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miércoles, 25 de enero de 2023

ANTE LAS PLAYAS DE MORACÉI, EL VISU, LA ESPASA, EL BARRIGÓN Y LA ISLA: EL BOLU MELÍN Y EL MISTERIOSO PEZ ANDARÍN (CARAVIA Y COLUNGA ASTURIAS)

  

Playas de Moracéi, El Visu y La Espasa (Caravia), al fondo El Barrigón y La Isla (Colunga)

Una larga continuidad de playas, que en bajamares son sólo una y pueden recorrerse si queremos pisando sólo arena, se extiende entre los concejos de Caravia y Colunga: en primer término Moracéi, luego El Visu, más allá La Espasa y, en la lejanía, El Barrigón y La Isla, estas ya plenamente colunguesas. A lo lejos El Cabu Llastres, con las diminutas casas blancas de la villa portuaria y pesquera de este nombre, guardan esta gran ensenada que fue toda ella una enorme ensenada natural y embarcadero de abrigo y paso desde los albores de la Humanidad a nuestros días. Hasta aquí llega el Camino de Santiago de la Costa, ahora más llamado del Norte, en uno de los trayectos donde más merece verdaderamente su original nombre costanero


El peregrino ha dejado atrás otras dos espectaculares playas caravienses, la de La Beciella o La Veciella, en la foto a nuestras espaldas, cuyo monasterio de Santiago de Caravia dio origen al actual concejo, al igual que su hospital o alberguería prestó servicio a los peregrinos hasta el siglo XIX; y, más atrás aún la del Arenal de Morís, por donde entrábamos en este pequeño pero encantador concejo de costas de serenes o sirenas, trasgos, cuélebres y nuberos, con paso siempre firme y resuelto, pero que sabemos aminorar si, como tantas veces pasa, es necesario hacer un alto y reposar, de nuestra larga e intensa caminata escuchando, como en La Tuerba y otros parajes, las historias que, casi a voces, cada piedra del Camino parece querer contarnos...


Una hermosa planicie intensamente verde es la antesala de esta línea de playas hacia La Isla y La Espasa viniendo de La Veciella que dejan ver, en el lejano oeste, la línea de cumbres costeras que, no demasiado prominentes pero sí bien visibles, señalan el paso al concejo de Villaviciosa, donde una vez pasada la antigua Puebla de Maliayo, el Camino Norte se enfrentará a una de sus grandes decisiones en Casquita, parroquias de Amandi y Grases: continuar hacia Gijón/Xixón por el trayecto más cercano a la costa, o acercarnos a la ovetense catedral de San Salvador enfilando los caminos a CamocaValdediós o Arbazal, que se unirán en La Campa...


Pero no adelantemos acontecimientos, mucho antes, justo aquí enfrente de nosotros, un abanico de posibilidades va ofrecerse para que el peregrino continúe Camino: la ruta más directa e históricamente transitada dejaba la primera línea de costa para ir a Colunga vía Bueñu, otra, también bien señalizada, se dirige a La Isla. Además de la red de itinerarios oficialmente balizados, cortos pero hermosos atajos son plenamente posibles, vía arenales adelante en un magnífico entorno, o vía enlaces interiores y posteriores entre varias sendas. Cuando lleguemos allá haremos lo posible por simplificarlas 


En grandes bajamares casi podríamos si quisiésemos ir andando hacia La Isla caminando sobre la la arena. Desde aquí vemos, en primera línea (tercer edificio desde la izquierda de la foto) el histórico albergue El Furacu, privado y turístico pero muy empleado por los peregrinos, situado en un lugar realmente privilegiado, que es ahora es el Marejada Hostel-Albergue. A su izquierda es el Hotel Bahía, otra buena opción si queremos más intimidad en habitación propia y ante el mar. Más allá de la playa está la casona del Palacio de la Loja, del siglo XVII


Más a lo lejos (derecha de la foto) son los montes de La Salú, La Guardia y La Fontanina (189 m), sobre los que se extiende la rasa costera de San Telmo, Llué y Lluces, hasta los acantilados del Cabu Llastres. A su izquierda es el valle del Ríu Llobones, que apenas vemos desde aquí, pero que es el paso hacia Villaviciosa, tanto de la carretera N-632 como de la Autovía del Cantábrico (A-8)


Por la rasa discurren dos antiguos caminos, no señalizados actualmente como Camino de Santiago pero que figuran en la relación de la ruta costera histórica a San Salvador y a Santiago como ramales secundarios: uno sale de Colunga y sube por Sales hacia Llué y otro es el que sale desde Llastres vía Lluces. Ambos se unirían en La Venta'l Probe (Castiellu), para entrar en Villaviciosa 


El Camino oficial y señalizado se dirige a Colunga por Güeñu o Bueño y Covián y luego sale de esta villa, capital del vecino concejo, por dicho valle del Ríu Llobones en dirección a la sierra de Cualmayor (325 m), que vemos al fondo, a la que subimos por un paso a su izquierda vía Conyéu, Pernús y La Llera, donde entraríamos en el concejo de Villaviciosa en dirección a PriescaSebrayuTornón y Carda


Los peregrinos que deseen acabar su etapa en La Isla han de desviarse del Camino oficial en la N-632 antes del ramal a Güeñu, sin embargo pueden hacerlo antes en La Espasa o El Barrigón, recorriendo la bella playa de La Isla y admirando el peñón que de la nombre. Además de los albergues citados está el de las antiguas escuelas, albergue La Isla, este sí público y exclusivo de peregrinos


Allí, en El Peñón, El Castiellu o La Isla'l Moral, hubo un castillo de época altomedieval, propiedad del conde Piniolo. Se hallaron restos de muralla con aparejo de cal y trozos de cerámica prerromana, romana y altomedieval del tipo a peine, tal y como nos señala el investigador Inaciu Hevia Llavona en su estudio sobre esta población: Parroquia de La Isla'l Moral, número 104 de la colección Toponimia de la Academia de la Llingua Asturiana


Y es que fue este un antiquísimo fondeadero en el que existió un puerto natural que durante la dominación romana tuvo cierta relevancia, a tenor de los restos arqueológicos aquí localizados, encontrándose señales de su embarcadero. Existió además un mitreo o lugar de culto al dios Mitra, luego solar cristianizado en el viejo monasterio de Santa María de Tona, donde ahora está la iglesia parroquial, más allá de la isla que da nombre al lugar, situada ante la playa y comunicada con ella en bajamares


Hubo además al menos dos castros o recintos fortificados, uno el llamado precisamente El Castru, en el promontorio acantilado de La Punta la Isla, que cierra la playa por el oeste-noroeste; y otro más allá, en el monte La Villeda, más alto y que guarda la famosa Playa la Griega. En ambos casos los cantiles formaban parte de sus defensas naturales cara al mar, localizándose en tierra taludes, fosos y parapetos


Aquí a nuestra derecha un peñasco que asoma sobre el prado es el Bolu Melín, una curiosidad geológica de esta costa que podremos conocer realizando un corto desvío poco antes de bajar a las playa


Más en la distancia el pueblo pesquero de Llastres luce sus casas blancas en el lugar en el que el acantilado del cabo de su nombre suaviza su pendiente y forma una ladera en la que se asentó esta bella población portuaria que, como la La Isla y otros fondeaderos, nació al amparo de esta gran ensenada protegida por el Cabu Llastres


Si bien como puerto natural existiría desde la más remota noche de los tiempos y hay señales de un poblamiento bastante antiguo, es en el siglo XIII, cuando se crea la Puebla de Colunga, cuando Llastres (de llastra, piedra grande y plana, abundante en esos pedreros) se configura como puerto de su territorio o alfoz y, a la vez, como enclave más poblado, pues a la pesca habría de unirse su actividad comercial con otros puertos Europeos y ser además un importante enclave ballenero. Sin embargo su primer muelle propiamente dicho no se construiría sino hasta mediados del siglo XVI, pues las embarcaciones quedarían varadas en bajamares en el arenal de la Playa l'Escanu, donde se despiezaban además las ballenas


La Puebla de Colunga, otorgada por Alfonso X El Sabio, hacía depender directamente su término de la Corona, que era como decir del Estado, sin otros vasallajes de señores terratenientes ni monasterios, amparando a sus habitantes con importantes fueros y derechos, tanto personales como comunitarios, de comercio y tránsito, incluyendo mercado y exenciones tributarias feudales, al igual que, a la vez, poder administrar sus propios impuestos, no respondiendo más que al rey, lo que favoreció que se estableciesen gentes en sus dos enclaves principales, la villa de Colunga y, sobre todo Llastres


En un principio, y aunque dentro del mismo alfoz, acudieron a asentarse aquí vecinos del cercano pueblo de Lluces, donde ya aparecen señales de poblamiento desde la Prehistoria y cuyo nombre parece deberse a las hogueras que antaño se prendían en su rasa costera para orientar a los navegantes, a manera de faro. La mayor prosperidad y crecimiento de Llastres se prolongó hasta aproximadamente 1740, cuando una galerna deshizo el muelle, que tardó siglos, así puede decirse, en ser reparado y ampliado, lo que ocasionó un declive del que nunca más llegaría a reponerse plenamente. Muchos navegantes, encuadrados desde el siglo XVI en la Cofradía de Santa Ana, hubieron de irse con sus familias a otros puertos, principalmente de Galicia, razón por la que aparecen allí numerosos apellidos llastrinos



A esta decadencia contribuyó notablemente la extinción, a causa de la caza intensiva, de los grandes cetáceos cantábricos, de los que todo se aprovechaba, especialmente la grasa, constituyendo en sí mismo un emporio comercial. En 1773 se ordena reconstruir el muelle pero el Ministerio de Marina manda parar las obras en 1807, cuando ya se perfilaban otros puertos como los grandes de Asturias. Tras la francesada un intento de reanudarlas fracasó tras su llegada a cortes en 1821 y estas no comenzaron hasta medio siglo después, inaugurándose el nuevo puerto en 1875, con reformas y ampliaciones posteriores


