Aquí, del Camino hacia abajo el concejo de La Ribera forma un largo brazo que se extiende hasta El Regueru la Ceposa o La Ceprosa, que forma un estrecho y angosto valle. Luego, del río a la derecha, es la ovetense parroquia de San Esteban o San Esteban de les Cruces, donde vemos las aldeas de Friera, Premoña, Morenti y Paderni, antiguo coto eclesiástico que se constituyó como concejo independiente en el siglo XVI. Más allá La Ceposa da sus aguas al río o Regueru Morente, que forma un valle transversal a este, de este a oeste, en cuya colina está la aldea de Los Arenales, también parroquia de San Esteban, en cuya colina están el Cementerio Municipal del Salvador y el Centro Territorial de Radio Televisión Española en Asturias
Más a lo lejos son los barrios y lugares de La Covadonga, El Cruce, La Barraca, El Pandu, etc., por donde discurre la antigua Carretera de Castilla, construida entre los siglos XVIII y XIX sustituyendo a este camín real como principal vía de comunicación de la capital asturiana (y la costa gijonesa) con la meseta. En 1939 pasó a ser la N-630 hasta que en 1968 fue sustituida por una nueva vía por la ribera del río Caudal que evitaba las grandes cuestas y curvas de Manzanea y El Padrún
Si la Carretera de Castilla quedó en carretera local-comarcal el Camín Real se conservó, según tramos, como camino local y vía pecuaria, como es el caso de este trecho por el que bajamos suavemente al Regueru Morente divisando a lo lejos, aunque a no demasiada distancia, los edificios de la ciudad de Oviedo/Uviéu, la capital asturiana, bajo la colina de La Cuesta Naranco
Aunque la tradición ha fijado la historia del mon joie, similar a la del Monxoi o Monte do Gozo en Santiago de Compostela, para entender el origen del topónimo de La Manxoya o La Manjoya, los filólogos, atendiendo a la documentación antigua, buscan otras explicaciones de las que iremos hablando al recorrer los barrios de la parroquia al acercarnos a la urbe ovetense
El Camino, por supuesto, no era así antiguamente, hemos visto incluso tramos que conservan algo de su viejo empedrado subiendo de El Portalgo a Picullanza, mientras que aquí, bajando, es en nuestros días una pista de tierra y zahorra o grijo que da servicio a estas fincas
Sebes o setos naturales separan estos prados del Camino conformando un paisaje muy característico del paisaje rural asturiano. Ya a finales del siglo XIX pero sobre todo pasada la posguerra, cuando se produjo el masivo éxodo del campo a la ciudad, el campo asturiano se especializó en ganado de leche para abastecer a las industrias lácteas que administraban a las crecientes ciudades, lo que hizo que se abandonasen otros cultivos en favor de aprovechar todo el espacio al máximo para praderías de pasto y siega
Únicamente el maíz, pero como planta forrajera, no como panificable, se siguió plantando en grandes extensiones. Seguidamente las parroquias rurales vivieron otras transformaciones, una de ellas es la disminución de las labores campesinas en favor de las residenciales, algo especialmente palpable al acercarnos a la ciudad y a las grandes vías de comunicación
Y así, en estas colinas situadas sobre la urbe, se van transformando en áreas residenciales de baja densidad con la construcción de numerosas viviendas unifamiliares, gran parte tipo de chalet, con terreno, a veces nuevas y otras reformando antiguas caserías
Las antiguas fincas se parcelan y urbanizan, como vemos por ejemplo, en la vecina parroquia de Latores o Llatores, al oeste-suroeste de la ciudad, en concreto en sus barrios de Santu Mederu, La Porreta, Ayones, La Rotella, El Faeo y otros. En estas áreas periurbanas se reconocen otras infraestructuras y edificios, como el Centro Médico de Asturias, cuyas instalaciones asoman un poco entre el boscaje un poco más abajo, tapando la Autovía A-66 Vía de la Plata, cuya construcción relegó a la vez a la N-630 como vía terrestre principal de Asturias con la meseta
No queremos dejar de mencionar, al oeste, la Sierra la Degollada que, con la de Bufarán, conforma un cordal que se extiende de sur a norte entre el valle del Nalón y las cercanías de la Ría de Avilés, por lo que será una referencia para los peregrinos que, desde la Sancta Ovetensis continúen hacia Santiago bien por el Camino del Norte o por el Camino Primitivo
Dicha serranía va disminuyendo en altura al acercarse al paso de Peñaflor, cuyo puente medieval sobre el Nalón, en medio de un pequeño desfiladero, constituye uno de los grandes hitos del Camino Primitivo en Asturias
La Degollada y Bufarán se reconocen también por su gran parque eólico. Su línea de cumbres constituye una barrera natural y es frontera entre los concejos de Les Regueres y Candamo. La primera viene a ser la parte más alta de la segunda, siendo su cota más alta 624 m
Según nos acercamos a la ciudad las zonas residenciales de baja densidad, las de las viviendas y chalets unifamiliares, van dando paso a las de expansión urbana en base a bloques de pisos y urbanizaciones, como en El Campón, que fue parte de la antigua parroquia rural de San Pedro de los Arcos, absorbida por la ciudad en lo administrativo civil y en lo eclesiástico por la de El Cristo o El Cristo les Cadenes
Un antiguo camino entraba por ahí en la ciudad desde los puertos del Aramo y el valle del Trubia, señalizado actualmente como GR 106 Ruta de San Melchor, pue sería el empleado por Melchor García Sampedro, San Melchor de Quirós, para venir a la capital desde su aldea quirosana de Cortes
Aquí cerca y más abajo una línea de casas es La Rodá o La Rodada cuyo nombre se relaciona con un antiguo camino de carros que sería antecedente de la actual carretera a cuyos lados se extiende el caserío y que algunos llaman El Camín Real de Quirós
Un poco más allá es Cabornio, del que apenas vemos unas antiguas caserías en el boscaje, cerca de la Vía Verde de Fuso de la Reina, que aprovecha una antigua vía férrea que funcionó entre 1904 y 1999
Las casas forman una calle en la que están el bar de Casa Álvaro y, a su izquierda Talleres Prieto, cuya nave vemos desde aquí
Un poco más a la derecha, donde empieza el cruce de Cabornio, hay unas viviendas unifamiliares de protección oficial que, formando una hilera, se conocen como La Suerte en referencia a la que tuvieron los que les tocó una
Justo detrás es El Toral, que pertenece a otro barrio de La Manxoya, San Turcao o San Torcuato. Justo detrás es el valle del río Gafu, al que da sus aguas el Morente un poco más al sur. Al fondo destacan los bloques de pisos de Monte Cerrao, con el Parque Plaza Tuero Bertrand, juez y tratadista asturiano. Oculta por los árboles a la izquierda se encuentra la ermita de Santa Ana de Mexide, donde los miembros de la cofradía de La Balesquida, fundada en 1232, celebraban su romería subiendo en procesión desde la de su sede en la de la Esperanza (capilla de la Balesquida), frente a la catedral. El reparto de pan de fisga (escanda) y el vino entre los cofrades dio lugar a la actual fiesta del Martes de Campo
Los edificios de pisos se extienden por la ladera de El Cristo, donde están los depósitos de agua, cuyo color azul destaca en la cima. El barrio nació en torno a la antigua capilla del Cristo les Cadenes o Cristo de las Cadenas, reconstruida como iglesia tras la Guerra Civil. Allí estuvo la cantera de la que se sacó la piedra para construir la catedral de San Salvador entre los siglos XIV a XVI sobre una anterior basílica románica-prerrománica
Toda esa zona es Buenavista, una aldea al oeste de la ciudad que perteneció a la parroquia de San Pedro de los Arcos, la cual desapareció absorbida por la ciudad como hemos dicho. Al fondo reconocemos La Peña Llampaya (561 m), en el extremo occidental de La Cuesta Naranco. Más a la derecha es El Cantu Caleyines (572 m), encima de la aldea de Ules, que vemos más abajo, en la falda de la montaña
Aquí abajo y en primer término vemos algunos tejado de San Miguel o Samiguel, dividido en dos partes, la ovetense y la riberana y a donde llegaremos enseguida. Su nombre parece deberse a la existencia de una antigua capilla dedicada a este santo o, incluso, a un monasterio
En la colina de La Manxoya sigue el barrio de Los Prietos, por donde sube el Camino hacia del de Los Barreros; de allí seguirá por Los Barreros y bajará a la ciudad por El Caserón y La Bolgachina, entrando en el casco urbano por San Lázaro. Más arriba, en el Naranco, están El Picu'l Paisanu (637 m) y, a su izquierda, El Cantu Borbotón (604 m)
Por Casares sube la Carretera del Naranco o Avenida de los Monumentos, así llamada porque se dirige a dos de los grandes monumentos del Arte Asturiano situados en sendos rellanos en plena ladera: Santa María del Naranco, cuyo edificio de piedra color arena claro reconocemos en la rampa (en medio de la foto) y San Miguel de Lliño o Lillo (poco más arriba a su izquierda tapado por la vegetación). A sus pies, en las antiguas escuelas de Naranco, se halla el actual Centro de Recepción e Interpretación del Prerrománico Asturiano
La Avenida de los Monumentos o Carretera del Naranco sube hasta la cima del Picu'l Paisanu, donde hay una gran explanada de aparcamientos y un excelente mirador sobre la ciudad y gran parte del centro de Asturias hacia los puertos de la Cordillera Cantábrica. Es una de las metas clásicas de las vueltas ciclistas y otras competiciones deportivas; no se trata de una cumbre de gran elevación pero, dado que no tiene otras cimas similares a su alrededor, su campo de visión es amplísimo
"La escultura, hecha en piedra, es obra de Gerardo Zaragoza y Rafael Rodríguez Urrusti, y está datada en 1980. La escultura del Sagrado Corazón de Jesús fue diseñada por García Lomas; tenía treinta metros de altura y es obra de Gerardo Zaragoza, mientras que la de la Cruz de la Victoria, de 5 metros de altura, es obra de Rafael Rodríguez Urrusti. Para realizar el montaje de la obra se contó con el escultor ovetense José Antonio Nava Iglesias, quien realizó las mejoras y las copias necesarias para hacer frente a los desperfectos que el transporte había ocasionado al conjunto de la obra.Para sufragar los gastos se realizó una colecta popular en la que se recaudaron 10 de los 17 millones necesitados, lo cual permitía ver posible la realización del proyecto ideado en 1950 entre el padre Vega y Ramoncita Bertrand, con el apoyo de Sabino Álvarez Gendín (rector de la Universidad de Oviedo), y de otras personalidades de la vida ovetense y asturiana, para emular el que se había levantado en Río de Janeiro. Dieciocho años se tardaron en acabar el proyecto, que se inició el 21 de junio de 1963 con la colocación de la primera piedra, y se finalizó el 5 de julio de 1981, fecha en que se llevó a cabo su inauguración."
