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Uno de los puentes de Güeñu (Colunga) |
Los monumentos del Camino de Santiago no son solo las grandes catedrales o los monasterios, los castillos y los palacios, sino muchas otras construcciones, a veces más grandes y a veces más modestas, pero todas con su máxima importancia, como los puentes, pero tampoco únicamente las grandes obras de la ingeniería pontonera sino también las múltiples obras pontoneras para salvar cualquier río o regato, y es que a veces, los más pequeños son los que guardan una mayor antigüedad caminera, esencia de sendas varias veces milenarias, muy anteriores incluso al paso de los peregrinos jacobitas. Uno de estos pequeños grandes elementos del Camino es este, El Pontón, o El Puente, si bien habría de ser mejor en plural Los Puentes, dos puentes parejos y hermanos sobre La Riega Güeñu, al norte de Gobiendes y en la parroquia de La Isla, en el concejo asturiano de Colunga, al que acabamos de pasar procedentes de Caravia tras cruzar El Puente la Espasa
Según el especialista Inaciu Hevia Llavona en su trabajo sobre la toponimia de la parroquia de La Isla'l Moral, tienen estos Puentes de Güeñu estructura gótica, y por lo tanto medieval, aunque el Camino, llamado aquí Camín Real, Camín de Santiago, Camín de los Sacramentos, Camín del Peridiellu y La Caleyona, es recalcamos, mucho más antiguo, tal vez la vía romana, o alguno de sus ramales, de Irún a Betanzos (Oiasso-Brigantium) citada ye en el siglo VII por el Cosmógrafo Anónimo de Ravenna, este a la vez siguiendo una senda, prehistórica, en la franja costera, aprovechando el paso natural entre las montañas y el mar
Los puentes son gemelos pero no iguales, uno es sensiblemente más ancho que otro, tal vez uno pensado para gentes y otro para caballerías. No en vano al lado hay un prado llamado El Prau Caballu, quizás uno de aquellos míticos ponis
asturcones montados y venerados por los astures y altamente apreciados por los romanos para sus unidades de caballería, para las carreras de cuadrigas, los espectáculos del circo y el trabajo de tiro y transporte, que tuvieron en el cercano Puertu Sueve su santuario natural, también desde la lejana prehistoria
La construcción de la Carretera Ribadesella, actual N-632, a finales del siglo XIX, solapó un buen tramo del Camín Real, entre El Barrigón y La Ferrán, donde podremos cruzar la carretera para retomar el trazado conservado de este Camín de Santiago hacia La Viñona, El Prau Caballu y El Pontón, donde están estos puentes, y continuar luego por las aldeas de Güeñu y Covián el camino a la villa de Colunga, capital de este su concejo homónimo
Existen en La Ferrán otras dos posibilidades, una es continuar de frente todo directo a la villa de Colunga, capital del concejo, trayecto relativamente rápido pero muy anodino. Otro es sólo continuar por la carretera, de buena acera a la derecha, durante unos 600 m para luego entrar en La Isla por
El Ramal, dirigiéndonos al
albergue de peregrinos de las antiguas escuelas, Les Escuelines, uno de los pioneros del Camino de Santiago en Asturias, o a cualquier otro de los alojamientos de la localidad, bañada por el Cantábrico
Nosotros en esta entrada de blog vamos a seguir el trazado oficial del Camín de Santiago y en La Ferrán cruzaremos, con mucho cuidado, la carretera (se echan de menos paso de peatones y señales lumínicas, como en otros cruces similares, para tomar la senda que sigue a mano izquierda
Además de la señalización caminera jacobita, la casa que tenemos al otro lado y que vemos al cruzar, ha de servirnos de referencia para saber el lugar donde dejaremos la carretera
Aquí, entre les sebes (matorral de setos silvestres, zarzales), una senda bien trillada se dirige a esta casa en el barrio de Teldiz, parroquia de La Isla o La Isla'l Moral, a la que también pertenece la aldea de Güeñu
Antaño, aquí un mojón xacobeo con sus respectivas conchas confirmaba ambas opciones, el Camino de Santiago oficial, a la izquierda, y el camino al
albergue de La Isla a la derecha. Al fondo vemos toda la acera, que sigue recta al lado de la N-632 hasta Colunga, y a la derecha la Casa Cangas, actualmente el
Hotel Monte y Mar, donde hay cafetería, así como los edificios de El Ramal, calle Francisco Carrillo, la entrada a La Isla para ir a la playa y al
albergue de peregrinos
A la entrada de la casa el sendero, trazado más o menos conservado del Camín Real, hace un ángulo a la derecha y continúa recto al lado del cierre de la finca, bellamente ajardinada
La señalización normalmente se repone cada cierto tiempo, pueden varias las formas y estructuras pero el elemento base es la concha, que indica que esto es Camino de Santiago, y la flecha amarilla, que es el elemento obligadamente direccional (no necesariamente la posición de la concha, como popularmente se cree), según las directrices señaléticas del
Consejo Jacobeo
Llegados a esta
portiella el Camino se estrecha pero sigue ofreciendo buen paso, a la derecha. Algunos informantes de Hevia Llavona dicen que en alguno de sus tramos lo conocieron empedrado, de piedras muy pulidas, gastadas de tanto pisarlas, en las que se resbalaba en las heladas
Secularmente el empedrado de aquellos caminos antiguos, cuando cayeron en desuso con la carretera, era, como las piedras de las murallas, torres y otras construcciones, declarado cantera, pública o particular, según el caso, y las piedras dedicadas a menesteres constructivos, muros, casas, cuadras, o pavimento de las nuevas carreteras que los sustituían
Los prados de Teldiz, al sur de La Ferrán y de la carretera, están no muy lejos de la frontera de las parroquias colunguesas de La Isla y Gobiendes, esta más al sur
La Ferrán es solar de leyendas relacionadas con antiguas fraguas y ferrerías "de los romanos", si bien también pudiera ser un antropónimo de un antiguo posesor
Antes de que hubiese pumaradas debió haber vides o parras en la gran finca de lo que se conoce como La Viña, una gran finca cuyo nombre es reminiscencia de antiguos cultivos vinícolas de los que no se guarda ni memoria, sólo el topónimo
La carretera la dividió en dos, por que la parte más grande, esta de la izquierda, se dio en llamar en aumentativo, La Viñona, mientras que la de la derecha, más pequeña, empezó a conocerse como La Viñina, en diminutivo
El Camino también se limpia cada cierto tiempo, segándose prados y veredas y rozándose helechos y matojos, pero incluso cuando hierba y arbustos están crecidos, como es este el caso, se pasa perfectamente bien
De esta manera, por La Viñona, entre Teldiz y La Ferrán, llegamos a un par de casitas con terreno, en la estrecha franja entre el Camino y la carretera
Al otro lado de la carretera pues, La Viñina, donde un grupo de peregrinos continúa por la acera para ir al albergue, escogiendo el Camino de La Isla, cuyas casas de El Ramal vemos más allá de la
sebe
Aquí, detrás de las dos casas, hay un tramo de firme enlosado, junto con un surco a manera de canalización del agua de lluvia cuando esta cae y además rezuma del prado colindantes
No es tampoco un paso ancho entre la trasera de las viviendas y la ladera de la pradería pero suficiente para un viandante o un bicigrino
Como en todas las poblaciones turísticas y mucho más las de la costa y con buenas playas, los habitantes de La Isla se multiplican en temporada estival. Gran parte de las casas son segundas residencias, alojamientos turísticos o se alquilan a veraneantes
Ya a mediados del siglo XIX, cuando aún hacía poco que, con los avances higiénico-sanitarios tras las guerras napoleónicas y posteriores epidemias, se descubrieron los beneficios de los baños de ola y del sol, se empezaba a poner de moda el acudir a las playas, primero por beneficio salutífero y luego ya como una manera de vacación, Pascual Madoz, en su Diccionario, glosaba las virtudes de La Isla y su arenal, sito a sólo unos 200 metros de aquí
Pasada la segunda casa, el terreno hace un pequeño rellano. El Camín Real sigue de frente (al lado del coche)
Más allá de las huertas volvemos a ver la carretera y a los peregrinos que van por ella, asomando un poco entre los árboles lago del Hotel Monte y Mar
En La Viñina se construyeron los bloques de la Urbanización las Palomas,
"unos bloques de apartamentos bastante feos a la entrada de la carretera, sobre el prado donde se celebraba la Velilla, y en el que veíamos, escuchábamos, y olíamos segar a Guadaña", escribe la eminente geógrafa
Josefina Gómez Mendoza en
Veraneos asturianos de mediados del siglo XX: La Isla (Colunga), donde narra los recuerdos de su juventud veraneando en La Isla:
"Creo que fue a mediados de los años cuarenta cuando las cuatro hermanas Gómez Mendoza, las mellizas María y Ana, Carmen y yo empezamos a pasar el verano en la Isla. Yo debía de tener apenas dos años y las cuatros acabábamos de tener tosferina, motivo por el que nos conocieron durante los primeros años como les tosferinoses. Todavía no había nacido Antonio, que lo hizo en 1952. Veraneamos en la Isla trece años seguidos, después cuando empezaron las estancias de una u otra en Northampton, en Inglaterra (¡un sitio tremendo!), pasamos a La Granja, Noja en Santander y Fuenterrabía, pero era tanta nuestra añoranza de la Isla que nuestra madre accedió a volver (por aquella época nuestro padre ya no podía estar varias semanas) y allí fuimos de nuevo a finales de los años 50’ y hasta 1962: ese último año estuvimos en una casa de la cuesta del Sangreru, el primer tramo de la carretera de la Isla a Colunga; María fue con su hijo de unos meses, Pablo, desde París donde vivía porque su marido Paco Bustelo no podía entrar en España, estaba exilado. Ana pasó unos días, también vino mi amiga Elena; y, lo recuerdo perfectamente, fue el verano en que se suicidó Marilyn Monroe."
Los bloques de apartamentos turísticos, donde estuvo antaño El Prau la Isla, vienen a ser las construcciones más recientes dentro de la expansión urbana de La Isla a lo largo de El Ramal y hasta su entronque con la N-632. La mayor parte de ellos son de viviendas destinadas a segundas residencias o viviendas turísticas. Se ha asentado incluso no poca gente, pero que tienen su primera residencia en otro lugar, lo cual es común en las urbanizaciones veraniegas
Y este es el centro del pueblo de La Isla, barrios y lugares de La Xunglar, L´Horrón, La Fragua, La Quintana, además de en la iglesia parroquial de Santa María de Tona (en medio de la foto) y a su derecha (fachada azul), La Escuela Vieya, anterior a la construida posteriormente en el barrio de Les Quintanes (arriba a la izquierda de la foto) y que es el actual albergue de peregrinos. Fijémonos asimismo en el nombre de La Ferrán en la
portiella del prado en primer término, en la parte inferior izquierda
Por poco no vemos la bella ensenada de la Playa la Isla, en forma de concha y con la isla, La Isla'l Moral o El Peñón de les Ánimes, que da nombre al pueblo y a la parroquia, el cual fue un importante puerto desde tiempos de los astures. Al fondo tenemos las praderías de El Castru o El Castru La Isla, recinto castreño con señales de fosos y muralla, cimientos de cabañas circulares encontrados al labrar la tierra, localizaciones de piezas como un puñal de antenas de bronce, cerámica castreña y una pica de lanza de hierro
Con la romanización el puerto continuó en auge, y por lo localizado hasta ahora en todos los núcleos de la parroquia, pero especialmente aquí, hubo intenso trasiego comercial y un más que posible destacamento militar a modo de guarnición. Se supone que bien comerciantes o bien legionarios, estamentos especialmente de la divinidad, trajeron a La Isla el culto a
Mitra, divinidad de origen oriental, persa, con algunas connotaciones semejantes al cristianismo, si bien muy modificadas, así como sus llamativos rituales, por los romanos, adaptándolas a sus costumbres, sociedad e inquietudes espirituales
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Ara Mitraica. Museo Arqueológico de Asturias |
Se trata del único ejemplo encontrado hasta ahora en Asturias de esta veneración
mitraica, a menos de manera totalmente demostrada, se sospecha de alguna cueva pero sin ara o documento no es demostrable, pues en concreto un ara localizada, al menos desde 1786, en la iglesia parroquial (otras fuentes dicen 1770) durante una restauración completa del santuario, el cual estaría cristianizando por lo tanto un solar de culto anterior. El tema del esotérico culto a
Mitra en este lugar ha dado lugar y sigue dando a numerosos estudios e interpretaciones
También en el entorno de la iglesia, La Llosa'l Cura, aparecieron restos de una villa romana, destrozada parcialmente durante las obras de saneamiento del pueblo en el año 2000. Se supone que el puerto marítimo astur era salida del mineral del Monte Sueve hacia el castro astur de La Campa Torres (Gijón/Xixón), tan célebre por sus hornos metalúrgicos que sus pobladores eran conocidos como cilúrnigos, vocablo céltico que designa a los caldereros. Los romanos reutilizaron el enclave portuario como angiportus o pequeño puerto (statio) en las rutas a Aquitania. Se localizaron ánforas de las empleadas para el transporte marítimo en esta playa, sospechándose que era también embarcadero de los famosos caballos asturcones rumbo a Roma y otros lugares
Todo ello formaría parte en el medievo, cuando el puerto ya eran básicamente pesquerías, del monasterio de Santa María de Tona. El actual templo conservó esta advocación mariana aunque el apelativo de Tona, empleado hasta el siglo XVII, cayó en el olvido. Para unos tiene que ver con la divinidad Iupiter Tonans o Júpiter Tronante y para otros con el celta tonna con el significado de hueco o vasija para el líquido. Se supone, según cierta documentación deja entrever, que desde La Isla, donde había un fuerte o castillo, se gobernaba el territorio de Colunga (que en principio abarcó también a Caravia) por parte de un tenente o potestas, representante regio, señorío desaparecido con la fundación de la autogobernada y aforada puebla de Colunga y su alfoz, pocos años antes de 1278, cuando aparece mencionada por primera vez, pasando allí la capitalidad del territorio
La iglesia, que todavía en el año 1873 era definida como templo bizantino (lo que hoy llamaríamos Arte Asturiano o prerrománico), hubo de ser reconstruida en 1938 a causa de las destrucciones de la guerra civil. Fue entonces cuando, tras hallarse sepulcros del viejo monasterio o de alguna familia, como los Valdés de Güeñu, que tenían derecho a enterrarse aquí, sonó hueco el firme y apareció una piscina de argamasa rojiza y diversas inscripciones. Hubo miedo que se parasen las obras y se ordenó que se taparan de nuevo prontamente. No es descabellado que fuesen termas romanas o tardorromanas relacionadas en su momento con rituales de bautismo por inmersión
No llegamos a ver la playa por poco. En bajamares, quienes deseen pernoctar en
La Isla pueden dejar el Camino, casi todo carretera desde La Espasa, y por El Barrigón llegar caminando por la arena. Esta es la panera del está el
Marejada Hostel, situado abajo, frente al arenal y
"Destinado a peregrinos, amantes del surf y la montaña", fue antes el histórico albergue
El Furacu y ahora lo regenta el gran maestro surfista
Ricardo Fernández Palomeque, director de la
Escuela de Surf Marejada. La panera está en un promontorio llamado El Cuetín. Enfrente de él, ya en La Ferrán, se halla la cueva de este nombre, también llamada La Cueva'l Raposu, tal vez el
mitreo o lugar del ritual
mitraico, que en principio se realizaba en cavernas naturales
El Camín Real pues, y su origen viario romano y prerromano, está totalmente dentro pues, de la apasionante historia de La Isla. Aquí se ensancha y se ven marcadas en él rodadas de vehículos, adentrándose en la espesura por La Viñona, en dirección El Pontón, los puentes de Güeñu y de allí al pueblo de este nombre
Acercándonos a Prau Caballu vemos una finca, cerrada al Camino por una muria de piedras sobre la que crecen árboles y vegetación, sita a nuestra izquierda, donde hay otro coche aparcado
Y es que es este el acceso a estas casas desde la carretera, donde está el hotel. Un cartel en la
muria nos informa de la cercanía de su bar por si queremos ir a tomar algo. El Camino sigue a la izquierda
Bordeamos pues este murete sobre el que se alzan los
lloreos, laureles, planta muy empleada en estos cierres naturales. A la derecha una espesa sebe
El paso siempre está abierto, pero como decimos, según la época del año en la que vengamos el Camín de Santiago puede tener muy diferente aspecto
Esta es una foto de invierno y del mismo lugar, con los felechos mustios y el matu o sebe no tan frondoso. Vemos que al otro lado hay otra casa...