El Camino de Santiago en Caravia recorre los aproximadamente cuatro kilómetros de costa de este pequeño concejo, que se configuró como independiente de Colunga a lo largo de la Edad Media merced al monasterio de Santiago de Caravia, cuyo coto, coincidente mayormente con los límites del actual concejo, siempre estuvo vinculado a la Iglesia, al menos desde su cesión por Fernando II en 1176 a la mitra ovetense de San Salvador, confirmada en 1215 por Alfonso IX. En 1381 sigue figurando como posesión eclesiástica y en 1385 como concejo. Más adelante, en 1494, aparece como concejo de jurisdicción ordinaria, es decir, en algún momento entre las dos últimas fechas se emancipó también de la Iglesia, desconociéndose los pormenores y el momento exacto


Más anteriormente, en la documentación más antigua, figuraban Caravia y sus lugares siempre en el territorio de Colunga, como en un documento del siglo XII, de hacia 1118 pero fechado en 921, como era habitual en el Libro de los Testamentos del ovetense obispo Pelayo"in territorio Colunga"; o en el valle de Colunga, como en el escrito de cesión de 1176 de Fernando II "monasterio de Caravia quod in regno meo est apud Asturias in valle de Colunga", confirmado además por la firma de quien era gobernador o tenente del término, García Sanctii in Colunga


En la confirmación de la cesión de Caravia a la mitra por Alfonso IX en 1215 ya aparece la expresión "in ualle de Caravia", lo que ya marcaría su división de Colunga al entrar de lleno en una administración, eclesiástica, aparte. La creación de la Puebla de Colunga con su alfoz, hacia 1278, que no incluiría el coto obispal, que primero fue monacal, supondrá la separación definitiva que dura hasta nuestros días


Se supone que desde el castillo de La Isla el gobernador, tenentepotestas, o representante regio (como lo era García Sanctii) gobernaba todo este territorio que abarcan los actuales concejos de Caravia y Colunga, ello se debe a que en 1199 se sabe que era su posesor, encargado de su defensa, un tal Sebastián Gutiérrez, que en 1216 figuraba como tenente de los mismos, además del de Leduas (al oeste del sella)


Para confirmar la cesión de Caravia a la mitra, Alfonso IX recibió a cambio diversos enclaves en ese territorio de Leduas, por lo que algo después, en 1231, Sebastián Gutiérrez aparece en otro escrito como tenente de Cangas y Colunga, sin incluir a Leduas


En el año 1032 El Peñón es mencionado como Castro de la Isla en un documento del rey Bermudo III en el que se citan los castillos que, posesión de los condes Piniolo y Aldonza a cambio de una parte del realengo de Cangas, donde fundarían el monasterio de Courias. A finales de ese mismo siglo es cuando se menciona por primera vez al territorio Colunga, en concreto cuando en 1090 un tal Fortes Sanxiz dona a la Iglesia la villa de Pernús "con sus edificios y seis moros que allí había", leemos en el Gran Atlas del Principado de Asturias


Anteriormente, en el año 803, cierto es que se menciona a Columca (Colunga) en otra donación, esta a favor del monasterio de Sancta María de Liuerdonem (Lliberdón o Libardón), pero como villa y no como espacio territorial. Sí aparece en fecha 921 el territorio Colunga, pero es una vez más otra de las interpolaciones, realizadas dos siglos después en realidad, del obispo Pelayo en su Liber Testamentorum


Como solía suceder, con la fundación de la Puebla de Colunga el castillo del tenente deja de ser la sede del gobierno territorial y este se traslada a la nueva villa, sita un poco hacia el interior. Es posible que junto con el abandono del castillo el puerto fuese también decayendo en favor de Llastres. El monasterio de Santa María de Tona, a diferencia del de Santiago de Caravia, no llegó a ser el germen de ninguna entidad concejil propia y sus términos siempre aparecieron integrados en Colunga


En el extremo izquierdo de la foto, más arriba de la playa, asoma parcialmente la casona del Palacio de Güeñu o Bueño, por donde el Camino oficial se dirige a la villa de Colunga abandonando las playas, pero como hemos dicho no pocos peregrinos se apartan de él para pernoctar en alguno de los albergues de La Isla


La Isla'l Moral es el  topónimo original y antiguo de esta parroquia. Moral no tiene que ver, como se pensó en su momento, con moros ni con moras (fruto), sino con la raíz prerromana mor relacionada con piedras y murallas.  Dado que El Castiellu o El Peñón es el islote mayor, se le da en llamar La Moral Grande ya que hay un afloramiento rocoso cercano más pequeño y por lo tanto se le conoce como La Moral Chica


Cuando avanzando el siglo XIX se descubre la salubridad de los baños de sol y mar en las playas, La Isla fue enclave pionero en ese aspecto, pues ya mediada la centuria, en el Diccionario de Madoz, dice que "La situación de esta población marítima es la más cómoda y a propósito para baños de agua salada" que tiene la costa cantábrica, añadiendo que "sus casas proporcionan a los bañistas la comodidad de salir y entrar en sus habitaciones con la ropa de baño, y sus campiñas recreos y deliciosos paseos"


En pleamares, como es este el caso, la superficie arenosa disminuye muy considerablemente, como es el caso que vemos en la foto, perfilándose bien las distintas playas existentes entre Moracéi y La Isla


En medio de la foto está El Barrigón, en la colunguesa parroquia de Gobiendes, donde destacan por si intensa blancura los edificios de sus apartamentos turísticos, así como algunas quintas. La Playa'l Barrigón está considerada la parte más oriental de la de La Isla, separada de la de La Espasa por La Punta'l Cuervu


El Camino oficial deja la playa de La Espasa para cruzar el puente del río de este nombre y dirigirse, por la N-632, hacia La Venta La Espasa, viejo edificio que vemos parcialmente a la izquierda, donde comió Jovellanos en 1790 durante su viaje por estas tierras en sus prospecciones mineras, procedente de Cangues/Cangas de Onís por la carretera del Fitu, acondicionada unos años antes


Pasada la antigua venta, el Camino deja la carretera y se dirige a la derecha, a los apartamentos de Entreplayas, en El Barrigón. No obstante el río, que divide el arenal de La Espasa en dos, es factible de pasarlo andando, sobre todo en verano (sólo hay que descalzarse), y los peregrinos que deseen ir a La Isla antes que a Colunga pueden ir por El Piñoble, donde hay una gran cueva, caminado primeramente por los pedreros de la Playa'l Barrigón


Es cierto que incluso en bajamares puede ser un poco complicado o pesado brincar por el pedral, por lo que puede subirse al gran muro de contención allí existente por unas escaleras de hormigón y continuar por el bello paseo que lo recorre hacia la Playa'l Barrigón


Otra opción para ir a La Isla es seguir el Camino oficial hasta el final de la línea de apartamentos de El Barrigón, donde unas escaleras bajan a su playa, de frente a La Punta'l Cuervu


Y de esta manera continuaríamos hacia el arenal de La Isla caminando todo por la arena y admirando este gran paisaje. En La Isla, llegaríamos casi hasta el final del arenal pasando, en El Terreru, al paseo marítimo


Y una tercera alternativa es, naturalmente, seguir el Camino oficial más allá de El Barrigón a lo largo de la N-632, hasta dejarlo para ir al cruce de La Isla, entrando en la población, pero la verdad es que nos perdemos este admirable paisaje marítimo. En nuestra opinión sólo lo emplearíamos cuando las mareas altas impidiesen escoger las dos 


Luego, desde La Isla, no hará falta volver atrás al día siguiente para seguir a Colunga: podemos emplear otros dos ramales, el de la bella ruta por los acantilados de Güerres o la que va por Trespandu y El Foyu, más corta pero no a la vista del mar


Más allá de El Barrigón son las colinas de Les Viesques, La Llebre y Malaspina. En la lejaía, y a la izquierda de Cualmayor, El Picu la Cerra (299 m), ya en Villaviciosa. Entre ambos discurre el Camino de Santiago por La Llera y La Llastra. Más a la izquierda El Llarimón (384 m) y El Llendón de los Moros (393 m)


A nuestra derecha, los prados caen suavemente hacia La Punta Melín, que cierra por el oeste este conjunto de playas y las separa de la de La Beciella, de donde venimos


Más a la izquierda y más cerca es el núcleo de El Visu, más conocido como La Espasa, parroquia de Caravia (como el concejo), a veces llamada Caravia la Baxa para diferenciarla de la otra, Caravia l'Alta. Dice al respecto la Gran Enciclopedia Asturiana (tomo 4, página 58, voz Caravia):
"Mantuvieron las dos Caravias durante muchos años una "amistosa rivalidad". Los de la Alta apodaban coritos a los de la Baja; éstos a aquellos rabudos, y se cantaba:
Los coritos de Los Duesos
ya sabemos cuántos son:
veinticinco retorcidos
como cuernos de castrón"

La Espasa debe su nombre, dice el erudito Xosé Lluis García Arias, al termino sparsus, esparcido, diseminado, en alusión posible a su extensión de arenas o al río en su desembocadura. Por su parte Caravia piensa es una composición de etimología prerromana que une el término kar (roca) con apia, (corriente de agua), "de fácil interpretación"


Vemos ya un poco mejor, al otro lado de la playa y casi sobre la misma arena, el viejo edificio de La Venta la Espasa, con su hórreo y cuadra. Cuando el 27 de septiembre de 1790 Jovellanos recorría el concejo en busca de yacimientos mineros, describió de esta manera en sus  Diarios sus impresiones de los lugares que visitó, como esa histórica posada:
"Gran bajada a Caravia de Arriba: tomamos lengua en casa de don Vicente Duyos, indiano, buen hombre, soltero y acomodado: trajo de América un caudalejo: casó seis o siete sobrinos y vive contento con su suerte. Buscó mineros, descubrió dos; presentó muestras, y nos ofreció enviar relación auténtica de los hechos, con nuestras numeradas. De ahí bajamos a Caravia de abajo: nada de minas; profundo callejón, frondoso, per pantanoso; a la salida, país llampo sobre la costa; abundante en prados, bellísimo en extremo. A comer a la venta de la Espasa, sobre una playa ancha, llana y desierta. El cimiento de las peñas parece de carbón, por lo menos tiene todo el aspecto de tal. Buena mañana, rústica pero abundante y buena comida"