A la derecha del Picu'l Paisanu está El Pozu l'Agua (601 m), que desde la Guerra Civil, donde estuvieron las posiciones republicanas durante más de un año de combates, pasó a ser conocido como El Picu la Miliciana. Fijémonos en la rampa de la carretera que sube al Picu'l Paisanu. En la cima del Naranco existieron pozos en los que se almacenaba nieve que se llevaba a los cafés y boticas ovetenses hasta la generalización de la utilización de neveras que funcionaban con corriente eléctrica
Como hemos dicho ya, esta franja de terreno cuesta abajo entre el Camino y el fondo del valle es una cuña de terreno del concejo de La Ribera o Ribera de arriba que se adentra como un brazo en el concejo ovetense, siendo su límite el río o Regueru la Ceposa
"Paderni constituía antiguamente un Ayuntamiento independiente (siglo XVI), con representación propia en la Junta General del Principado. Al concejo de Paderni pertenecía incluso el coto de Morente. Fue enajenado por el monarca Felipe II y adquirido por el Ayuntamiento de Oviedo en el año 1584. No obstante, en el siglo XIX lograron sus habitantes que se reconociera para Paderni el título de "concejo realengo" e intentaron en vano adherirse los cotos de Cagigal, al oeste, y Bendones, al este. La Audiencia Provincial decretó finalmente su supresión como concejo en el año 1827, quedando definitivamente anexionado a Oviedo y asumido como lugar dentro de la parroquia de Las Cruces".
En su entrada correspondiente a San Esteban de las Cruces la Enciclopedia de Oviedo nos explica de esta manera la historia de este extinto concejo:
"Paderni era antiguamente un concejo de los conocidos como de obispalía. Dependía de él el coto de Morente. Fueron comprados por Oviedo en el año 1584, durante las desamortizaciones de Felipe II, aunque siguieron gozando de una cierta autonomía respecto al ayuntamiento ovetense".
A su derecha está el Centro de Radiotelevisión Española (RTVE) en Asturias, sito en el cruce con la carretera AS-375 o antigua Carretera de Castilla que, como dijimos al principio, sustituyó a este camín real y fue la principal comunicación entre el centro de Asturias y la meseta hasta 1968
El barrio de El Calderu debe su nombre a una hondonada del terreno visible desde la distancia. Como podemos comprobar en la fábrica de las casas, los usos residenciales se superponen a los campesinos en estas parroquias de los arrabales ovetenses
En la lejanía, la mayor concentración de casas, La Barraca, también en la AS-375 o Carretera de Castilla, delata el lugar en el que se ubica la iglesia parroquial de San Esteban, en Les Cruces, la cual no llegamos a reconocer pero sí decir que aparece mencionada en documentos fechados el siglo X y se refleja en el inventario parroquial del obispo Gutierre de Toledo en el siglo XIV
El lugar más alto de San Esteban está en el barrio de El Pandu y es El Cutayón (395 m), reconocible en lontananza por su depósito de agua en forma de copa. Un poco más a la izquierda son las casas de El Mesón, cuyo nombre revela la antigua existencia de un mesón en la vieja carretera
"Historiografía
Reconocido en 1999 por Susana Hevia y Rubén Montes durante los trabajos de seguimiento arqueológico el Gaseoducto Oviedo-Siero.
Régimen de Protección Legal
No está incluido en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) del 23 de diciembre del 2013 ni en el Catálogo Urbanístico del concejo de Oviedo-Uviéu.
Descripción Arqueológica
Se localiza en la cima de La Grandota, monte a una altitud de 505 metros desde el que se tiene un gran control visual del sector en torno a Uviéu hasta la costa de Xixón. El recinto es de planta circular, de unos 50 x 40 metros y se dispone a modo de corona en la cumbre de la elevación. El sistema defensivo reconocido se compone de una línea de parapeto en el lado SW y un posible foso en el frente NE, ambos prácticamente destruidos por una cantera (Fanjul Peraza y Menéndez Bueyes (2004).
Cultura Material
En el corte de la cantera se documentaron niveles de ceniza y numerosos fragmentos de tejas de época reciente. Y en un de los cortes, el alfarero de Faro, «Selito», encontró la base de un molino de mano, de superficie superior pulimentada. Igualmente a los pies de la colina también se documentaron restos cerámicos medieval, entre ellos cerámica vidriada (Fanjul Peraza y Menéndez Bueyes (2004).
Periodización
Se desconoce.
Estado de conservación
Durante la guerra civil se emplazó una batería artillera conocida como «La Leona» así como una trinchera en la vertiente W del monte (Fanjul Peraza, Menéndez Bueyes, 2004). La cumbre se encuentra afectada por una antena de radio y una vivienda y las defensas casi totalmente desvirtuadas por una cantera.
Leyendas y tradiciones
Los vecinos refieren la existencia de unos socavones en los campos cercanos a la elevación que se atribuyen a los franceses que lo ocuparon durante la guerra de independencia (Fanjul Peraza, Menéndez Bueyes, 2004)".
Otra es este mismo Camino del Salvador o San Salvador, se dice que la misma capital asturiana nació en una encrucijada de vías del este al oeste y entre norte y sur en la antigua colina de Ouetus o Ouetao. Determinados hallazgos, anteriores incluso a la mítica fundación de la ciudad por los monjes Máximo y Fromestano en el año 761 así podrían confirmarlo
Y en el Camino del Salvador y a nuestra derecha, en un rellano, un regalo para el peregrino, que puede hacer aquí un alto y descansar de su larga caminata
El Camino va a ir perdiendo altura suavemente para bajar al valle del río Morente y sus afluentes. Caminamos ahora en dirección oeste con los edificios de Buenavista y El Cristo bien visibles en la lejanía
La hermosa línea de tejados rojos de La Rodá, Cabornio, San Turcao y Los Prietos, en el antiguo Camín Real de Quirós delata otra de esas rutas ancestrales a las que se ha superpuesto el entramado viario. Al fondo, bajo La Peña Llampaya, salen de la ciudad los peregrinos del Camino Primitivo en ruta de La Florida a Paniceres y Lloriana
La ciudad, cada vez más cerca, en concreto todo el barrio de Buenavista y sus adyacentes, muestra del crecimiento urbano que va saltando a los campos colindantes, favorecido especialmente por las vías de comunicación. Resaltamos que los peregrinos de las peregrinaciones históricas tendrían un panorama bien diferente
"La Manjoya es un pueblo con mucha historia, aparece en fuentes diplomáticas del siglo XIV, incluso se podría remontar su origen un siglo más atrás. Por esta parroquia bajaban los peregrinos desde San Lázaro hasta Oviedo, «Ya no hay tantos como antes, pero siguen viniendo algunos», explica Pedro Gómez, vecino de la localidad, «antes, operarios municipales limpiaban la senda del recorrido, pero ahora ya no hacen nada», añade.
También era lugar de paso para los que transitaban por el Camino Real de Quirós. En esta ruta, se encuentra San Torcuato, que contaba con una ermita de la que hoy no queda resto alguno. Próxima a la iglesia parroquial de Santiago, existía antiguamente la Venta del Gallo para el servicio de los que transitaban por el Camino Real a Castilla que desde Oviedo, continuaba por La Manjoya, Olloniego, Ujo, Lena y Pajares hasta la provincia leonesa.
Hubo además, un pozo donde se conservaba la nieve traída por los arrieros, desde la Sierra del Aramo, para abastecer la ciudad y que dio lugar al topónimo La Nevera que, aún en la actualidad, se mantiene.
La parroquia tiene unos cuantos bares y restaurantes, pero el más emblemático y antiguo de la parroquia es el bar y tienda El Caserón, negocio familiar que pasa de una generación a otra. «En El Caserón hace años se celebraban bailes tradicionales asturianos, había mucho jaleo, subía y bajaba gente por el Camino de Santiago hasta el bar, ya no hay romerías y verbenas como las de antes», explica su dueño, Mateo Álvarez Muñiz, cuyos chorizos, morcillas y picadillo, elaborados artesanalmente en su trastienda, son muy apreciados en la zona, «ya casi no se puede encontrar embutido y alimentos como estos, la mayoría de las costumbres tradicionales se están perdiendo», comenta Pablo Gutiérrez, cliente del negocio.
En La Manjoya destacan los chalets y las urbanizaciones modernas, frente a los escasos restos de arquitectura tradicional que aún perduran en la zona. En un principio, la gente que se instalaba en el pueblo, vivía de la ganadería, agricultura y la industria de la zona. «Antes se trabajaba en la desaparecida fábrica de explosivos y en la explotaciones de arena, que abastecieron a Oviedo durante años, pero en la actualidad, las personas que vienen a vivir aquí, lo hace por la cercanía a la ciudad y la tranquilidad», afirma Mateo.
La parroquia tiene su propia reserva, El Bosque de La Zoreda, verdadero pulmón del concejo, formado por más de 30 hectáreas de masa forestal, entre los que destacan los castaños y los robles. A la riqueza biológica del bosque, se une la singular construcción del palacete de los Sela, edificado por la familia Figaredo en 1930 y hoy Castillo del Bosque La Zoreda. Abandonado durante muchos años, fue a raíz de los trabajos de recuperación del terreno cuando volvió a salir a la luz, siendo puesto en venta por el Ayuntamiento a mediados de 2004. En la actualidad, es un hotel de cinco estrellas, «lo han reformado y ha perdido gran parte del encanto que tenía antes, es una pena», lamenta Pablo Gutiérrez, vecino de La Bolgachina".
En ocasiones a una franja de terreno liso (cultivado o no, según las zonas) puede conocérsele con el nombre de para o de lo que parece su diminutivo paraxa, palabras que podrían estar en relación etimológica con los apelativos usuales paráu o varáu ‘(terreno) liso aunque sea pendiente’.