Una foto de principios de verano, con los setos especialmente espesos y
felechos verdes en las veredas, así como la hierba alta, muy verde, la
pación
Al alejarnos de las casas el Camino vuelve a estrecharse pero siempre ha de pasarse bien. Ahora aquí vuelve a ser un sendero
Y ya llegamos por fin a El Puente o El Pontón, los puentes de Güeñu, también aquí vamos a notar la diferencia de lo que podemos ver o no según el crecimiento de la hierba y la foresta
Foto de verano cuando aún no le han "metido guadaña", es decir, ni segado ni desbrozado
Foto de invierno y con la sebe menos alta y frondosa, el Camino más ancho y uno de los puentes más a la vista
Y aquí están los dos, el ancho, a la izquierda y el estrecho unos tres metros a la derecha, bajo los que pasa La Riega Güeñu, que nace en este pueblo, entre las caserías de La Forniz y La Mesnada. Dice Hevia Llavona que al estar los topónimos, tanto El Pontón como El Puente, en singular, da la impresión, según viene a confirmar uno de sus informantes, que al principio hubiese uno sólo
La creencia es que este sería el más antiguo, el ancho. Al fondo vemos El Prau Caballu, algunos historiadores han querido relacionarlo con la exportación astur-romana de asturcones a través del puerto de La Isla, o con su guarnición militar
Son de todas maneras ambos puentes muy antiguos, más que milenarios, restos de la antiquísima calzada romana que fue luego el Camín Real de la Costa y sus ramales o variantes. Popularmente es cierto que se da en llamar romanos a todos los puentes más o menos antiguos, sobre todo si se les ve la piedra, este sí es posible que en su origen sí lo sea, si bien sin duda reparado o incluso reconstruido posteriormente, algo común cada cierto tiempo
Estos arroyuelos, si bien cortos, pequeños y de escaso caudal, pueden bajar con fuerza, prados abajo con las lluvias, provocando gran estropicio e inundación, por eso la construcción de El Pontón, pese a que en apariencia y cuando está domada, La Riega Llames no parezca para nada un obstáculo de consideración. Es aquí también llamada La Riega'l Pontón, o El Ríu'l Ponton, topónimo este segundo que seguramente vendrá dado cuando la riega crece y se forma un verdadero río
Tal vez en uno de esos arreglos con sus crecidas y riadas, se decidió, además de reforzar su estructura (tiene cantidad de capas de piedra y más que debió tener), acompañarlo de otro auxiliar para caminantes, dejando esta para caballerías o incluso para los pequeños carros de antaño, los llamados
carros del país, pequeños y estrechos, e incluso algo de origen aún más antiguo, el
"carro sin ruedas", llamado
carreña,
carriella,
corza y de otras maneras, así como otros modelos similares, como el rastrón, para acarrear piedras, o el abasón o basón, una cesta grande encima de un par de maderos y arrastrada por bueyes o caballos
La necesidad de construir dos puentes, uno para vehículos y caballerías y otro, este, para viandantes, nos da una idea del trajín que debió haber en el Camín Real (del reino, del estado, -público-) en el pasado, pues eran estas las
"autopistas de la antigüedad", es decir, los caminos principales, más directos y de mejor paso, los más concurridos y, con suerte, los más protegidos y vigilados, aunque el asalto de pícaros, ladrones y bandoleros, a veces mismamente apostados o con guarida en las inmediaciones, era una constante, como vimos en Caravia
Y es que además de carros o gentes a caballo, el puente grande vería el paso de las, a veces grandes y muy largas, recuas de mulas de los arrieros, los transportistas de la antigüedad, pues eran estos fundamentalmente caminos de arriería, las vitales mercancías y suministros para la población, máxime aquí, donde confluían tanto con las rutas portuarias de La Isla y Llastres como las costeras, como este Camín Real o de Santiago y las que se dirigen al interior, por La Llama y El Fitu, hacia el valle del Piloña y de allí, a Oviedo/Uviéu o a la meseta, a Castilla, como se decía generalmente, por los pasos de la Cordiellera, los llamados puertos secos, en contraposición a los puertos húmedos, los de las poblaciones marineras
Y este es El Pontón o puente grande con la vegetación en su apogeo, casi ni se le ve, ni siquiera a La Riega Llames. Solo una hilera de piedras en un abombamiento del terreno delata que hay una construcción
Otro transporte que por aquí hubo de ser frecuente desde la más remota noche de los tiempos fue el de los mencionados minerales metalúrgicos que luego se fundirían en La Isla (la posible ferrería de La Ferrán) o en castros metalúrgicos (La Campa Torres) y otros lugares, cuando a través del puerto natural de La Isla y cuando por tierra, por la vía romana o su antecesora
El puente adyacente, el peatonal, por donde se supone irían los peregrinos, pues la mayoría hacían el Camino a pie, cuando el tráfico por el puente grande lo aconsejase. Pero parece un tanto estrecho y habrían de guardar cierto equilibrio para no caer en La Riega Güeñu, que baja a unirse con La Riega Llames cerca de El Ramal, por donde se dirige, a partir de ahí vía subterránea, a desembocar en La Playa la Isla
Puestos a pensar, no sería tampoco extraño que la existencia de dos puentes tuviese que ver con algún control de mercancías, dada la cercanía a los puertos, secos (el Sueve y El Fitu) y húmedos (La Isla y Llastres, y por supuesto de la puebla de Colunga. El contrabando era habitual, especialmente de sal, cuyo comercio y almacenaje o alfolí solamente tenían otorgado determinadas poblaciones portuarias, las cuales se sabe protestaban enérgicamente cuando se detectaba su tráfico ilegal
Aquí vemos su ojo, el del puente grande, sencillo en apariencia, sin argamasa incluso parece, pero muy robusto y siguiendo la forma ojival, como las catedrales góticas y otras edificaciones de ese estilo que triunfó en Europa de la Edad Media al siglo XVI. Algo hecho a conciencia y para soportar mucho peso por encima y mucha presión estructural con las sucesivas riadas de La Riega Güeñu, el "
tosco aunque no exento de gracia, puentecillo de arco ojival que franquea su menguado cauce", dice
Víctor Manuel Rodríguez Villar, uno de los autores del libro, coordinado por la catedrática
María Josefa Sanz,
El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, pionero en el estudio de divulgación de este Camino en Asturias cara a a su señalización y recuperación efectivas
Las pueblas medievales, que entre otras prebendas tenían concedido un mercado semanal, eran la meta, o salida) de muchas mercancías que también estarían sujetas a control, sisa o tributo, pero cierto es que en estos casos quedaría la memoria de algún portazgo o
portalgu (luego los llamarían fielatos y más tarde aduanas o peajes), a no ser que El Prau Caballu tuviese algo que ver con ello, o una venta, una parada de postas, etc., quede ya a los investigadores discernir este misterio de los puentes de Güeñu
Y es que el Camino de Santiago es la senda pontonera por excelencia, mismamente el
Juego de la Oca, si bien extendido comercialmente a finales del siglo XIX y cuyos ejemplares más antiguos conservados son del XVII (causó furor desde que en el siglo anterior
Francisco de Médici le regaló uno a
Felipe II), se dice tiene su origen en un juego medieval,
templario, quieren los más aficionados a lo oculto, basado en el Camino y sus etapas, en las que juegan, y nunca mejor dicho, un importantísimo papel los puentes,
"de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente"
En nuestro caso y tras pasar El Pontón, nuestro siguiente puente histórico y caminero va a ser El Puente la Llorea, sobre El Ríu Llobones, saliendo de Colunga por La Venta Peón, ¡aún queda trecho!
