender una previa convivencia bastante intensa entre judíos y no judíos. La culminación del proceso llegaría con el acta de expulsión de los Reyes Católicos de 1499. Hoy en día nada queda de aquel barrio de juderías de la capital asturiana salvo las crónicas documentales y esta placa que lo recuerda.
Simbólicamente, la escultura Amigos, de Santiago de Santiago (alguna de cuyas obras veremos en Santiago), preside lo que ahora es la Plaza Juan XXIII. Detrás, en la Plaza Porlier, estuvo el mencionado castillo real de Alfonso III El Magno
Una perfecta alegoría para comenzar el Camino
La placa a sus pies recuerda que la obra fue donada por el autor a la ciudad en 1993
Enfrente de ella sigue el Camino Primitivo
Siguiendo las conchas doradas del suelo
Así cruzaríamos la calle Jovellanos.
Allí podríamos deleitarnos con las maravillas de la repostería ovetense: los carbayones, apodo de los habitantes de la ciudad por causa de un gran carbayón o roble grande que había en la calle Uría, arteria que comunicaba la población antigua con la Estación del Norte y que se derribó tras larga polémica en 1879 alegándose molestias al tránsito. Se trata de una dulcísima especialidad hecha con una masa de hojaldre de tres pliegues, rellena de una mezcla de yema de huevo, coñac o vino dulce, almendra molida y cubierta con un almíbar de azúcar, canela, agua y zumo de limón, dicho someramente. Además de carbayones, podemos disfrutar vista y paladar con otras exquisiteces.
¡Que ricura!
Una vez desayunados nos levantamos a empezar el ansiado Camino
Cruzada la calle Jovellanos seguiríamos a la izquierda, por la acera
Y en el primer cruce iríamos a la derecha
Bajando por la calle La Luna
Y pasaríamos al lado del Colegio Dolores Medio, fundado en 1887 allí donde la ciudad se iba expandiendo más allá de su núcleo medieval. Ya en 1873 aprobaba el Ayuntamiento crear una escuela mixta en cada uno de los distritos entonces existentes, haciendo cumplir la Ley Moyano de 1857 que obliga a la escolarización y gratuidad de impartir enseñanzas primarias
En 1881 se aprueba hacer un colegio en esta calle, comenzando las obras en 1883 y finalizando en 1887, cuando como hemos dicho se inauguran, justo donde antes estaban las huertas de Don Manuel Pumarino y los corrales del Sr. Carrizo, proceso de expropiación que demoró su puesta en marcha
Arcos y ventanas del colegio, mirando a los primeros metros del Camino
En su fachada hay una placa del Camino de los Derechos Humanos
Ahora salimos a la Avenida Alcalde Manuel García Conde, proyectada en 1950 para hacer de ella el principal acceso rodado a la ciudad desde Gijón/Xixón, descongestionando otras calles, si bien no se hizo hasta una década después
Cruzaremos la avenida mientras vemos, a la izquierda, el edificio de la Agencia Tributaria, sito en lo que fue el Convento de Santa Clara, fundado en el siglo XIII en unos terrenos libres en lo que era el extrarradio de la ciudad y así, siguiendo las reglas de la orden de buscar lugares un tanto retirados, se establecen las monjas franciscanas de Santa Clara
En el siglo XVIII el monasterio románico va siendo sustituido por otro barroco con nueva fachada de la portería y el claustro, el cual está en nuestros días mirando a la Plaza del Carbayón, donde se plantó el gran carbayu o roble (carbayón) que reemplaza al grandísimo que había en la calle Uría, derribado con gran polémica el 9 de septiembre de 1879 durante las reformas urbanísticas de esa calle, hecha para comunicar la ciudad, mucho más pequeña por entonces, poco más que el casco medieval, con la Estación del Norte y en torno a la cual se fue articulando El Ensanche o expansión de la población más allá de las murallas medievales, extendiéndose por los campos y aldeas de su entorno. Se trata del ensanche decimonónico, común a tantas villas y ciudades, creado al ir edificándose los terrenos entre la ciudad histórica y la estación del ferrocarril a partir de su inauguración en 1879
Cruzamos ahora a la izquierda la calle Santa Clara, nombre del convento para ir hacia él por la calle Covadonga
Se parte de su transformado claustro, ejemplo del llamado barroco desornamentado, que en su momento fue el mayor de Asturias, obra de Pedro Muñiz Somonte entre 1750 y 1753. Tras la Desamortización el monasterio pasó al Estado y, durante las obras acometidas en 1960 para hacer la Delegación de Hacienda, fueron derribadas partes históricas del edificio. De la parte barroca lo que mejor se conserva es la fachada de la portería, frente a la que pasa el Camino. De la época románica se salvaron una portada y algunos capiteles. Aquí lo mejor es cruzar la calle Covadonga y continuar por la acera de enfrente a la derecha, pasando frente al antiguo convento