Allí están los altos de El Caleyu y Alto'l Caleyu, "cerro que separa los concejos de Oviedo y Ribera de Arriba", apunta Casaprima Collera, quien describe así el lugar:
"Existen casas de principios de siglo junto con bloque de viviendas más modernos, habitado por los trabajadores de las fábricas y naves industriales instaladas en la zona. Pasa por El Caleyo el río Gafo. Nacido inicialmente de un camino secundario, hoy día El Caleyo se ha convertido en uno de los más importantes nudos de comunicación de Asturias, pues a la zona convergen la A-66, la Autovía del Cantábrico y la N-630, además de servir de nexo de unión con la N-634, sin olvidar la línea de ferrocarril de RENFE de la Ruta de la Plata, que cuenta con estación y apeadero en El Caleyo."
"El hecho de que el latín CASAM ‘choza, cabaña’ llegue a significar ‘vivienda humana’ puede ser un buen argumento para afianzar en la idea, de la que hay notables testimonios literarios, de que nuestros antepasados no eran excesivamente exigentes a la hora de cobijarse bajo un techo e incluso compartirlo con los animales domésticos.
La verdad es que casam desplaza al latín domum (té mino del que no conocemos seguidores toponímicos en Asturias) mientras su espacio semántico es ocupado por los derivados del lat. tardío CAPANNAM > cabaña o cabana. Los continuadores de CASAM son muy abundantes, y en muchos casos transparentes"
Más próxima, reconocemos la gran cantera de Llagú o Cellagú en la parroquia de Llatores, cuya polémica ampliación destruyó uno de los más formidables castros prerromanos encontrados en Asturias, El Castiellu de Llagú, del que compartimos su ficha en ArqueoAstur:
"Historiografía
Identificado el 12 de noviembre de 1958 por José Manuel González y Fernández Valles, siendo añadido a su catálogo de castros de 1966. Incluido en la Carta Arqueológica del concejo de Uviéu elaborada en 1984 por Beatriz Junquera Lantero.
Régimen de Protección Legal
No fue incluido en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) del 23 de diciembre del 2013 ya que en 2005, tras una resolución administrativa, el yacimiento fue desmantelado y destruido por completo por una cantera cercana.
Descripción Arqueológica
Se localiza en una elevación aislada de conglomerados de calizas y areniscas a una altitud de 280 m.s.n.m., sobre la confluencia del río Nalón con el Gafo. Recinto de planta ovalada de unos 160 x 100 metros coronado por una acrópolis en el extremo septentrional. En su fase más antigua, entre los siglos VI y IV a.C, el recinto fue delimitado por los frentes meridional, oriental y NE por una muralla de bloques calizos de lienzo corrido bastante simple, no documentándose restos de estructuras domésticas claras en su interior. En los siglos I-II a.C, época prerromana final, se erigió sobre la muralla antigua otra de módulos de 38 metros de largo con dos entradas principales, una peatonal por el sector meridional y otra para carros por el NE, defendida en este sector por un foso, un antecastro y otro posible foso. Las cabañas asociadas a este espacio intramuros son de plantas redondeadas y pequeñas dimensiones, levantadas con materiales perecederos sobre una base de mampuestos o cimientos sencillos.
A finales del siglo I d.C, bajo gobierno emperadores julio-claudios, se documentó un nivel de incendio generalizado que supuso la remodelación de la muralla antigua por otra de módulos más pequeños de 14 metros de longitud, ampliándose su trazado hacia el NE y monumentalizándose el acceso por el sur. En la segunda mitad del siglo I d.C la cerca se fortaleció con más lienzos adosados en el tramo central y una gran torre de planta redonda de 7 metros de diámetro, así como un cuerpo de guardia adosado de planta rectangular. En su interior de documentaron cabañas de plantas redondas y ovaladas contruidas con zócalos de piedra y materiales perecederos y la posible existencia de una sauna castreña en un espacio cercano a la acrópolis. En la última fase ocupacional, en época romana alto imperial, siglos I y II d.C la muralla es de escasa entidad, posiblemente de madera sobre los cimientos de la anterior. Para una secuencia ocupacional enmarcada entre los siglos VI a.C y II d.C se documentaron 50 construcciones domesticas, concentradas todas ellas entre los siglos II a.C y la fase final del siglo II a.C (Berrocal-Rangel et alli, 2002).
Cultura Material
En el lugar se recogieron los restos de un molino circular de mano, varios fragmentos de cerámica romana (terra sigillata) y un yunque de arenisca (González y Fernández-Valles, 1976). Posteriormente se refiere el hallazgo de una moneda de bronce de Trajano en la cueva de La Ermitán, que parecía indicar una fase ocupacional de época romana (Maya González, 1988). Posteriormente, el enclave fue excavado en su totalidad, lo que permitió completar dicha secuencia. Las intervenciones arqueológicas fueron llevadas a cabo por Javier Rubial Martínez y María Luisa González Álvarez entre 1994 y 1996, por Luis F. López González, Yolanda Álvarez González y Miguel A. López Marcos en 1998, por Luis Berrocal Rangel en 2001 y 2005, y por la UTE Ánade-1:20 en 2005. Material cerámico, metálico, escorias y moldes de diversas fases entre el siglo VI a.C al II d. C (Berrocal-Rangel et alli, 2002).
Periodización
Edad del Hierro desde finales del siglo VI y mediados del V a.C hasta finales del siglo I a.C. Época romana, desde finales siglo I a.C hasta siglo II d.C (Berrocal-Rangel et alli, 2002).
Estado de conservación
Tras una resolución administrativa, fue completamente desmantelado y destruido por una cantera en 2005."
«Es una localidad del concejo de Oviedo y perteneciente a la parroquia de Perera. Está situada a una altitud de 280 m. En la actualidad cuenta con una población aproximada de 19 personas y 7 viviendas». Un caserío de este núcleo pertenece al concejo de La Ribera"
Si bien los documentos de la monarquía asturiana recogidos por el obispo Pelayo en el Liber Testamentorum de la catedral de San Salvador son interpolaciones de hacia el año 1118, no dejan de ser una fuente de información muy importante para conocer datos de la alta Edad Media Asturiana. Leemos a Natalia García Mallada, otra de las autoras de Toponimia de La Ribera...
"La primera referencia documental de esta feligresía aparece en el testamento del rey Ordoño I, en el año 857, por el cual donaba a San Salvador de Oviedo diversas iglesias, villas y monasterios, entre los que se encontraba «in territorio Sauti de Lecer iusta fluuium Nilonem ecclesias Sancti Petri de Ferreros, Sancti Martín de Perera, Sancte Agathe, Sancti Saturnini».En un documento del año 960, se establece una donación a la Catedral de Oviedo, donde se mencionan los lugares de: Perera, Campo de Santiago, Fresneo, Picullanza, Pando127. Aunque pudiera tratarse de una falsificación resulta novedosa en la documentación recogida las alusiones a Fresneo y Picullanza, pues aunque tempranas, son lógicas por su vinculación con el Camino de San Salvador.Y ya será en el siglo XIV cuando volvamos a encontrar referencias a esta parroquia en el libro Becerro realizado por el obispo Don Gutierre de Toledo. La importancia histórica de esta parroquia, sin duda, viene dada por su vinculación con la peregrinación, lo que significa, ser una importante vía de comunicación con la meseta castellana y de esta con el mar: Camino Real de Castilla también para el comercio. La existencia del Portazgo en Olloniego, da buena cuenta de ese momento histórico. Los topónimos La Venta del Aire, La Venta, nos hablan de las posadas para descanso de viajeros y animales. Sobre esta importante vía de comunicación para el comercio tenemos noticias en el siglo XIV:«… un contrato con un Suer Dado, hijodalgo de Aller (1308) para que mediante el pago de 300 maravedises alfonsinos cada mes, custodiase y pusiese a salvo, desde Mieres hasta el llano de San Miguel de Premaña, las recuas de mercaderes que iban y venían de Oviedo a León y de León a Oviedo, con pan, vino, paños y otros artículos, asaltadas sin tregua en el coto de Olloniego...»Esta vía de comunicación tiene su origen, como ya se ha comentado, en una calzada romana. La proximidad del castro en el Pico de La Corona nos remonta a pueblos antiguos y, con ello, a antiguos dioses olvidados con la cristianización y la fuerza peregrinatoria a San Salvador de Oviedo y a Santiago de Galicia. Topónimos con raíz celta como: Coma, Candama, Duernos... son los últimos testigos del asentamiento de nuestros posibles ancestros".
Al llegar a las casas estas forman un ángulo recto respecto a la explanada que hay ante ellas, aquí empieza el asfalto
Según el mapa del Instituto Geográfico Nacional (IGN) todas estas casas están en términos riberanos, sería detrás de ellas, a la izquierda, donde pasa la frontera, las de la parte ovetense, por donde llega a Samiguel la carretera local que comunica la aldea con el valle
Por esta zona de los hórreos, "en la margen derecha del Camino Real (camino de peregrinos en dirección al río Gafo y Oviedo), pudieran estar localizadas las ruinas del antiguo Monasterio de San Miguel, según tradición oral", nos explican los autores de Toponimia de La Ribera
Miremos también atrás, con otro magnífico hórreo de corredor, el cual, desaparecida la cultura cerealística de hacer el pan en casa, ha quedado como elemento ornamental, fijémonos en las vistosas y coloristas flores que crecen en la subidoria...
Como en todo este trayecto desde que salimos de Picullanza, del Camino hacia abajo y hacia el norte se prolonga territorialmente esta cuña que hace aquí el concejo de La Ribera en territorio ovetense entre las parroquias de Perera y de San Esteban
Mojón con su concha identificativa del Camino y su flecha direccional. Observemos a la yegua y a su potro pastando en el prado...