Esta hilera de piedras, cuadradas, y por lo tanto labradas, forman parte de la estructura viaria del primitivo Camín Real. A sus lados rodarían las ruedas de los carros y por el medio iría su guía, tirando de los animales, cuando esto estuviese encharcado, pisando firme
A partir de aquí este empedrado empieza a desaparecer. Si bien parecen quedar algunos restos de la calzada antigua, lo más son morrillos sueltos entre la piedra
Si Felipe II tuvo un Juego de la Oca, su padre, cuando aún era
Carlos de Flandes, un mozalbete pero todavía no Primero de España (iba camino de serlo) ni Quinto de Alemania, pasaría por aquí con su nutrida comitiva, si bien en dirección contraria a nosotros, tras haber pasado la noche del 23 de septiembre en Colunga, viniendo de Villaviciosa, tras un inesperado arribar ante Tazones al haberse desviado su escuadra flamenca (aunque su barco, el
Enguelen, era danés) del puerto previsto para ello a causa de un temporal. Azaroso viaje marino que fue seguido de otro no menos improvisado por tierra
No estimándose conveniente continuar por mar a causa de los vientos, ni buscar la salida a la meseta por
Payares, haciendo lo que ye era el
Camino del Salvador, donde el futuro rey-emperador podría venerar las
Reliquias de la catedral ovetense, se decidió emplear esta ruta costera y acogerse, muy improvisadamente, en las casas principales. Pese a que aquí nadie lo esperaba, y a que venía en realidad a confirmar su dominio sobre los territorios, herencia de los Reyes Católicos, tras el cruel encierro de su madre
Juana I de Castilla haciéndola pasar por loca, fue recibido muy bien dentro de las circunstancias y posibilidades que hallaron a su paso, o eso se desprende de la crónica del viaje de su acompañante
Laurent Vital
No es extraño, además de desconocerse mayormente a nivel popular las razones de esta mayestática presencia de Carlos con tantas gentes de la flor y nata flamenca y aún menos qué extraños manejos había en la corte (un verdadero golpe de estado contra la reina), las gentes de los concejos asturianos cuyas villas habían sido declaradas pueblas, con sus leyes, autogobierno y fueros, tenían buen concepto y memoria de una dependencia directa de la Corona (el Estado), libre del vasallaje de señores feudales "de horca y cuchillo", o de señoríos eclesiásticos, monacales y obispales, máxime aún esa época en la que todavía algunos de ellos, como los Quiñones, pleiteaban para la devolución de sus señoríos sobre algunas villas con sus concejos
Y así, enterados que aquel era el nieto de Fernando El Católico, fallecido el 23 de enero anterior, la vecindad de villas y aldeas salía al Camín Real a ver pasar aquella comitiva, según Laurente Vital, muchos armados y formando grupos, uniéndose al cortejo real. Sin embargo cayó un gran aguacero, hubo mal acomodo en Colunga y algunos acompañantes de Carlos enfermaron, muriendo incluso varios
Es muy posible por tanto que, cuando saliesen de Colunga llegando por aquí a Ribadesella/Ribeseya, no estuviesen especialmente contentos, aunque sí parece que tanto en esa villa como en Llanes, a pesar de los avatares del viaje, algunos de los cuales hemos citado en los artículos correspondientes, tuvieron mejor suerte con el recibimiento, alojamiento y el agasajo
Indudablemente, según transcurrían los días y se iba dando aviso, además de qué actitud tomar ante aquel imprevisto visitante, las villas correspondientes iban teniendo más tiempo para prepararlo todo y hacer una más cálida recepción que aquellas dos primeras. Aún tardaría casi dos meses en llegar a Valladolid (sede de la corte por entonces) tras tomar la ruta de Cabezón de la Sal a Reinosa y de allí pasar a Castilla por Aguilar de Campoo
Se entrevistó brevemente con su encerrada madre en Tordesillas el 4 de noviembre, apenas el tiempo justo para que el consejero de Carlos,
Guillermo de Croy, lograse de la reina Juana (recluida desde 1509 y sin saber siquiera de la muerte de su padre
Fernando El Católico, que fue quien la enclaustró) la firma del acta por la que reconocía a su hijo para que gobernase en su nombre. Finalmente el 18 de noviembre llega a la mítica
Pucela, donde se entera de la muerte del
cardenal Cisneros, regente de Castilla, lo que le facilitaba grandemente el traspaso de poderes. El 9 de febrero de 1518 las Cortes de Castilla, reunidas en Valladolid, le juran como rey
"junto con su madre Juana", el 9 de mayo, desplazado a Zaragoza, consigue lo mismo de las de Aragón, y el 16 de abril en Barcelona, de Catalanas, en ambos dos casos con discusión. A pesar de todo, el motivo del viaje salió bien, otra cosa es lo que vendría después, con los
comuneros
Vista de la carretera y uno de los bloques de pisos a la entrada de La Isla, ya pasado El Ramal. Por detrás va, viniendo por El Paxaxe y El Sangreru, El Ríu Llames, procedente de su nacimiento en La Fuentona (Covián) a unirse con La Riega Güeñu, tras pasar bajo la carretera
Rodadas en el Camino. ¿Qué aspecto tendría cuando lo recorrió Carlos de Habsburgo?, es posible que bastante, diferente, empedrado y más transitado y sin este túnel vegetal en este tramo, pero duro en cualquier caso, o eso se desprende de las descripciones de Laurent Vital, pues iban buscando pasar el Sella por Lloviu en vez de directamente por la ría riosellana, ante el peligro de sus corrientes
Salimos del boscaje, que se extiende linealmente a los lados del Camino, separándolo de las fincas y empezamos a subir hacia el ya cercano pueblo de Güeñu, como dijimos perteneciente a La Isla, pero donde antaño tuvo posesiones el monasterio de
San Salvador de Celoriu, que visitábamos en la correspondiente jornada caminera por tierras de Llanes
Güeñu se halla en un altozano que permite tener muy buenas vistas hacia la vecina parroquia de Gobiendes, uno de cuyos barrios, Coceña, está un poco más al sur, extendiéndose entre ambos pueblos los prados de La Iría de Casa Amador
En verano, crecen los maizales. Si nos fijamos llegaremos a ver La Mesnada, una casería perteneciente a Güeñu pero ya limítrofe con Coceña, donde está el prado de La Vallina, con las tierras de labor de L'Arada, parte en cada pueblo, por donde va otro arroyo, La Riega Melendrones, o Riega la Regada, que nace en El Ribayu, Coceña d'Arriba, de la unión de las aguas de La Fuente Maripascua y de la Fuentiquina, las cuales dará luego a La Riega Llames. En
La Mesnada abrió sus puertas la escuela de equitación
Rancho Nómada:
"... es una asociación de amantes de los caballos y las artes escénicas, que unifican danza, música, teatro, circo y equitación. Desde talleres para los más pequeños (jugarán a ser príncipes, indios, vaqueros….) a cursos de desarrollo profesional con especializaciones en el sector. También realizan clases de salto, paseos y rutas, con o sin talleres"
Cerca de La Mesnada está La Fornez, otra casería de Güeñu y al lado de Coceña, donde nace La Riega Fornez en la fuente del mismo nombre, que luego será La Riega Güeñu que viene prados abajo por La Sienra, también llamada La Iría la Sienra y La Iría Gobiendes que riega estos campos según discurre hacia El Prau Caballu y El Pontón, donde la acabamos de cruzar
La Sienra se extiende pues entre las parroquias de La Isla y Gobiendes, cuyo barrio de Coceña está en el acceso directo al Puertu Sueve por carretera, en concreto al Fitu, su continuidad orográfica hacia el este, paso hacia Parres y el Alto Sella en su unión con el Piloña. Ya en 1773, en las ordenanzas de este concejo de Colunga, se daba noticia del trabajo comunal de los vecinos de ambos concejos, más el de Caravia, para abrir este camino, muy beneficioso para el transporte, por arriería, del vino y el trigo castellanos, pues enlazaba luego, más al sur, con las históricas sendas a los mencionados puertos secos de la Cordillera Cantábrica, comunicación con la meseta. Esa carretera, a la que la Junta del Principado le otorgó en 1787 tres mil reales, aportados a Caravia y Parres, fue recorrida ya por el prócer
Jovellanos en sus pesquisas mineralógicas el 27 de septiembre de 1790, cuando comió en La Venta la Espasa, y es ahora la AS-260
El Sueve se despereza de la bruma matinal, que incluso en verano no se disipa del todo hasta el mediodía, dadas sus altas cotas de más de 1.000 metros y bastante próximas al mar, donde suele tenerse, mismamente en invierno, una temperatura relativamente suave, pues aunque las nevadas en esa estación nos son infrecuentes, cuajan escaso tiempo (salvo en los rincones más umbríos), pues esta ladera norte está influenciada por el clima marítimo y la del sur constantemente al sol
Sí condensa el Sueve, El Puertu o El Puertu Sueve la brisa marina, dada su mole montañosa tan cercana a la costa, pues está saturada de vapor de agua y esto ocasiona repentinas e inesperadas nieblas conocidas por los lugareños y temidas por los montañeros. Esto incide en que la franja costera entre las rías de Villaviciosa y de Ribadesella/Ribeseya tenga un mayor índice pluviométrico, al menos hasta ahora, con el "tiempo loco" del cambio climático
Si bien algunos autores relacionaban el monte con la presencia de los suevos otros lo hacen con Iove, padre de los dioses romanos, Júpiter, superpuesto a alguna deidad celta como Taranis, dios de la guerra y la tormenta para los antiguos astures y otros pueblos de la vieja Europa. Ello se debe a que en la documentación antigua aparece como
Sove, no siendo una raíz lingüística extraña en la montaña asturiana. No obstante existen otras posibles acepciones, el erudito
Braulio Vigón, por ejemplo, lo consideraba de raíz indoeuropea, en concreto celta, apelando al nombre sánscrito del cobre,
shulva. De nuevo una referencia a su riqueza metalúrgica, ya conocida desde la noche de los tiempos
Bajo El Picu Pienzu (1.161 m) y a sus pies el crestón del Llanu la Faya, en la subida al Cuetu Cordobana (803 m), vemos los barrios del pueblo de Gobiendes, cabeza de la parroquia vecina, que se extienden linealmente uno tras otro a lo largo de una cresta de unos 70 metros de altura entre las llanuras de la franja costera y, por detrás, el valle del Ríu la Espasa, que desemboca en la playa de su nombre, paso del Camino de Caravia a Colunga
La Sienra es pues una gran pradería cuyos campos pertenecen a varios vecinos, parte de una llanura, con alguna pequeña ladera, como estas de Güeñu y Gobiendes, que llega hasta las playas de La Isla y El Barrigón. Esta parte es conocida como El Prau Cuarta, un topónimo muy caminero, pues tiene que ver con "echar la cuarta", es decir, juntar otra pareja de bueyes, total cuatro, la cuarta, a los carros que, sobre todo con cargas grandes, la suben procedentes, como nosotros de El Pontón
Al lado del Prau Cuarta es Sogüeñu (
so = debajo -de Güeñu-). Otro prado cercano, que tuvo cuadra es El Corralón, de ahí el topónimo, y más abajo aún, en medio de La Sienra, está La Fuente Güeñu, cuyas aguas alimentan también a la
riega de este nombre, camino de El Pontón. Hemos de decir además que en Gobiendes está La Casa Don Pedro o Casa Don Pedro Caravia, casona que fue del filósofo y escritor
Pedro Caravia Hevia (1902-1984), sita entre la Casa Cueto y el barrio de Los Pedregales rodeada de pumaradas, construida por sus antecesores entre los siglos XVII y XVIII
La gran finca de La Viña empezaba aquí, desde El Prau Cuarta a El Prau Caballu, Teldiz, La Ferrán, El Prau la Isla y El Sangreru. Entre Gobiendes y La Isla están además Los Cuetos d'Arriondu. Cerca de El Somerón, donde están los prados de Inielles, en los que se sembraban maíz y patatas, por esa parte está también el prado de La Liebre, al lado del de El Ribote y El Fresnu, cerca de la AS-260 o Carretera'l Fitu. En El Somerón hay otro prado de resonancias mitológicas, Les Xanes, del que se decía que en sus charcos y sumideros "vivíen xanes y xaninos", es decir, las ninfas astures del agua y sus hijos
Otro prado o ería, muy llano, entre estas parroquias, es El Toyu Güeñu, según recoge de sus informantes Inaciu Hevia Llavona La Sienra "quitaron muncha fame estes tierres". Los cultivos agrícolas que quitaron el hambre de la larga posguerra desaparecieron prácticamente salvo los forrajeros, con el éxodo rural pasada esta y la especialización de los labradores que quedaban en el ganado de leche para suministro de las industrias lácteas ante la gran demanda de los crecientes núcleos urbanos e industriales
Desde El Barrigón, entre La Isla y La Espasa, donde la parroquia de Gobiendes tiene "su pasillo al mar" (La Venta la Espasa y su entorno), un camino, ahora carretera local, se dirige de la N-632 a la Carretera'l Fitu (A-260) pasando bajo la Autovía del Cantábrico (A-8) por Les Viesques, cerca del barrio de La Piniella, en Gobiendes y no muy lejos de la iglesia. Se contaba era lugar de apariciones de les ánimes, las almas en pena, haciendo aspavientos con los brazos, para meter miedo, fantasmas que desaparecen cuando tocan el Ángelus las campanas de la parroquial
Arriba en lo alto, también en el Sueve El Picu Pienzu es cima de la mitología, allí se posa el nuberu o genio asturiano de las nubes, desharrapado y barbudo, con sombrero destartalado, dispuesto a lanzar trombas de agua o granizo sobre tierras y cosechas, si no se le aplaca, a veces desde la misma iglesia y también repicando las campanas, junto con otros rituales, como arrojar de espaldas una alpargata hacia la nube:
Sentáu nel Picu Pienzu
mirando taba un nuberu
qu'esconxuró'l señor cura
antes que llegara al eru
En la distancia El Cantón, uno de los barrios de Gobiendes, entre el de Los Pedregales y el de El Charcal, que mira al sur al Picu o Cuetu Bustrescosu (704 m) y al Cuetu Cordobana (803 m) fácil de reconocer por su apariencia picuda. Existe también Busfrescosu pero Hevia Llavona lo atribuye a un error tipográfico en algunas guías. Otro es el de, a su derecha, El Picu o Cuetu Fontanielles (suele alternar popularmente aquí llamarlos
cuetu o
picu, o incluso a secas,
Fontanielles), cuyo nombre y altitud varían notablemente puesto que hay tres cimas, una de ellas, el verdadero Fontanielles, tiene 1.063 m de altitud, otra cosa es cuál de las otras cotas es el
Peñalichar que aparece en su lugar en muchas guías y mapas desde que así lo empezó a poner en los suyos el Instituto Geográfico Nacional. El debate podemos seguirlo en la página montañera
Mendikat, firmado por Luis Astola Fernández, donde también citan al
Peñallechar de Inaciu Hevia Llavona en su trabajo toponímico dedicado a la
Toponimia de la parroquia de Gobiendes, pues a ella pertenecen gran parte de la ladera norte del Sueve
El Prau Cuarta, desde donde nos detuvimos a contemplar estos paisajes, pertenece al
Palaciu de Güeñu, la cabecera de cuya capilla, dedicada a Santo Domingo, vemos según seguimos subiendo por el Camín Real, aquí llamado también Camín de los Sacramentos, seguramente porque era el empleado para ir a la iglesia parroquial de Santa María de Tona y, a la vez, para que el sacerdote viniese desde ella (al lado estaba también la casa rectoral) a administrar los sacramentos a los enfermos
Dice aquí la tradición que hubo enfrentamientos durante la invasión napoleónica entre las tropas francesas de
Bonet y las asturianas de
Escandón dentro del teatro de operaciones que fue Colunga, sus playas (desembarco de pertrechos) y el disputado Camín Real, vital para la logística
La capilla, como todo el conjunto palacial, es del siglo XVII y responde a la tipología popular de pequeñas dimensiones propia de estos santuarios de las casonas
En la actualidad en el palacio propiamente dicho está el
Bar-parrilla Palacio de Bueño, cuya entrada principal (mirando a la N-632) y aparcamiento, están al otro lado, donde se conserva una gran
panerona, así como un edificio moderno pero que guarda las trazas arquitectónicas populares de la época, propias del palacio, el de apartamentos
Palacio de Bueño.
La capilla de Santo Domingo es de planta rectangular con pórtico a los pies, apoyado en dos columnas toscanas de fustes monolíticos y cubierta de madera a tres aguas con tejado de teja árabe. La portada es de arco de medio punto cerrada con barrotera torneada, estando la capilla cubierta por bóveda de cañón. La espadaña es de un solo arco, remate triangular y cruz terminal, su cuerpo se cubre a dos aguas
Desde El Palaciu Güeñu tenemos una preciosa vista de La Isla. Detrás del edificio de pisos La Riega Güeñu da sus aguas al Ríu Llames, ya canalizado hasta su desembocadura en el mar, algo que permitió mejorar notablemente el urbanismo de la calle Francisco Carrillo, El Ramal, independientemente de veleidades desarrollistas, que suelen repetirse periódicamente. Ahí está El Cuetu'l Nozalín, que recibe su nombre por un pequeño
nozal, nogal, que antaño crecía ahí. Enfrente de él, un indiano de La Habana construyó su casa, llamándola El Cerrillo, lo que ocasionó que este promontorio fuese siendo llamado de igual manera, El Cerrillo o El Cuetu'l Cerrillo, abandonándose progresivamente su nombre auténtico
En lo alto de La Isla está El Picu la Torre, existen viejos muros, foso y restos de construcciones que se dice son restos de otro recinto defensivo, de ahí su nombre, datado en época medieval. El camino desde El Ramal al albergue de peregrinos, sito en La Colonia, barrio de Les Quintanes, va más abajo y a la izquierda, desde La Xunglar a El Colmenar, La Plaza l'Horrón, El Corralón, La Fragua, Corvera y El Barréu. La prestigiosa geógrafa
Josefina Gómez Mendoza, que veraneó varios años con su familia en La Isla, escribe, en sus memorias
Veraneos asturianos de mediados del siglo XX. La Isla (Colunga), lo siguiente:
"La Isla estaba habitada todo el año por no mucho más de veinticinco familias, lugareños que vivían casi todas de tierra, en general arrendada, y de ganadería propia. En el pueblo había casas con cierta historia como la de don Pedro Quirós, pero la mayoría eran bastante humildes, de piedra, con algo de adobe, casi todas con ventanas externas y algunas galerías y corredores buscando la buena orientación. Los hórreos eran, como acostumbran en esta parte de Asturias, externos, en la plaza del Horrón había varios. Las vacas iban de las cuadras a los prados por todo el pueblo, a veces les ponían hierba podrida y algas, y todo ello, junto con las panochas de maíz y las omnipresentes boñigas daban un suelo de textura y olor muy característicos."