Esta calle Covadonga, que se trazó mediado el siglo XIX en una charca que se llamó Estanco del Medio, que no era un puesto de venta de tabaco sino que es un topónimo vinculado con agua estancada (estanque), el cual ya existía en el siglo XIII pues aparece en un documento de 1286 relacionado con un camino y un huerto allí situado, huerto adquirido poco después por el Concejo
La charca se formaba por dos arroyos que nacían uno al suroeste de la ciudad y otro en el Campo San Francisco que luego de pasar por El Pontón de la Galera y el Convento de Santa Clara remansaban aquí y en el Estanco de Atrás, actual calle Caveda, desecados ambos al hacerse estas calle, que en principio llevaría su nombre hasta que en 1869 pasaría a llamarse Covadonga
Y de esta manera llegamos al edificio de la fachada de la portería del convento de Santa Clara, obra barroca que empieza a construirse en 1703
Es edificio de dos plantas con hermosa fachada, columnas, imagen de la santa y soportales de arcos de medio punto
Se levanta sobre una base que salva la elevación del firme. Su planta baja dispone de tres grandes arcos de medio punto, estando la decoración sobre todo en esta gran fachada
Arriba está la imagen de Santa Clara, en una hornacina entre dos columnas y arriba el escudo de la orden, muy gastado
No deja de ser una buena oportunidad, pues aunque el santuario está extinguido aquí está la santa, para ponerle los huevos a Santa Clara y que el buen tiempo impere y nos acompañe en nuestra peregrinación.
En el año 1503, cuatro años después de su expulsión de España, un documento señalaba que en las cercanías del Campo de Santa Clara había estado el cementerio judío
Y así seguimos la recta de la calle Covadonga
Otra de las arterias comerciales del Ensanche, aunque relativamente estrecha suele tener bastante tráfico, además de trasiego de gentes, principalmente por semana
Tanto aquí como por toda la ciudad se encuentra abundante oferta de comercios, hostelería y alojamientos de todo tiempo, además, naturalmente, del albergue de peregrinos El Salvador (calle Leopoldo Alas 20)
Aquí estuvo además el Hospital de la Universidad, construido en 1614 y vinculado al Colegio de Huérfanas Recoletas en 1768, para ser derribado a finales de la citada centuria. Recordemos que por aquel entonces el término hospital tenía más que ver con alojamiento que con centro sanitario, como los hospitales de peregrinos, si bien algunos, como los de leprosos, sí fueron especializándose en tratar enfermedades y son el antecedente del significado actual del término
Conchas de bronce en el suelo
Seguimos las aceras
Más conchas peregrinas
Tanto aquí como por toda la ciudad se encuentra abundante oferta de comercios, hostelería y alojamientos de todo tiempo
Nos cruzamos con la calle Palacio Valdés
Nosotros continuamos de frente por Melquíades Álvarez
Farolas y edificios del Ensanche, construidos algunos en las primeras décadas del siglo XX
Está ante la Plaza de Fernando Rubio, quien fue aquí párroco. En ella se casaron Francisco Franco y Carmen Polo en 1923, cuando a él aún se le conocía popularmente en la ciudad como El Comandantín. Además de parroquial es basílica menor por decreto de la Santa Sede de 24 de septiembre de 2014
"Vidit ergo Iesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me"
(Vio Jesús a un publicano, y como le miró con sentimiento de amor y le eligió, le dijo: Sígueme)
En el interior hay imágenes de la iglesia primitiva como un Cristo de la Misericordia y San Antonio y San Francisco de Asís, además de las reliquias de fray Pedro Compadre, discípulo de San Francisco de Asís y fundador del convento de San Francisco que estuvo situado donde ahora se levanta el edificio de la Junta General del Principado, cuya huerta sigue siendo el Campo San Francisco, el gran parque urbano del centro de la ciudad. Según la leyenda el monasterio sería fundado por el propio santo en su peregrinación a Santiago, si bien es una tradición que se repite en todos los cenobios franciscanos, los cuales se establecían en los incipientes núcleos urbanos que crecían al amparo de las peregrinaciones
Seguimos así por la calle Melquíades Álvarez viendo una de las capillas laterales de la iglesia
Así como las torres, la nave y el cimborrio
Avanzamos por las aceras de Melquíades Álvarez
El Camino viene a la izquierda de la foto Los bajos son una continuidad de tiendas y portales. El gran eje comercial en torno a la calle Uría, hacia donde vamos, se hace patente en gran parte de las calles del Ensanche
Casas restauradas. El gran crecimiento de la ciudad en torno a la calle Uría hacia la Estación del Norte ocupó lo que hasta principios del siglo XX fueron huertos o celleros que abastecían a la ciudad de legumbres, frutas y verduras. La mano de obra obrera que crecía a pasos agigantados necesitaba nuevas viviendas, y así fueron también abriendo multitud de tiendas mixtas, chigres y otros comercios