El padre nos observa, magnífica estampa con Friera y Premoña al otro lado del valle
La Candama es una casa solitaria rodeada de fincas, su topónimo se basa en la raíz cand que, literalmente, se asocia al color blanco, dando en palabras como candial "de buena calidad (especialmente el pan, el trigo)" dice García Arias o incluso una persona con el significado de 'cariñoso'
La pumarada en flor: manzanal abajo vemos la carretera que comunica el pueblo. Según el mapa, a partir de ella hacia abajo es territorio ovetense
Y ahí tenemos el valle del Regueru Morente, que va a dar sus aguas al río Gafu en Llamaoscura, bajo los altos de El Caleyu
Llamaoscura está allí abajo, al pie de El Caleyu, por donde sigue la Vía Verde de Fuso de la Reina; es una zona de nuevas urbanizaciones que no vemos, tapadas por los árboles del bosque de La Zoreda, donde hubo una fábrica de explosivos. Cuenta de ello Luis Fernández en Todos los secretos el bosque de La Zoreda, artículo para La Voz de Asturias del 27-4-2019:
"A poco más de 5 kilómetros del corazón de Oviedo, la ciudad esconde uno de sus secretos mejor guardados. El hallazgo estrella en la Zoreda son los restos musterienses que podrían sugerir la presencia de población neandertal en la zona. A falta de un estudio en profundidad, el descubrimiento ha generado unas expectativas importantes que tendrán que confirmar las nuevas pruebas. Junto a ellos, los aproximadamente 240.000 metros cuadrados de bosque albergan construcciones históricas que habían quedado en el olvido y de los que no quedaban restos en los inventarios municipales. Alguno de ellos es del siglo XVIII y, por su interés, Pedro Zapico, arquitecto del proyecto a través del cual se está limpiando el terreno, considera que sería conveniente un «plan de recuperación ambicioso».
Los robles, hayas y castaños se entremezclan con las ardillas, corzos o jabalíes que habitan el bosque. Con el paso de los años, y tras el abandono de la fábrica de explosivos, la maleza ha ido ganado terreno, especialmente lejos de las vías hormigonadas que cruzan la zona. En el interior el acceso se ha ido complicando con el paso del tiempo y eso ha provocado que, pese a la cercanía a la ciudad, las edificaciones hayan caído en el olvido.
"(...) una de las construcciones más llamativas que han aparecido son dos edificios racionalistas de los años 30 del siglo pasado. Aunque en apariencia es solo un inmueble, en realidad son dos unidos por una conexión subterránea.
El arquitecto señala que el edificio fue construido en una oquedad. Esto se debe a que en aquella época funcionaba en el bosque una fábrica de explosivos. De estas forma, el inmueble estaba protegido ante posibles explosiones. El lugar elegido, unido al crecimiento de la maleza, dificulta su localización con un primer golpe de vista, motivo por el que ha pasado desapercibida hasta el desbroce. Zapico asegura que tiene «líneas muy interesantes», motivo por el que, en su opinión, sería conveniente rehabilitarlo. A pesar de ello, es consciente de la dificultad debido al coste que ello supondría.
Otro de los elementos singulares que han aparecido es una casa mariñana del siglo XVIII. «Ahí la maleza era tal que no se veía nada y eso que está a unos 30 metros en línea recta desde uno de los viales asfaltados». Esta casa es de una época anterior a la fábrica. A lo largo y ancho del bosque hay varios búnkeres y polvorines, y Zapico también destaca dos balsas de agua para posibles incendios. Uno de ellos tiene más de 50 metros de longitud. Junto a ellos, hay unas casetas de bombas que, según el arquitecto, también tienen interés.
Además de todo esto, el bosque está lleno de edificios que en parte están derruidos. «Ha habido mucho pillaje y, en su día, se llevaron todos los materiales que podían ser reutilizados». Allí quedaron el hormigón y las edificaciones demolidas parcialmente que el paso del tiempo ha ido deteriorando. El plan de empleo finaliza a finales del mes de julio y, aunque siguen las labores de desbroce, el arquitecto considera poco probable la aparición de más patrimonio de estas características.
El conjunto de construcciones merece, en opinión de Zapico, «un plan de recuperación ambicioso». El arquitecto también alerta de que, en la actualidad, el bosque entraña ciertos peligros debido a la presencia de búnkeres y polvorines que no siempre se ven con facilidad. De hecho, afirma que una de sus grandes preocupaciones durante los trabajos del plan de empleo ha sido señalizar bien los peligros para evitar que los trabajadores pudieran tener algún percance.
El yacimiento musteriense
Todas estas edificaciones tienen un gran valor patrimonial, pero el hallazgo más llamativo de todos los del bosque de la Zoreda son los restos musterienses. Según ha explicado el arqueólogo del plan de empleo, Alfonso Fanjul, las piezas halladas son de hace más de 30.000 años y podrían pertenecer a un asentamiento neandertal. Al tratarse de un yacimiento en superficie, los profesionales necesitan nuevos permisos para seguir excavando y afinar más en la investigación. También es necesario hacer más pruebas a los restos encontrados para precisar de forma más exacta la época a la que pertenecen."
"Fundada en el lugar conocido como Llamaoscura, su origen se sitúa en el año 1865, con la adquisición por parte del ingeniero belga Dionisio Thiry de unos terrenos, la constitución de la Sociedad Dionisio Thyry y Compañía y la creación de la primitiva fábrica de pólvora. En la década de 1880, a partir de la unión de la familia Thiry con un grupo de inversores alemanes e industriales ovetenses – entre ellos los Herrero y los Palacio - se funda la Sociedad de Explosivos La Manjoya que, a la fábrica de pólvora, suma otra destinada a producir dinamita. Bajo la gestión del director Carlos Vetter, entre 1883 y 1890, la factoría se amplia sobre la terraza fluvial situada a los pies del monte de La Zoreda.
Aunque la sociedad se convirtió en una de las más importantes productoras de explosivos del país, la fuerte competencia con los productores de dinamita del momento - como la Sociedad Anónima Explosivos del Cayés y la Sociedad Vasco-Andaluza-Asturiana de Explosivos de Chávarri y Tartiere – complicó su situación. A partir de 1896 quedaba integrada en la Unión Española de Explosivos.
La Manjoya, en lamentable estado de abandono, muestra hoy los restos de diferentes edificaciones destinadas a polvorines, hornos, almacenes, depósitos, talleres, oficinas, viviendas para los trabajadores y equipamientos sociales – entre los que se encontraban instalaciones de ocio y un espacio para el culto - cronológicamente escalonados en el tiempo, desde la segunda mitad del siglo XIX, hasta bien avanzado el siglo XX. La edificación que albergaba los polvorines determinaba la estructura organizativa y morfológica de la fábrica. Su rotunda volumetría unida a su gran extensión, unos 160 metros aproximadamente de longitud, imponía su presencia. Su perímetro dentado generaba un volumen discontinuo, con alternancia de entrantes y salientes. Esta disposición dentada fue aprovechada para adosar construcciones de carácter auxiliar, como casetas de vigilancia, vestuarios y montacargas."
"Alguno considera que L’Aramo, o con metafonía L’Aremu, nombre de un monte entre los concejos de Morcín, Quirós, Proaza y Santu Adrianu, podría ser un teónimo de origen galo, con una acentuación regresiva para evitar la idea de aumentativo a que daría lugar la expresión esperable *Aramón. Pero sin atreverme a negar nada creo que ha de llamarse la atención sobre la proximidad fónica que guarda el topóni mo asturiano y el latín AER¯AMEN ‘bronce’ (EM) uniendo a ello el hecho de que las minas de cobre del Aramo ya en la antigüedad fueron explotadas. Lo curioso del caso es que en el concejo de Uviéu un arroyo lleva el nombre, aparentemente diminutivo, de Aramín que podría admitir una interpretación hidronímica.
Con todo, el carácter sagrado del Aramo nos lo recuerda claramente el culto cristiano en el nombre de una de sus zonas conocida oficialmente como "Monsacro" y, popularmente La Madalena y, parece que también Muxegre, esto es MONS SACER ‘monte sagrado’. La importancia simbólica de este monte fue tal que la tradición lo hace depositario de las preciadas reliquias del Reino de Asturias. En torno a él se tejió una larga tradición rica en matices y datos expuesta hace ya medio siglo por el gran estudioso José Manuel González. Indudablemente la cristianización pudo haber sido el corolario exigido por los cultos anteriores."

Huertas de la Candama, al fondo, en el hórreo, veremos alguno de sus productos...
Buenas calabazas madurando, curando al sol
Es una casa estilo mariñana, de portalón en medio y cuartos a los lados, con la cocina al fondo y (antiguamente) la cuadra y la tenada. Pese a las reformas conserva bien su estructura. El Camino sigue a su izquierda
Abajo Premaña, donde se unen los regueros de La Ceposa o La Ceprosa y Aramín, este vinculado a Aramo, ambos afluentes del Morente
" Premaña, casería de la parroquia de Les Cruces situada en el estrecho valle que forma el arroyo Aramín (...) podría entenderse como un arcaísmo aumentativo de MAGNUM ‘grande’, o bien desde el antropónimo MAGNONIUS", afirma García Arias, o Mannius, como dice Casapirma Collera. Abajo, oculto en la arboleda ribereña está la aldea de Morente y, arriba, El Bosque y Los Arenales, con la central eléctrica, el cementerio del Salvador y las instalaciones de RTVE en Asturias
Ya hemos hablado del origen y fundación del Cementerio de El Salvador, del que escriben su historia Silvia Blanco y Luis Cué en Breve historia del cementerio de El Salvador, cuyo contenido compartimos en la entrada de blog dedicada a Picullanza. En 1982 se inauguró el Tanatorio los Arenales en una finca anexa
"El GR-100.1, denominado Ruta Gijón - Puerto de Pajares, es un Sendero de Gran Recorrido alternativo al GR-100 (Ruta de la Vía de la Plata) en su tramo asturiano.
Este trazado había sido señalizado y homologado por parte de la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo del Principado de Asturias (FEMPA) en el año 2000 como GR-100, mientas que el GR-100.1 era otro trazado diferente denominado Vía de la Carisa. Pero en 2013, la Red de Cooperación de la Ruta de la Plata propuso a la FEMPA modificar el trazado del GR-100 para que pasase por la Vía de la Carisa,[2] la primera y principal vía de comunicación romana de Asturias, que debe su nombre a Publio Carisio, el legado de Augusto, que ordenó su construcción. De acuerdo con la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), la FEMPA no tuvo inconveniente en modificar la signatura de ambos GR, pasando a ser el antiguo trazado del GR-100 el nuevo GR-100.1".
El sendero es un verde camino de hierba y tierra que camufla buenos trechos de su antiquísimo empedrado, siempre entre sebes separándolo de las fincas
Sin duda hemos de destacar una vez más que el Camino es sumamente hermoso, desconocemos eso sí si pensarían lo mismo los peregrinos de antiguamente, pues los conceptos de hermosura, en lo referente a paisajes y caminería, han cambiado a lo largo del tiempo
"Las penalidades que a los caminantes históricos les ocasionaba la naturaleza sin aditivos, que obligaba a grandes esfuerzos de supervivencia, no estimulaba precisamente los sentidos para una percepción positiva del medio físico. Para el peregrino medieval y de los siglos posteriores el entorno era, como casi todo, un concepto utilitario: resultaba bueno en función de si ayudaba o no en el viaje.