El Camino continúa detrás de esta capilla de estilo barroco popular, hecha en mampostería excepto los sillares de las esquinas y los vanos, como la ventana lateral, tipo saetera, que vemos a la derecha. Seguidamente llega la entrada al palacio desde este Camín de Sacramentos
El Camín de Sacramentos, aquí recto y llano, con El Palomar a la derecha, la finca del palacio, así llamada por la existencia de un palomar en estos terrenos palaciales
El Palaciu de Lueje, como también se le conoce, por un indiano que lo poseyó, se alza sobre La Viñona y cerca de Los Caspios y El Sangreru, desde donde sale La Caleya'l Valle, su acceso principal, la cual acababa en El Nozalón, antiguo y grande nogal, que hubo al lado del palacio
Si bien como hemos dicho la entrada principal es ahora desde la carretera, ocupando el restaurante las antiguas caballerizas, antes de la existencia de la N-632 era esta, por el Camín Real y directa a su magnífica fachada este-sureste, que mira a la capilla y al Sueve
El edificio es de planta rectangular, con dos pisos, desván y cubierta a cuatro aguas. La entrada la casa se hace por dos puertas, la principal es, obviamente, la gran portada de la izquierda, de arco de medio punto muy rebajado, que da paso a un zaguán empedrado que conserva una pequeña saetera de arco apuntado
Desde este zaguán una escalera de piedra sube una escalera de piedra hacia la galería de la fachada sur, que vemos a la derecha, cuya techumbre se sostiene sobre cuatro columnas toscanas de fustes monolíticos, como los de la capilla
Las esquinas y los vanos son de sillería de arenisca, siendo los de la planta noble o principal, el piso alto y residencia de los señores, de alfeizar moldurado, destacando el balcón con alfeizar de piedra
Desde El Palaciu Güeñu continuamos por El Camín de Sacramentos hacia el núcleo de casas del pueblo, cuyo nombre puede venir de la palabra
onna, corriente de agua (tal vez referida a La Riega Güeñu), de origen prerromano, tal vez incluso precelta y preibérico, la cual da origen a numerosos topónimos de Europa occidental. Otra posibilidad es que tenga que ver con el sí céltico
onna, fresno. Como suele pasar, dos palabras idénticas con distinto origen y por lo tanto significado y etimología
"Inter duos fluuios, quorum unus uocatur Sar et alter Sarela, urbs Compostella sita est. Sar est ad orientem inter montem Gaudii et urbem; Sarela ad ocasum. Vrbis uero introitus et porte sunt septem. (...) Hac in urbe decem ecclesie solent esse, quarum prima gloriosissimi apostoli Iacobi Zebedei in medio sita refulget gloriosa"
"Entre dos ríos, uno de los cuales se llama el Sar y el otro el Sarela, está situada la ciudad de Compostela. El Sar está al este entre el monte del Gozo y la ciudad; el Sarela al oeste. Hay siete entradas y puertas de los ríos.(...) En esta ciudad hay diez iglesias que suelen ser, la primera de las cuales resplandece gloriosa en medio del gloriosísimo apóstol Santiago Zebedeo"
En la documentación medieval aparece como "Monasterium Sancti Iacobi de Gaudentes" y se menciona a "tres uillas Gaudentes", su iglesia de Santiago es de advocación jacobita y construida estilo Arte Asturiano (prerrománico) si bien muy reformada. En 1764 se sabe, por los libros de difuntos, de la muerte en Gobiendes de "un pobre Peregrino que venía de Santiago de Galicia", es decir, ya en el camino de vuelta, muy posiblemente para venerar las reliquias de la catedral ovetense de San Salvador, haciendo caso a aquella máxima, que ya circulaba por toda Europa desde época medieval que dice:
Quien va a Santiago
y no va al Salvador
visita al criado
y olvida al señor
El paso de este peregrino, la advocación de la iglesia de
Santiago de Gobiendes, que oculta por el boscaje no vemos desde aquí, junto con la forma lineal del pueblo aprovechando el paso natural, llano y recto, por una cresta y la existencia de otro palacio, El
Palaciu Gobiendes, construido sobre una
turris romana o altomedieval, se deben a la existencia de otro camino antiguo, paralelo a este, que pudo en tiempos ser una de las vías alternativas al Camín Real principal, como también lo fue, las de La Isla a Güeñu, San Xuan de la Duz, Llastres, Sales y Llue, esta al norte de aquí y más cercana a la costa
El precedente poblacional de Gobiendes es el castro de Obaya, situado más al sur, recinto fortificado prerromano, estudiado ya por Braulio Vigón en 1894, identificándolo con el castellum Obalia de las fuentes medievales, fue excavado por Aurelio de Llano en 1919 e incluido en la Carta Arqueológica de Asturias por Gema Adán Álvarez. Se vincula a las minas de cobre allí existentes y a la vez está sobre un asentamiento mucho más antiguo, La Cueva d'Obaya, un conjunto de grutas, yacimiento paleolítico, de las que dice de Llano:
"... próximo a Goviendes, al pie del Sueve, en una cañada umbrosa llamada Obaya, se alza un peñasco que tiene varias cuevas superpuestas en las que encontré vestigios de haber sido habitadas por el hombre primitivo"
Esa cueva o cuevas, a un kilómetro de Gobiendes, nos dice Hevia Llavona que no tiene una entrada muy grande pero sí bastante profundidad hacia el interior, surgiendo de ella un imponente chorro de agua de da nacimiento al Ríu d'Obaya y abastece a la red de aguas de Colunga, pues es una importante salida de acuíferos subterráneos del Sueve. En ocasiones sale con tal fuerza y estruendo que es todo un espectáculo digno de admiración, aunque es peligroso acercarse, fenómeno ya descrito en 1837 por el coronel y escritor llastrín
Juan Antonio Suárez Victorero y Robledo:
"Hace su salida por la grieta de una enorme peña, con la particularidad de reventar con una terrible explosión siempre que se advierten señales de tempestad; el ruido es muy semejante al de un cañón y el chorro es despedido a mucha distancia"
Es morada también de xanes y está en un enclave de gran belleza natural, bosque o viesca de "fayes, abedules, umeros, fresnos y ablanares" dice Llavona, un espacio que tiene visos de haber podido ser un nemeton o santuario natural, sacralizado en el topónimo La Fuente Santa, al lado de la del chorro, La Fuente la Cueva
Hermoso
nozal, o nogal, en el Prau Cuarta, sobre el Camino, A la derecha el muro de El Palomar, la finca de El Palaciu Güeñu
Los nogales forman una hermosa fila que proyecta su sombra sobre el Camín de Sacramentos, mientras en El Palomar hay una buena pumarada
Nos acercamos al cruce que va a El Valle y El Sangreru, en la carretera, donde están los campos de Los Caspios, solar que fue de Casa Manzano, la mansión del militar quirosano teniente general Bernardo Álvarez del Manzano (1859-1925), para los colungueses
"el general Manzano", como dice el cronista del concejo
José Antonio Fidalgo: que añade que
"siempre fue considerado como un colungués de adopción, pues tanto él como su familia estuvieron y están muy vinculados a nuestro concejo"
Casa Manzano es ahora, reformada, el
Hotel los Caspios, situado como El Palaciu Güeñu, también sobre la carretera, en una extensa finca que da vista a La Isla. Un informante de Inaciu Hevia Llavona cuenta que
"Creo que la ficieren los moros que traía con él. Acuérdome yo de velos nel cuartu onde facíen guardia". El 8 de agosto de 1912 se le tributó a Álvarez del Manzano un gran homenaje en Coluga. Su nieto, el general
Carlos Blond Álvarez del Manzano, es también
"colungués adoptivo" dice Fidalgo
Llegados al cruce con el camino a El Valle y El Sangreru, La Caleya'l Valle, continuamos todo de frente hacia las casas de Güeñu, que se disponen en un pequeño núcleo a los lados del Camino
La señalización xacobea confirma la dirección a seguir. El Camín de Sacramentos está asfaltado desde El Palaciu de Güeñu, pues da servicio a estas viviendas
El lugar de Los Caspios, con la Casa Manzano y otras, está un poco más allá de la finca de la derecha, donde aquellas arboledas. En Los Caspios y camino de Colunga está Villa Rosales o Casa les Niles, cerca del Altu los Remedios y cerca de Cobián, siguiente pueblo de esta parroquia de La Isla por el que pasa el Camín Real, también El Ranchu o Casa Ortal, destruida en un pavoroso incendio en 1952 y reedificada posteriormente. También estaban allí Casa Pachu y Casa Remedios Pachu
"El adjetivo bucólico le viene bien a esta etapa, que discurre por el corazón de la comarca turística de la Sidra, de la que forman parte los concejos de Colunga y Villaviciosa", dice
Antón Pombo en su renombrada y anualmente reeditada
Guía del Camino de Santiago. Camino Norte, citando a los dos concejos de la comarca por los que pasa el Camino en su etapa entre ambas poblaciones
Más allá de Villaviciosa, a una jornada, no muy larga de aquí (20 kms desde Güeñu, dos o tres menos desde la villa de Colunga), quienes vayan a Oviedo/Uviéu desde el famoso cruce de
Casquita pasarán por el de Sariegu, también perteneciente a esta
comarca sidrera, como los de Cabranes y Nava, fuera de este itinerario jacobita pero por donde pasa el
Camín de los Santuarios, hacia
Covadonga y
Santo Toribio de Liébana. Un poco más al sur y apartado está el también
comarcano de Bimenes, ya fronterizo con los de la Cuenca del Nalón, cuyos habitantes son conocidos como
yerbatos, pues era de sus prados de donde procedía gran parte de la
yerba, hierba, para las sufridas mulas que trabajaban antaño en las minas de carbón, tirando de las vagonetas
Bifurcación en Güeñu: aunque abierto, el de la izquierda es más bien un camino de servicio a esta fila de casas: la señalización nos indica ir a la derecha
Estemos atentos al posible paso de vehículos, pues en este lugar hay un ángulo de poca visibilidad. Fijémonos en la hermosa parra de la casa de la derecha,
La Labriega, destinada al turismo rural en este apacible rincón de Güeñu. Esta es su historia, sacada de su propia página web:
"Hace ya poco más de un siglo, en 1918, las primeras piedras de lo que tiempo después fuera La Labriega se comenzaron a levantar. En aquel entonces nada hacía pensar que pasados tantos años esta casa se convirtiera en vuestro alojamiento de turismo rural por unos días. Surge como una casa-cuadra al uso de la época, que contaba con las dependencias anexas necesarias para la labor agrícola, nacía una casa de labradores, de labriegos, de ahí su nombre actual: La Labriega.
Transcurrida la mitad de aquel siglo, mis padres, Ángel y Otilia la adquieren y convierten aquella casería en su hogar, les había llenado la retina y el corazón. Comenzaba una historia de amor y superación, que aún sigue su curso, con distintos mimbres hemos seguido trenzando su historia…
Siguieron pasando siembras, cosechas y siegas… con el nuevo siglo y milenio nace La Labriega de aquella antigua casa-cuadra, y la convertimos en mi hogar y en el de aquellos que queráis venir a disfrutar de las historias de esta pequeña historia."
Rodeada de flores en un bello espacio ajardinado de flores y plantas y con una finca en la que crecen los frutales, con cuyas frutas hacen mermeladas, es famosa por ello por sus desayunos, horneados la noche antes y cuyo irresistible aroma impregna el lugar desde la madrugada. Es asimismo un pequeño museo etnográfico sonde se exponen, en el antiguo llagar, aperos de labranza y otros enseres de la antigua casería, incluyendo botellas de sidra, iluminadas durante la noche con luz indirecta, así como un gallinero a la sombra de una de estas nogaleras de Güeñu
Al pasar llamará especialmente la atención su corredor volado en el piso alto, un estilo de corredor bien estudiado por los investigadores Florencia Coso Arias, Miguel Cores Ramsaud y Matilde Zaracina Valcarce en su excelente trabajo
El corredor en las casas asturianas:
"Puede disponerse a lo largo de toda la fachada o sólo en su parte central. avanzando respecto a ella cubierto por una prolongación del alero o por un tejaroz. que descansan en varios pies derechos de madera. El piso del corredor. siempre de tabla, puede apoyar bien sobre carreras que a su vez descansan en las cabezas de las vigas maestras que sobresalen del muro de la casa. o sobre ménsulas de madera empotradas en dicho muro. reforzándose en múltiples ocasiones con jabalcones o con pies derechos de madera. El antepecho del corredor está formado por una balaustrada de madera; la gran variedad de diseño de los balaustres, torneados o recortados, patentiza la voluntad estética de su constructor, la mayoría de las veces el propio usuario. La disposición proyectada al exterior hace que sea el modelo de corredor que proporciona una mayor diafanidad a la fachada.