"... hemos de procurar que en cada unidad residencial puedan existir viviendas de diferentes categorías que, dispuestas en un modo jerárquico, expresen en sus formas y disposiciones la estructura social a la que sirven, del mismo modo que en el organismo humano cada función, según su categoría, ocupa en el cuerpo un lugar adecuado"
Y así llegaremos al cruce con la calle Uría, hecha para comunicar la ciudad antigua con la Estación del Norte, alrededor de la que se fue articulando El Ensanche
Destaca enormemente La Cúpula, como se conoce a este edificio en la esquina de Melquíades Álvarez con Uría, bajo la que pasamos. El camino cruza allí la calle Uría, proyectada por el ingeniero Salustio González Regueral con la aprobación del pleno del 12 de noviembre de 1968 e iniciándose las obras en 1874 y nombrándola así en honor del diputado José Francisco Uría y Riego, gran valedor por aquel tiempo del ferrocarril con León una reivindicación muy necesaria en aquellos años, por lo que le fueron dedicadas calles en varias localidades asturianas
Al pie del edificio concha de bronce
Cruzamos así la calle Uría frente a la Obra Social Madre Sacramento Siervas de Jesús, institución fundada en 1883 cuyos edificios, casa y capilla, fueron construidos con proyecto del donostiarra Javier Aguirre Iturralde que hizo numerosas obras en la ciudad y en Asturias
En la acera, bajo el edificio, iremos a la derecha. Pasamos luego frente a la capilla
Y en la capilla iremos a la izquierda, dejando la calle Uría. Al fondo se vislumbra a lo lejos la Estación del Norte, hacia donde creció la ciudad a partir de su inauguración en julio de 1874 y que hubo de ser reconstruida tras la guerra civil, así como todo su entorno, tras los feroces combates allí librados durante la contienda
Aquí proseguimos por la calle Independencia, la antigua Carretera de Galicia. Ya antes de la Guerra Civil toda esta zona en torno a Uría le había arrebatado al casco antiguo la centralidad de la ciudad
Aquí destacan las grandes fachadas neobarrocas de estos edificios que dan a las dos calles
Destacan las Casas del Cuitu, que se edificaron en una finca del indiano José Álvarez Santullano a partir de 1913, siendo maestro de obras Ulpiano Muñoz Zapata, acabando las obras en 1917. Durante mucho tiempo disponían de Jardín en la fachada que mira a Uría
Siempre hay alguien que nos mira
Motivo de flores y plantas
Grandes balconadas y galerías acristaladas
Más caras de mujer y motivos ornamentales
Cruzamos la calle Marqués de Pidal
Y seguimos por la calle Independencia
Cruzamos la calle Ventura Rodríguez para ir la la Plaza de Bochum, una de las ciudades hermanadas con Oviedo/Uviéu, donde está la Escuela de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales, creada por decreto en 1959 y que empezó a impartir clases en el curso 1960-61 en un edificio cedido por la Diputación de entonces destinado a la ampliación de la Residencia Provincial de Niños y donde intervinieron los arquitectos Francisco Navarro Borrás y Francisco Navarro Roncal para adaptarlo a los nuevos usos
Aquí está el monumento dedicado por la Real Academia de Ingeniería a los arquitectos Jerónimo Ibrán y Luis Adaro y Magro. Fijémonos a la derecha en el Seat-600
Seguimos por la calle independencia
Seguimos la acerca, viendo a la derecha los edificios de las coloristas Torres Centro construidas al lado de La Losa, obra de Salvador Pérez Arroyo
También con motivos naturalistas
Galerías y balcones sobre nosotros
Cruzamos ahora la calle General Zubillaga
En medio la "turboglorieta" con su jardín
Atención, al otro lado de la calle iremos a la derecha
Estamos ahora en la calle Samuel Sánchez
Espacios ajardinados. Siguen siendo calles de mucho paso de vehículos
De alguna manera el barrio tuvo un crecimiento autónomo a raíz de la llegada del ferrocarril, entre las vías y en antiguo camino a Galicia. Fue una de las entidades de población que fueron, al ir entrando en contacto por su crecimiento demográfico, uniéndose al Ensanche de la ciudad a lo largo del siglo XX
Dado que el Ensanche muy pronto se encareció, estos barrios fueron los que acogieron las promociones constructoras dedicadas fundamentalmente a las clases medias y bajas, si bien esa consideración urbanística originaria no quedó estática sino que fue evolucionando con la creación de las nuevas zonas residenciales en el extrarradio
Cruce con Bernardo Casielles: seguimos por Argañosa rectos a la derecha hacia el Edificio San Antonio
Una hornacina con la imagen del santo mira a la calle
Bloques nuevos de pisos
Atentos a la flecha que nos indica un desvío a la derecha
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