Si en la actualidad se valora de forma positiva la naturaleza incluso en condiciones extremas durante la ruta y se acepta el padecimiento momentáneo como parte de la experiencia del Camino -siempre habrá la oportunidad de una ducha y un reparador descanso al final del día-, el peregrino histórico tenía una visión de esta cuestión completamente distinta. Incluso caminantes tan animosos y dispuestos a disfrutar del viaje y de cualquiera de sus oportunidades como el italiano Nicola Albani (s. XVIII) observan y valoran el entorno natural en función sobre todo de sus dificultades: “Tuve que hacer una subida de cuatro millas por una montaña tan horrible que incluso las caballerías se habrían cansado.” Así se refiere Albani al hoy considerado espectacular entorno del Camino Francés en el límite entre León y Galicia.
Los relatos conservados reservan sobre todo las muestras de admiración y disfrute del entorno -aunque también reciba críticas- para los espacios urbanos, los grandes edificios y, en alguna ocasión, el mar. En el medio urbano el peregrino tenía la posibilidad real de recibir ayuda, alimentos y calor humano. Y estos eran valores supremos en ruta. También aparecen algunas consideraciones positivas cuando la naturaleza se combina con el tiempo agradable para caminar. Poco más."
"En 1440 se traslada a Valladolid como doncel de la corte de Juan II, siendo más tarde el preceptor de Enrique II. Hacia 1462 recibe el nombramiento de contador de Asentamientos pero fue destituido al apoyar a Alfonso como sucesor en el trono en lugar de apoyar a Juana la Beltraneja. Una vez fue proclamado rey Alfonso, Quintanilla pasó a ser Contador mayor del reino y alcaide mayor del adelantamiento de Castilla. Al morir el rey, Quintanilla pasó al servicio de la princesa de Asturias y futura reina Isabel, la Católica, velando fielmente por el patrimonio de ésta en sus primeros años de matrimonio con Fernando, el Católico. Al morir Enrique IV, Quintanilla se ocupó personalmente de la ceremonia de coronación de Isabel en 1471. Participó con sus propios fondos en diversas incursiones militares como fue la conquista de Canarias en 1480, y organizó el reclutamiento y la partida financiera para la toma de Granada. Fue el artífice fundamental de la financiación del proyecto de Colón. Propuso la formación de un ejército permanente al servicio de la corona y llevó a cabo la realización del primer catastro de España. Falleció en Medina del Campo siendo consejero real en 1497. Es uno de los personajes más importantes para la historia de Asturias y de España del siglo XV."
Pero antes, por aquí iría a estudiar a la capital, no obstante, buena parte de su biografía, sobre todo en lo concerniente a su juventud, aparece envuelta en un halo de misterio cuya razón nos advierte así la Wikipedia:
"Alonso de Quintanilla o Alfonso Álvarez de Quintanilla (Paderni, Cruces, Oviedo, c. 1420 - Medina del Campo, 1500) fue un político y estadista español del que, a pesar de haber desempeñado un papel relevante al servicio de la Corona en la segunda mitad del siglo XV como contador mayor y promotor de la Santa Hermandad, apenas han llegado, según su primer biógrafo, «vagas noticias, oscuras referencias, y alusiones remotas», silencios y omisiones que pudieran tener su origen «en el ambiente de malquerencia y aislamiento que contra él creara la despechada aristocracia». Es la personalidad más sobresaliente de Asturias en el siglo XV. Su vida entera estuvo ligada a la Corte de los Reyes de Castilla, comenzando con Juan II de Castilla para seguir con Enrique IV de Castilla y muy especialmente con los Reyes Católicos, al servicio de los cuales puso de manifiesto su talento de gobernante."
"Alonso de Quintanilla fue hijo de Luis Álvarez de Paderni y de Orosia Álvarez de Quintanilla, labradores acomodados, cuya memoria quiso honrar mandando reparar y ampliar las instalaciones del monasterio de Santa Clara, extramuros de Oviedo, dándoles en él sepultura junto con su hermano Luis. Según algunos biógrafos debió de formarse en el monasterio benedictino de San Vicente de Oviedo, dado que era el único centro de enseñanza existente entonces en Asturias donde podría haber recibido su esmerada cultura en Humanidades y Derecho".
"Parece probable que el primer contacto con la Corte lo tuviese como criado de Juan Pacheco, marqués de Villena, quien años más tarde, en 1458, le concedió un juro perpetuo situado en las alcabalas de Oviedo. Posteriormente entró como doncel en la Corte de Juan II de Castilla, confiándosele la educación del príncipe don Enrique. Con Enrique IV en el trono escaló en la Corte, existiendo un documento de 1453 que le menciona ya como «poder habiente» del rey en un acto oficial celebrado en Medina del Campo. En 1460 fue nombrado «criado, guarda y vasallo militar» del rey, y de 1462 a 1464 se encargó de las finanzas reales como «contador de acostamientos». Con frecuencia aparece él mismo como prestamista o garante de la Corona en la anárquica corte de Enrique IV."
"Al estallar la crisis, Quintanilla se pasó al partido del infante Alfonso, pretendiente al trono de Castilla. Ya en noviembre de 1464 formó parte de la comitiva que se entrevistó con el rey con la pretensión de que reconociese por heredero al infante en perjuicio de Juana, llamada la Beltraneja. Asistió a la Farsa de Ávila, en junio de 1465, participando en la deposición del rey y la coronación del infante, a quien acompañó en la toma de Olmedo, propiedad de Enrique, y en sus correrías por tierras de Valladolid y Palencia. El pretendiente nombró a Quintanilla miembro de su Consejo, contador mayor de Cuentas (oficio que retuvo hasta 1494), escribano mayor de Privilegios y Confirmaciones, alcalde mayor del Adelantamiento de Castilla y «ejecutor de cuentas contra los morosos al pago de los tributos», confiándole la fundación de la fábrica de moneda de Medina del Campo".
"Nombrado por Isabel su contador mayor, tomó posesión en su nombre del castillo de la Mota, disputado por el marqués de Villena, y de Ávila, una de las ciudades entregadas por Enrique a la princesa conforme al pacto de sucesión, para lo que hubo de compensar con 500.000 maravedís a Gómez Manrique que tenía su custodia. Entre 1471 y 1473, gastando fuertes sumas de su propio dinero, logró someter también al patrimonio de la princesa las villas de Sepulveda, pretendida por el marqués de Villena, ahora su rival, Ágreda y Aranda de Duero, que hasta entonces lo era de la Beltraneja. Quintanilla se entregó por completo a la defensa de los intereses de la princesa, participando activamente en las intrigas cortesanas dirigidas principalmente contra el marqués de Villena, favorito de Enrique. Gracias a su habilidad como diplomático y a las ingentes cantidades de dinero de su propio peculio gastadas en tropas y sobornos, logró que en 1473 Isabel entrase en Segovia, acompañada del cardenal de Toledo Alonso Carrillo, para tomar posesión de la ciudad y de su alcázar. En nombre de Isabel tomó Tordesillas por las armas en 1474, ciudad que quedó bajo su gobierno hasta 1476 y en la que estaba en posesión de casas principales, tierra y rentas diversas, con las que formó un mayorazgo dejado a la mayor de sus hijas, doña Inés".
Bien ducho en la administración del dinero, base económica al final de las artes de la guerra y la diplomacia, se convertiría en un gran apoyo para la corte de los Reyes Católicos, tan cuestionados al principio de su reinado y cuyas arcas no estaban nada boyantes:
"Quintanilla tomó parte en la organización del ceremonial para la proclamación de Isabel como reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474 en Segovia. En febrero de 1475, ante la grave situación provocada por los partidarios de Juana de Castilla, los reyes Isabel y Fernando le nombraron alcaide del Castillo de la Mota.Al estallar la guerra, con la entrada en Castilla de Alfonso V de Portugal y su matrimonio en Plasencia con su sobrina Juana, Quintanilla recibió la orden de recuperar la villa de Arévalo, en la que Alfonso había fijado su campamento antes de dirigirse hacia Toro y Zamora. De nuevo Quintanilla actuó aquí más como hábil negociador que como guerrero, entregando a su alcaide 80.000 maravadís por la villa, en parte de su propio patrimonio y en otra parte obtenido del empeño del «collar de eslabones» de la reina Isabel.
Ante la escasez de recursos económicos de Isabel y Fernando, agravada por los gastos de la guerra, Quintanilla propuso a los reyes «que imploraran subsidios del sentimiento religioso y de los magnates» como se hizo en efecto en las Cortes de Medina del Campo, en las que el clero castellano concedió la mitad de la plata de las iglesias, por valor de 30 millones de maravedís, a reintegrar en tres años, con otros subsidios aportados por los magnates opuestos a la Beltraneja, que hicieron posible la formación del ejército que rindió Toro y condujo al fin de la contienda, aunque esta aún prosiguiera algunos meses en Extremadura, donde Quintanilla participó en la rendición de Candeleda."
"Ante la situación anárquica del país, participó con Juan de Ortega, a instancias de las Cortes celebradas en 1475 en Madrigal, en el restablecimiento de la Santa Hermandad, algo más que una mera institución encargada del orden público en el ámbito rural, entrando a formar parte como tesorero de su consejo. En la sesión de Cortes o Junta de Procuradores celebrada en marzo de 1476 en la iglesia de Santa María de Dueñas, que aprobó la creación de la Santa Hermandad, Quintanilla propuso el empadronamiento militar para el que habría acometido, en su cargo de contador mayor, un recuento de la población de Castilla: el famoso «Censo de Quintanilla», por el que principalmente le menciona la historiografía.
En 1480 aportó una fuerte suma de su propio patrimonio para llevar a cabo la conquista de Canarias, concediéndole los reyes notables privilegios sobre los beneficios de tal empresa, incluyendo el quinto de esclavos, sebo, cuero y presas obtenidos en la conquista, aunque tales beneficios no siempre llegase a cobrarlos. Según un apuntamiento de 1483, desde el final del reinado de Enrique IV hasta ese año la Corona le debía 3.288.000 maravedís entre préstamos hechos a la Corona, beneficios no percibidos y quitaciones no devengadas. Una de estas fue la del «collar de los eslabones» que Isabel había empeñado en Arévalo y recuperó Quintanilla para que la reina pudiera lucirlo en una fiesta".