(...) Por su sencillez estructural. que ha determinado su empleo en construcciones elementa les -existió hasta hace pocos años uno en una vivienda con cubierta vegetal de Degaña- y sobre todo por su mención en documentos de mediados del S. XIV y del S. XVI. podemos considerarlo como el tipo de corredor más arcaico de los utilizados en Asturias"
Una evolución del corredor fueron las galerías acristaladas, como la de esta casa de la izquierda, elemento que proliferó grandemente con la expansión en Asturias de la industria del vidrio, sobre todo a partir del finales del siglo XIX (coincidiendo por tanto con la irrupción de las botellas de sidra). Con él se cerraron muchos balcones y corredores para que quedasen integrados térmicamente dentro de la vivienda, siendo además un elemento construido en muchas casas nuevas, incluyendo edificios urbanos de vecindad. Aunque ni mucho menos exclusiva de ella, las galerías acristaladas son especialmente característico de muchas casas y casonas indianas
La parra se extiende sobre las ventanas de la fachada de La Labriega que mira al Camino
En las ventanas rosales de rosas rojas, a la sombra de la parra
Seguidamente, una mata de flores sigue toda la vereda de las casas a ese lado, que mira al norte y suele quedar a la umbría
De frente, un seto de ocultación cierra la finca detrás de La Labrantía, sobre ella asoma la torre de una casona, cerca del Altu los Remedios y próxima a Los Caspios
En esta foto, con el seto más corto aún, apreciamos sus estructura, con esa torre esquinada que nos recuerda una de las características de la arquitectura montañesa
Otra casa restaurada a la izquierda, y muy floreada, con macetas en las ventanas del piso inferior y bajo ellas y a los lados de la puerta. Su fachada principal está orientada al sur, al otro lado
Otro gran caserón viene seguidamente, con su arco rebajado en alguno de los vanos en concreto en una de sus ventanas, la ventana-balcón de la izquierda y en el que debió ser el portón de las caballerías, abajo en medio de esta
A la derecha, lo que parece haber sido el llagar. Muchas casas tenían uno, para suministro propio de sidra y/o para vender. También se vendía manzana a los llagares industriales cuando estos surgieron, a finales del siglo XIX, como el de sidra El Hórreo de Colunga, que llegó a patrocinar a la actriz neoyorquina
Lorraine Dreux, además por supuesto de a
Ramón García Tuero, El Gaiteru Libardón, nacido en Arroes, Villaviciosa, pero casado y residente en Lliberdón, Colunga
Saliendo casi ya de Güeñu por el Camín Real, Camín de Santiago, o Camín de los Sacramentos, se ha construido alguna casa nueva, ya no campesina sino más estilo residencial, como esta, rodeada de una gran jardín
El caserón de la torre esquinada está justo en el cruce con otro de los caminos que se dirige a la N-632 por Los Caspios y cerca de Casa Arcadio y Casa Meré o de José Ramón
Se considera a
Los Caspios topónimo prerromano, tal vez céltico,
uaspam, restos vegetales, del que vienen la palabra asturiana
gaspia y la castellana
caspia, (corazón de la manzana) y que también en Asturias denomina, con la palabra
caspiu, a un tipo de piedra cascajosa o
"Peñasco saliente de alguna montaña o heredad. Saliente de una peña. Peñasco alto. Piedra pizarrosa", son sus acepciones, vinculadas al terreno. Pero por otra parte también puede proceder del latín
cuspidem, punta de lanza, que después se generalizó como
cúspide, "lo más alto"
Alta es la torre de la casona, de planta cuadrada y gran alerón en su tejado a cuatro aguas, así como en el de todo el edificio, al que le saca una altura, pues es de tres pisos mientras el caserón lo es de dos, el de la parte de abajo de la fachada E porticado en tres arcos de medio punto. A sus pies, en este cruce, seguimos todo recto y de frente
Pasamos así entre los muros que separan el Camino de los terrenos ajardinados de estas casa, saliendo de Güeñu y poniendo rumbo ya a Covián
La casona parece en algún detalle imitar un poco al Palaciu Güeñu, en concreto la portada principal de acceso, de arco de medio punto, "descentrada" a la izquierda, que nos oculta el arbusto de un parterre del jardín a la entrada de la quinta
En esta fachada sur, blasonada, hemos de fijarnos en algunos detalles del escudo, por ejemplo que los
cuarteles de la derecha no tienen ninguna figura. No sabemos si es que nunca las tuvieron o si fueron eliminadas. Abajo, dos conchas a cada lado de la punta
Más atrás el hórreo de corredor y con paredes cubiertas con algún tipo de carga, pintada luego de blanco, bajo él permanecen dos
carros de rayos, esto es, de radios, que sustituyeron a los carros del país en las faenas campesinas cuando se fueron mejorando los caminos y aparecieron las primeras carreteras. Estaban incluso matriculados y al ser más grandes llevaban más carga. Había tantos talleres para su construcción y arreglo como luego proliferaron los de choches y tractores
Seguidamente va el alto muro de piedra, muy viejo, que cierra la finca, el cual va llenándose de hiedra. A la izquierda, el muro de cierre, menos antiguo, es más bajo, dejando ver un bello arbolado de especies ornamentales y frutales
Luego va una casa más, con una nave y algunos frutales en su terreno contiguos al Camino
A la derecha, el muro presenta un vano donde es más bajo, parece fue su cometido el de cargar desde él a los carros hierba o productos de su antigua huerta y frutales, como este naranjo o
naranxal, fruta que antaño se exportaba por los puertos a Francia e Inglaterra. De la misma manera también se descargarían para la casa y su hórreo otras cosas, como la cosecha de maíz o diversos enseres
Pasamos así delante del portón de la que viene a ser la última casa de Güeñu y donde acaba también el muro de piedra de la derecha
Y llegamos a una muy importante bifurcación bajo el prado de Les Velencies y la finca La Duquesa
A la izquierda es La Caleya la Mesnada, que va de Güeñu a Coceña por esa casería: nosotros tomaremos el camino de la derecha, el que va a Covián: El Camín del Peridiellu, que es como se conoce al Camín Real en este lugar
El Camín del Peridiellu, también dicho Piridiellu y Pridiellu, es una cuesta larga y recta que forma parte del Camín de Santiago, tomando su nombre de la primera casería del pueblo vecino que vamos a encontrar al llegar al alto
En verano este prado, entre El Camín del Peridiellu y La Caleya la Mesnada es fácil que lo veamos plantado de maíz, no ya este empleado como cereal a panificar sino como planta forrajera para el ganado vacuno
Nave y vieja casa campesina en La Caleya la Mesnada. Nos parece ver también un invernadero. Más a lo lejos están los prados de El Ribote, El Fresnu y La Liebre, en Gobiendes y cerca de la Carretera'l Fitu
Un problema constante, la sebe que crece y se mete por los caminos. Nosotros tenemos espacio de sobre para apartarnos pero estorba especialmente el paso a los vehículos. Atentos a ellos porque aquí la calzada no es muy ancha y menos si nos toca esta situación
El Camino de Santiago y la senda costera suelen ser desbrozados por talleres de empleo justo al empezar la primavera, pero tal vez por diversas vicisitudes no se pueden convocar o esta se retrasa, o simplemente, si ha llovido sobre todo, al matu le da tiempo a crecer desmesuradamente otra vez
También en las cunetas la hierba crece y va ocupando su franja de Camino. Vemos ya desde aquí el final de la cuesta del Camín del Peridiellu
El maizal llega a unas ruinas, en lo alto de Les Velencies y La Duquesa. Estamos en un muy buen lugar para hacer un alto y, de paso que recuperamos aliento para acometer la última parte de esta recta rampa, admirar un gran paisaje al sur y al este
La Sienra y Gobiendes bajo El Puertu, el Sueve, con su docena aproximada de kilómetros de longitud entre el Altu la Llama, a la derecha, y La Cruz de Llames, en El Fitu, a la izquierda, de cuyo camino carreteril existe cantar:
Carretera la del Fitu
cuando yo te pasaeba
toda la noche llovía
pero yo nun me moyaba
Vamos a ver ahora en el Sueve su sector más occidental, del Picu Pienzu al Cuetu Cordobana y El Picu Fontanielles, con la ladera oeste de El Monte, como también se denomina popularmente a la serranía, cayendo sobre el Altu la Llama, paso a Piloña. Abajo, más cerca y en las proximidades de La Mesnada, La Iría Cobián se acerca a Coceña y Gobiendes por Mataspina, Los Cuetos, Los Cuetos de Cobián y Los Cuetos les Viñes, cerca de La Fornez, frontera con la parroquia de La Isla, que aparece como
Fornezo en el
Liber Testamentorum, según
testamento (disposición) del rey
Ordoño II fechado en 921, pero que es en realidad un par de siglos posterior, auspiciada por el obispo
Pelayo
Por ahí está La Rozada, prados y castañedos en los que, en tiempos hubo prospecciones de espato flúor y barita, plantado todo ello luego de
ocalitos. Allí, en Solavilla, se afirma hubo un convento benedictino cuya puerta se dice derribaron con un tronco lo soldados franceses de Bonet para cobijarse dentro, llegando a secarse las fuentes de tantos como eran, según cuenta la tradición oral. Las tierras, desamortizadas, pasaron a un tal Vitorino Fuentes y luego a otros particulares. En ocasiones, con sequías, aún se notan las marcas de sus cimientos en el solar, de donde salen restos cerámicos al labrar
Ahí arriba está El Cuetu Sol de Miguel o Picu Busfríu (444 m), con buenos pastos en las laderas, entre Coceña y Carrandi, mientras en su cima, caliza, crecen espineras. Se localiza en él El Cuetu la Bolera, o La Boleruca los Moros, donde la leyenda dice que
"los moros" o
"antiguos" (
xentiles y paganos, población precristiana) habían guardado bolos de oro (hallazgos casuales de hachas votivas de bronce), según tradición recogida por el etnógrafo
Alberto Álvarez Peña en Carrandi. Se sube por la antigua casería de El Robazu y El Cuetu'l Toyu, ascensión asimismo al Llanu Llames, pasto de caballos asturcones y casería en la que nació y vivió el célebre
gaiteru Florentino Vallín, conocido por su madre, Aguedina, de Carrandi,
Florentino'l d'Aguedina, que fue además maestro del gaitero y violinista
Andrés el de Paraes. Poco más arriba de El Robazu se halla también La Cabaña Xilo, que fue de otro músico de Colunga, Virgilio'l Gaiteru
Sol de Miguel es también una campera verde entre el cueto de su nombre y lo que es propiamente la ladera de El Monte, el Sueve, con alguna cabaña y que, según también tradición oral recogida por Hevia Llavona, tuvo una mina de cobre, que se sacaba
"a mano" para bajarlo después a Llastres y ser embarcado a Inglaterra. Es muy posible se trate de la empresa Novaleta y Asturiana, explotando un yacimiento mineral ya trabajado desde la Edad del Bronce. Más a la derecha y sobre Carrandi es Busventosu, en el canto de la montaña
Subiendo desde Sol de Miguel y El Llanu Llames por las empinadas laderas de La Parea Llames, está Busfríu, con Los Foyos del Corralín, hoyos y hondonadas, como su nombre indica, entre viesques o arboledas. Allí, Fuscuru es otro pastizal de la montaña, Fucaváu un bosquete o viesca con foyos u hondonadas y El Foyu l'Agua una zona de paredes pétreas, pastos y arboledas bajo La Texa, monte y camperas. En lo alto reconocemos el ya citado Picu o Cuetu Fontanielles y sus "cumbres de la confusión". Enfrente de él, un poco más bajo, se supone sería Peñallechar o Peñalichar, donde mana sus aguas La Fuente Xuan de la Gracia. Entre ambos picos hay una vaguada con pastos, Vegallories. Al lado de Fontanielles, Espinabarbú es una gran campera donde suele acumularse nieve y se hacían en tiempos monterías para cazar llobos. Más abajo es La Viesca Ordiales, de espineras, tejos y acebos, en la falda de Peñallechar y que llega abajo a Cordobana por Llambiperros, pequeña fuente de escasa agua de la que bebían los perros de los pastores, prácticamente lamiendo
El Cuetu Cordobana (803 m), es
"de roca caliza que aparece por todas partes, entre machas verdosas y matas de arbolado", nos dice la
Enciclopedia del Paisaje de Asturias, a 1 kilómetro al norte del Picu Pienzu,
"es un excelente mirador, tanto de la sierra del Sueve que se extiende en toda su magnitud al sur, como de la costa". En su ladera occidental, en un rellano, está la campera de su mismo nombre, Cordobana, donde hubo una charca y un "pescadero" de caballos, así como un profundo pozo. Allí se sube desde El Llanu Llames y Busfríu por El Llanu la Cuesta, al que se llega tras una dura cuesta que le da nombre, con peñascos,
cotoyes (
Ulex europaeus) y espineras. Luego va La Patada'l Dientre, con una especie de huellas marcadas en la peña que la creencia popular atribuía a las cinco uñas de la pata del diablo, según recoge en Carrandi Alberto Álvarez Peña
Al nordeste del Cuetu Cordobana es el pedregoso Bustrescosu o Bustriscosu (704 m), separado de él por la vaguada del mismo nombre, zona de pastos y espineras, acebos y tejos. Ahí está también El Calderón de Cordobana, cueto pegado al collado del mismo nombre. Más atrás y más arriba, en la línea de cumbres máximas del Sueve, a la izquierda del Picu Fontanielles, está Les Cuerries (1.033 m). Por toda esa cresta va la divisoria de los concejos de Colunga y Parres