Más allá vemos el viaducto de La Espasa de la Autovía del Cantábrico, que salva el río que hace de frontera Caravia-Colunga. Esta autovía, y en concreto este tramo, inaugurado el 1 de agosto de 2001, sustituyó a la N-632 como la principal vía de comunicación, la cual a su vez había sustituido a este viejo Camín Real de la Costa cuando se inauguró el 30 de julio de 1885, llamada por entonces "de La Espasa a Ribadesella"


Más de un siglo atrás, en 1773, las ordenanzas de Colunga manifestaban la necesidad de abrir por El Fitu una carretera, la actual AS-260, que comunicase estos concejos con el interior y con la meseta por los puertos de la Cordillera Cantábrica, estipulándose los correspondientes trabajos comunales:
"para beneficio de este concejo y los inmediatos, para los principales ramos de vino y aceite y otros de Castilla de que carecemos en éste, es muy conveniente y fácil la apertura del monte del Fitosin más dispendio que un día o dos a lo más, cada vecino de este concejo, Caravia y Parres, interesados en esto"

En 1787 la Junta General del Principado concedía a los concejos de Caravia y Parres una ayuda de tres mil reales para componer el camino, lo que nos da una idea de cómo se iban prolongando las obras. Si bien se ve que tres años después, ya Jovellanos parecía pasar bastante cómodamente, al menos para la época, pues nada inconveniente parece apuntar en sus Diarios, a diferencia de lo que hacía cuando sufrían incomodidades tales que les hacían apearse de carruaje o caballería y continuar andando


Y es que el Sueve o Puertu Sueve constituía una importante barrera natural que era necesario cruzar lo más directamente posible. Ahí, en sus laderas, aparecen antiguos testimonios de poblamiento prehistórico, ya estudiadas por el pionero caraviense Aurelio de Llano:
"próximo a Goviendes, al pie del Sueve, en una cañada umbrosa llamada Obaya, se alza un peñasco  que tiene varias cuevas superpuestas en las que encontré vestigios de haber sido habitadas por hombres primitivos"

Las cumbres, con sus majadas de pastos, fueron únicamente frecuentadas por pastores de manera secular, pero estas cimas son ahora además míticas cotas montañeras, muy transitadas, especialmente su máxima altitud, el Picu Pienzu, de 1.161 metros de altura, que ofrece impresionantes panorámicas en días claros, tanto es así que existía y existe la afirmación que dice que desde él se ve "desde el cabo Ortegal hasta Vizcaya", es decir, toda la costa cantábrica


Si bien la frase que afirma que desde el Pienzu se vería desde el País Vasco hasta Galicia parece un tanto exagerada, hemos de decir que, hacia el sur, tiene también una impresionante panorámica hacia los valles del Piloña y el Sella, así como hacia los Picos de Europa y los puertos de la cordillera


La carretera del Fitu pasa justo a sus pies, precisamente por el lugar llamado Piepotru, tal vez en referencia a los míticos caballos asturcones de estas montañas. A la izquierda del Picu Pienzu reconocemos el Picu la Gobieta (1.044 m), el Picu les Duernes (1.061 m), el Sellón (1.068 m) y el Picu Babú o Picu los Foyos (931 m). Las altitudes pueden variar según las fuentes consultadas


"Y desde el mar a Caravia la Alta, los romanos construyeron el camino que llamamos "calzada", escribía también Aurelio de Llano, tramo del Camín Real de la Costa de origen podríamos decir que prehistórico, a tenor de los campos de túmulos de La Tuerba y La Beciella que hemos dejado atrás, que parecen jalonar este recorrido que aprovecha el paso natural de la franja litoral que se extiende, ofreciendo paso franco, entre las montañas y el Cantábrico


A nuestra derecha, antiguos caminos de pescadores y pasos de servicio en los prados más próximos al acantilado discurre una senda costera, más cercana al mar pero más sinuosa y larga, que también emplean muchos peregrinos más o menos conocedores del terreno pero que no es propiamente el camino histórico


No obstante, y dada su cercanía podremos aproximarnos a ella para acercarnos la Punta Melín, donde está también el bolu de este nombre, con su llamativa forma, a la derecha de la foto


El Bolu Melín, del latín vulgar bulla (burbuja o bola), recibe su nombre por su forma redondeada y larga y alta como una columna (como un bolo de la bolera), sólo que desde aquí solamente apreciamos su corona


Poco más abajo hay un paso en los prados a nuestra derecha para aproximarnos en un momento al Bolu Melín, pues merece la pena verlo. El camino baja entre matos o sebes, setos silvestres, división tradicional de muchas fincas


Ante nosotros vemos uno de los grandes aparcamientos que se habilitan en verano en las inmediaciones de estas playas, al pie de la colina de El Visu, nombre también del lugar y de un sector de la playa, pues el parking de La Espasa llega a ser insuficiente, llegando a llenarse rápidamente muchas jornadas de julio y agosto, a veces también de junio y septiembre. A la izquierda, entre los árboles, la carretera que comunica con Los Duesos, cabeza de Caravia la Baxa... o simplemente Caravia, la parroquia de las dos que conforman el concejo homónimo



Bifurcación y a la derecha. Vemos, a la izquierda del Sueve, la Sierra del Fitu, su prolongación oriental, paso de la carretera de su nombre, protagonista del cantar que dice...
Carretera la del Fitu
cuando yo te paseaba
tola noche llovía
pero yo nun me moyaba...

Al extremo occidental de Los Duesos, bajo una gran quinta puede llamarnos especialmente la atención pese a su lejanía: Villa Rosario, ejemplo muy destacado de la arquitectura indiana caraviense, en el barrio El Requexu, bajo lo altos del Campu Medina y El Prau Colás (109 m)

Villa Rosario fue construida hacia 1920 según diseño del arquitecto y pintor Francisco Casariego Terrero y de marcado estilo regionalista montañés en el que destacan su alta torre en ángulo, buen mirador hacia el mar, y sus amplios aleros de los tejados. Aunque no la vemos, está sobre la misma caja de la autovía


Es fácil de identificar también en la distancia por sus dimensiones, por el color de la fachada y, cómo no, por sus altas palmeras, símbolo de los jardines indianos, como el que rodea esta mansión


 Además de las palmeras, varios árboles más, ornamentales y frutales, se extienden por la finca y jardín. En la casona llegaremos a reconocer su encantador balcón-corredor lateral, que mira al este


 A sus pies hay una casa más moderna, un chalet también con palmeras, es el lugar de El Pedrosu, por donde baja otra carretera a El Visu-La Espasa


A su izquierda hay una hermosa quintana y, más allá aún, la casona de la familia Manjón, del siglo XVIII, de la que reconocemos su fachada norte y algunas otras dependencias, pues se trata de todo un conjunto residencial, con cuadras y capilla


Este es el edificio principal, bloque compacto de dos plantas, construido de mampostería y sillar, este presente en vanos y esquinas. Un alto muro cierra toda la casería, a cuyos pies pasa el camino de la iglesia


Esta fachada ostenta un escudo familiar de reducido tamaño que no podemos apreciar. Sí en cambio destaca el intenso color de la buganvilla que crece en su fachada este. Más allá la que parece haber sido casa de los caseros. A ese lado está también el jardín


Prados y frutales en las quintanas de Requexu. Más abajo y entre más árboles y palmeras asoman algunas de las farolas de la autovía. Más atrás impera el ocalito...


Más a la izquierda están los barrios de La Bolerina, La Cerica y La Calle. También extendidos a lo largo del Camino que va a la iglesia parroquial de Santiago de Caravia, sucesora del antiguo monasterio de esta advocación, cuyo término administrativo comprendería el actual concejo, fundado por Munio Roderici El Can, hacia el año 1040, luego donado a la mitra por los reyes antes citados.En su solar apareció la famosa estela de Los Duesos, de época romana pero con motivos decorativos de inspiración prerromana


Otros barrios de Los Duesos son Los Carapanales, La Bolera, La Casona, El Francu, El Cuetu, La Cantera y el de Les Rabagles, muy importante, pues es donde está el albergue de Los Duesos, privado y de donativo, fundado en 2022 por Marisol Herrero y pensado para los peregrinos


La forma del terreno parece haber dado nombre a Los Duesos, del latín dorsum (espalda o lomo) más un sufijo, Dorsualem, (sobre el lomo o la loma). García Arias afirma que la palabra "se aplicaba a todo aquello que semejaba un lomo horizontal y presenta una superficie ligeramente convexa"


Respecto a El Visu otro gran toponomista, Julio Concepción Suárez, Xulio, concide con Arias en la adscripción etimológica en base al latín visum, vista, visión espectáculo, "aplicado a lomas, altos puntos divisorios de vaguadas, desde donde se contemplan espléndidos parajes en las dos direcciones de la cima", afirma en su magna obra Diccionario toponímico de la montaña asturiana


Vista, visión y espectáculo que se nos ofrece desde aquí ante nuestros ojos de las playas de El Visu y La Espasa cuando, con marea alta, quedan separadas por un peñasco que diferencia y separa ambos arenales. En bajamares, como hemos dicho, podrían recorrerse por la arena, sino un paseo marítimo las recorre a su izquierda. Más allá vemos de nuevo el recitado edificio de La Venta la Espasa, "donde se jugaba a los bolos", según recuerda la geógrafa Josefina Gómez Mendoza en la entrada de su blog titulada Veraneos asturianos del mediados del siglo XX. La Isla (Colunga)


Reconocemos también muy bien las cuevas bajo El Barrigón, en el acantilado a la derecha y paso por El Piñoble a esta playa y la de La Isla. A la izquierda y al otro lado de la N-632 también se han construido apartamentos, casas de veraneo y segundas residencias. Poco más allá son los altos de El Pastote en Loroñe o Lloroñi, lugar citado dentro de los límites de territorio caraviense por Alfonso IX en 1215


Durante un breve periodo, entre 1822 y 1823, durante el efímero Trienio Liberal, Lloroñi pasó a formar parte de Caravia, al igual que, al este, Berbes, Alea y La Peruyal, en territorio riosellano. En 1839 casi sucede sin embargo lo contrario, pues se pretendía reincorporar Caravia a Colunga, lo que motivó que Ayuntamiento y vecinos enviasen carta a la reina Isabel II oponiéndose enérgicamente a ello "en su apoyo el hábito y las costumbres dignas de respeto y lo que afianzan sus hondas raíces en la obscuridad de los pasados siglos". La unión no llegó a producirse


Cruce de caminos: el nuestro sigue de frente y continúa su bajada hacia las playas, pero es aquí a la derecha donde tenemos paso para ver El Bolu Melín


Cruzamos pues el prado en un par de zancadas y nos dirigimos hacia los campos junto la cima de Peña Furada, que cierra a su derecha la playa y ensenada de La Beciella


Desde allí y al borde del acantilado sobre La Punta Melín contemplaremos ese prodigio de la geología y la erosión marina...