"En la conquista de Granada, en su calidad de miembro del consejo de la Hermandad, fue con Juan de Ortega el gestor del reclutamiento de los diez mil peones con que las Hermandades de Castilla contribuyeron al esfuerzo bélico, encargándose de la obtención de recursos económicos y del aprovisionamiento de las tropas. Un documento de cuatro folios, escrito de su propia mano y conservado en el Archivo de Simancas, ha servido para atribuirle la realización efectiva del que sería célebre «Censo». Esas hojas servían además para acreditar su participación en la creación de un ejército permanente al año siguiente de la toma de Granada, presumiéndose que el documento fue redactado en 1493 aunque, al no ir fechado, Tomás González, al publicarlo en 1829 dando con ello la primera noticia del censo, lo había datado en 1482. Con objeto de conocer el armamento disponible en el reino, decía haber hecho él mismo un recuento de la población de Castilla, León, Toledo, Murcia y Andalucía excepto Granada. Según sus cálculos, decía, «paréceme que puede que aya en ellos [los reinos] un cuento e quinientos mill vezinos poco más o menos» (entre seis y ocho millones de habitantes), cifra a todas luces excesiva. En función de esos números hacía algunas propuestas relativas al armamento del que debía disponer cada hidalgo conforme a su renta y las villas y «lugares principales» que, con los puertos, debían según su recomendación disponer de artillería".
En la acogida dispensada a Cristóbal Colón en Castilla pudo tener un papel destacado, según sus biógrafos, pues desde el primer momento le habría ofrecido su apoyo moral y económico, incluso dándole de comer, «porque de otra manera no se pudiera entretener tanto tiempo en tan larga demanda», según el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, siendo además él quien lo presentó al cardenal Mendoza. Al papel jugado por Quintanilla en el descubrimiento, amplificado por los cronistas locales, aludía también Ramón de Campoamor en un poema titulado Colón, colocándolo, en boca del descubridor, en compañía de otro gran financiero, Luis de Santángel:
De nuevo a mi favor abren campaña / Luis Santángel y Alonso de Quintanilla / y a los pies de la reina me acompaña / la marquesa Beatriz de Bobadilla.
Ese papel, sin embargo, ha sido puesto en duda por Annie Molinié-Bertrand en vista del silencio de los participantes directos en la empresa y el del propio Colón, quien escribió que el padre Antonio de Marchena había sido la única persona que desde el primer momento le había prestado su ayuda desinteresada.
Rehusó en todo momento los títulos de nobleza. Ya anciano, a finales de 1494, renunció a todos sus cargos, retirándose a Medina del Campo, donde creó en 1497 un mayorazgo en la persona de su primogénito, el comendador don Luis, quien se sumó al bando comunero y fue uno de los 293 exceptuados del Perdón general de 1522, aunque en su condición de miembro de la Orden de Santiago evitó ser juzgado y sirvió más adelante a Carlos I.
De Alonso de Quintanilla se conservan dos discursos, uno pronunciado en las Cortes de Dueñas y otro con ocasión de la Orden de empadronamiento militar."
"Nacido en Paderni, una aldea próxima a Oviedo, llamada hoy San Esteban de las Cruces, alrededor de los años treinta del siglo XV, fue Alonso de Quintanilla uno de los personajes más importantes dentro del Gobierno de los Reyes Católicos. Los primeros veinte años de su vida permanecen en una obscura nebulosa conocida indirectamente por documentación posterior, particularmente un pleito que sostuvo contra un miembro de la familia Quirós. Hidalgo emparentado, por su matrimonio y quizás por él mismo, con los ilustres Álvarez de Asturias, apellido que ostentaba su hermano Luis, Alonso de Quintanilla arrastró toda su vida la sospecha de ser un judío convertido al cristianismo.
Su amistad, más tarde, con los cristianos nuevos de la Corte, caso de Andrés Cabrera o de Luis de Santángel, confirma aún más esa posibilidad, que el citado pleito deja como interrogante.
Quintanilla se trasladó, en la década de 1450, a Valladolid, ostentando el cargo de escribano mayor de Asturias, si bien la documentación informa que era criado o gentil hombre de Juan Pacheco, marqués de Villena, y todopoderoso privado del futuro Enrique IV del que ahora, aún príncipe, era su sombra.
Cuando murió Juan II, y ya con el nuevo Monarca, Quintanilla se vinculó a Medina del Campo en calidad de regidor, y comenzó a acumular una riqueza que, pasado el tiempo, hasta le permitiría disponer de préstamos para la hacienda pública. El rey Enrique, además, le nombró contador de acostamientos, pero, con las alteraciones del Reino, Quintanilla optó por el bando “rebelde”.
Durante el reinado de Alfonso XII (l465-1467), Alonso aparece como claro defensor del jovencísimo Monarca en calidad de consejero y hacendista. Concretamente ostentará el cargo de escribano mayor de los privilegios y confirmaciones, un cargo técnico pero también de confianza que garantizaba los derechos de individuos e instituciones. En 1467 el Rey le concedió a su hermana Isabel un sueño infantil: Medina del Campo, y a su contador el cargo de tesorero de la Casa de la Moneda de la villa. Meses antes, cuando Isabel fue liberada por su hermano en Segovia, el contador sufragó los gastos del desplazamiento desde esa ciudad a Arévalo, el lugar favorito de los hijos de Juan II, donde habían pasado la infancia con su madre. Cuando Alfonso XII murió —probablemente envenado por Pacheco—, Quintanilla siguió la opción de Isabel, que representaba la continuidad del partido alfonsino, y así, comenzó, en Guisando, y a lo largo de seis años, una batalla extraordinaria para apoyar la candidatura de la princesa al Trono de Castilla.
Su actividad, como delegado de Isabel, se comprueba en la toma de ciudades, la negociación con los nobles, y el apoyo financiero. Asimismo colaboró en la negociación con Juan de Vivero para que se acogiera en Valladolid a la princesa antes de su matrimonio con Fernando. Seguramente el golpe maestro de Quintanilla, durante estos difíciles años, residió en su participación para la ocupación del Alcázar de Segovia por Isabel, alcázar y tesoro que custodiaba Andrés Cabrera. En la guerra civil Quintanilla combatió, hizo cuentas para enfrentarse a sufragar la contienda, negoció con los enemigos o los indecisos, y finalmente pudo ver a su princesa reina de Castilla en 1474. Lo que distinguió a Alonso de Quintanilla toda su vida, aparte de sus logros profesionales, fue su relación de amistad, lealtad e intimidad con Isabel, como se demostró en misiones muy delicadas o casi imposibles. La Reina siempre le escuchó.
Alonso de Quintanilla realizó, a través del ejercicio de diversos cargos, tanto los más desconocidos en la administración local y territorial como los desempeñados en la Casa y Corte, una obra de gran trascendencia política durante el reinado de los Reyes Católicos.
Su labor debe entenderse dentro de la política de reformas llevada a cabo por los Monarcas en la que concedían un especial peso a unos funcionarios del nuevo régimen que ejemplificaban el equilibrio entre la nobleza y la Monarquía, si bien eran instrumentos de esta última. Como otros, Quintanilla perteneció a esa categoría de los funcionarios especiales o superministros.
Aunque su cargo de contador de cuentas es el más paradigmático, su condición de doble consejero —en el Consejo de Castilla y en el de la Hermandad— convierte al personaje en un estadista cuyas responsabilidades encarnan la manifestación plural, dentro de la concepción unitaria, del incipiente estado moderno.
Como hacendista, Quintanilla creó el antecedente de lo que es actualmente el Tribunal de Cuentas ajustando las deudas en favor de la Corona, gestionando mejor los impuestos indirectos, consolidando la deuda pública y disminuyendo la presión fiscal. En calidad de consejero-juez el asturiano tramitó desde pleitos de nobles a cuestiones de jurisdicción en los señoríos y, como diplomático, actuó en los conflictos de Navarra.
La obra con la que históricamente se ha asociado a Alonso de Quintanilla es la creación de la Hermandad General, que, aparte de solventar los problemas de orden público, resultaba ser una original fórmula de encuadramiento fiscal y militar que nació a iniciativa de la Corona y cuyas consecuencias serán inmensas para el Reino. Durante muchos años la Hermandad sustituyó a las Cortes y permitió que se pusieran las bases de un Ejército profesional, como se comprueba en el hecho de que sus lanzas fueran de gran ayuda en la Guerra de Granada, en la conquista de Canarias o en el problema turco. Antes, la Hermandad debía poner fin al desorden público que afectaba a la paz para el desarrollo comercial del que dependía buena parte de la prosperidad del Reino. Junto con Juan Ortega y, desde el 20 de mayo de l476, Quintanilla se convirtió en el enlace entre la Corona y el Consejo de Hermandad. Esta institución pasó por varios momentos a lo largo de sus casi veinte años de duración, pero finalmente entró en crisis. Quintanilla se resistió a que la Hermandad desapareciera.
Fue entonces cuando presentó el plan de movilización general —hasta veinte mil hombres en unidades de infantería y artillería— que consistía en reconvertir sus lanzas y hacerlas operativas en otro escenario.
Era el año l492 y tres años después se le añadió una regulación sobre tipos de armas y milicia territorial.
El proyecto se ha calificado por los expertos como el embrión del Ejército permanente y Quintanilla el primer intendente militar. El proyecto también se ha considerado el primer censo de población de España.
Otro aspecto destacable del contador fue su relación con el descubrimiento de América, puesto que fue Quintanilla la persona que presentó a Colón en la Corte —junto con el cardenal Mendoza y Luis de Santángel— y el que, a través de las subvenciones, le permitió sobrevivir gracias a los acostamientos expedidos a través de la contaduría. Los cronistas escribieron: “Si Alonso de Quintanilla hubiera despreciado a Colón no se hubiera acaso descubierto las Indias”.
Su papel, pues, fue trascendente durante siete años, si bien su importancia se difumina a partir de finales de la década de 1480, por razones no aclaradas.