Seguidamente, Los Vasos, solar de la fuente de este nombre, cerca de la majada parraguesa de El Potril. A la izquierda de Los Vasos y subiendo hacia El Picu Pienzu tenemos Les Corripes (1.1.14 m), donde está la laguna homónima. En las inmediaciones, en El Pozu les Mantegues, se dice se metían las mantecas hechas por entonces en las cabañas con la leche del ganado, aprovechando la frescura del lugar
Otra leyenda recogida por Álvarez Peña en Carrandi cuenta que, estando una pastora ordeñando a una vaca en El Puertu, esta le dio tal patada que cayó al Pozu les Mantegues, apareciendo su collar abajo, en La Cueva Obaya, el gran sumidero de las aguas del Sueve, del que también existe la creencia que su interior es un gran lago. En Lloroñi (Gobiendes) cuenta Hevia Llavona que, al otro lado del Sueve, en el río Piloña, cayó un cesto, arrojado por el aire, que una mujer que caminaba por la orilla llevaba a la cabeza, apareciendo ese cesto también en Obaya, desde donde hay subida directa al Sueve por la antigua casería de La Cerica, así llamada por ser como "un ñeru de cerica", un nido de un ave pequeña, "y eso que criárense allá non se cuantos", dice un informante a Llavona
La cuesta de La Cerica, con su castañéu y La Fuente Cristalina sube a El Llanu la Faya, un terreno que tiende a ser llanura en el camino a Cordobana por la falda de Bustriscosu. Una gran haya le dio su nombre y hay también un charco de agua de los que emplea el ganado para abrevar y en las inmediaciones se encuentra El Foyu los Palomos, paraje de mucha paloma torcaz (
Columba palumbus) y tórtolas o
palomos rullones (
Sreptopelia turtur)
Al otro lado es la zona de Busméu, al este de Bustriscosu y Calderón de Cordobana, también llamado La Peruyal de Busméu, donde hubo un peral silvestre o montés (
Pyrus cordata), terreno con con hondonada y
bebederu de ganado, paraje también denominado Busnuevu. Camino del Picu Pienzu desde Cordobana están Andrueles y Los Campizos d'Andrueles, lugares montesinos, como El Foyu los Gatos, así llamado posiblemente por el
gatu algaire o gato montés (
Felis sylvestris). La Texona es un bosque de tejos, acebos o carrascos y alguna
faya y fresnos. Es donde los célebres
gamos del Sueve, aquí introducidos en 1961, gustan de refrescarse en la sombra
Camino del Pienzu está también Buscontriz, pared pétrea con algún árbol, más arriba de Cordobana y al lado de la gran hondonada de La Ortolana. Más abajo es Bustantíu o Bustantigu, un buen bosque de "carrascos, texos, espineres, fayes y ablanares", escribe Llavona. En esta cara norte está el bosque de Viescallonga (bosque largo). En la falda oeste es El Ventanón, así conocido por ser "como una gran ventana o mirador" desde la que se ve gran parte del oriente asturiano
En esta otra su ladera norte, La Parea Pienzu es, como su nombre indica, una pared rocosa de difícil subida a la cima del picu, muy pendiente y complicada, por eso el acceso más empleado es por el sur, por la vertiente parraguesa de la montaña, majadas de El Bustacu y Mergullines, ruta que llega al lugar de El Cuadru, ya cerca de la cima, donde hubo una cabaña, El Cabanu'l Cuadru, que es la que, por la forma de sus paredes, da nombre a ese sitio, cercano a L'Escayu Pienzu, monte de pasto con un foyu en el que hay un pequeño charco, El Charquín del Escayu
En lo alto, la famosa
Cruz de Pienzu, de unos doce metros de altura es la última de una serie de cruces puestas por los hermanos
llastrinos Agustín, Ángel, Antonio y Francisco Victorero Lucio, emigrantes que pudieron escapar indemnes de la
Revolución Mexicana y sufragaron su colocación en señal de agradecimiento, la primera, de madera de roble y de cuatro metros, en mayo de 1914. Derribada por un temporal en 1925, fue respuesta tres años después con otra de más piezas y más resistente; esta duró hasta 1941, cuando cayó abajo, no se sabe si a causa de un temporal o de manera intencionada
Esta tardó más en reponerse, en 1950 el Ayuntamiento de Colunga acordó hacerlo y enseguida se sumaron Parres, Piloña y la Diputación Provincial, formándose una comisión pero, llegado el año 1954, son de nuevo los Victorero quienes se comprometen a colocar una tercera cruz, esta ya metálica, de hierro galvanizado, fabricada en la gijonesa Fundición Laviada, que llegó a Colunga el 19 de octubre, a la vez que empezaban los trabajos para construir su base de piedra en lo alto del Pienzu
La cruz estaba compuesta por 148 piezas y 132 tornillos, que empezaron a subirse diez días más tarde por voluntarios de cada parroquia colunguesa junto con montañeros ovetenses y gijoneses. La primera piedra se colocó el 1 de diciembre bajo tan gran tempestad que se decidió posponer el trabajo hasta la primavera. Así, el 31 de mayo de 1955 los voluntarios suben las piezas que faltaban, terminan de montarla el 1 de junio y esta es inaugurada el 18 de septiembre. Una década después la cruz fue doblada por el viento y se restauró, empleándose 70.000 pesetas en ponerle unos cables de sujeción
A la izquierda de La Cruz de Pienzu, en la ladera noroeste está La Parea Brañanueva, muy cerca de la cumbre, con algo de arbolado. Varias fuentes de su ladera son conocidas, en su conjunto, como Les Fontasques, donde está también La Parea los Guindales
La cuesta del Picu Pienzu,
mi Dios, ¿quién la subirá?
Les mocines de Colunga
con mucha serenidá
A la izquierda del Picu Pienzu, Cocones o El Cobayu Cocones, terreno de
foyos, con campera, algo de viesca y una laguna artificial para abrevar el ganado, abastecida con agua de lluvia y nieve, a unos 1.080 m de altura y que aguanta incluso en verano. A su izquierda está El Cuetu les Duernes (1.059 m) al norte de La Govieta (1.025 m y sobre El Cuetu Sedores (814 m), un picacho que hay más abajo, junto a La Viesca Grinaldos, esta de sauces, avellanos, tejos y espineras, que se extiende al este al pie del Sellón o Cuetu'l Sellón (1.027 m)
Más a la izquierda y ya como último pico prominente del Sueve tenemos El Cuetu Babú, Babú, de los Foyos o de los Cuervos (929). Más abajo de estas alturas y a la izquierda al pie del Cuetu Sedores reconocemos El Cuetu la Forcada y El Monte Cabanón, sobre
El Toniellu, donde estuvo la mina de este nombre y hay una gran cicatriz se ve desde la distancia en forma de enorme hondonada, en La Parea'l Toniellu, a la que se accede por un pequeño túnel pues se emplea para guardar al ganado de las tormentas y del calor. Si bien puede ser una formación geológica natural se sospecha pueda deberse, al menos en parte, a actividades mineras milenarias. Se relaciona su nombre con el de Santa María de Tona, la parroquial de La Isla, del antiguo
Tonans (Tronante), apelativo de
Júpiter, el
Iovis-
Iove o
Sove que dio nombre a la sierra, o incluso a un prerromano
Taranis, también deidad del trueno. Eran minas de calcita espática explotadas modernamente desde 1964 a finales de los años 1970, contándose que, para acceder a la zona más alta, los picadores habían de descolgarse empleando cuerdas o pequeños andamios. Más antiguamente este mineral pétreo se aprovechó para ser molido y ser uno de los materiales empleados para la construcción de la villa romana de La Isla, precisamente localizada en el solar de la citada iglesia, como base de los pavimentos de
opus signium, especie de cemento o argamasa de la época, así como para los morteros de preparación para los estucos pintados allí descubiertos, en los que se reconocen claramente los cristales de este mineral
La Parea'l Toniellu forma parte de La Parea Pedralba, sobre El Ríu la Toya y El Ríu'l Beyu, llegando este paredón rocoso calizo a la falda oriental del Babú, la del Cuetu'l Te y la de Los Tucones. Al suroeste de El Toniellu se encuentra La Peña'l Cuchillu, también con su correspondiente muro calcáreo natural, La Parea'l Cuchillu, un lugar donde se ha perdido mucho ganado, cayendo por la muy abrupta pared. Está sobre Casa Pancho, afamado merendero de la Carretera'l Fitu en su km 15, por donde antaño iban los sardiernos de Lloroñi (Gobiendes) a vender grandes cantidades de pescado a Arriondas/Les Arriondes, capital de Parres. Lo compraban en Llastres al amanecer y lo cargaban en caballos asturcones (popularmente les burres por su tamaño tipo poni), o incluso en paxos o cestos a la cabeza, subiendo carretera arriba. A su regreso traían quesos, chorizos, harina y demás productos de alimentación o ropa y calzado "madreñes o alpargates". Se cuenta que unos sardineros de Lloroñi vieron con asombro y gran susto al subir que La Parea'l Cuchillu había desaparecido, lo que achacaron a obra del diablo, pero al regresar vieron, cómo, con gran temor, volvía a estar en su sitio. Como toda leyenda, tiene un trasfondo real, es posible que las espesas nieblas que, en ocasiones de repente se forman en el Sueve, oculten estas paredes aún pasando al lado de ellas, así como toda la orografía, tal y como hemos explicando antes
Otra mala subida, peligrosa para gentes y ganados, es La Escalerina, que sube a La Parea Pedralba por La Cabana Pedralba, donde hay una especie de peldaños o pasos de piedra, que fácilmente sea una formación natural debida a las formas cúbicas del espato que surgen en varios tramos de la senda. Encima de El Toniellu está la Braña les Vaques o Braña'l Cuetu y sobre La Parea Pedralba es Brañabaxera, otro lugar con pozo de agua para el ganado. Cerca de La Texa otra balsa artificial es la de La Campera Bobes, en la que una pequeña covacha, La Cocerina era empleada como refugio de los rebaños para
mosquiar, es decir, librarse del acoso de moscas y mosquitos, como también hacía en La Cueva Sedores, esta más profunda. En lo alto, La Parea Babú en su vertiente norte es, como la del Pienzu, la más abrupta, lo que no impedía a los mozos y mozas subir a sus alturas la mágica mañana de San Xuan para asistir al prodigio de ver
bailar al sol cuando este surge del horizonte marino y a tirarse por sus camperas cubiertas de rocío, pues el de ese amanecer era considerado milagroso
Bajo las faldas del Cuetu Babú está el valle del Ríu'l Beyu, que en Piepotru, otro de los accesos directos al Sueve más empleados por los montañeros, recibe las aguas de La Riega la Toya, la cual nace bajo la majada de El Bustacu, en Parres, al otro lado del monte, bajando seca en algún tramo pues se sume bajo la caliza en La Estrencha o La Riega la Estrencha. Valle arriba la carretera sube a El Fitu por El Beyu arriba dejando Casa Pancho y El Caneyu. Antes estaba ahí Casa Conchona, que se hundió al socavarse el terreno para las minas de espato. En la falda del Babú está La Cueva'l Beyu, refugio de fauna salvaje (raposos) bajo La Parea la Covaniella y sobre la casería de El Beyu. En esa zona estaba La Mina Emilio, en Vademolina o El Val de la Molina, junto a la carretera y al lado de El Moscosu, donde corre La Riegamermeya, afluente del Ríu'l Beyu, su nombre viene de lo rojizo de la piedra, mermeya-bermeya (bermeja, roja), tan rica en mineral de hierro que los críos la empleaban para marcar cuadros y jugar a la tángara, un juego de puntería con lanzamiento de piedra (cascayu) sobre los cuadros
La carretera pasa al pie de la iglesia parroquial de
Santiago de Gobiendes, que sí reconocemos ahora entre los árboles de su campo. Se trata de una joya del Arte Asturiano en su fase final (s. X o finales del IX), justamente anterior a la llegada del románico, aunque una reforma en 1853, prácticamente una reedificación completa, la despojó exteriormente de casi todo elemento visible de este periodo, cuyos mejores exponentes se encuentran en el interior, pues no pocos fueron recuperados en 1980 durante la restauración efectuada por el artista
Magín Berenguer. A su derecha está el edificio de El Cine Gobiendes, ahora en desuso, donde estaba La Esculina, la cual fue derribada hacia 1950 para hacerlo. Para sustituirla se hizo otro edificio más a la derecha, Les Escueles, ya sin clases desde la concentración escolar y donde se habilitó el
Centro de Interpretación del Sueve
El patrón, Santiago, además de santo peregrino era llamado
Hijo del Trueno por Jesús, dado su carácter, lo que no deja de guardar relación con las deidades tronantes que fueron veneradas en estos lugares, máxime si tenemos en cuenta que se dice que, desde esta iglesia, se espantaba
al nuberu, versión popular que guarda la memoria de esos dioses a repique de campanas, o que el párroco, como aquellos druidas
tempestiarios del noroeste peninsular, los conjuraba o
esconxuraba con algún sortilegio, al y como se recitaba en el dicho que comentábamos antes
De la iglesia la carretera sigue pues, tras pasar por la iglesia hacia La Degollada, cuyo nombre no tiene que ver con degollamiento alguno sino con
degolar, pasar un alto al otro lado. Allí la