Es un formidable peñasco cónico, cuya forma nos recuerda a la de los castros o islotes acantilados que hemos visto en la costa oriental y que, como estos, es inaccesible


La erosión marina somete a gran presión al acantilado, donde chocan las olas continuamente, especialmente en los temporales, por lo que su pared va desmoronándose paulatinamente, pero algunas partes de rocas más duras resisten durante más tiempo, esta es la razón de estas espectaculares formaciones...


Visto El Bolu Melín retomamos nuestra ruta en bajada a los arenales, bien retornando al Camino Principal o bien por la senda sobre el acantilado


Ambos caminos, de todas formas, se reúnen unos metros más abajo, junto antes de llegar a Moracéy o Moracéi, ya sobre la playa, que a veces es englobada en su totalidad con el nombre de La Espasa, al igual que las urbanizaciones cercanas, lo que da pie a ciertas confusiones o diferentes interpretaciones en lo que respecta a los topónimos de cada parte del arenal


En estas fotos de verano comprobamos la gran cantidad de bañistas que disfrutan de buenas zambullidas en estas playas, pioneras del turismo marino en las costas asturianas y donde también se practican el surf y el submarinismo


En el año 2012 además esta playa fue noticia por la aparición de un extrañísimo pez, pues fue visto "andando" por la arena, luego hallado muerto y arrojado a la basura tras ser fotografiado. El periódico La Nueva España lo llamó en la noticia al respecto El pez descatalogado de Caravia:
"Una rareza absoluta». La Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma) no ha sido capaz de identificar el pez que fue hallado el pasado 14 de julio en la arena de la playa de La Espasa, en Caravia, ni por sus propios medios ni una vez consultados el Instituto Español de Oceanografía y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Unos pescadores avistaron el ejemplar una noche caminando por la playa, pero lo perdieron de vista cuando se adentró en el agua. Más tarde, fue hallado muerto en la arena por el personal del bar de La Espasa, que lo tiró a la basura tras fotografiarlo. Según Cepesma, el animal tiene una morfología similar a la de los peces murciélago, pero ninguna especie conocida, añaden, «tiene la configuración de las aletas con una membrana muscular tan amplia». «Es posible que científicamente no se conozca, que pertenezca a una especie sin identificar», asegura el presidente de Cepesma, Luis Laria, y una pena que se hayan deshecho de él, «porque daría la vuelta al mundo».

Otra de las fotos del ejemplar es publicada por otro diario, El Comercio, al que llama "pez abisal".Por su parte la página Asturias Mundial ampliaba la noticia de esta manera:
"El  pasado  día 14 de   Julio,  un   raro pez  aparecía  en la arena de la playa  de Caravia, en el municipio del  mismo nombre  perteneciente al  oriente  asturiano.

Todo podría  ser  normal, la  presencia  de  especies  alóctonas,  raras en nuestras latitudes   es algo  últimamente  cotidiano, pero en este caso…la singularidad del ejemplar, junto con la condición de no poder determinar  de qué especie estamos  hablando,  hace que   su aparición  aun sea más…extraordinaria.

CEPESMA fue informado por  personal  del bar de dicha  playa  pero  ya  pasados  varios días, concretamente el   28 de Julio  , ellos  mismos nos aportaron  las fotografías, dos de ellas   acompañan esta nota y por desgracia,  el  pez  no   se ha podido conservar por  ser   tirado a  un contenedor de la basura, al no darle importancia.

Lo peculiar del caso,  aun más  increíble es que  supuestamente dicho pez,  habría estado  durante la noche andando por la playa,  y decimos “andando”  porque  tiene  esa  capacidad.

La noche anterior, pescadores de caña, y desde cierta distancia, confundieron  al ejemplar  con   una tortuga  al ver que  se desplazaba  zigzagueante  por la arena muy cerca de la franja de agua, precisamente  días atrás habían recogido  un galápago de florida  de gran  tamaño,  seguramente liberado por   alguien en la playa  o en el cauce del  rio   que desemboca en dicha  zona.

Cuando se acercaron….al enfocarlo antes de llegar  a  el, observaron que   se  introducía en el agua  y lo perdieron de vista.
Los  trabajadores del bar de playa, lo recogieron ya muerto esa misma mañana y   decidieron después de  hacerle varias fotografías…tirarlo al contenedor de la basura.


Prosiguen en Asturias Mundial que, desde el momento en el que fueron informados y dispusieron de las fotografías, intentaron reconocer esta especie con la ayuda del Instituto Español de Oeanografía (IEO), el Instituto de Investigaciones Marinas y el CESIC, pero infructuosamente, no encontrando referencias obre el ejemplar:
"Por lo tanto estamos ante la posibilidad  de que sea una especie desconocida y por desgracia la desaparición  del ejemplar   significa una pérdida  importantísima para su reconocimiento posterior. 
Existen varias familias  de peces con   similares   características, pero ninguna de ella posee la configuración de las aletas con  una  membrana muscular tan  amplia. 
Muchos de   estos peces son capaces de incorporarse  sobre los apéndices  de sus aletas y   caminar  cual si  fuera  un   reptil, tanto en fondos arenosos como sobre rocas o  arrecifes coralinos. 
Por su anatomía, son denominados  peces  murciélago, pero como  decimos, ninguno de ellos corresponde  a la especie encontrada en la playa  de Caravia, en Asturias 
No  obstante  las  fotografías tomadas tanto  de la  zona dorsal  como   abdominal  son    de  una  importancia   extraordinaria para  su  descripción"

Más de un año después, en septiembre de 2013, Javier Resines, publica en su blog Criptozoología en España ahonda en el tema, hablando de su similitud con los peces murciélago que, efectivamente tienen la facultad de andar, si bien son distintos a este misterioso animal hallado (y desaparecido) en Caravia:
"La Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma) no ha sido capaz de identificar el pez que fue hallado el pasado 14 de julio de 2012 en la arena de la playa de La Espasa, en Caravia, ni por sus propios medios ni tras ser consultados expertos  del Instituto Español de Oceanografía y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Unos pescadores avistaron al ejemplar –al que inicialmente confundieron con una tortuga- caminando por la playa de noche, pero lo perdieron de vista cuando se adentró en el agua. Más tarde, fue hallado muerto en la arena por el personal del bar de La Espasa, que lo tiró a la basura tras fotografiarlo.

Existen varias familias  de peces con   similares   características, pero ninguna de ella posee la configuración de las aletas con  una  membrana muscular tan  amplia. Muchos de   estos peces son capaces de incorporarse  sobre los apéndices  de sus aletas y   caminar  cual si  fuera  un   reptil, tanto en fondos arenosos como sobre rocas o  arrecifes coralinos. Por su anatomía, son denominados  peces  murciélago, pero ninguno de ellos corresponde  a la especie encontrada en la playa  de Caravia"

A finales de los años 1960, cuando Caravia formaba parte de la Mancomunidad de las Cinco Villas, se planteó un macroproyecto turístico para Caravia, muy a  tenor de los gustos imperantes de la época del desarrollismo, en el que se pretendía dividir el concejo en zonas de "carácter agropecuario, deportivo, cinegético y residencial", según leemos en la Gran Enciclopedia Asturiana, lo que incluiría la construcción de un teleférico hacia El Fitu, "un hotel, dos moteles y carreteras turísticas"

Según aquel plan una "carretera en cornisa" recorrería esta franja litoral, superponiéndose al camín real. Además se construirían más de doscientos bungalows y chalets y diversos servicios comerciales. Aquel plan hubiese afectado notoriamente al paisaje caraviense, pero más lo hubiese hecho otro, totalmente incompatible, que era el hacer de Caravia una gran mina a cielo abierto con una ampliación drástica de las explotaciones de espato flúor o fluorita existentes, las cuales habían empezado a explotarse en los años 1930 y durante la II Guerra Mundial llegó a adquirirlas el gobierno alemán, dada la importancia del mineral (fundente endurecedor del acero) para la fabricación del blindajes. Tras la derrota del Reich se hizo cargo de ellas el Comité Interaliado de Control y posteriormente, en 1948, pasaron a Fluoruros S.A.