En Asturias —inmersa en un mundo de banderías entre nobles, los problemas que vivió el estadista fueron conflictivos— acumuló varios pleitos de los que salió victorioso, si bien resulta misterioso conocer los motivos de tanta inquina. Quintanilla seguía ostentando el cargo de escribano mayor del principado con el que había salido de Asturias en sus años mozos, cargo que le convertía en una especie de jefe de notarios que actuaba en la audiencia del corregidor. Se sabe que uno de los motivos de fricción entre las familias ovetenses fue el del gobierno de los monasterios y Quintanilla demostró una especial predilección por el de Santa Clara de Oviedo al estar enterrados allí sus padres y otros parientes. Los enfrentamientos del contador con Bernardo de Quirós y con un miembro de los Alas parecen demostrar, asimismo, las sospechas sobre su condición de converso. El resentimiento hacia el poderoso Quintanilla se hizo extensivo a su familia, concretamente a su hermano Luis, que se ocupaba, en Oviedo, de los bienes familiares y que sufrió un intento de ser despojado de ellos.
Las relaciones del supuesto converso con la Iglesia fueron intensas —uno de sus hijos, Tomás, fue clérigo en la diócesis de Salamanca—, aunque la información permanece incompleta y abierta a futuras investigaciones.
Quintanilla fundó capellanías en Burgos y Asturias y gozó de gran poder dentro de la Orden de la Merced, de la que, en su testamento, se intituló “Provincial de la Orden en el reyno de Castilla”.
Pero, sobre todo, Alonso de Quintanilla protagonizó una estrecha relación, colmada de privilegios, con la iglesia de San Juan de Sardón de la Orden de los Hermanos del Hospital de Jerusalén, sita en Medina del Campo, que vino a hacer las veces para Castilla del Monasterio de Santa Clara, en Oviedo. En San Juan, el contador fundó varias capellanías —una de ellas, la de San Bartolomé, se llamaba popularmente “de Quintanilla”— y un hospital.
Sus testamentos, encontrados en copia posterior, uno realizado con su mujer en 1496 y otro redactado en solitario dos años después, son verdaderos embrollos, como lo demuestran los pleitos posteriores pero proporcionan importantes datos no sólo sobre su patrimonio sino también sobre su vida privada. Alonso de Quintanilla se casó con la también asturiana Aldonza de Noreña y tuvo seis hijos. En su primogénito y único varón que le sobrevivió —ya que su otro hijo, Tomás, murió prematuramente—, Luis, fundó mayorazgo. Este heredero, que fue trece de la Orden de Santiago, jugó a ser héroe y se convirtió en comunero por lo que fue condenado por el Emperador, si bien se le conmutó la pena por el propio Carlos V. Quintanilla también se ocupó del futuro de sus tres hijas, Isabel, Inés y Beatriz, ya que Francisca había fallecido antes de redactar su padre testamento. Algunos de los yernos del contador se beneficiaron de la situación y los cargos que le pertenecían y así, el marido de Isabel, el licenciado Coalla, heredó el oficio de contador mayor de cuentas, y el viudo de Francisca, Juan de Torres, disfrutó de la tenencia de Ponferrada.
El testamento de Alonso de Quintanilla y el inventario del Archivo de su Mayorazgo, recientemente encontrados, han confirmado las citadas copias posteriores, pero también han añadido nuevos datos. Este conjunto documental, y particularmente el denominado “Inventario de papeles”, aporta nuevas fuentes de conocimiento sobre el personaje, sus sucesores en el mayorazgo y un patrimonio monumental en donde destacan ejemplos de arquitectura civil que aún se conserva en Medina del Campo.
También son destacables las relaciones que mantuvo Quintanilla con el mundo de la cultura. En San Juan de Sardón encargó al maestro Egas el retablo del altar mayor e instituyó una Cátedra de Gramática para que los clérigos estudiasen las reglas de Nebrija, con el que le unía una buena amistad que también debía compartir con el cardenal Cisneros.
Alonso de Quintanilla murió dejando un importante patrimonio que fue objeto de posteriores reclamaciones entre sus herederos. Murió, además, sin haber hecho efectivas muchas deudas a la Corona que nunca reclamó, como se desprende de la documentación que su nuera hizo llegar a la reina Juana y al propio emperador Carlos V. Murió también Quintanilla quizás algo alejado de la Corte —de la que también era contino real— aunque, todavía en l498, su hijo Luis hizo un último servicio a Isabel: recoger joyas y vestidos en una misión que probablemente su padre ya no podía cumplir. Su última noticia documental data del 5 de enero l495: un albalá de la Reina librando la correspondiente ración al contador “por hombre de cámara”, siendo las cantidades libradas hasta después de su muerte, en 1503.
El hombre que contribuyó a que Isabel fuera reina y el gobierno de sus reinos eficaz murió, enfermo y ciego, pero dando alabanzas a Dios porque le había dado “más hacienda de la que merecía”. Su mujer había fallecido cuatro años antes y él pidió ser enterrado en la iglesia de San Juan de Sardón junto a ella. Era el final del verano de l500 y empezaba un nuevo siglo."
Salimos del boscaje y el Camino continúa por un estrecho sendero que bordea la parte inferior de la finca junto a la que acabamos de bajar
Una fila de arbustos flanquea el Camino que, tras unos metros bastante llanos vuelve a bajar
A nuestra derecha, ya vamos dejando atrás Friera, cuyas casas nos sirvieron de referencia visual bajando desde La Venta l'Aire, al pie de Picullanza
El paso continuo de peregrinos hace aflorar también aquí el empedrado, que no nos cansamos de contemplar, testimonio de la antigüedad del Camino
En otros trechos la tierra predomina sobre la piedra, más mullida pero que forma un poco de barro al llover. No tengamos miedo de mancharnos un poco las botas, demasiados caminos se han hormigonado ya sin necesidad
"Es uno de los elementos de referencia del Camino de Santiago. Según la Ruta discurra o no por zonas arboladas así serán las sensaciones y la forma de afrontar el itinerario. El árbol forma parte de los recursos del Camino proporcionados por la naturaleza, a veces con alguna colaboración humana, como el agua o la piedra.
Quizá por esto el Codex Calixtinus (s. XII) no le presta especial atención. Sólo en el libro V alude de pasada a si alguna zona está más o menos arbolada. Le confiere, sin embargo, ciertas connotaciones divinas. Así sucede cuando, en las inmediaciones de Sahagún, recuerda a los árboles nacidos de las lanzas de los guerreros cristianos del emperador Carlomagno o cuando un peregrino en extrema necesidad acaba rendido y dormido al cobijo de un árbol y en ese escenario se le aparece el Apóstol. Al despertar encuentra como almohada un pan cocido.
En relatos posteriores no se les concede una especial relevancia a los árboles del Camino, quizá porque la convivencia con ellos era lo habitual. Estaban en el Camino y cumplían su misión. Aportaban sombra para el descanso en verano y cobijo contra la lluvia en invierno y días de lluvia. Como mucho se podían echar en falta en algunos tramos desarbolados. Pero también, llegada la ocasión, representaban una amenaza latente -robos, asaltos, misterios, espíritus desconocidos- en las zonas excesivamente boscosas prolongadas en un interminable y sombrío corredor hasta el reencuentro de nuevo de los espacios abiertos, casi siempre más seguros y menos dados a exacerbar la imaginación.
Los árboles actuales del Camino, como en el pasado, definen etapas, establecen lugares de descanso, reparan con su solitaria sombra los prolongados descampados del Camino -también necesarios e igualmente reveladores- y animan el espíritu. En muchos casos, permanecen en la memoria, aunque no todos los caminantes perciban y sientan su presencia".
Es una suerte contar con estos espacios selváticos, casi vírgenes, en los mismos arrabales de una gran ciudad
Flecha amarilla y rayas del GR-100.1 siguen confirmando que vamos en buena dirección. Fijémonos también de nuevo en otro tramo empedrado
"Según el Diccionario de la lengua española, este término viene del celtolatino camminus, derivado del celtíbero camanon, que tiene las siguientes acepciones: “Tierra hollada por donde se transita habitualmente. Vía que se construye para transitar. Jornada de un lugar a otro. Dirección que ha de seguirse para llegar a algún lugar. Modo de comportamiento moral. Adecuación al fin que se persigue. Medio o arbitrio para hacer o conseguir algo. Cada uno de los viajes que hacía el aguador o el conductor de otras cosas”.
La utilización de la palabra ‘camino’ como metáfora de la vida es muy antigua y también fue empleada como vía para obtener la salvación del alma, desde el punto de vista religioso. En el éxodo del pueblo de Israel, Moisés conduce a su pueblo hacia la Tierra Prometida; el camino es duro, pero cuentan con la ayuda de Dios si cumplen los mandamientos escritos en las Tablas de la Ley y la meta merece la pena. También fue utilizada la metáfora por el propio Jesucristo cuando dijo que Él era “el camino, la verdad y la vida” [Juan 14, 6] para alcanzar la salvación.
En la literatura española Gonzalo de Berceo, en los Milagros de Nuestra Señora, glosó también esta metáfora por la cuaderna vía:
Todos quantos vevimos
que en piedes andamos,
Si quiere en presión
o en lecho yagamos,
Todos somos romeros
que camino pasamos,
San Pedro lo diz esto
por el vos lo provamos.
Quanto aquí vivimos
en ageno moramos,
La fiança durable
suso la esperamos,
La nuestra romería
entonz la acabamos,
Quando a Paraíso
las almas envïamos.
En un auto sacramental, escrito para la celebración de la fiesta del Corpus Christi de 1652 y titulado El Año Santo en Madrid, Calderón de la Barca hizo lo propio: Aunque la esclavina trueque
al cortesano vestido,
no por eso el hombre deja
de ser siempre peregrino.
Pues es la vida un camino,
que al nacer empezamos,
al vivir proseguimos
y aun no tiene su fin cuando morimos."