Mina Emilio, que aún mantiene actividad, es también de espato flúor y tiene bastantes kilómetros de profundidad. Valle arriba era la
Mina la Toya, de cobre y hierro, al extremo oriental de la parroquia de Gobiendes, de la que se conservan galerías. Es una mina relacionada con la ancestral explotación minero-metalúrgica del Sueve y su prolongación natural oriental hacia el mar, El Fitu, cuyo collado de La Cruz de Llames, famoso por su mirador (
Mirador del Fitu), cota máxima de la carretera (599 m)
El Fitu debe su nombre a un hito, un peñasco que hubo de ser desde hace milenios una referencia de reparto y división de pastos, montes comunales y demás usos de estas serranías, que marcan aquí las divisorias entre Colunga, Parres, Caravia y Ribadesella/Ribeseya. Por topónimos, isoglosas lingüísticas, castros y, no menos importante, estelas funerarias y otras grabaciones pétreas, de los pobladores de su entorno, se da en pensar que una linde entre los
ástures luggones y los
cántabros salaenos
En lo alto de la
Sierra del Fitu un camino pastoril, ahora pista forestal, recorre su larga crestería por Los Cuetos Coloraos y Les Estaques. Más abajo una peña
desgajada de la serranía es Peñablanca (417 m), a la izquierda de La Revoltona, una gran curva de la AS-260 y sobre La Llana, todo ello ya en el vecino concejo de Caravia y dentro del Paisaje Protegido de la Sierra del Sueve
Siguiendo la cresta del Fitu Están El Colláu y Los Forcos (531 m) que, justo debajo de ellos y a la izquierda de Peñablanca, tienen al renombrado
Picu'l Castru (371 m), importantísimo yacimiento castreño netamente prerromano y vinculado tanto a las minas como a todos los pasos y caminos costeros (incluyendo vías marítimas) hacia el interior, excavado ya en tiempos por
Aurelio de Llano y del que mucho hemos hablado a nuestro paso por Caravia
El Picu'l Castru, conocido a nivel divulgativo como
El Castro de Caravia, se encuentra sobre
Los Duesos, lugar donde se expone, en el campo de la iglesia parroquial, también dedicada a Santiago, la estela allí encontrada, datada en época romana pero cuyos motivos labrados, simbología solar y entrelazos, es claramente prerromana y similar a la encontrada en cerámicas y objetos del castro
Allí, sobre Los Duesos, divisamos, al este, las picudas cumbres gemelas del
Picu Bustronci (534 m) y a su izquierda
La Gobia o El Cantiellu (538 m) que, a sólo dos kilómetros de la
Playa Vega (paso del Camino), constituye uno de esos lugares, no infrecuentes al paso del Camino de Santiago del norte por la costa cantábrica, en los que las montañas, literalmente, se desparraman y caen sobre el mar
Se reconoce perfectamente en la distancia la pista que llega a ellas. Sus laderas han sido profusamente plantadas de ocalitos, especie arbórea industrial de crecimiento rápido destinada a las fábricas de celulosa. A sus bies está Caravia l'Alta, capital del concejo vecino, si bien como tal suele figurar realmente Prau, uno de sus barrios
Los Duesos, por su parte, es la cabeza de la occidental de las dos parroquias del concejo, la llamada Caravia la Baxa o Caravia a secas. La existencia allí de un monasterio medieval, del que su iglesia de Santiago, muy reformada, es actualmente la parroquial, fue fundamental para que, en base a su coto, propiedades y límites, Caravia se constituyese con el tiempo en entidad independiente de Colunga, dentro de cuyo territorio aparece enclavada hasta los siglos XII-XIII
Es posible que con un zoom o prismáticos podamos llegar a reconocer, sobre unos árboles, el campanario de dicha iglesia parroquial de Santiago de Caravia en medio de dos casas a la derecha de la foto, en la parte alta del pueblo, donde hay unas naves detrás, las del Polígono Industrial de Carrales. Sus antiguas reliquias debieron ser un gran reclamo para los peregrinos que recorrían Caravia, si bien el Camín Real propiamente dicho más abajo, al lado de la playas. No se llevaba un registro de los mismos salvo si alguno moría, pues pasaba a los Libros de Difuntos, que de los conservados se conoce aquí falleció en 1716 el peregrinos Joseph de Fur, procedente de Flandes, y en 1805 "un pobre extranjero llamado Manuel"
Más cerca, abajo en la foto y al pie de una torre de la luz, asoma la torre cuadrada de una de las casas de las urbanizaciones de Les Viesques, al sur de El Barrigón y al Norte de Lloroñi, ya en Colunga y parroquia de Gobiendes
Volvemos a ver el boscaje de Los Cuetos d'Arriondu, la loma que se extiende linealmente Gobiendes a La Isla
Y otra maravillosa vista de La Sienra con los invernaderos cercanos al Camín Real y al Prau Cuarta, en Güeñu, al sur de El Pontón
El Camín del Peridiellu en el tramo de la cuesta que acabamos de dejar atrás, desde el cruce con La Caleya la Mesnada
Más a la izquierda, y siempre murando al este, sobre los tejados de Güeñu se ve un tramo de la costa de Caravia, La Punta Melín, y detrás de ella, más al fondo y a su izquierda, se reconoce perfectamente La Playa Vega, en Ribadesella/Ribeseya, bajo el monte La Mortera
Vamos a subir un poco, hacia las ruinas, para ganar mayor perspectiva...
Ahora, sí, desde lo más alto de los campos de La Duquesa, al lado de los de El Fumador (curioso topónimo), que caen a Los Caspios tenemos algo de mejor vista hacia la costa
Allá a la izquierda de la Playa Vega, El Güeyu'l Mar y La Punta los Carreros que cierra el arenal por el este. Más abajo, aquí cerca, son las arboledas de La Isla, más allá de El Ramal y La Ferrán
Aquí, más abajo, y sobre los tejados de las casas, es El Cuetín, donde hay una casa blanca entre los árboles. A su izquierda asoma uno de los grandes ocalitos, plantados hacia 1870 en El Terreru, ante la Playa la Isla, cuando la población ya despuntaba como lugar de veraneo y la especie se trataba una planta ornamental y antivientos. No vemos la playa pero sí, a la izquierda dl todo, la corona de El Peñón, El Peñón de les Ánimes o La Isla'l Moral, que da nombre a la parroquia y donde estaban otras de las fortificaciones del antiguo puerto, cuando este estaba más cerrado, ya que la isla estaba unida de forma permanente a tierra firme
Y más a la derecha de El Cuetín es, recordamos, la de La Cueva'l Raposu, la de los posibles cultos mitraicos, el mitreo. A su derecha, El Cuetu Cambroña, donde asoma un poco Casa Nespral, la primera que se hizo con estilo de chalet vacacional en esta zona situada al este del núcleo de La Isla, allá por el año 1920, de ahí que se la llame El Chalet, popularmente El Xalé
Al lado, y en la falda del mismo cueto está también la no menos mítica Cueva Cambroña, de la que se dice que antes manaba el agua de la fuente en su interior y que era lo suficientemente grande que llegaban a entrar dos vacas juntas a beber dentro. Dice Hevia Llavona que la cueva está hoy en día cegada por la
muria de piedra que cierra Casa Nespral. Allí, está asimismo La Fuente Cambroña, que es también conocida como La Fuente les Xanes, lugar de aparición de estas ninfas de las aguas, origen de la leyenda de Can Cambroña, recogida por Aurelio de Llano y que plasmamos de la redacción de la
Comunidad de noticias del Oriente de Asturias. Búscolu:
"Cuentan que allá en muy remotos años llegó a La Isla una familia procedente de Castilla, compuesta de matrimonio y tres hermosas hijas, que venían buscando el remedio para una anemia que consumía a la mayor de ellas.
La fuente de Cambroña era tenida por entonces en mucho aprecio, por ser la única que conservaba la frescura de sus aguas aun en lo más ardoroso del verano. Allí se dirigieron un días las tres lindas muchachas. Después de aquietar la sed, se detuvieron para aderezar sus cabellos, mirándose en el espejo transparente de las aguas. Allí fue pasando el tiempo sin sentirlo, abstraídas como estaban por el murmullo de las aguas y la fragancia de las flores.
Cuando decidieron retirarse, no les fue posible hacerlo. Habían quedado presas del encanto y sumidas bajo las aguas que antes las había fascinado. La noticia cundió; el sobresalto fue general y el desconsuelo de los padres intensísimo. Los doloridos padres hubieron de volverse a su región, dejando encantadas en Cambroña a sus tres hijas, que eran la alegría de su vida.
Por el tiempo de la siega en Castilla solían desplazarse allá los hombres forzudos del norte. Su trabajo era muy estimado y la remuneración que recibían no despreciable. También los vecinos de La Isla tomaban parte anualmente en esta accidental emigración.
Un año, durante su estancia en Castilla, los vecinos de La Isla se encontraron por casualidad con los desconsolados padres de las tres jóvenes encantadas. Después del primer intercambio de noticias, la madre se dirigió al que más confianza le ofrecía para encomendarle la delicada misión de rescatar a las jóvenes. Tendría que poner en práctica con toda exactitud cuanto ella le ordenara, conocedora como era de la fórmula del rescate.
El día que los hombres de La Isla habían de regresar a su hogar, ella con lágrimas de sangre, amasó y preparó tres panecillos de cuatro picos, los entregó al vecino indicado, y le dió al mismo tiempo las instrucciones concretas para el feliz éxito en el asunto que poco a poco a ella la consumía.
El compasivo vecino guardó con todo cuidado los tres panecillos en su saco, y en compañía de los demás segadores emprendió el regreso al pueblo. Llegado a su casa, se acostó para descansar del penoso viaje, no sin antes advertir a su mujer que no tocara nada de lo que en el saco se contenía.
La curiosidad de la mujer no pudo resistirse mientras él dormía. Miró el saco, encontró los extraños panecillos, y acuciada aún más por la curiosidad, con la mano quitó a uno de ellos uno de los picos. ¡Cuál no sería su asombro al observar que del panecillo roto brotaba sangre! Atemorizada con el caso, colocó el pico roto en su sitio, y nada dijo al marido.
Este, después del merecido descanso se dispuso a cumplir la misión que le había sido encomendada. Tomó los panecillos y se dirigió a Cambroña.
Acercándose a la fuente, echó al agua uno de los panecillos, mientras pronunciaba, la fórmula convenida,: “Can Cambroña, toma el pan que te manda tu señora” Al momento el panecillo se convirtió en un caballo blanco, sobre el cual cabalgaba airosa la mayor de las tres hermanas. Liberada de su encantamiento, desapareció en veloz carrera en dirección a Castilla.
Echó luego al agua otro de los panecillos, pronunciando las palabras: “ Can Cambroña, toma el pan que te manda tu señora” E igualmente se convirtió el panecillo en un caballo blanco, sobre el cual salió cabalgando la segunda de las hermanas entre destellos con que resplandecían sus preciosas joyas. Al instante, desapareció también por el camino de la primera liberada como ella del encantamiento.
Seguidamente echó al agua el tercero de los panecillos, mientras decía las palabras desencantadoras: “ Can Cambroña, toma el pan que te manda tu señora”. El panecillo se convirtió como los dos anteriores en un caballo blanco, sobre cuyos lomos cabalgaba la más pequeña de las tres hermanas. Pero el caballo no pudo andar porque estaba cojo: era el que correspondía al panecillo herido por la mujer del labriego.
Imposibilitada para huir, la desilusión se apoderó de la inocente joven, y en sus rosados párpados se asomó una lágrima más brillante que la aurora. Con forzada resignación la joven desdichada se sumió de nuevo bajo las mansas aguas de Cambroña, arrebatada por el encantamiento.
No obstante pudo agradecer antes al labriego cuanto había hecho, y también le entregó una faja de color rojo con el encargo de que se la diera a su mujer. El buen labriego retornó a su casa, pasando a través de un frondoso bosque, que ocupaba gran parte de lo que hoy es arena suave de la Playa.
Aquí se detuvo para recapacitar sobre las recientes emociones. Colocó la faja de color rojo colgando de una de las ramas bajas de un roble, y cuando se disponía a tomar tranquilo asiento sobre la verde alfombra, vió con espanto que el árbol dejaba de existir instantánea y estrepitosamente, consumido por una roja llamarada.
Comprendió entonces la acción reprochable de su mujer, las pésimas consecuencias de la curiosidad femenina y el castigo que a su compañera de su vida iba dirigido. Pero al fin, se congratuló porque los designios malignos se habían cumplido en aquel árbol, librándose la mujer de perecer abrasada.
Desde entonces un halo misterioso rodea a la fuente y al prado de Cambroña. No hace muchos años, era todavía un dicho común que en Cambroña, había un encanto.
Cuando los vecinos pasaban por la calle de Eteldiz, lo hacían con temor. Y no falta quien asegura haber visto al otro lado de la carretera a una hermosa joven, llorando sus penas, sentada en la pasadera del prado de Juacón, donde se toma el sendero de la Ería que va hacia el molino y al monte Sueve.
Era la más niña y la más bella de las tres hermanas, que espera en Cambroña al galán que la desencante."