En 1968, coincidiendo prácticamente con aquel plan turístico, los vecinos de Caravia tuvieron un conflicto con la empresa, a pesar de que en ella trabajaban muchos de ellos, pues la ampliación del filón llamado Auroral Norte habría supuesto la desaparición de Caravia l'Alta. Pocos años después, y tras un aumento drástico de la producción, la demanda de este mineral cayó a plomo, Fluoruros S.A. desapareció y las explotaciones fueron cerrando paulatinamente, sobre todo tras el trágico accidente de 1982 en el que fallecieron cinco mineros

La industria turística se manifestaría posteriormente como la gran alternativa a la minería y a las labores agropecuarias tradicionales, pero es un sector altamente dependiente del ciclo estacional y muy sujeto a los vaivenes económicos y otras crisis. Tira además de otra, como la de la construcción, como podemos comprobar en las numerosas construcciones de chalets, apartamentos, viviendas turísticas, etc., que conforman el núcleo de El Visu y La Espasa

En primer término tenemos la Playa de Moracéi o Moracéy, también llamada El Pozu les Pipes, que sin embargo para otros sería únicamente una parte de la misma, justo debajo del acantilado por el que estamos caminando. A su vez en ciertas guías aparece integrada en la de El Visu y no pocas veces se le de al conjunto, recalcamos, en nombre general de La Espasa. Es de unos 75 metros de longitud, formada por arena y pedreru, abundando los cantos rodados

La Playa del Visu va justo a continuación, algo más grande y arenosa. Fijémonos en el paseo marítimo que recorre su no muy alto acantilado. Es fácil que el Camino, siglos ha, estuviese más a la derecha, pues, como hemos visto, la erosión marina va haciendo retroceder la línea de costa, ganando unos metros cada siglo

En este aspecto, en el por nosotros muy socorrido libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, coordinado por la catedrática María Josefa Sanz Fuertes, una de sus autoras, Yolanda Viniegra Pacheco, dice esto:

"... el peculiar trazado de la vía por una zona de gran actividad erosiva ha facilitado el progresivo desdibujamiento de su planta. Los escasos 4 km del Camino por Caravia discurren tan pegados al mar que a veces apenas hay distancia real entre el Camino y el acantilado e incluso podría decirse que la erosión de este ha ido robando terreno a aquél"


Como en el caso de Moracéi, otro peñón separa El Visu de La Espasa. En ambos promontorios se instala en verano el servicio de salvamentos. A este llega la carretera que baja de Los Duesos por El Pedrosu, travesando las urbanizaciones existente ante la playa

Y esta es La Espasa, el gran arenal en el que desemboca el río homónimo, ante La Venta. Allí el camín real tuvo un puente, desaparecido y sustituido por el de la carretera, que no llegamos a ver aún, sito más a la izquierda. Continuamos leyendo en el libro antes reseñado:

"Al llegar a la playa de La Espasa, el Camino cruzaba el límite concejil de Colunga a unos 200 m al sur de la desembocadura del río Espasa, hoy la desaparición del puente que allí existió hace necesario que nos dirijamos a la carretera para cruzar el cauce" 

Esta proximidad a la carretera hace que La Espasa sea sin duda de los tres el arenal más concurrido, con su gran parking asfaltado y permanente, bares, chiringuitos de playa, aseos, duchas y hasta mercadillo de bisutería, artesanía y similares, las antaño llamadas tiendes del aire, hechas de lona.Se celebran además fiestas como la de la Foguera de San Xuan y la verbena de despedida del verano

La carretera N-632, la antigua de La Espasa a Ribadesella, que relegó al viejo Camín Real de la Costa a vía pecuaria, pasa detrás de La Venta la Espasa, ya en Colunga, y se dirige hacia El Barrigón, donde hay otro aparcamiento

Por allí sigue el Camino, pero seguidamente deja la carretera, antes de la Taberna La Peregrina, para meterse entre las urbanizaciones de Entreplayas situadas sobre El Piñoble, sitas a la derecha de la foto (la fila de casas blancas)

El Piñoble es el paso, al que ya nos hemos referido anteriormente, por el que aquellos peregrinos que deseen ir a La Isla y continuar caminando por el arenal, puedan hacerlo tras vadear a pie el río de La Espasa (factible normalmente salvo en las riadas y crecidas del invierno) y dirigirse por ahí a la Playa del Barrigón

Naturalmente este paso a pie por El Piñoble sólo ha de hacerse en grandes bajamares, no en pleamar, como en la foto, aunque siempre hay algún intrépido que se mete, pero no cargado con mochila, como suele ir un peregrino. Aún así no es para nada aconsejable dada que, aparte de la dificultad de caminar por las rocas, ya al subir la marea las olas pueden azotarnos y hacernos caer, aún más peligroso cuando hay resaca, aunque el mar no nos llegue ni a la rodilla

Pero aún en bajamares puede llegar a ser cansino caminar por las rocas que afloran el pedreru, donde es preciso evitar charcas, tropezones y resbalones, mirando bien dónde poner el pie, máxime si llegamos cansados y con el peso de nuestras mochilas. Por ello podemos subir las escaleras del alto muro de protección y contención allí existente y seguir por su paseo arbolado al pie de las casas

Del paseo del muro bajaríamos a la Playa del Barrigón, también llamada La Salmoriera (salmoria, salitre), aunque apenas se ve en pleamar, por las escaleras que comunican el arenal con las urbanizaciones de Entreplayas. Recordamos la otra posibilidad, que es recorrer el Camino oficial y dejarlo allí para bajar a la playa

Pero en pleamares, como es este el caso, tanto los peregrinos que vayan a Colunga como a La Isla habrían de continuar por la ruta oficial, que los lleva de nuevo a la N-632. En ella, y poco antes de Güeñu, quienes deseen ir a La Isla seguirán por la acera hasta el cruce de acceso a esta población, calle de Francisco Carrillo


A poco que baje la marea, el paso de El Barrigón a La Isla se hace especialmente factible por el arenal


En el excelente blog del senderista y montañero J.f. Camina se nos ofrece una detallada descripción, con textos y buenas fotos, de todo este recorrido de La Espasa a La Isla por El Piñoble y el Barrigón en bajamares (con prolongación a La Griega incluso)


Y aquí empieza la playa de La Isla propiamente dicha, en un entorno entre rural y residencial de viviendas unifamiliares con terreno y apartamentos. Más atrás (en medio de la foto) vuelve a asomar el Palacio de Bueño o Güeñu (s. XVII), junto al que pasa el camino oficial, rumbo a Colunga


Vemos nuevamente su paseo marítimo, donde están los mencionados albergue y hotel situados en primera línea de playa. Enfrente de ellos caminaremos de seguir la opción de llegar a La Isla por El Barrigón


Encima de El Furacu, ahora Marejada Hostel, hay una gran panera catalogada que pertenece a este albergue. A la derecha un hórreo y zona de chiringuitos. Fijémonos de nuevo arriba en la Casa de La Loja, en la distancia


Una de las rampas de acceso a la playa desde El Terreru, actual calle Enrique Hidalgo, que conforma este paseo marítimo al que se llega atravesando La Isla por El Ramal, la calle Francisco Carrillo en la actualidad, por la que se señaliza, con flechas amarillas, el trayecto a los peregrinos que vienen por la carretera, de la que escribe Josefina Gómez Mendoza en Veraneos asturianos de mediados de los años XX: La Isla (Colunga), en el apartado Veraneantes de los años veinte y de los cincuenta:
"En el Ramal estaban ya algunas de las casas de las familias que habían hecho de la Isla un lugar de veraneo desde los años 20’. Seguían luego, al terminar el ramal, por el arenal de la iglesia, la calle y plazas del pueblo, y volvían en bucle hacia por la plataforma occidental: en el propio ramal, los Vigil Fernández-Cutre, y  los Caveda, en el arenal la casa de los Vigil, de tipo  indiano, en el pueblo, los Fernández Nespral, Pérez Fontán,  Martínez-Hombre Argüelles, Margolles, Rivas etc… Otros habían llegado más tarde, pero en todo caso antes que nosotros, y eran ya bien conocidos y estaban bien integrados cuando nos instalamos, los Baigorri, relacionados por vía materna con el lugar (Escandón Careaga), los Jáuregui que llegaron por los anteriores, los Matamoro que fueron de los primeros en instalarse en la playa de la Espasa. Más tarde bastantes de ellos se fueron construyendo casas en la playa o en las carreteras. En la playa de la Isla la más visible sigue siendo la de los Hidalgo del Banco Herrero: hoy el paseo del Terreru se llama Enrique Hidalgo. A todos ellos se unían algunos que tenían casas fuera, como los García Mauriño que vivían en Caravia. Con el tamaño que tenían las familias de entonces, hubo amigos y amigas de todas las edades, para cada uno de nosotros. Por el cantil, estaban las casas con mejores vistas sobre el mar, la Torre, la Atalaya, la Huertona donde veraneamos un año."

En El Terreru, estos ocalitos fueron plantados, según Gómez Mendoza, allá por 1870. Más atrás, color piedra y con una gran buhardilla, está la Casa de las García, donde veraneaba, sita en El Ramal o calle Francisco Carrillo. Así escribe de estos lugares:
"A la Isla se entra por el Ramal, hoy calle de Francisco Carrillo, que arranca de la carretera 632 que une Santander con Oviedo, en ese tramo Ribadesella con Canedo. Ahora está la autovía del Cantábrico. Hasta allí llegábamos en el autobús de “la Línea”, que en nuestra época no sé si era todavía Autobuses de Luarca solo, o ya ALSA. Al menos en nuestros primeros veraneos, cuando no teníamos coche, cogíamos el tren de noche en la estación del Norte, o Príncipe Pío de Madrid, que paraba en la estación del Campo Grande en Valladolid sobre las dos de la madrugada: nuestras tías vallisoletanas nos llevaban bocadillos y algo caliente, y seguíamos hasta Gijón. Nos encantaba ir en la baca del coche de línea, y coincidir, como era y se decía entonces, con paisanos, lecheras, y pescadoras. El autobús se paraba a la entrada del Ramal y hasta la casa que alquilaban nuestros padres, que estaba en el mismo ramal, nos llevaban los baúles y maletas en carros -recuerda María- y nosotros íbamos andando. En aquella casa de las García, en un pequeño cuarto con ventana al mismo Ramal, escribió nuestro padre, Emilio Gómez Orbaneja, su libro de derecho procesal y los Comentarios a la ley de Enjuiciamiento Criminal."