"Si caminar es el acto de dirigirse a un lugar o meta, hacerlo siguiendo un camino como el de Santiago es seguir una huella profunda que a lo largo de muchos siglos han dejado peregrinos y caminantes. La experiencia, sea cual sea la causa que nos mueve a iniciarla, será sin duda una de las más intensas que podamos experimentar.Para todo el que haya realizado el Camino de Santiago existe un antes y un después. La experiencia resulta sorprendente y enriquecedora para el peregrino actual, ciudadano de un mundo en el que todo está al alcance de la mano. Podemos imaginar qué sentiría el peregrino medieval cuyo conocimiento del mundo se reducía al de su entorno inmediato y un aliciente añadido a la ruta es intentar ver el Camino como esos antecesores.Este maravilloso fenómeno se inició tras el hallazgo del sepulcro del apóstol Santiago en la novena centuria de nuestra era. Reinaba en Asturias Alfonso II y las crónicas de la época narran cómo se convirtió en el primer peregrino ilustre cuando, desde Oviedo, se dirige al lugar del descubrimiento, en los confines de su reino, siguiendo la que será una de las primeras rutas de peregrinación a través de los concejos del interior del occidente asturiano
Oviedo, capital del Reino, era en aquellos momentos una ciudad santuario a la que había hecho llegar ese mismo monarca el “Arca Santa”, un sencillo recipiente de madera para un contenido de gran valor para la cristiandad: el conjunto de reliquias relacionadas con la vida, pasión y muerte del Salvador y sus apóstoles. La veneración de esos objetos generó una corriente de peregrinación que se pone en relación con la de Santiago desde el siglo XI. Este puede ser el origen de la frase popularizada por los peregrinos franceses: «Quien va a Santiago y no va al Salvador visita al siervo y deja al Señor».¿Cuál era la importancia de esos objetos? ¿Qué razón podía mover a un peregrino a emprender la aventura de cruzar la Cordillera Cantábrica desde León para visitar la catedral de Oviedo? Sin duda la religiosidad del hombre de la Edad Media explica ese afán por peregrinar hacia lugares sagrados. Alcanzar esa meta era también alcanzar el perdón que garantizaba la recompensa de la vida eterna tras una muerte que, sin duda, veían más cerca que nosotros.Según la tradición, las reliquias ovetenses habían sido recogidas en Jerusalén por los cristianos y conservadas en una caja de madera de cedro. Tras un paso por el norte de África, la expansión musulmana obligó a su traslado a España, primero a Cartagena y más tarde a Toledo. La llegada de los conquistadores musulmanes a la Península obligó de nuevo a un cambio de localización. Esta vez Asturias será su destino, donde el recóndito lugar elegido será un monte cercano a Oviedo, lugar de culto desde épocas prehistóricas, conocido como Montsacro (Monte Sagrado).La última etapa de esta apasionante historia es su llegada a la catedral de Oviedo a instancias del monarca Alfonso II, para cuya custodia y veneración mandó construir una estancia en el complejo catedralicio de la capital del reino astur, la Cámara Santa; un hermoso relicario a la altura de tan magnífico contenido.El Viernes Santo del año 1075 un grupo de privilegiados peregrinos asisten a su apertura. Además del monarca Alfonso VI, asiste como miembro del cortejo Rodrigo Díaz, el Cid Campeador. La trascendencia de tan solemne acto y la divulgación del inventario de las reliquias, suponen el inicio de la vinculación de la peregrinación al Salvador con la de Santiago. Las reliquias se convirtieron en el elemento de atracción para una ciudad, Oviedo, que dormía en el olvido desde que el monarca Ordoño I trasladara a León la capital de un reino en continua expansión.Para venerar esas maravillosas reliquias era necesario llegar al centro del Principado de Asturias, y para hacerlo desde Castilla el peregrino necesitaba salvar la impresionante barrera montañosa de la Cordillera Cantábrica. A pesar de la evidente dificultad desde tiempos inmemoriales, una red de caminos permitió la comunicación y la Montaña Central ha sido recorrida por las rutas más importantes. La propia naturaleza lo hace posible a través de pasos naturales que permitieron el tránsito de pastores, legiones romanas, comerciantes y romeros. El más concurrido de todos ellos, el puerto de Pajares, llevó el nombre de Arbás, donde se localiza uno de los elementos patrimoniales más importantes de la ruta, la Colegiata de Santa María".
Una cancela, acceso a la finca, camino de ser tupida por la vegetación. Por aquí ya dejamos la raya fronteriza entre los dos concejos y entramos definitivamente en tierras ovetenses de la parroquia de Perera muy cercanas a la de San Esteban
El sendero tiende a estrecharse un poco de nuevo cuando, ya casi llaneando, pasa metido entre la fila de árboles de la finca de la izquierda y el vallado de la finca de la derecha
Es El Pontón de la Venta donde, como su nombre señala, un pontón pasaría sobre el río
El Regueru Friera, al que vamos a llegar ahora, y que pasa al otro lado de la finca, detrás de la caseta, a la sombra de los árboles que crecen a sus orillas
Y he aquí El Regueru Friera, aguas arriba La Ceposa o La Ceprosa, casi cubierto por la vegetación, es posible que ni nos percatemos que pasamos sobre él
De La Venta, lo primero que vemos es la panera de la casa, a la derecha de la carretera y al final de este pasillo flanqueado por altas arboledas que nos lleva allá desde El Pontón de La Venta, "cuyo topónimo alude a un antiguo pontón o puente que servía para cruzar el arroyo los peregrinos".
En nuestros días es una quintana asturiana en el extremo de la parroquia ovetense de Perera. Cuando vinimos la última vez estaba deshabitada
"Los caminos asturianos por cualquier conceyu están tallados con largas historias de la arriería y las habilidades de los carreteros a la hora de sobrevivir en unos siglos tan lejos de la electricidad o el motor con ruedas: los transportes de todo tipo sólo eran posibles gracias al arte de personas y animales, en peripecia diaria por cualquier conceyu según la época del año, pero especialmente en zonas de montaña y en invierno o en primavera. En la memoria de los lugareños mayores, sobre todo, sigue tejida toda una red de caminos, personas, estrategias, fruto del trabajo y del ingenio de los más arriesgados en su tiempo.
En muchos casos, esa red caminera se prolonga varios milenios en el tiempo: dicen los pastores, los vaqueros, que muchos caminos, por los altos o a media ladera, sobre todo, no son sino mejoras hechas en las antiguas vías pecuarias: las que usaban los rebaños en su trasiego estacional desde los pueblos más secos de otras regiones meridionales hasta los frescos pastos de las montañas, y hasta las mismas costas del mar. Las vías romanas, las vías de la Plata, serían un ejemplo entre otros.
En palabras de Pascual Riesco:
"La arriería, en sus diversas manifestaciones, despliega una densa malla de relaciones comerciales, que fue adquiriendo ramificación creciente hasta la llegada del ferrocarril. La más antigua arriería, precaria e insegura, iba por caminos de herradura, inicialmente con asnos, posteriormente con recuas de mulos...A medida que se generaliza la red de calzadas y caminos aptos para carretas, adquiere también impulso el transporte en carros, carretas y galeras. Es un proceso que se asienta a mediados del siglo XVI, en coincidencia temporal con la magna compilación de Villuga.Los maragatos, por ejemplo, usaron inicialmente recuas; luego pasaron a usar carros de mulas, abandonando los caminos de herradura. En la Edad Media era general la arriería por caminos angostos, aptos solo para caballerías."
"Entre Olloniego y la Manjoya se entrecruzan el camino de Santiago con una antigua vía romana que bordeaba el Picu Llanza, subía a la Venta del Aire y descendía a la Manjoya, el 'Monxoi' o monte de Gozo de los peregrinos franceses, animados y felices ante la proximidad de San Salvador, cuya torre de la Catedral ya divisaban. En los extrarradios de Oviedo el camino pasaba junto a la malatería de San Lázaro de Cerviceres denominada posteriormente San Lázaro de Entrecaminos. No deja de ser llamativo que al igual que a la entrada, a la salida de Oviedo hacia Galicia, en la falda del Naranco, había otra malatería, San Lázaro de Paniceres. A Oviedo se entraba por la falda del 'Prau Picón', en donde se encontraba la primitiva capilla de San Cipriano. Hasta allí acudían los posaderos para ofrecer sus servicios a los numerosos peregrinos que llegaban a Oviedo.
¿Cúal era el recorrido de un peregrino en la Edad Media? A Oviedo se acercaba por el barrio de San Cipriano, en la falda del 'Prau Picón', lugar hasta donde se acercaban los posaderos para ofrecer alojamiento a los peregrinos. Tras recorrer la calle de la Magdalena, en donde existía en el siglo XV un hospital para mujeres, entraba en la ciudad por la Puerta de Cimadevilla, el arco que hoy está integrado en el edificio del Ayuntamiento. Atravesando la puerta, se entraba en la calle de la Rúa o Rúa Francisca, que se prolonga en San Juan, en donde se encontraba la capilla y el hospital de la Balesquida. Perpendicular a la Rúa está la calle de la Platería, que les llevaría a los peregrinos a la catedral de San Salvador. Visitas principales de la catedral eran la imagen de San Salvador, muy milagrera y que entre otros prodigios hizo que un peregrino mudo, amigo de San Vicente Ferrer, recuperase la voz, y, muy especialmente, las reliquias de la Cámara Santa, inventariadas en 1075 por Alfonso VI y que concedió a Oviedo la calificación entre las catedrales, de Santa: la Sancta Ovetensis. Ambrosio de Morales describe el ritual, hoy en desuso, con el que se mostraban la reliquias al peregrino. Después de la visita, el peregrino buscaba albergue, bien particular en la Rúa de los Albergueros, bien en los hospitales de la ciudad. El más cercano, llamado de San Juan, ocupaba, desde el reinado de Alfonso VI el Palacio de Alfonso III, al que se acedía por la actual calle Schultz."
Nuestro recorrido es el mismo pero, evidentemente, las circunstancias, como la ciudad misma, han cambiado sustancialmente, empezando por la misma ciudad, que ha cambiado mucho desde entonces, como no podría ser de otra manera, sin embargo su callejero urbano conserva bastante bien el itinerario esbozado magistralmente por Ramón Avello
Al cruzar el puente, pasamos sobre El Regueru Morente que, a diferencia de lo que suele suceder, está bien a la vista pues en este lugar carece de más vegetación que la hierba de los prados que riega bajando de su nacimiento
"Alonso de Quintanilla fue una figura política fundamental del reinado de los Reyes Católicos, donde sobresalió en tres espacios claves del gobierno y poder: la hacienda, el ejército y el Consejo Real. La exposición que se presenta en el Archivo General de Simancas no solo pretende destacar sus funciones y papel en un período decisivo de nuestra historia como fue el reinado de Isabel y Fernando, sino analizar cómo fue configurándose como hombre de poder en el orden social y económico un personaje político de gran calado en la convulsa segunda mitad del siglo XV, jalonada de conflictos nobiliarios y luchas civiles en los que Quintanilla participó activamente".
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