Encima de Casa Nespral el acantilado de La Punta Melín, a la derecha de la foto, por donde viene a
La Espasa el Camín Real tras pasar sobre la playa de
La Beciella luego de cruzar
El Ríu los Romeros, en cuyas inmediaciones se dice hubo un hospital de peregrinos, quienes dieron nombre al curso fluvial que desemboca en dicha playa, donde resuenan leyendas de serenes o sirenas, recogidas por Aurelio de Llano y otros etnógrafos e historiadores. A su izquierda el gran promontorio de La Garita en La Punta l'Atalaya, que en cierra por el oeste la ensenada de
La Tuerba. Más arriba reconocemos las casas del pueblo riosellano de
Berbes, por donde también hemos pasado
De Berbes el Camino entra en Caravia por La Campona y
El Cantu la Figar, monte sobre el Arenal de Morís, que tampoco podemos ver desde aquí, oculto por La Punta l'Atalaya
Hubo, sin duda, una gran continuidad paisajística en los tramos de Camino, con sus variantes colunguesas, entre Vega y las inmediaciones del Cabu Llastres, siempre próximo a la costa y no pocas veces al lado de playas o acantilados. A partir de aquí el Camino de Santiago tenderá a desplazarse algo al interior, buscando la línea más recta, dentro de lo posible, entre Colunga y Villaviciosa
Vamos dando vista ya a El Peridiellu, al este de El Llugar, barrios de Covián, también de la parroquia de La Isla o La Isla'l Moral. A la derecha, el viejo muro de La Duquesa
Covián conforma un hábitat disperso de caserías y prados desparramadas por campos y colinas donde han sido localizados túmulos y se confirma el paso de peregrinos, como el gallego Juan de Hermida en 1730, que fallecería en este pueblo y por ello se registró su paso
Precioso paisaje de Covián hacia La Mesnada e inmediaciones de Coceña, ya en Gobiendes. En Covián estaríamos ante otro antropónimo,
Covianius, y de igual manera en el caso de Coceña,
Caucinus,
Cocceius o
Cocceianus
De la misma manera que la parroquia de Gobiendes se alarga hacia el mar por una franja al este, que, como una cuña llega a La Espasa y El Barrigón, interponiéndose entre los términos de Caravia y los de La Isla, hace casi lo propio por el occidente, no llegando al mar pero sí muy cerca, a los arrabales de Colunga, en Los Llanos, cerca de San Xuan de la Duz
De Coceña únicamente parece asomar algún tejado. Varios caminos, además del de La Mesnada, la comunican con Covián, como El Camín de la Iría o El Camín del Bonizal, que viene a El Peridiellu, topónimo que parece tener más que ver con
piedra que con
peras
A lo lejos El Cuetu Argüeri (411 m) y a su derecha el Monte Pedrada (248 m) y Les Pedroses (333 m), sobre el valle del Ríu Lliberdón. Más allá del Sueve desaparecerán las grandes alturas próximas a la costa que fuimos encontrando desde nada más entrar en Asturias, La Borbolla, Cuera, Sierra Negra, Mofrechu, tendremos, buenas lomas crestas y colinas pero las cotas más altas irán desplazándose más al sur (Peñamayor, Monsacro, Aramo, etc.). Si proseguimos por la costa sí volveremos a encontrarlas más al occidente, sobre todo en
Las Ballotas y
Las Palancas, dos rutas paralelas pero ambas prácticamente montañeras (la de Las Palancas totalmente) al lado mismo del mar
Vamos a poner ahora un par de "fotos de contraste" de como puede cambiar nuestro entorno más inmediato dependiendo de cuando vengamos por aquí. Esta es de un verano que va transcurriendo sin la limpieza o desbroce de los caminos. La sebe a la derecha está muy alta, y la hierba crecida en la vereda izquierda no le va a la zaga
Cinco meses antes en invierno soleado con la veredas limpias y sin haberse aún plantado el maíz
Antes de entrar en Covián nos apetece aún volver la vista atrás para despedirnos de este inolvidable paisaje
"hasta la siguiente vez que vengamos", como nos gusta decir. Aquí vemos toda la caída de las montañas hacia el mar en larga y continua pendiente, que desde La Gobia va declinando a El Corquiéu, Les Llanaes de la Caxigosa (La Rasa Berbes) y
El Cuetu l'Aspa, sobre la Playa de Vega, como La Mortera
Güeñu bajo La Duquesa y sobre el
mitraico fondeadero de La Isla, dando además vista a un sector del Camino del Norte en el que este con todo merecimiento ostenta su otro nombre, Camino de la Costa, marinas de Caravia y Leduas o Letuas, el territorio altomedieval riosellano al oeste del Sella, donde las montañas caen al mar...
Acaba la cuesta del Camín del Peridiellu y recordamos a otro viajero, no exactamente peregrino pero sí divulgador de la Biblia protestante,
George Borrow,
Jorgito el Inglés, que recorrió estos viejos caminos reales no mucho antes ya que fuesen relegados a vías locales y pecuarias con la construcción de las primeras carreteras, plasmando en su libro
La Biblia en España, aquellas sus vivencias, más o menos noveladas, si bien en el capítulo que comprendería este este tramo, el de la jornada del 7 de octubre de 1837, se dedica más a narrar un encuentro acaecido el día anterior, en la villa de Colunga, que a descripciones de gentes o paisajes de su recorrido por estos pueblos, en sentido inverso al nuestro por este
camín real rumbo a Ribadesella/Ribeseya
Aquel encuentro habría sido con el erudito e investigador asturiano
José María Escandón y Lue, o al menos así lo identifica el estudioso de su obra, el historiador
José Manuel Gómez-Tabanera. Escandón y Lue era hijo del famoso
coronel Escandón,
Rafael Salvador Escandón y Antayo, de la batalla, o refriega, del Puente de la Espasa, pues sus tropas operaban en Colunga hostigando a los franceses, que desembarcaban sus pertrechos en La Isla, de ahí el cantar:
El coronel Escandón
gasta canana de plata
que la ganó a los franceses
en el Puente de la Espasa
Asimismo, aquel
"misterioso caballero" de la posada colunguesa era hermano del capitán carlista
Benito Escandón y Lue, envuelto en las guerra civiles que asolaron la España que visitó Borrow, pues se levantó en armas contra el gobierno liberal en La Pola Siero el 18 de octubre de 1833,
La Escandonada o
Segunda Escandonada (su padre ya se había sublevado en 1822 contra los liberales), organizando la primera partida carlista en Asturias, de unos 40 miembros, que fracasó en su intento de tomar la capital asturiana, siendo detenido posteriormente en León y, según unos, fusilado, y según otros, huido a Navarra, bastión carlista por excelencia
Parece no obstante se trata de uno de esos episodios más ficticios que reales en el libro de Borrow, que se vale de la figura de su criado griego Antonio Bocchino para narrarlo, pues le hace protagonista del encuentro ya que habría trabajado antes en la casa de Escandón. Dice Gómez-Tabanera que este episodio nos enfrenta con la extraordinaria capacidad de fabulación de Borrow:
«haciendo relatar a su criado una serie de hechos, cuya historicidad queda demostrada, aunque no quepa tener seguridad de que Borrow llegase a conocerlos, por contacto o conocimiento de sus más directos protagonistas. Hábilmente pues, Borrow inmiscuirá a su criado en el relato, haciéndole responsable de su relación»
Ya desde los alto de El Peridiellu, mirando al mar, divisamos la zona de La Golpeyera, por donde discurre la
Ruta de los acantilados de Güerres, muy empleada por los peregrinos que, pernoctando en La Isla, continúan a Colunga sin necesidad de tener que desandar lo andado volviendo atrás para retomar el Camino oficial en La Ferrán
Un poco más abajo, en La Moría, sale también de La Isla por la Colonia, donde está el albergue de peregrinos , La Caleya,
El Camín de Güerres, camino histórico que fue también senda jacobita de La Isla a Colunga y a Llastres, recuperado y señalizado con flechas amarillas, más corto y que pasa por la capilla de Nuestra Señora de Alejandría de Güerres, dirigiéndose luego a Trespandu
Ambos caminos se dirigen pues a Güerres bajo el también castreño monte de La Villeda (141 m), cuyo yacimiento fue también excavado por Aurelio de Llano, castro costero sobre la ensenada de Llastres a La Isla y encima de la Playa la Griega, cuyo nombre, unido a la estela de Mitra, que por origen persa estaba especialmente vinculada al mundo helenístico, hizo pensar en la presencia aquí de soldados de la Legio IV Macedónica, que sin embargo no era el caso, La Griega viene del indoeuropeo briga, monte, fortaleza, y el topónimo está relacionado con el castro de La Villeda
Cuando Aurelio de Llano excavó hubo de vencer al principio ciertas reticencias, pues el dueño de los terrenos del castro se figuraba que quería localizar los míticos tesoros que las leyendas decían había allí ocultas por los moros o antiguos pobladores del lugar, con fuentes y abrevaderos en fincas que hoy son prados de siga y ocalitales pero que antaño fueron monte comunal y huertas, donde se plantaban las célebres "patates del castru"
Al pie de La Villeda, por El Saltu la Muyer, se dirige a Güerres la Ruta de los Acantilados, entrando pro el barrio de La Peruyal. El otro llega más al sur, por El Barradiellu, solar de la citada capilla de Santa Catalina, que por su patronazgo con todos los gremios que tengan que ver con ruedas podemos considerarla patrona de los
bicigrinos. Desde Güerres se puede ir a Colunga por
San Xuan de la Duz, patria del profesor y cronista oficial del concejo, José Antonio Fidalgo, o por La Castañar d'Espina, árbol sagrado y totémico, vinculado con el hospitalero Joseph de Misso, veneciano único superviviente de un naufragio en estos acantilados hacia 1630 que en agradecimiento se quedó en Colunga al cargo del Hospital de Santa Ana y fundó la capilla y cofradía de la
Virgen de Loreto, a cuya imagen, que portaba posiblemente en una medalla, se había encomendado en aquel trance
Llegados a El Peridiellu podemos recordar a otro viajero por tierras de Colunga, el tantas veces mencionado
Gaspar Melchor de Jovellanos, si bien parece que un inesperado trance gástrico así descrito por
José Antonio Fidalgo le impidió disfrutar de la visita y de una
llacuada o comida festiva y abundante que tenía apalabrada:
"La historia, contada en forma resumida, sería esta: Don Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), gijonés ilustre e ilustrado, en un viaje Las Arriondas-Colunga, hizo noche en la Venta-Posada de LA ESPASA.
Él y sus acompañantes fueron bien atendidos en alojamiento y comida, lo que no impidió que Jovellanos, por causas desconocidas, «amarrase una cagalera» (perdonen, pero así me entienden todos), que le obligó a una dieta de agua con zumo de limón durante varios días.
Resulta que al día siguiente estaba invitado en Libardón en casa de unos parientes del que después fuera canónigo de Compostela y Obispo de Astorga, don Benito Forcelledo y Tuero (1802-1858), gran amigo y protegido del Obispo de Málaga. Estos parientes de don Benito eran los propietarios de la antigua casa palaciega que, pasado el tiempo, fue el palacio de Caravera y en la actualidad el Hotel Palacio de Libardón.
El propio Jovellanos, en sus diarios, nos cuenta la «pena» que sintió al no poder disfrutar de LA GRAN LLACUADA que le ofrecieron sus anfitriones.
Y ahora viene lo bueno: ¿QUÉ ES UNA LLACUADA?
Consultado el Vocabulario Dialectológico del Concejo de Colunga (finales del siglo XIX), su autor, don Braulio Vigón, define esta palabra como «zaparrada» o «costalada». Es decir, una caída aparatosa y con cierto peligro. Un «hostiazu», que decimos los mal hablados.
Otros autores bablistas más actuales como Sánchez Vicente y Novo Mier, se inclinan por los significados de «comida abundante», «banquete», «hartura»… Es decir. una FARTURA.
Pero héte aquí que un autor de finales del siglo XIX, don Apolinar de Rato, en su «Diccionario-Gramática bable», nos ofrece para mi la mejor definición de LLACUADA y que, incluso, matiza, la categoría social de los comensales invitados. Dice así:
-LLACUADA : Comida abundante de fabes, morciella, pates de gochu y oreyes. SE APLICA CON ESPECIALIDAD A LAS COMIDAS DE LA CLERECÍA».
¿Se dan cuenta? La llacuada es un banquete de «alto tronío» para halago de clérigos (cuanto más canónigos y obispos, mejor) y de personajes de alta importancia. Y, claro, Jovellanos lo era.
Y es que, como dice el refrán, «una fartura tres dís dura; una llacuada, una semana».
En La Judit, un poema un tanto extraño en nuestra literatura asturiana leemos aquello de que:
«… disponxo una llacuada en abundancia;
¡cuanta cebera y vianda allí rodiaba
y cuántu vinu aneyu s´escanciaba!»
Dicen los que saben de etimologías que la palabra LLACUADA proviene del latín rural «lacon (-nis)», aumentativo de «lacca», con significado en términos campesinos y ganaderos como «pata de un animal». ¡Vaya!, que una LLACUADA sería, en su origen alimentario, como una LLACONADA: comida abundosa a base de lacón, manos y orejas de cerdo, cachola (caratmietsa, calamona…) que es cabeza de cerdo, embutidos…. acompañando a un cocido de legumbres como garbanzos o alubias (fabes).
¡Oigan! ¿Saben una cosa?
Pues en algunos lugares de Asturias también denominan LLACUADA a la «leche presa», o «leche cuayada». Y esto lo saben gentes de Libardón,
¡Qué cosas tiene la polisemia, que no es enfermedad vírica alguna sino la posibilidad de que una misma palabra tenga significados diversos:
Ya lo saben: LLACUADA: 1.- Costalada. 2.- Leche presa. 3.- FARTURONA GRANDE."
Es posible que aquí hubiese alguna vez una de esas llacuadas, o al menos buenas espichas, fiestas sidreras, pues fue famoso en Covián El Llagar del Peridiellu o de Varisto, como también nos informa Inaciu Hevia Llavona
Desde este rellano, dando vista al Altu los Remedios, damos vista a otros barrios de Covián, donde están la Casa de María Grande, la Casa'l Roxu y El Cuetu Balbín
A lo lejos, los montes de La Poledura, La Guarida y La Rasa de San Telmo. Poco más allá está el MUJA, el mencionado Museo del Jurásico de Asturias, el célebre
"Museo de los Dinosaurios", muy cerca de Lluces y Llastres, por donde continuaba otro antiguo camino, el que cruzaba El Ríu Rozaya o Lliberdón por El Puente Santianes, de origen medieval, poco antes de su desembocadura en la Playa la Griega
Tan pronto subimos volvemos a bajar por El Camín del Peridiellu,
"Atravesaba el concejo el "Camino de la Costa", ruta de peregrinaje que desde Bayona llegaba a Galicia", leemos en la
Gran Enciclopedia Asturiana (tomo 5 voz
Colunga),
"En la villa existió un hospital con el fin de socorrer a los peregrinos y asistir a los enfermos", continúa,
"Se hallaba situado en lo que actualmente es el centro del núcleo urbano. El hospital fue construido por la Cofradía de Santa Ana, que también había edificado una ermita dedicada a dicha Santa"
Hacia el hospital de Santa Ana de Colunga, a poco más de tres kilómetros de aquí y a cuya capilla se conserva y es centro de sonada romería, se encaminaban pues los romeros de antaño a su paso por el Camín Real, o aquí, Camín del Peridiellu. Previamente, saliendo de Covián a Los Llanos, nos dirigiremos al otro gran santuario romero colungués, el de la Virgen de Loreto...
Válgame el señor San Pedro
y la Virgen soberana;
vamos a la romería
de la gloriosa Santa Ana
Adiós Virgen de Loreto
hasta el verano que viene;
que volvamos a bailar
en este campo tan alegre
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