Justo a la derecha vemos la iglesia. Manuel Vigil González Cutre, autor del libro La Isla en el recuerdo, afirma que un párroco, escandalizado por lo que veía en la playa, aprovechó a decir en su homilía:
“Hoy es el décimo domingo de Pentecostés y, aprovechando la coyuntura, os digo que cada día veo más mujeres ir a la playa en traje de baño, pero sin falda”

Y es que ya en 1925 se había creado una junta vecinal para "velar por la moralidad pública, la higiene pública y el mejoramiento y desarrollo de la cultura del pueblo" de la que formaban parte el cura, la maestra, el alcalde pedáneo, algunos concejales del Ayuntamiento de Colunga y algunas de las primeras familias aquí asentadas, como los Caveda


En la playa existía además cierta distribución, según escribe también Josefina. Desde El Peñón hacia el pueblo (el núcleo original, a la derecha de la foto), era la zona más frecuentada por los pocos vecinos que bajaban a la playa, así como por los niños de La Colonia, colonia de veraneo marítimo fundada en 1927 y a la que acudían unos 50 niños de las escuelas nacionales de Madrid, divididos en dos secciones de 25 cada una, con edades comprendidas de entre diez a doce años:  
"... acudían por temporadas mensuales a la playa con sus profesores. No sé a qué hora bajaban por la mañana pero lo que sí recordamos es que les llamaban a comer colocando una sábana blanca en la torre o en la Atalaya donde vivían, en la cornisa occidental. Se iban de forma disciplinada."

 

Luego, desde El Peñón a El Barrigón, era la parte de La Isla preferida por los veraneantes, donde eran antaño también importantes el pundonor y el recato, aunque siempre había excepciones, como la familia del gran nutricionista colungués Francisco Grande Covián, que trabajaba en Madrid y Estados Unido, o al menos eso nos cuenta Gómez Mendoza:

 "Hacia el Barrigón, siempre al este de una roca que divide la playa de la Isla en dos, nos situábamos las familias de veraneantes, en posiciones respectivas muy parecidas de un año a otro. En los años 50’ los bañadores de mujeres eran, claro, enteros y con un poco de falda. Había todo un ritual para cambiarse la ropa en la playa, quitarse el traje de baño que, entero y húmedo, era muy incómodo. Se decía eso de “¿me tapas?” para que otro estirara la toalla mientras te lo quitabas. Por eso nos llamaban mucho la atención los hábitos desenfadados de la familia Grande Covián: Paco Grande, el gran bioquímico y nutricionista, gran amigo de nuestros padres, era de Colunga, se cambiaba con toda naturalidad y sin ninguna toalla. Pienso que probablemente fue él quien llevó a nuestros padres a la Isla"

"Los Grande vivían también, como nosotros, en la Casa de las Flores de Madrid, ellos del lado de la calle Hilarión Eslava, mientras que nosotros dábamos a la calle Gaztambide. La madre Covián es la que era de Colunga (la casa sigue allí) y el padre había ejercido como médico. Grande estudió medicina y trabajó con Juan Negrín, su maestro, en los casos de desnutrición de la guerra y posguerra y luego en la que iba a ser la Fundación Jiménez Díaz. En los años 50’ se trasladaron a Minnesota (USA) donde desarrolló su carrera, convocado por el  también asturiano Severo Ochoa."


Entre La Isla y El Barrigón son las rocas de El Camarón, otro de los lugares mencionado por Josefina en su relato, a donde acudían con pequeñas redes de malla con un mango, llamadas esguileros, a pescar pequeños peces, cangrejos o quisquillas


El origen de los veraneos en La Isla, según Manuel Vigil explica en su libro, tuvo lugar, como en todas las playas, cuando se descubrieron los efectos terapéuticos de las algas por su riqueza en yodo, allá algo avanzado el siglo XIX. Anteriormente no se tenía a los arenales por lugares especialmente salubres, más bien una especie de vertederos de detritus de las poblaciones, embarcaderos de pesca, mataderos (en algunas se despiezaba a las ballenas) y lugares que producían grandes polvaredas, por lo que se tendía a cubrir sus dunas 


A la derecha de El Peñón vemos, entre palmeras, el caserón indiano y estilo montañés de La Garita. Según unas fuentes fue construida en 1953 en el extremo occidental de la playa, en el paso hacia El Castru, según otras fue donde durmió Jovellanos en 1790. Sin duda la casa que vemos se trata de una reforma y ampliación de otra más antigua ubicada en el lugar


Enfrente, El Peñón es también llamado El Peñón de les Ánimes, lo que da que pensar en antiguas apariciones fantasmagóricas, creencia auspiciada por la memoria popular de aquel antiguo castillo y más antiguo aún asentamiento de La Isla. Dado que se han observado sumergidas porciones de piedras trabajadas de lo que fue el embarcadero existen leyendas de ciudades sumergidas a manera de pequeña Atlántida local, y es que, al parecer, este peñón fue parte de una península que estaba unida a tierra de forma permanente hasta el siglo XIX


En las guerras napoleónicas se reaprovechó el puerto para traer suministro por mar de los franceses a las tropas del general Bonet así como, cuando cambiaba de mano, de los ingleses a la guerrilla asturiana de Argüelles y Escandón. Desde Llastres se empleaba artillería para desbaratar estas operaciones


Precisamente un desembarco mandado por Argüelles Rivero acabó mal cuando la guarnición francesa capturó a José Cortina, miembro de la famosa partida de Salvador Escandón y Antayo, el célebre Coronel Escandón que, mandando el Regimiento de Cangas de Onís, se enfrentó a los franceses en La Espasa, llevado a la villa de Colunga y fusilado tras negarse a delatar el escondrijo de las armas de los asturianos. De aquel episodio existe la rima que dice:
El coronel Escandón
gasta canana de plata
que la ganó a los franceses
en el puente de La Espasa

Más tarde, en la guerra civil española se excavaron trincheras (pozos de tirador) ante el mar para proteger el cercano aeródromo de Sales de un eventual desembarco de los nacionales. Estaban en La Garita, detrás de la casa de este nombre, y al lado de la antigua fortificación romana-prerromana de El Castru. Nunca hubo tal desembarco por lo que no parece fueron escenario de ninguna batalla, empleándose después por los críos del pueblo para jugar al esconderite. Más allá, en Les Quintanes está el también mencionado albergue de La Isla, en las antiguas escuelas, al otro extremo del pueblo y al lado del edificio de La Colonia


Más allá está La Güelga, una ensenada en forma de playa pero sin arena, sólo pedreru y cantos rodados. Por ella sigue el Camino a La Raposera, en los acantilados de Güerres, que pueden utilizar los peregrinos que pernocten en La Isla para continuar hacia Colunga, donde se reunirán con el Camino oficial


Fuera ya de los itinerarios xacobeos habituales, en vez de ir a Güerres una senda continúa hacia el oeste por los acantilados de La Villeda. También está descrita por J.f. Camina en su blog y que forma parte de la senda costera entre el Arenal de Morís y la Playa la Griega


La Punta Penota y La Punta Marraxín, bajo el también castreño monte de La Villeda, nos ocultan la playa de La Griega, famosa por sus icnitas o huellas de dinosaurios, pero vemos, más al fondo, los acantilados de la de L'Estilleru, antiguo astillero de barcos llastrinos, cuando el puerto era un importante emporio comercial y ballenero. En bajamares ambos arenales están también comunicados


Antiguamente esta ruta formaría parte de un viejo camino costero hacia Llastres empleado posiblemente por algunos peregrinos, pues aunque la antaño poderosa Cofradía de Santa Ana fundó un hospital de acogida para ellos no aquí sino en la villa de Colunga, se tienen noticias de una fundación piadosa propiamente llastrina radicada en la población, de la que sabemos era su patrono a mediados del siglo XVIII el vecino don Bernardo del Castillo, quien lo mantenía por devoción y a sus expensas, contando con capilla propia y siete camas, además de hospitalera


Según nos enteramos gracias al libro del Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, al puerto de Llastres aportarían numerosos peregrinos en la Edad Moderna, seguramente antes de la destrucción de su puerto en 1740, pues cuando se reparó y amplió, ya muy avanzado el siglo XIX (1875), prácticamente había cesado el flujo de las peregrinaciones históricas


Dado que la carretera a Colunga aún no existía, es posible que la entrada a la población se efectuase un poco más arriba, por el barrio El Piqueru o por el de San Pedro, donde precisamente en la Casa Doña Mercedes o Casa los Vasco se dice estuvo el Ayuntamiento de Llastres durante su efímera existencia como concejo independiente con el Trienio Liberal, en concreto de 1821 a 1823. El erudito coronel, militar liberal y escritor llastrín, Juan Antonio Suárez Victorero Robledo, autor de obras sobre historia local, escribe al respecto en 1837 en el libro Noticias Históricas del Puerto Marítimo de Lastres:
"....Restablecida la constitución política de la Monarquía en el año 1820 la Diputación Provincial de esta provincia a consecuencia de lo que aquella previene en el Artículo 10 Título 6º procedió a la división de sus Jurisdicciones verificándolo con la del antiguo Concejo de Colunga en los términos que indica el plano que va unido a esta obrita copiado del que con la descripción topográfica del espresado antiguo Concejo escrita (por encargo) por el autor de esta obra tuvo presente aquella comparación y para realizar la expresada división y secesión de sus Ayuntamientos.

 Por ella fue instalado el AYUNTAMIENTO DE LASTRES el día 9 de Abril de 1821. Componían su jurisdicción las Parroquias de Lastres, Lué, Sales y el pueblecito de La Poladura, que es de la Parroquia de San Juan de La Duz. Su población como 390 vecinos . Habiendo vuelto el año de 23 a reunirse los pueblos a la antigua Capital, así subsisten a pesar de la restauración da la Ley fundamental."


La salida de Llastres por su parte la efectuarían los peregrinos muy posiblemente por la Calle Real arriba para dirigirse a Lluces y tomar el camino a Villaviciosa por La Venta'l Probe. En julio de 2019 y recreando aquellas antiguas peregrinaciones marítimas se celebró la ruta jacobea por mar Navega en el Camino, realizada por Northmarinas, con 120 tripulantes franceses y españoles en 27 embarcaciones que salieron del puerto francés de La Rochelle, con el estaban históricamente vinculados los puertos cantábricos


Aquella singladura llegó así al puerto Llastrín, cuyo puerto viejo, El Muellín, fue habilitado en 1985 como puerto deportivo. Más arriba estaba la antigua defensa de El Fuerte, sobre La Punta'l Castillo, mandado construir por la familia Robledo en 1715 y estaba artillado con seis cañones traídos de Santander por Felipe V concedida al llastrín Alonso Victorero Colunga. Cuando el fuerte cayó en desuso estos cañones se emplearon en el puerto para instalarlos en posición vertical como postes de amarre de las embarcaciones. Dos de ellos fueron recuperados posteriormente y, restaurados, se exhiben en el mismo puerto


Más arriba, con los robles y castaños que había en el Campu San Roque, se hicieron muchas embarcaciones en L'Estilleru. Allí vemos la capilla que da nombre al lugar, cuya fachada blanca destaca entre otros dos edificios, construida por iniciativa de los Robledo Victorero, armadores llastrinos, cuya romería, en agosto, es tradicionalmente organizada por los pescadores. A su derecha está la casa de Luis Norniella y a la izquierda el restaurante El Mirador, de 1970. Dos años antes se había firmado el acuerdo para instalar una antena repetidora de televisión que es la que seguimos viendo en nuestros días, habilitada ahora también para móviles e internet


Volvamos a las playas, aquí las tenemos en esta imagen bajando la marea, con mucha más superficie de arena y formando una sola, de más de un kilómetro, hasta la desembocadura del río La Espasa 


Como podemos comprobar, aquí ya es más factible recorrerlas enteramente por el arenal, incluso hasta las de El Barrigón y La Isla, pero si no, como hemos dicho, podemos emplear el paseo marítimo


Y aquí de nuevo otra foto bajando y contemplando las playas en pleamar. En verano las veremos llenas de turistas y bañistas, al menos los días de sol y muy especialmente fiestas y fines de semana



La Autovía del Cantábrico ha propiciado la pronta llegada de gentes no sólo de Asturias sino de gran parte de España, sobre todo de su mitad norte y hacia el este, desde el País Vasco, principalmente del gran área urbana e industrial del Gran Bilbao


Puede decirse que la Playa de Moracéi-Pozu les Pipes es, además de la más recogida, la más agreste, pues en su entrono más inmediato no hay construcciones sino prados y acantilados. Esto hace que mucha gente tome el sol aquí, principalmente cuando sube la marea. Fijémonos en el Camino, bien trillado y pisado, que recorre este soleado campo junto al cantil y el acceso a la playa


Dado el aumento de población de temporada y de nuevas viviendas vacacionales o segundas residencias, el Ayuntamiento de Caravia realizó un nuevo callejero pormenorizando la situación de todas ellas, principalmente en este área de Los Duesos a El Visu y La Espasa. Se mantuvieron los nombres tradicionales pero se añadieron otros nuevos a las nuevas calles


Para este nuevo nomenclátor se emplearon sobre todo topónimos de lugares delas inmediaciones. La corresponsal Terry Basterra, de El Comercio, titulaba la noticia Caravia da nombre a sus calles:
"El Ayuntamiento de Caravia lleva más de un año trabajando en la elaboración de un nuevo callejero del concejo, un documento que viene a sustituir al elaborado en los años 80 y que pretende dar solución a una carencia que afecta a este municipio: la dificultad que experimentan las personas de fuera para localizar uno u otro inmueble situado en este territorio. Y es que los vecinos siempre se han orientado denominando a los lugares con los nombres comunes de la zona, pero los foráneos andaban perdidos. Las denominaciones tradicionales se mantienen, pero ahora pasan a ser la forma con la que se llaman cada uno de los barrios.

Con el crecimiento del número de viviendas en Caravia, muchas de ellas de segunda residencia, este problema ha ido a más y eran frecuentes situaciones en las que las empresas de mensajería acababan dejando el paquete enviado para una persona en otra vivienda diferente al no encontrar su lugar de destino."

Se dio así nombre a nada menos que 83 calles tras una fase de información pública luego de la aprobación de manera inicial por el Pleno del Ayuntamiento. Además, por primera vez, se numeraron rodas las casas del concejo:
"El nuevo callejero de Caravia fue aprobado de forma inicial por el Pleno del Ayuntamiento hace unas jornadas y en estos momentos se encuentra en fase de exposición pública. El documento ha otorgado nombres a 83 calles. Otro aspecto muy importante es que por primera vez se da un número identificativo a cada una de las viviendas del concejo. Lo que apenas se utilizan en el nuevo callejero son nombres de personas para identificar a las vías. Sólo hay dos excepciones, la del investigador, escritor y folclorista Aurelio del Llano y la de la escritora y maestra María Balbín, ambos naturales del concejo y fallecidos en 1936 y 1961 respectivamente. El nombre del primero se le pondrá a la calle que vas desde el Ayuntamiento hasta la intersección con la carretera de Morís, justo de la iglesia. El nombre de la literata se le ha dado al parque de Prado.

El resto de las calles tienen nombres como La Arena, El Visu, La Cabra, El Pedrosu, La Casona, Pozu les Pipes, La Cantera, El Cueto Norte y el Cueto Sur, La Medina o Les Quintanes, por sólo citar algunas de las 83 nuevas denominaciones."

Más sur vemos el Viaducto de La Espasa, también sobre el río, y las casas de Lloroñi o Loroñe, antropónimo de una antiguo posesor Laronius de época tardorromana o altomedieval. Pertenece a la parroquia colunguesa de Gobiendes (de Gaudentius). Es el solar de la familia Isla, uno de cuyos miembros fue el sacerdote José Francisco de Isla y Rojo, autor de la novela Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campaza, alias Zotes, en la que criticaba a los oradores de la época y el altisonante lenguaje gongorino que empleaban desde el púlpito


 De esa estirpe era también el jurista José Joaquín Isla Mones, que participó activamente en la resistencia contra la invasión francesa al mando del coronel Escandón, en especial en el desembarco de pertrechos en Colunga, enviado por los ingleses. Refugiado en A Coruña, ejerció la abogacía allí hasta 1815, siendo luego juez de Ortigueira, pero dimitió a causa de su oposición al régimen liberal, al ser él absolutista, regresando a Gobiendes, pero volvió enseguida a ocupar nuevos cargos cuando Fernando VII dio al traste con ese periodo tras la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis. Fue Alcalde Mayor de Campoo de Criptana (Ciudad Real) y luego de Dos Barrios, Toledo, pero un grave enfrentamiento con el conde de Altamira le hizo retornar definitivamente a su tierra donde falleció en 1859


En un altozano llegaremos a ver muy parcialmente la parte posterior de la iglesia parroquial de Santiago de Gobiendes, semioculta por el arbolado, cuya advocación xacobea y sus elementos del Arte Asturiano la hace especialmente relevante en el Camino de Santiago pese a no estar exactamente en elmismo Camino sino algo más al sur. Sí en cambio reconocemos, aún más lejos, Carrandi, con El Cuetu les Pedroses (327 m). Sus minas de carbón mantuvieron el uso comercial del puerto de Llastres durante bastante tiempo. Existe en cantar:
El cura de Carrandi,
tién la sotana rota
que la rompió nun escayu
por correr tras una moza

Más en la distancia aún El Cuetu Argüeri (411 m), donde nace La Riega'l Forcón, afluente del Ríu Lliberdón. A sus pies, la casería de La Venta delata uno de los caminos históricos sobre el río, que comunicaban la costa con el valle del Piloña por el Altu la Llama, al oeste del Sueve, paso a Borines, Vallobal y Miyares, hitos de la ruta de peregrinaciones del Camín Xixón-Cuadonga/ Gijón-Covadonga


El Sueve se alza y extiende, siempre imponente, mostrando su grandiosa cara norte al Mar Cantábrico ante estas playas. Así lo contemplamos desde los prados del Camino según llegamos a Moracéi, con sus doce kilómetros de longitud entre el Altu la Llama al oeste al del Fitu, al este


Más abajo, otra vista de Los Duesos, con los barrios de El Requexu, El Pedrosu y La Bolerina. Y aquí, en el acceso a la playa desde el parking, más chiringuitos de playa


El Fitu viene a considerarse una sierra aparte pero no deja de ser una prolongación del Sueve hacia el oeste y hacia el mar, especialmente conocida gracias a su carretera, donde se hizo un mirador que también le dio gran fama, El Mirador del Fitu, inaugurado en 1927 gracias a numerosas aportaciones, tal es así como fue llamado El mirador que levantaron todos los asturianos por la corresponsal de El Comercio Lucía Ramos, proyectado por el ingeniero José María Sánchez del Vallado según idea del pionero turístico José Antonio Pérez Pimentel:
"Fue en otoño de 1925 cuando Pimentel visitó por primera vez el alto del Fitu, en pleno corazón de la sierra del Sueve, en compañía de varios representantes municipales que se trasladaron desde Arriondas. Prendado con las vistas que ofrece el lugar, desde donde se pueden contemplar de un solo vistazo las cumbres nevadas de los Picos de Europa y las bravas aguas del Cantábrico, se propuso levantar un mirador. La iniciativa gozó del apoyo de gran parte de la sociedad, si bien fue algo más complicado recabar la adhesión de las administraciones, según relataba ayer García Longo. Finalmente, y «en un tiempo récord», Pimentel y Sánchez del Vallado lograron salvar todos los obstáculos y esta «infraestructura turística totalmente pionera» era inaugurada el 28 de agosto de 1927.
Atrás quedaban dos intensas semanas de trabajos en los que participaron decenas de personas, desde el cantero que transportó materiales desde la zona de Arriondas hasta el alto en un viejo Ford, hasta los operarios que se vieron obligados a actuar previamente sobre la carretera de acceso, que presentaba un pésimo estado."

Por El Fitu, en concreto desde el aparcamiento de la carretera, al lado del mirador, lugar de La Cruz de Llames, se accede, por la cresta de Los Arrudos  y El Cantu la Teya, de manera relativamente fácil, ganando la majada de El Bustacu, al Picu Pienzu, y es sin duda la ruta montañera más clásica y transitada de estos puertos, con impresionantes vistas de esta costa de Caravia y Colunga


Desgajadas de esa crestería de El Fitu hay varios picos, que si bien no muy altos, destacan al no tener otras alturas delante: aquí por ejemplo y más arriba de los prados de La Cruz, vemos Peña Blanca (415 m), mencionada en 1215 como Petra Alba en el documento de Alfonso IX confirmando su cesión a la Iglesia ovetense de la mitra de San Salvador


Justo detrás es por donde asciende (o desciende, según se mire), la carretera del Fitu en la gran curva de La Revoltona. Más allá vemos el pinar de Piedra Redonda (629 m), la cota más alta de Caravia y frontera con Parres. Por ahí discurre el camino al Picu Pienzu que sube desde La Cruz de Llames, a su izquierda


Según leemos en la página montañera Mendikat"Existe otra cota en el lado occidental que los mapas llaman Peña Poares o El Fito (629 m), a cinco minutos de la anterior, y que queda fuera de los límites de los concejos señalados". Hay un viejo refugio de piedra nada más comenzar a ascender desde la carretera


El topónimo El Fitu hace referencia a una piedra o marca divisoria, de gran antigüedad, que delata esta sierra hubo de ubicar espacios fronterizos, a la vez que pasos y caminos entre ellos, desde la más remota antigüedad


En base a usos ancestrales de montes y pastos se establecería en El Fitu una secular frontera en la que, a tenor de los hallazgos de diversos elementos, entre los que destacan las estelas en las que se plasman las pertenencias tribales (gens y gentilidades) de diversos individuos, se dividiría posiblemente a los cántabros salaenos y orgenomescos de los astures luggones


Y en relación con ello ahí tenemos, poco más a la izquierda de Piedra Blanca, El Picu'l Castru (a la izquierda de la foto), solar del popularmente conocido como el Castro de Caravia. de que hemos hablado ampliamente en las entradas de blog correspondientes a los tramos anteriores del Camino por Caravia, excavado por el etnógrafo Aurelio de Llano entre 1917 y 1918, publicado los resultados de sus prospecciones en 1919. Fue reconocido por el ilustre arqueólogo José Manuel González y Fernández Valles en 1963, añadiéndolo a su relación de castros localizados y verificados en 1966. En 1992 la también arqueóloga Gema Adán Álvarez realiza un reconocimiento y prospección arqueológica y lo incluye en la Carta Arqueológica de Caravia. Es incluido asimismo en 2013 en la Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) y en el Catálogo Urbanístico de Caravia


El Picu'l Castru, de forma troncocónica y 357 metros de altitud, dispone de una gran perspectiva costera sobre ciertas playas de esta ensenada protegida por el Cabu Llastres que debieron ser un gran refugio de navegantes desde tiempos prehistóricos. Las excavaciones de Aurelio de Llano hicieron de él el primero excavado en Asturias con criterios científicos. Nuevas investigaciones fueron realizadas en 2017 por E. Pérez-Fernández y F.M. García Gonzáles, así como en 2022 con el primero mas B. González Montes y R. Estrada García. Las conclusiones y sinopsis de estos estudios podemos hallarlos en la página ArqueoAstur del también arqueólogo Eduardo Pérez Fernández:
"Recinto de medianas dimensiones, en torno a unos 75 x 50 metros y planta ovoide, con una superficie interna de 2.900 m² condicionado por un peñascal calizo en el centro y fuertes pendientes que implicaron notables obras de contención para facilitar su habitabilidad. Estas consisten en un potente talud artificial levantado con mampostería que se ciñe a todas sus laderas menos la septentrional con el fin regularizar la pendiente. Dicho espacio da lugar a una terraza de una anchura variable entre 6 y 9 metros que se apoya sobre una muralla levantada en seco de 1.50 metros de ancho. Muralla y terraza anexa tienen un trazado de 130 metros de longitud. El acceso al recinto se hacía mediante una rampa en zig-zag.
En dicha plataforma de hábitat se documentaron varias cabañas de planta rectangular con unas dimensiones de 3 x 4 metros que se alineaban circundando la fortificación separadas unas de otras por un corredor intermedio. De ellas, apenas se conservaban sus pavimentos de arcilla batida al ser construidas con materiales perecederos como madera y barro. Reconocido por Felix Marcos García González y Eduardo Pérez-Fernández, 16 de abril de 2017."

Se trata de un recinto fortificado, cuyos restos prácticamente no pueden apreciarse a simple vista desde la distancia, defendido por una muralla construida con la piedra caliza del mismo promontorio, hecja a base de dos paramentos de sillarejo de unos 50 metros de ancho cada uno con un relleno de piedras y arcilla intermedio:
"El paramento externo se apoyaba en la roca madre y el interno, levantado a una cota superior, sobre una plataforma de losas grandes. Esta obra defensiva rodeaba todo el promontorio salvo por el frente NW, alcanzando una longitud total de 130 metros y un ancho de 1.50 metros.
La intervención que se llevó a cabo en los años 90 del siglo pasado confirmó una fase fundacional enmarcable entre el siglo V y IV a.C. momento en el que se levantó la muralla. A este momento pertenecen diversos materiales cerámicos, así como algunos objetos de bronce. Por otro lado, los restos de conchas se documentan en todos los niveles, mientras que los restos óseos, que indican el consumo de carne (jabalíes, ciervos y ovicápridos) delatan su consumo gracias a actividades cinegéticas de caza y ganaderas"

Se constata que hacia el año 390 a.C. hubo, según delatan los restos de cenizas y madera quemada, un incendio que afectó a todo el castro. Posteriormente volverá a recuperarse y su muralla será reconstruida, siendo nuevamente habitado. El abandono definitivo se produjo entre los siglos IV y II a.C., sin indicios en principio que hubiese sido de manera violenta. A diferencia de otros castros tampoco se han descubierto restos que hubiese sido reaprovechado durante la romanización ni en el alto medievo. Aurelio de Llano recopiló además leyendas en torno a este enclave, es más, fueron estas las que le llevaron a hacer excavaciones. En su obra Del folklore asturiano: mitos, supersticiones, costumbres, escribe así de ello:
«En el monte de Caravia está la fuente del Alisu , en la cual hay princesas encantadas por un Cuélebre . Este, la manana de San Juan, enróscase y duerme ; entonces, las encantadas salen y suben al pico del Castro a limpiar la cadena de oro que le rodea . Y al bajar, cogen flores de cotolla y danzan en el campo de la Llana. 
Si durante el sueño del Cuélebre pasa por allí una persona, las princesas se acercan a ella y le dicen 
— Toma nuestra riqueza y danos tu pobreza . 
Si en aquel momento tira una medalla en la fuente o les entrega a ellas un objeto bendito, quedan desencantadas. Pero si no hace esto, al salir el sol, despierta el Cuélebre y las princesas vuelven a su encantamiento.»

Más atrás, en la cresta de la sierra, un repetidor es una buena referencia geográfica y visual para identificar El Fitu desde la distancia. Un peñón a la izquierda de la antena es muy frecuentado por las escuelas de escalada, que lo llaman La Trincherona

A la izquierda destacan los peñascos de Los Forcos y El Colláu, con una altura media que ronda los 500 metros, por donde va la raya entre los concejos de Caravia y Ribadesella/Ribeseya

En El Fitu se explotaron desde la prehistoria las minas de hierro cuya custodia podría haber sido otra de las funciones del Castro de Caravia, además de en enlace entre los caminos costeros, terrestres y marítimos, con una de tantas viejas rutas naturales entre el litoral y el valle del Piloña, y con él el del alto Sella y otros, accesos a la vez a la meseta por la Cordillera Cantábrica


Y es que, efectivamente, la Sierra del Fitu conforma una cadena montañosa que se extiende hacia el mar, realmente sus últimas estribaciones caen a pico sobre la costa en Berbes, como pudimos comprobar cuando el Camino, en Vega, hubo de acercarse a la misma playa y subir, montaña arriba, por El Cuetu, pues la cordillera era el paso natural más accesible que permitía a los caminos de antaño discurrir por sus vertientes, evitando las alturas, mucho mayores, del Puertu Sueve

Casi en el extremo de la sierra están los picos Bustronci (534 m) y (La Gobia 538 m),una referencia geográfica que se divisa también desde muy lejos, tal y como pudimos comprobar viniendo de Pría, en Llanes

Ambas montañas revelan también en sus nombres los tradicionales usos ganaderos de estos parajes. La Gobia se refiere a bueyes, y por su amplitud y generalizando al ganado vacuno en general. Por su parte Bustronci tiene la raíz bustum, relativo a quemar (combustible), es decir, quemas de bosque y monte bajo para ganar espacio para el pasto

Enfrente hay otro monte emblemático, también separado de la sierra, como Piedra Blanca y El Picu'l Castru: La Forquita (357 m), de altitud similar pero sin resto de población, reconocible por sus antenas de televisión y telefonía, además de por una cruz colocada en su cima, del que existe la expresión "cuando'l Picu la Forquita por carapiella Caravia la Baxa se mueya" (cuando el Picu la Forquita pone capucha -niebla-, Caravia la Baja se moja) y es señal que va a llover


Llamativamente, a nuestra derecha, en las playas, existe un dicho parecido: "cuando ruxe la mar hacia La Espasa, suelta les vaques y vete pa casa", recogido en el Diccionario geográfico popular de Asturias de Luciano Castañón, quien lo explica de esta manera:
"Aconseja recoger el ganado, pues no es posible trabajar en el campo, porque lloverá, según anuncia la bruma de la parte de Lastres y el rugir de las olas de La Espasa"

Será esta la línea de playas que vamos a recorrer ahora para ganar el paso de La Espasa, cruzando el río y puente de este nombre, donde decidiremos continuar bien hacia La Isla, bien hacia Colunga...










































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